3 medidas para la Regenación Política

 

3 medidas para la regeneración de la vida política en España:

1.- Corregir la Ley Electoral y las leyes de representación política.
La configuración actual de proporcionalidad y representatividad política es injusta y favorece siempre a los corpúsculos nacionalistas separatistas, que se hacen con demasiada representación en las dos Cámaras Españolas, Congreso y Senado, demasiados escaños y poder para los que en verdad les corresponderían en proporción, según sus votos reales obtenidos, condicionando así con sus desvaríos a todo el Estado Español.

La llamada Ley D`hont (creada por Victor D`hont) de representación política, y que se utiliza en un gran número de países, es un desastre en su aplicación a la realidad socio-política española. Los nacionalistas no protestan porque tienen un chollo de oro con esta regla demencial, aunque sea perjudicando al resto de españoles.

Se dan situaciones tan paradójicas como que, según sea el territorio a representar, a veces 1 escaño puede valer, por ejemplo, 1 millón de votos, y otras veces 1 escaño vale 20.000 votos, lo cual es un disparate absurdo y un error muy grave de representación política. Esto ocurre por no considerar a toda la nación como una unidad política, sino como un reino de taifas.

Se trataría de ajustar los votos reales a la representación real en ambas Cámaras, aplicando simplemente la lógica y las matemáticas elementales, logrando una Representación REAL y una proporción real entre votos y escaños.

2.- Supresión de la financiación con fondos públicos a los partidos políticos y asociaciones y fundaciones anexas a los partidos, Sindicatos y Patronales, los cuales deben nutrirse única y exclusivamente de las cuotas de sus afiliados, donaciones particulares, y convenciones y actos oficiales de recaudación de fondos, tal como se hace en algunos países. El engrase económico de estas organizaciones tiene que estar al margen de la caja pública.

Actualmente este tipo de organizaciones no solo reciben dinero de la mandanga de los Presupuestos Generales del Estado sino que además reciben subvenciones oficiales añadidas del Gobierno.

3.- Separación real del Poder Judicial al margen de los Partidos Políticos.
Actualmente los miembros del Tribunal Supremo de Justicia, el Tribunal Constitucional, el CGPJ (Consejo General del Poder Judicial), y la Fiscalía, es decir, todos los órganos judiciales principales, dependen de las votaciones que hacen los políticos en las Cámaras del Congreso y Senado, excepto el Fiscal que es nombrado directamente por el Gobierno, todo lo cual es una gran vergüenza pública y la constatación del amañamiento, la politización y la degeneración de la Justicia.

De igual manera, los miembros del Poder Judicial no deben de organizarse en asociaciones de tendencias políticas, como “Jueces para la Democracia” que es la asociación progresista y la “Asociación Profesional de la Magistratura” que es la asociación conservadora, y otras similares, ya que los jueces, por razón obvia de su cometido, deben de ser escrupulosamente neutros, técnicos y profesionales, sin ningún tipo de afiliamiento ideológico o político. Y si requieren de alguna asociación, que ésta sea puramente profesional.

Naturalmente, habría una larga lista de sugerencias para regenerar la vida política española, que se debería confeccionar entre todos, sobre todo en lo que se refiere en el combate a la corrupción, pero estos 3 puntos no están mal para empezar….

Un paso muy grande en una sociedad muy avanzada sería llegar a suprimir la partitocracia, es decir, la estafa de los partidos políticos, ya que no son la garantía de la libertad y pluralidad de la sociedad, sino que todos ellos forman a su vez, una misma cúpula de poder; pero lo malo es que trabajan para dividir a la sociedad y generar odios permanentemente, y engañan dando la impresión de que la gente escoge libremente su opción, cuando no es así.

Por lo tanto, lo mejor sería directamente un sistema soficrático, cuyo gobierno lo ocupen miembros por mérito de oposiciones, estudios, y solvencia profesional de reconocido prestigio, es decir, un gobierno de sabios. 

Pues como hemos visto por ejemplo en anteriores gobiernos socialistas, había ministros o ministras que lo eran simplemente porque eran personas que militaban en el partido, sin tener ningún tipo de mérito profesional. Y esto es lo que no puede ser. La gobernación, como diría Sócrates, requiere ante todo de gobernantes sabios. 

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