La tecnología de la muerte que se mueve entre los bastidores del poder, los proyectos secretos de los Estados Unidos en connivencia con organizaciones terroristas internacionales como la OTAN.
La sanguinaria intervención militar en países como Afganistán, Irak, Libia o en estos momentos en Siria, destapa un modus operandi siniestro, que tiene mucho que ocultar, confirmando las facciosas estrategias del imperio para desestabilizar países que no son de su cuerda política, adueñándose, tras masacrar a sus pueblos, de sus recursos y riquezas, para colocar después a gobiernos títeres, a virreyes del robo y la corrupción, que les mantengan en orden su nueva colonia.
Los “atentados” sobre las Torres Gemelas, los posteriores en Londres y España con miles de muertos, degeneraron luego en invasiones, en genocidios, donde muchas personas murieron víctimas de los bombardeos salvajes, de ilegales armas de destrucción masiva utilizadas indiscriminadamente sobre población civil inocente.
De esto sabe mucho el gobierno de los Estados Unidos, donde otro 11 de septiembre, pero de 1973, acabó con la vida de un presidente elegido por el pueblo de Chile, para luego instaurar una brutal dictadura fascista, que acabó con la vida de miles de chilenos/as víctimas de la tortura, las desapariciones y un plan de exterminio generalizado.
También pagaron con dinero del estado norteamericano y de la delincuencia financiera internacional, otras dictaduras en su particular “patio trasero”, que asesinaron a cientos de miles de argentinos/as, de uruguayos/as, de paraguayos/as, de guatemaltecos/as, así como un largo etcétera de genocidios premeditados, que la CIA y el Pentágono diseñaron hasta el más mínimo detalle, tal como hacen ahora en pleno siglo XXI, mientras manejan junto a sus esbirros de los gobiernos europeos la política económica mundial.
La idea es clara y sigue siendo dominar, aplastar, robar, esquilmar, asesinar a quien piensa diferente. Son la misma escoria antes y ahora, donde se nos presentan disfrazados de demócratas, de fieles servidores de un sistema criminal y culpable de millones de muertes por hambre, de la destrucción progresiva de la naturaleza, de una situación económica que nos conducirá inevitablemente a la barbarie y la represión, a la instauración de un nuevo nazismo con pedigrí, donde los hornos crematorios y las cámaras de gas tienen nombre de entidades financieras, de bancos, de agencias de calificación, de ajustes y rescates que pagamos el pueblo trabajador con nuestra sangre y nuestra miseria.
El nuevo orden impuesto con las sucesivas mentiras, los montajes mediáticos o las guerras televisadas, los auto atentados (incluso sobre su propio pueblo), falsedades y otros cuentos del imperio, conforman el panorama estratégico que arrasará por millones de vidas por hambre y por innecesarios conflictos bélicos, creados premeditadamente para apropiarse de países soberanos.
Ya uno duda seriamente de todo lo que digan estos nuevos gerifaltes de la muerte, lo que sale de las sucias bocas de unos personajes que “saben mucho”, quizá más de la cuenta, mientras planean seguir destruyendo la Madre Tierra, la próxima invasión o el genocidio más inmediato, para quedarse con algunos pozos de petróleo, con minas de diamantes o como en Afganistán con el monopolio del tráfico internacional de heroína.
Se trata de alienar, de acabar con la voluntad de quienes no compartimos sus políticas y aberraciones, de conspirar a nuestras espaldas y consolidar esa nueva dictadura planetaria con la que sueñan quienes ostentan las mayores fortunas, esa minoría que mueve los hilos del poder financiero, del poder político, de las guerras, del tráfico ilegal de personas, de esa nueva esclavitud anunciada en las estrategias neoliberales que nos conducen al caos, que nos recortan derechos, nos desahucian de nuestras viviendas, nos explotan reformando los derechos laborales, privatizando la sanidad, la educación y otros servicios que regalan a mafiosos millonarios, para que nos condenen a la extrema pobreza y la muerte.
Esta mediocre película de ciencia ficción barata que vemos cada día en los telediarios tiene como objetivo amedrentarnos, que vivamos con miedo, sin ganas de luchar, de cambiar esa losa de terror que nos aplasta y que muchas veces no nos deja movernos: miedo a perder el trabajo, miedo al futuro, miedo a la delincuencia, miedo a quedarte sin nada, miedo a que tus hijas se mueran de hambre, miedo a la calle, miedo al miedo.
Nos invitan, nos convidan a vivir acorralados y pendientes de que un estúpido presidente se saque de la manga nuevas medidas de austeridad, nos engañan con un futuro de democracia falseada que oculta una sanguinaria dictadura, un régimen oligárquico, que solo beneficia a quienes ostentan el corrupto poder, a sus mecenas de la pestilente banca, a las mafiosas empresas de la sanidad privada, a la medieval y diabólica Iglesia Católica, a las grandes corporaciones y a las mafias internacionales del narcotráfico y la venta de armas.
En nuestras manos está cambiar el curso de la historia, somos mayoría, somos legión, contra ese 5% de ladrones y psicópatas asesinos que manejan el mundo, será difícil, costará años de lucha y sufrimiento, pero es posible transformar esta falsa realidad que nos imponen en un futuro de luz y esperanza.
Sigamos la conexión de aquel septiembre del 73 en Santiago de Chile y la voz eterna de un hombre honrado: “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
Francisco González Tejera: http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es/2013/01/cuando-el-crimen-y-el-robo-se-disfraza.html