III Acto. La misión parte 1

  Una colaboración de Saya

El concilio de las 22 razas más antiguas en la Nada no se hizo esperar, la solución tendría que llegar lo antes posible. Había que poner remedio y atajar la situación en la que se habían metido, por su propia negligencia. 

  Varios representantes de cada una de las razas se reunieron a puerta cerrada con la decisión de no salir sin alcanzar un consenso firme y resolutorio que luego comunicarían al resto de sus semejantes. 

  Lo primero era averiguar qué parte del guión se habían saltado, pues ya no lo recordaban. Por tanto, entraron en los Registros Akásicos y retrocedieron, mentalmente hablando, hasta el punto del famoso Ohmmm que no supieron descifrar. No fue difícil llegar hasta ahí, lo que sí fue aplastante es darse cuenta de qué se trataba aquello que se habían saltado. Se les erizaron sus propias esencias. El desafío era más que espeluznante. La escena que se saltaron era la de experimentar a la perfección la absoluta maldad en todas sus vertientes con la mayor crueldad posible, y siempre haciendo eso que se considera una imperfección de una manera exquisitamente perfecta.  

  De entrada, al salir de los registros, sus caras estaban pálidas, otras verdes, y otras danzaban de un color a otro ante lo que tenían que ejecutar: experimentar la maldad a la perfección. Aquello era tremendamente duro, más para 22 civilizaciones tan avanzadas. ¿Cómo podrían experimentar toda esa maldad en sus propias carnes sin pasar por el drama de tan cruel realidad en primera persona? La “discusión” fue larga. No estaban dispuestos a ir al punto del Ohmmm y retomar lo que no hicieron. De ninguna de las maneras podrían hacerlo, no ya por no padecerlo en sí (un poco sí, que conste), sino porque era trasladar, en el tiempo a millones de seres que ni siquiera existían en aquellos instantes y que no tenían responsabilidad por esos hechos. Tendrían que hacerlo los que aún estaban con vida actual, pero tampoco era viable pues no eran los suficientes para conseguir arreglarlo todo. Surgía otro problema, y era que el resto de civilizaciones que habían creado, posteriormente, o incluso antes de aquel punto del Ohmmm estaban también perjudicados, sin ser responsables, ante la omisión cometida por los 22 iniciales, y en modo alguno se podrían hacer retroceder, por los mismos motivos expuesto antes, a tantas vidas a ese pasado para solventar el caos organizado. Así que no parecía haber muchas alternativas, al menos alternativas que ell@s pudieran afrontar en primera instancia. No obstante, la solución llegó. Ell@s habían hecho todo tipo de cruces genéticos desde sus 22 ADN originales para crear otros tipos de vida en millones de planetas, y siempre dio excelente resultado. Cada raza era distinta y podría parecerse más a una que a otra de las originales, he incluso la posterior mezcla de los distintos ADN de esas razas secundarias dieron buenos resultados. Entonces alguien soltó una pregunta: ¿por qué no unir el ADN de las 22 primeras razas, las más antiguas y evolucionadas? Era algo que jamás se había realizado porque no constaba en el guión inicial que se había interpretado hasta ese momento.  Así crearían una raza que tendrían el código de las iniciales, y lo que experimentase esa nueva raza lo experimentarían ell@s y por consecuencia las demás razas salidas de las mezclas iniciales. Así nadie tendría que retroceder en el tiempo para experimentar la maldad a la perfección. 

(NE-12) (NE-12) ¿Qué quiere decir esto? Igual que en el Todo, mediante los Registros Akásicos experimentaban lo mismo que hacían las Esencias que estaban en la Nada, por similitud sucedería de igual forma con la nueva raza. Lo que experimentase la nueva raza que sería la maldad a la perfección, ell@s lo experimentarían por igual y de esa forma se arreglarían las líneas de tiempo hasta que todas fueran una sola. Un ejemplo palpable de esto, y lo entenderán mejor quienes son padres o madres, es que el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, el padecer de un hij@ es experimentado por su progenitor. Yo, que soy madre, sé que es así, pues nunca te gusta ver cómo un hij@ padece, y os aseguro que se me eriza todo el cuerpo con el más mínimo malestar de uno de mis descendientes y experimento lo mismo que padece, y al mismo tiempo, con esto, se ayuda a eliminar tal cuestión en quien lo sufre. Espero haberme explicado, porque esto es importantísimo entenderlo para comprender el perfecto desarrollo de toda la trama que se ha contado y la que queda. 

De esta manera, habían orquestado el plan perfecto para hacer perfecta la maldad y arreglar el desaguisado ocasionado en el punto de omisión (el del Ohmmm) que actualmente llevaba a todas las razas existentes a una involución sin solución. 

   Se pusieron a ello. Quienes eran expertos en la genética iniciaron el proceso de unir los 22 ADN principales para crear una nueva raza. Mientras, se lanzaron exploradores en el tiempo al pasado para localizar mundos que pudieran estar absolutamente yermos donde nunca antes hubiera habido ningún tipo de vida, y que estuvieran en un sistema o galaxia con determinadas características. Lo que pretendían era que el experimentar la maldad a la perfección durara lo mínimo posible, pues no estaban dispuestos a esperar muchos eones, dado que cuanto más esperaran peor serían sus condiciones dado que no se estaba rectificando desde el pasado la declinación destructiva a la que se conducían. Habría de hacerse en mucho menos que un mini-mili-micro-eón (NE-13)

(NE-13) Para ellos el tiempo que puede transcurrir en otras densidades (o si quieres, dimensiones) no es el mismo que se entiende en la actualidad en la Tierra. Al estar en dimensiones distintas a las que está la Tierra, el marcador del tiempo es distinto pero para entenderlo podríamos decir que esa medida podría equivaler a menos de unos 3 millones de años. Aunque esperaban que fuera en mucho menos espacio de tiempo, según sus cálculos.

Cuando tenían todas las condiciones reunidas y tras un nuevo concilio, breve, para ultimar detalles, se procedió al inicio del experimento. Sí, experimento, pues no tenían todas las probabilidades a su favor. Si bien tenían tecnología desarrollada para viajar en el tiempo hacia atrás, al pasado, no la tenían, más que en fase de investigación, para ir hacia el futuro, viéndolo, para adelantarse a posibles desvíos y corregirlos a tiempo. Se lanzaron varios equipos excelentemente cualificados a distintos planetas que reunían las condiciones buscadas, pues no se arriesgarían a uno sólo, había que diversificar el riesgo.

   Y así llegaron a lo que se denomina en la actualidad como planeta Tierra (Gaia, Urantia, u otros nombres por el que se le conoce), que era un tosco lugar donde la vida jamás antes había existido; y procedieron a insuflar el ADN mitocondrial <strong «mso-bidi-font-weight:=»» normal»=»»>(NE-14) que habían desarrollado en sus laboratorios para que la vida surgiera por sí misma, como tantas veces habían hecho en millones de planetas. 

(NE-14) La resultante de unir los 22 ADN de las primeras 22 Esencias. Mencionar que el ADN mitocondrial es el que se puede detectar en todo ser vivo del planeta Tierra. Indudablemente, en el análisis de ADN de cualquier ser vivo se observa, por los resultados, que es un ser vivo de una especie u otra, pero el ADN mitocondrial está siempre presente en todo ser vivo, incluso plantas y minerales. Es tal, que si algún trozo de material espacial penetra en la Tierra y llega al suelo, al analizarlo, el ADN mitocondrial no se encontraría, y esta es una señal evidente de que es de origen extra terrestre. 

Una vez ejecutada la primera fase del plan, procedieron a la segunda: vigilar y observar resultados. 

   Pasaron un buen tiempo en eso que no hace falta relatar, sería muy largo y quizá aburrido. El caso es que cuando un ciclo cosmogónico se cumplió, los resultados esperados tanto en la Tierra, como en los restantes planetas seleccionados, no fueron los esperados. No se había germinado al nivel deseado: poco más que muchos diversos minerales, estructuración de movimientos y corrimientos de grandes masas de tierra alrededor de toda el agua insuflada en la plantación (NE-15).<em «mso-bidi-font-style:=»» normal»=»»> Así que procedieron a la limpieza total de tales astros y volvieron a ejecutar la insuflación del ADN de nuevo. Todo esto estaba dentro de sus cálculos y posibles alternativas, y les había pasado, hacia millones de eones en otras siembras en distintos universos y galaxia, así que sólo era cuestión de paciencia y perseverancia, aún tenían tiempo y posibilidades (NE-16).Pero al pasar otro ciclo cosmogónico sucedió lo mismo: nada de lo que imaginaban pasó, salvo gran variedad de vegetación y abundancia de animales muy diversos. Así que de nuevo volvieron a realizar la limpieza y sembrar, ya, por tercera vez <strong «mso-bidi-font-weight:=»» normal»=»»>(NE-17). Esta vez en la total vigilancia y observación del planeta Tierra, que era el único que les quedaba de los que habían sido usados para el experimento, dado que los otros sufrieron devastaciones totales debido a los procesos propios de los sistemas y galaxias en los que estaban. Y en esta tercera siembra pudieron detectar el nacimiento de lo que tanto esperaban: una raza nueva. Era una raza infinitamente benevolente, generosa, amorosa, que vivía en paz absoluta. Estaban en los albores de su crecimiento, pero era evidente que las posibilidades de que esta raza experimentara la maldad a la perfección no era viable dada sus características tan absolutamente maravillosas. Esto constituyó un problema añadido que tenían que resolver. 

Un nuevo concilio examinó las pruebas de los científicos. Si bien habían triunfado creando una raza sin igual, que cuando fuera evolucionando podría sobrepasar a todas las conocidas, el objetivo de que experimentaran la maldad no iba a ser viable dado que su desarrollo era armónico como nunca habían imaginado <strong «mso-bidi-font-weight:=»» normal»=»»>(NE-18).

(NE-15) Realmente sí había pasado algo, pero no supieron. Esto sería dar el paso del “nivel” cero al 1, pero no lo percataron. Recuerda: Dioses menores, no perfectos.

(NE-16) Así facilitaron el paso del “nivel” 1 al 2, pero seguían sin darse cuenta. 

(NE-17) Esto sería el paso del “nivel” 2 al 3, y algo descubrirían para su asombro. 

 (NE-18) Aún seguían sin darse cuenta de lo que habían creado. Menos aún, porque daban como frustrados las siembras anteriores. Pero tales plantaciones habían facilitando el camino hacia la primera dimensión (NE-15); el del camino a la segunda dimensión (NE-16); y el actual: pasar a la tercera dimensión (NE-17). Pero seguían sin darse cuenta. 

   Por tanto, el concilio fue muy tajante. La misión en la que estaban embarcados era la de experimentar la maldad a la perfección. Ya no podían, por falta de tiempo en sí, dado que sus líneas de tiempo se estaba torciendo, de una manera preocupante, hacia la involución, que seguir la cobaya de esa raza, procurando que experimentaran la maldad a la perfección absoluta. Así que habría que hacer lo que fuera necesario para que el propósito se cumpliera sin más dilaciones. Se tenía que encontrar una solución para que esa raza “cobaya” padeciera la maldad. Además, eso estaba dentro del guión saltado del libreto hacía miles de eones con el famoso Ohmmm, y recordaron que el libro a interpretar se titulaba “Nacimiento, vida y muerte de Dios”. Así que si Lo Eterno, Dios, y el patio de butacas lleno de Esencias, querían recibir tal tormento, lo iban a experimentar, sí o sí. Y con tal determinación salió la solución. 

    En tiempos remotos, de uno de los experimentos genéticos realizados, salió como resultado una raza absolutamente agresiva, belicosa, jerarquizada y obsesiva del control de los demás. Era una raza intratable e insufrible, y por ese conjunto de características la eliminaron dado que eso no estaba en los planes de creación y expansión en los escenarios de aquellos instantes al interpretar la obra del Todo en la Nada, hacer perfecto lo imperfecto. Literalmente la fumigaron de la faz universal, pues asustaba terroríficamente la existencia de una raza tan brutal, despiadada y poderosa.  Así, que, ¿por qué no volver a retomar el experimento, hacer que la raza creciera, se desarrollara y depositarla en las cercanías del planeta Tierra para que lo descubrieran y le hicieran padecer la maldad a la perfección a la nueva raza creada? La idea era genial. Y así la ejecutaron. Mientras la raza malévola se criaba en un planeta, bien lejano, sin que pudieran tener contacto con ninguna otra civilización y se le iba dejando desarrollarse hasta  el punto adecuado que coincidiría con el momento de trasladarla a un mundo cercano a la Tierra, siguieron vigilando el proceso de la nueva raza; raza que con el tiempo se denominaría la Raza Humana. 

  Fue pasando el tiempo, y las 22 razas iniciales tenían instalados puestos de observación in situ para evaluar y estudiar en los progresos de la raza cobaya en el planeta Tierra; los resultados fueron sorprendentes. Pero había una norma fundamental: no se podía contactar con ell@s en modo alguno, bajo ningún pretexto, no como habían hecho con el resto de razas, que millones de eones pasados, habían ido creando por los confines de los universos. 

Pero los avances de la raza cobaya fueron difundidos por doquier; se corrió la voz de tal maravilla. Fue el cotilleo cósmico por excelencia, no como el absoluto secreto mantenido sobre la existencia de la raza malévola.  Por doquier estaban absolutamente fascinad@s con la raza cobaya. Era tal la absorción de los frutos del experimento, que parecía que no existía otro evento que llamara más la atención a cada civilización extendida por todos los rincones de los universos. Aquello parecía el culebrón del que todos estaban absolutamente pendientes. El gran hermano multiuniversal se había creado; pero no era igual para la raza malévola a la que prestaron una vigilancia férrea y estricta.

   La raza cobaya era, (y es, aunque no sean consciente l@s human@s), poseedora de una absoluta belleza y perfección. Tal es así, que fue irresistible vencer a la tentación de establecer contacto. Y no solo los que se encargaban de vigilar a los human@s rompieron la única norma existente, sino que cuando se supo de lo que pasaba al contactar con los human@s, otras muchas razas acudieron a experimentar el deleite. Fue un poco el descontrol permisivo. 

   ¿Qué ocurrió? Que la belleza, la benevolencia, el amor que irradiaban la raza cobaya sedujo, sin que los habitantes del planeta Tierra lo pretendiera, a los extra humanos (o extra terrestres), y de golpe, aunque por corto espacio de tiempo, la Tierra se convirtió, dicho con todo el respeto, en el prostíbulo universal. Todo Dios/as Menor, y quien no lo era, se dedicó, en especial, a la experimentación de la sexualidad tan fabulosa que daba tal raza. <strong «mso-bidi-font-weight:=»» normal»=»»>(NE-19)  La misma Tierra era un orgasmo sin cesar. El endiosamiento al que asistían era similar al de una droga adictiva de la que no podían separarse. Tener sexo con los que en el futuro se les denominarían Seres Humanos <strong «mso-bidi-font-weight:=»» normal»=»»>(NE-20), otorgaba unas experiencias insondables jamás imaginadas en la Nada. Esas experiencias les conducían a una conexión exquisita con El Todo, y eso era un alucinógeno al que no se resistían cuando era probado. Sin que nadie se diera cuenta, la raza humana constituía el cordón umbilical con El Todo. 

(NE-19) Esto produjo que el ADN mitocondrial propio de la humanidad, que de por sí era el más perfecto creado hasta el instante sin que nadie lo hubiera percatado pese a tanta observación, vigilancia y análisis por razas muy avanzadas, teóricamente como eran las 22 iniciales, asumiera el ADN de otras externas, y de ello se produjeron multitud de diferencias en la original raza humana. Así tenéis tantos colores en la Tierra y tan distintos rasgos faciales que os diferencian como si fuerais distintos los un@s de l@s otr@s.

(NE-20) Es necesario decir, a estas alturas, que al unir los 22 ADN de las 22 razas primigenias, había creado al Ser más perfecto de la creación, aunque en verdad habían creado la PERFECCIÓN en lo imperfecto, justo lo que se les había solicitado en la escenificación del libreto ofrecido por Dios. Y recordad que esos Dioses Menores era algo olvidadizos, y que olvidaron que al insuflar (plantar) el ADN en el planeta Tierra, el mismo planeta había sido encarnado por una Esencia nueva distinta a las 22 iniciales; cuestión que siempre ocurría cuando se producía una raza nueva, pues era la posibilidad para que nuevas Esencias entraran a participar del escenario montado en la Nada. Lo que no sabían aún, era qué Esencia había encarnado como Ser Divino multidimensional y Perfecto en el planeta Tierra. Cuando se dieran cuenta, se llevarían una grandísima sorpresa… 

   Ni que decir tiene, que la raza cobaya, inmensamente amorosa, acogía con todo amor y sin ningún temor a quien llegaba. Era un júbilo conocer a otras razas y civilizaciones. En esa mezcolanza no había vergüenza ni culpabilidad por parte de la raza cobaya, todo le parecía de lo más normal. Al ser exquisitamente benevolentes no sabían lo que era el miedo ni la maldad, y abrían sus brazos a quien llegara, pues los entrantes no lo hacían con malas intenciones, en modo alguno, aunque sus pequeñas diferencias se produjeron (NE-21) y esto fue lo que colmó el vaso de la paciencia en la permisividad mantenida por los Dioses Menores, que eran quienes regían el experimento. 

(NE-21) Lo digo en bajito: algunos de esos seres extraterrestres se enamoraron perdidamente, pero no fueron correspondid@s (otr@s sí, en su mayoría), pues una cosa es que la raza fuera benevolente y otra que se dejara seducir por el primer@ que realizaba una proposición. Así que algun@s, ante una respuesta negativa al apareamiento, tomaron acciones nada hermosas. Y por ello se tomaron medidas correctoras posteriormente. Pero, y esto es lo más bajito que os puedo hablar, el relator de este cuento fue uno de esos que metieron la pata en aquellos tiempos, y ante el rechazo recibido, la fastidió. Con el tiempo sólo buscó reparar aquello. 

  En vista de las tropelías y abusos cometidos, observando que en modo alguno se contribuía con el contacto y la mezcolanza a la finalidad para la que la raza humana había sido creada, se dispuso la cuarentena en la Tierra. Seguiría la vigilancia para comprobar evolución y resultado, pero no habría nunca más contactos directos. El castigo por infligir tal norma podría ser muy serio, y esto fue suficiente para frenar cualquier impulso contrario. 

  Siguió el paso del tiempo en estas circunstancias sin grandes novedades. La única fue el traslado y la suelta de la raza malévola que ya había alcanzado un estado adecuado para depositarla cercana a la Tierra a la espera de acontecimientos. 

   Cuando se llevó a término tal plan, la raza malévola, si ya de por sí era hostil, más hostilidad generó en sus genes el ser forzada a un traslado no solicitado y sin su consentimiento o permiso, a la fuerza; usando de drogas para inhibir a quienes se opusieron, desde su planeta y sistema de origen donde estaban sin problemas y muy a su aire, hasta el nuevo planeta a habitar. Aquello crearía una enemistad contra sus creadores (los 22 iniciales, y por ende, como más adelante se verá, con el resto de las razas) que aún no ha cesado (NE-22). Aquel proceso lo tomaron como alta traición. La venganza estuvo servida desde aquel fatídico momento. 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.