La historia ocurrió en un pueblo de Dunalley, en la isla de Tasmania. Las llamas se acercaban rodeando la zona donde vivía la familia Holmes, y la única salida era correr hasta el muelle con sus cinco nietos, de entre 2 y 11 años, donde se refugiaron durante unas horas.

Tim Holmes, de 62 años, junto con su esposa Tammy, llevaron a Charlotte, Esther, Caleb, Liam y Matilda al agua en el momento en el que el fuego alcanzó su vivienda y la estaba devorando.

Teníamos el agua hasta el cuello y apenas se podía respirar”

“Teníamos el agua hasta el cuello y apenas se podía respirar. El aire eratóxico, había tanto humo que solo había dos o tres centímetros de oxígeno arriba del agua. Veíamos cómo los tornados de fuego venían hacia nosotros “, comentó Tim.

El hombre le envió un mensaje a su hija, Bonnie Walker, para avisarle que sus hijos estaban a salvo, pero permanecían atrapados por el fuego en el agua. Tuvieron que esperar tres horas hasta que ella consiguió un bote que les transportó a un lugar seguro. Durante esas horas de esperanza, Tim sacó varias fotos del siniestro que estaban viviendo.

“Más tarde, recibí una foto de todos mis hijos bajo el muelle junto a mi madre, y me aterroricé, tres de ellos no saben nadar, así sería una hazaña mantenerlos durante unas horas”, señaló la madre de los niños.

Tanto los pequeños como sus abuelos lograron escapar de las llamas sanos y salvos.

Cientos de incendios forestales, que azotan al sur de Australia, ya han dejado a más de 130 muertos.