La Organización Iniciativa de la Sociedad para una Justicia Abierta (OSJI) reveló en un reciente informe que 54 países colaboraron en los secuestros, detenciones y torturas realizadas por la CIA luego de los sucesos del 11 de septiembre de 2001.
Tras estos hechos, Estados Unidos emprendió una campaña para capturar supuestos combatientes enemigos.
El informe señala que en Pakistán, Afganistán, Egipto, Jordania, Polonia, Lituania y Rumania existieron cárceles secretas en las que se realizaron torturas.
Mientras, países como Irlanda, Islandia y Chipre son señalados por haber concedido ayuda al programa de la CIA, al permitir el uso de sus espacios aéreos y aeropuertos en operaciones de entrega.
En la lista de países que han colaborado con estas acciones con la CIA resaltan también Canadá, Alemania, España, Portugal, Austria y Georgia.
La OSJI aseguró: “No hay duda que los altos funcionarios de la administración de George Bush son responsables por haber autorizado las violaciones de derechos humanos relacionadas con las detenciones secretas y entregas extraordinarias de personas”.
No obstante, agrega que Estados Unidos no es el único responsable, porque las operaciones de detenciones secretas y entregas extraordinarias “no podrían hacerse realidad sin una participación activa de gobiernos extranjeros. Estos gobiernos también deben responder por ello”.
Explica que la mayoría de los centro clandestinos de detención de la CIA, que fueron creados para la captura de supuestos “combatiente enemigos o terroristas”, están ubicados fuera del territorio estadounidense con poca o ninguna vigilancia política o pública.
En 2006, el expresidente de Estados Unidos George Bush reconoció la existencia de cárceles secretas operadas por la CIA, luego que el diario The Washington Post reveló en noviembre de 2005 la ubicación de esos lugares clandestinos.