El venidero año será complejo para la dirigencia política de la República Dominicana.
La implementación de la reforma fiscal, la reseca del déficit presupuestario, las chapucerías del saliente presidente Leonel Fernández Reyna en el manejo de la Ley de Presupuesto y Gasto Público y la indiferencia de la justicia dominicana ante tal situación y otros conexos tipificados como corrupción de estado, constituyen un reto para el presidente Danilo Medina Sánchez, quien tendrá que baldear este conjunto de material inflamable para que no produzca reacciones impredecibles en una sociedad que está decepcionada de la clase política gobernante.
La democracia, donde todo es posible desde el poder, tiene reglas de oro que no se deben quebrantar cuando un partido se adjudica todos los poderes y destruye el sistema de partidos políticos, no deja válvulas de escape a la sociedad para airear sus diferencias a las políticas gubernamentales. Es necesario el equilibrio como contrapeso al desenfreno de un estado unipolar.
Hay que advertir al mundo que en República Dominicana el sistema de partidos se ha ido de bruces, la última reserva de la democracia dominicana, el Partido Social Demócrata y Septuagenario Partido Revolucionario Dominicano (PRD), se enfrenta a una crisis. Su institucionalidad ha sido secuestrada por un sector neoliberal y representado por oligarcas desprovistos de intuición política; esto ha desconectado al PRD de los sectores populares, por lo que las voces de sus autoridades legales no son un referente opositor confiable a la sociedad dominicana.
No podemos dejar que la República se hunda por acciones egoístas de malos políticos, es necesario que la sociedad dominicana se empodere de sus derechos y haga una alianza por el equilibrio político y social con el Presidente Danilo Medina, quien ha dado muestras fehacientes de que su interés primordial es el encauzamiento del pueblo dominicano por un sendero distinto a los pasos desandados por sus antecesores al frente de la cosa pública.
Debemos señalar que la democracia no solo en la República Dominicana, sino en toda América Latina, ha entrado en un túnel donde medra la corrupción de estado, y salvo casos como el de la presidenta del Brasil, que está creando un precedente colectivo contra estos pillos de estado; lo extraordinario de esta acción es que está juzgando a sus propios compañeros de partido.
En nuestro país, los mecanismos anticorrupción y de ética de estado actúan como agencias gubernamentales que lejos del desempeño de noble papel ejemplarizante se utilizan como mecanismo de retaliación política; verbigracia: el caso del Senador de la República, Amable Aristy Castro, quien está pagando el precio de la disidencia con su apoyo al PLD, que su partido como bisagra ha venido brindando en una alianza con el partido gobernante, convirtiéndose en un émulo del partido sirio BAATH.
La CEPAL, en su informe “Perspectivas económicas de América Latina 2013, Políticas de PYMES para el cambio estructural”, establece que: “Los países de América Latina enfrentan un escenario económico complejo debido al debilitamiento del crecimiento y a la incertidumbre prevaleciente en la economía internacional. Si bien los fundamentos macroeconómicos de la región para enfrentar posibles caídas de la demanda agregada en el corto plazo son sólidos, el escenario de mediano plazo es menos favorable que en la última década. Debido al menor dinamismo de la demanda externa y a la volatilidad en el precio de las materias primas, de las cuales los países latinoamericanos siguen dependiendo en exceso, las debilidades estructurales impedirían alcanzar un crecimiento económico mayor y más incluyente durante los próximos años.”
El gobierno y la sociedad civil -representada por todos los gremios empresariales, profesionales, obreros, e iglesias de diferentes credos religiosos- deben aunar esfuerzos para afrontar los retos y afianzar el avance que en materia democrática hemos logrado en estos últimos cincuenta años, a la vez que tenemos la necesidad de diversificar la economía dominicana: no podemos seguir dependiendo de los pilares tradicionales sobre los cuales nos hemos sostenido y hasta incrementado el PIB, que son la zona franca en evidente declive, el turismo, atado a los factores exógenos, y sobre todo ahora cuando nuestros principales emisores turísticos están en crisis, las remesas que envían los dominicanos emigrados desde EEUU y Europa, pasan por la misma circunstancias, por lo tanto, tenemos que volver al campo, rediseñar la política agropecuaria, para aumentar la producción y la productividad con innovación tecnológica y financiación en condiciones blandas a los sectores productivos nacionales. Hay que auspiciar una apertura sin límites a la instalación de empresas tecnológicas, ensamblaje de equipos livianos y pesados, aprovechar nuestra privilegiada ubicación geográfica en el centro del Caribe y en la antesala del hemisferio, para desarrollar en Manzanillo un gran “Puerto Bodega”, surtido de los grandes cargamentos de mercancía proveniente de Europa y Asia, en su tránsito a sus diferentes destinos.
Finalmente, es de justicia felicitar al presidente Danilo Medina, por escuchar la voz del pueblo e incluir en el Presupuesto Nacional el 4 % del PBI para la educación dominicana. Cuando un opositor solo hace denuncias, sin reconocer los dones de sus adversarios, y no realiza aportes al debate nacional de manera constructiva, se convierte en un político patológico.
http://spanish.ruvr.ru/2012_12_26/Republica-Dominicana-en-visperas-de-2013/