Ahora, sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja “se cae” sino que
llegado el otoño, inicia la danza del soltarse.
Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al
desprendimiento.
Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y
de sabiduría: la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío, sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación.
La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella, es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja.
Cada hoja al aire me está susurrando al oído del alma ¡suéltate!, ¡entrégate!, ¡abandónate! y ¡confía!
Cada hoja que se desata, queda unida invisible y sutilmente a su propia entrega y libertad. Con este gesto la hoja realiza su generoso movimiento de creatividad ya que con él está gestando el vacío para una próxima primavera.
Reconozco y confieso públicamente,que soy un árbol al que le cuesta soltar muchas de sus hojas.
Tengo miedo ante la incertidumbre del nuevo brote.
Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles, con estos hábitos perennes, con estas conductas fijadas, con estos pensamientos arraigados, con este entorno ya conocido…
Quiero, en este tiempo, sumarme a esa sabiduría, generosidad y belleza de las hojas que “se dejan caer”.
Quiero lanzarme a este abismo otoñal que me sumerge en un auténtico espacio de fe, confianza y esplendor.
Sé que cuando soy yo quien decide soltarse, desde su propia consciencia y
libertad, el desprenderse de la rama es mucho menos doloroso y más hermoso.
Sólo las hojas que se resisten, que niegan lo obvio, tendrán que ser arrancadas por un viento más agresivo e impetuoso y caerán al suelo por el peso de su propio dolor.
Fuente: José María Toro, extraído del libro «La Sabiduría de Vivir».
[vimeo http://vimeo.com/32181492]
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¡Qué bonito y qué gran verdad!
Recuerdo una canción que cantaba el Charro Avitia. Una de sus estrofas decía:
Hojita verde: ¿cuando caerás?
Pa’ demostrarte quien pudo más
Los fuertes vientos de un gran ciclón
O los suspiros de un corazón
Chispas, no cabe duda que cuando el alumno esta listo, el maestro aparece y despues de leer todo esto tan interesante que me «limpia» la mente de tanta basura que nos meten por los ojos y por las orejas, agradezco a marian otras inteligencias por haberte citado y a ti por este lugar en donde se puede saciar la sed que se ha arrastrado ya por tanto tiempo, no quiero parecer «barbero» pero el articulo de la sonda lunar india y este de las hojas me han dejado perplejo por no decir lo qu deberia decir…
Cuanto esfuerzo mental para crear una nota como esta.
Cerebro y mente prehistórica o desviada patologicamente.
Una Inspiración para un nobel.-
Pura poesía. Tendrían que añadirle la melodía Las hojas muertas.