Un preso muerto de media al día. Este es el trágico balance que arrojan las cárceles venezolanas durante la última década. Hacinamiento, batallas entre bandas, motines, huelgas de hambre, secuestros, asesinatos, torturas y condiciones infrahumanas son el día a día en los penales de la república bolivariana.

“Extiendo un llamado a los bachilleres de entre 24 y 35 años; tienen trabajo garantizado”. La ministra de Prisiones, Iris Varela, animaba así a los jóvenes venezolanos a unirse al cuerpo de custodios, ante la apremiante falta de personal penitenciario es tan apremiante

Tanto que este año se han graduado sólo 34 guardias de prisiones, mientras la ministra reconocía, en el mismo acto de promoción, que necesitan más de 10.000 nuevos custodios para hacer frente a la anarquía en las cárceles venezolanas, consideradas las más violentas y peligrosas de toda América Latina, según un informe de la CIDH.

Además, la población reclusa no para de crecer. Los penales venezolanos tiene capacidad para unos 12.000 reclusos, pero el número real de presos supera en más del triple el espacio. A ello se le une un creciente contrabando de armas y drogas, mientras se suceden motines y reyertas.

De acuerdo con la información aportada por el propio Estado venezolano, 1.865 presos han fallecido en centros penitenciarios durante los últimos cinco años, cifra que se eleva hasta los 4.506 desde el año 1999, donde 12.518 reos resultaron además heridos.

Con todo, Venezuela presenta casos donde la violencia no sólo se produce entre presos. El Observatorio Venezolano de Prisiones denuncia que sólo en 2010 cuatro mujeres de internos fueron asesinadas por armas de fuego en diversos penales del país. Los funcionarios de prisiones tampoco se libran. La CIDH denuncia además de torturas y asesinatos, casos de desaparaciones forzadas de las que las autoridades niegan conocer su paradero.

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