Con el genio matemático de Wim Klein, nacido hace un siglo, ayudó con sus cálculos a avanzar la física un paso hacia adelante, ya que los desarrolladores informáticos tuvieron que ponerse al día con él.
Un miembro del público le gritó: “35, 27, 42, 41”. Wim Klein apuntó los números en la pizarra y luego murmuró para sí mismo durante unos segundos mientras los multiplicaba, y escribió la respuesta: “1.627.290″. la multitud aplaudió.
Klein, un matemático holandés, era capaz de hacer mucho más fantásticas hazañas de enorme cálculo. En 1976, le llevó dos minutos y 43 segundos calcular la 73ª raíz de un número de 500 dígitos, lo que le valió un lugar en el Libro Guinness de los Récords.
Durante sus 18 años en el CERN, de 1958 a 1976, Klein fue conocido como el primer computador del laboratorio. Realizaba unos difíciles cálculos físicos que de otro modo podrían haber llevado horas, días o más tiempo. El mismo año que llegó Klein, el CERN instaló su primera computadora electrónica: la Ferranti Mercury. Era menos potente que una moderna calculadora portátil. Y mientras las computadoras luchaban para satisfacer las demandas de los cada vez más complicadas matemáticas de la física del CERN, Klein ya adelantaba con los cálculos de sus colegas.
Toda vez que los equipos fueron avanzando, Klein se convirtió en su complemento. El tiempo con los ordenadores era todavía escaso para los físicos, así que cualquier cosa que redujera sus demandas era muy útil. El papel de Klein, entonces, era simplificar los problemas numéricos antes de alimentar con ellos a la máquina.
“La física, la tecnología y el análisis han evolucionado juntos”, dice Robert Fountain, físico nuclear británico y moderno calculador mental. “En épocas anteriores, los cálculos relacionados con la física los realizaba un físico aritmético. Existía esa pequeña ventana de oportunidad para Klein, hasta que las computadoras empezaron a ser utilizadas por los físicos.”
En tanto que muchas personas que compiten son naturalmente dotados con los números, Fountain dice que todo un talento también se adquiere a través de duro trabajo. Klein se pasaba cientos de horas acometiendo tablas de multiplicar y números primos en la memoria.
Decía Fountain,”lo que me produjo una gran impresión de Klein, no era la dificultad de los cálculos realizados o la velocidad con que daba las respuestas, sino la manera en que calculaba. Dado el esfuerzo involucrado tan evidente, se podía ver que no había truco, era una habilidad, y por tanto, algo yo mismo podría aprender a hacer.”
Ahora que los ordenadores han sustituido en gran medida esta capacidad en la gente, los calculadores mentales asumen retos que nos recuerdan a esos primeros días del entretenimiento de Klein. Cada año, los calculadores mentales acuden a competiciones internacionales en las que se corona al ganador más talentoso. Y a pesar de que murió hace más de 25 años, Klein sigue teniendo una fuerte influencia sobre la comunidad calculadora, donde muchas personas aún siguen inspirándose en su obra.
“Cuando vi a Klein en la televisión por primera vez tenía 11 años. Yo ya tenía buena reputación con los números, así que estaba bastante impresionado de ver a alguien muy superior a mí mismo”, comenta Fountain. “Desde aquel momento yo quise ser el mejor calculador del mundo, una ambición totalmente aceptable para un niño de 11 años.”
Fountain ganó las dos primeras Copas del Mundo Mental en 2004 y 2006.
El psicólogo alemán, Gert Mittring, también forma parte de la nueva generación de calculadores mentales. Tiene 24 récords mundiales de cálculo y ha ganado el primer lugar en la competición de la Organización de Deportes Mentales para el cálculo mental cada año, desde 2004. Durante una entrevista telefónica, él te pide dos números con tres dígitos y los multiplica casi al instante.
“Tengo una calculadora aquí”, bromea. Como Fountain, dice que siempre recordará a Klein como su inspiración.
“Para mí fue como un padre fantástico en cálculos mentales”, recuerda Mittring, que se reunió en seis o siete ocasiones con Klein. “Era extremadamente poderoso, uno de los mejores que haya visto.”
– Imagen: Wim Klein, CERN