No os insto a que aceptéis aquello que yo considero como la absoluta verdad, sino que lo abandono a vuestro propio juicio, único que vale, único que resulta permanente, único que debe guiaros, sosteneros y protegeros.
Cada uno de vosotros es un discípulo de la Verdad, si comprendéis la Verdad y no seguís a individuos.
Estimo que ser discípulo de un individuo es hacer traición a la Verdad.
El único modo de alcanzar la Verdad es hacerse discípulos de la misma Verdad sin ningún intermediario.
La Verdad es ruda para aquellos que no comprenden; pero la Verdad es amable, bondadosa, generosa y placentera para aquellos que entienden.
Esa Verdad se halla dentro de vosotros. Nunca he dicho que no hay Dios; desde luego que hay Dios, pero no quiero usar la palabra Dios porque ha adquirido un sentido muy específico y estrecho, prefiero llamarle Vida, porque os acarrea más cerca de la Verdad.
Lo que es agradable, eso aceptáis, y lo que no es agradable lo desecháis.
La Verdad que es Vida, no tiene nada que ver con persona alguna.
Si digo que soy el Cristo, crearéis otra autoridad.
Si digo que no lo soy, también crearéis otra autoridad.
¿Pensáis acaso que la Verdad tenga nada que ver con lo que vosotros pensáis que yo soy?
No os interesa la Verdad, sino la vasija que contiene la Verdad.
No queréis beber las aguas, sino que queréis descubrir quién formó la vasija que contiene las aguas.
Dejad a un lado la etiqueta, pues no tiene valor.
Bebed el agua, si el agua es limpia”.
Krishnamurti