El primer ministro Benjamin Netanyahu dijo a un entrevistador de la televisión israelí la noche del lunes, 14 de enero que su gobierno ha gastado miles de millones de shekels para equipar a las Fuerzas de Defensa de Israel con opciones ofensivas y defensivas, de las que carecían hasta entonces. Hizo hincapié en que Israel está obligado a ser muy fuerte – ya sea para hacer frente a la amenaza nuclear iraní o a la oleada islamista extremista que está azotando el mundo árabe – o a hacer la paz.
Previamente el lunes, el jefe del Estado Mayor, el teniente general Benny Gantz instaló ceremonialmente al mayor general Gady Eisenkott como subjefe del Estado Mayor, después de que el fiscal del estado hubiera aprobado su irregular toma de posesión en medio de una campaña electoral en vista de la situación de la seguridad de Israel.
Cuando tomaron esa decisión hace unos días, la decisión del presidente sirio Bashar Assad de atacar a Israel con armas químicas se tuvo en cuenta como una posibilidad. No es que el peligro haya pasado, sólo que han sido empujadas a un rincón tranquilo gracias a las declaraciones hechas el pasado Viernes, 11 de enero por el secretario de Defensa, Leon Panetta, y el Jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el general Martin Dempsey.
Ellos explicaron en una rueda de prensa conjunta en Washington que si Assad decidiera utilizar sus reservas de productos químicos, sería prácticamente imposible para la inteligencia de EE.UU. detectarlo con antelación o detenerlo. ”Uno realmente tendría que verlo antes de que ocurriera”, dijo Dempsey.
Sin embargo, no hace mucho, en agosto pasado, el mismo Secretario Panetta y el ministro de Defensa Ehud Barak dijeron que estaban seguros de que si el líder iraní, el ayatolá Ali Khamenei diera la orden de construir una bomba nuclear, “… nosotros lo sabríamos y ustedes y algunos otros servicios de inteligencia lo sabrían…”
Sin embargo, el último comentario sobre la amenaza química siria también deja al gato fuera de la bolsa con otra amenaza de armas de destrucción masiva al acecho en la región. Porque, si la inteligencia de EE.UU. se ve incapaz de detectar una orden de Assad para un ataque químico, ¿cómo pueden estar seguros de saber cuándo Irán comienza a construir una bomba nuclear? La respuesta es que no pueden.
Anticipándose a esta cuestión, la administración Obama tenía su respuesta preparada. El lunes, el presidente del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, David Albright, un experto en proliferación que representa a menudo el pensamiento en temas de seguridad de las agencias de inteligencia de EEUU, presentó un informe de 154 páginas en Washington titulado “Estrategia para la No Proliferación de EE.UU. en el cambiante Oriente Medio”. El era uno de los co-presidentes de este proyecto, que una vez más desplazó hasta mediados de 2014 la línea de tiempo clave para que Irán sea capaz de “producir suficiente uranio apto para armar una bomba sin ser detectados por Occidente.”
El presidente Barack Obama está obviamente preparando para su segundo mandato una política que alinea sus dos asuntos sobre armas no convencionales en Oriente Medio – las armas químicas de Siria y las armas nucleares de Irán – en virtud de una misma estimación revisada. Contrariamente a anteriores declaraciones oficiales de Estados Unidos, Albright ahora establece que la inteligencia de EE.UU. es incapaz de precisar el momento en que Irán inicie el montaje de una bomba nuclear, no más de lo que puede detectar la orden siria de embarcarse en la guerra química.
Por lo tanto, una operación preventiva ha quedado fuera y la gente debe prepararse para despertar una mañana y encontrar que Irán ha llevado a cabo su primera prueba nuclear, de la misma manera que deben esperar verse sorprendidos por el lanzamiento de un ataque químico por parte de Bashar al-Assad. Sólo entonces comenzarán Washington y Jerusalén a preguntarse qué hacer.
Pero para evitar ese momento, Obama aún espera que las negociaciones secretas que
inició con Irán el mes pasado mas las duras sanciones (que hasta ahora se han mostrado ineficaces para frenar el progreso nuclear de Irán) harán el truco de contener a Teherán de construir una bomba. A falta de este resultado, el informe de Albright les ofrece a Obama y a Irán otros dieciocho meses de gracia.
Fuentes militares de Debka y de inteligencia afirman que esta nueva estimación puede ser conveniente para algunos, pero es falso: Irán ya tiene suficiente uranio enriquecido – producido o adquirido – para la construcción de al menos cinco bombas nucleares. Esto no es un secreto. El miércoles, 9 de enero, el Financial Timesinformó que un balance de cinco toneladas de uranio no enriquecido-, suficiente para producir armas de nivel de combustible para cinco dispositivos atómicos, habían desaparecido en Siria y podrían haber pasado a Irán. Tal stock había sido preparado para el reactor nuclear que Bashar Assad estaba construyendo en Al-Kibar en el este de Siria antes de que fuera destruido por Israel en 2007. La información se basa en fuentes de inteligencia británicas.
Los matices con los que actualmente se refiere Netanyahu a la amenaza nuclear iraní sugiere que él también está al tanto de los nuevos vientos que soplan en Washington. En su última declaración, se apartó de su afirmación estándar de que su gobierno no permitirá que Irán adquiera un arma nuclear y dijo en cambio: “El gobierno que yo presido ha invertido miles de millones en preparar al país para la amenaza iraní.”
Fuente: Debka