Una colaboración de Pilar Iglesias
Desconocimiento o cinismo. ¿Le habrán comentado a la presidente Cristina Fernández que los túneles que visitó en Vietnam tenían como una de sus funciones escapar del “agente naranja” aplicado en la guerra? Un poderoso químico utilizado por Estados Unidos, producido por la corporación de ese país Monsanto, con la cual el gobierno kirchnerista construyó una relación estratégica en su modelo de los agronegocios.
por Eduardo Soler – fuente Comunicación Ambiental
Las “paradojas de la historia” siempre aparecen. Ayer la Presidente Cristina Fernández difunde sus imágenes en los túneles que se usaban en la Guerra de Vietnam, mostrándose conmovida por lo hechos ocurridos hace 35 años. El mismo día, un programa de la televisión pública se animó a mostrar el lado oscuro de los agronegocios; los pueblos fumigados, como en el caso de Córdoba que luchan contra la instalación de Monsanto auspiciada por el gobierno. Y casualmente, hace sólo unos días, expertos vietnamitas analizaron los efectos que aún causa el “agente naranja“, cuyo principal productor fue esa corporación estadounidense, y que fue utilizado por el ejército de ese país durante la guerra para vencer a la selva donde se escondían los combatientes vietnamitas. Por ello también construyeron túneles.
Un artículo de Dario Aranda, publicado primero en La Vaca, y luego en extenso por el periodista la semana pasada, da más información sobre la relación entre Monsanto y el “agente naranja”. Para ello cita a Brian Tokar, director de investigación en biotecnología del Instituto de Ecología Social de Vermont. En su investigación “Monsanto: Una historia en entredicho” brinda una información clave sobre el agrotóxico: “era una mezcla de químicos que provenía de varias fuentes, pero el agente naranja de Monsanto tenía concentraciones de dioxina muchas veces superiores al producido por Dow Chemical, el otro gran productor del defoliante”. El dato será retomado por Marie Monique Robin en su libro y su documental, titulados “El Mundo según Monsanto”.
Siguiendo el informe periodístico de Aranda, según la investigación de Tokar, “ese hecho convirtió a Monsanto en el principal acusado en la demanda interpuesta por veteranos de la guerra de Vietnam, que experimentaron un conjunto de síntomas atribuibles a la exposición al Agente Naranja”. En palabras del investigador: “Cuando en 1984 se alcanzó un acuerdo de indemnización por valor de 180 millones de dólares entre siete compañías químicas y los abogados de los veteranos de guerra, el juez ordenó a Monsanto pagar el 45,5 por ciento del total”. Claro que según Monsanto la versión es otra, mucho más inocente. Esto encontró ComAmbiental en su página web: “No se encontraron culpables. Fue un acuerdo por ambas partes en lugar de emprender un juicio largo y complicado”.
Esto no es todo. Porque si los veteranos estadounidenses consiguieron al menos una indemnización de Monsanto, las millones de víctimas de Vietnam no tuvieron la misma suerte. Según informó Prensa Latina el 12 de enero, este mes incluso se sigue debatiendo las secuelas que aún hoy deja el uso del “agente naranja”, que Monsanto como tal fabricó y avaló su uso, siendo al menos co-responsable junto al Estado de Estados Unidos. Le Ke Son, subdirector de la Administración ambiental de Vietnam, recordó que el territorio del país fue atacado con 18 millones de galones (68 millones de litros) de dioxina. La autoridad “señaló que casi cinco millones de personas fueron expuestas, muchas de sus víctimas murieron y otros millones de descendientes sufren deformidades y enfermedades crónicas”.
Es la misma corporación, Monsanto, a la que Argentina le abrió sus puertas, para realizar una verdadera experimentación a gran escala. En el programa de ayer en la Televisión Pública de Científicos Industria Argentina, con Adrián Paenza, se dio alguna información valiosa al respecto. Por caso, se recordó que fue Felipe Sola, durante el gobierno menemista, quien avaló el uso del glifosato, el nuevo producto estrella de la corporación, para la cual se utilizaron documentos en inglés provistos por la propia empresa. Para Norma Giarracca, del Grupo de Estudios Rurales, el problema mayor es la aplicación masiva: 300 millones de litros de glifosato por año. Entonces, sobre la toxicidad: ”Esté comprobada o no, en cuestiones de salud humana tiene que prevalecer el principio precautorio”.
El principio precautorio se aplica sobre lo que no se conoce. Con más precisión, sobre lo que se conoce que no se conoce. La primera cuestión la comprobó ya el ingeniero Horacio Beldoménico, de la Universidad del Litoral, quien hizo el peritaje sobre la toxicidad del glifosato. Como conclusión de su participación televisiva, se afirma que no existen estudios suficientes sobre los impactos en Argentina. Como ya fue explicado en otra oportunidad por ComAmbiental, cuando surgió el llamado “conflicto con el campo” por la rentabilidad del modelo de agronegocios, hubo un resquicio para cuestionar la soja transgénica y el glifosato. Se encargó al CONICET realizar un informe, que luego se diluyó porel cambio en la política. El investigador Andrés Carrasco llegó a decir: “es unexperimento masivo“.
“Es un Modelo que mata personas. Un negociado que están haciendo con nuestra salud”. Frente a esta realidad, Paenza preguntó si la Presidente lo conoce. “Yo creo que sí”, respondió Sofía.
Ayer el programa alcanzó el cruce más fuerte entre el conductor Paenza y una de sus invitadas. Fue Sofía Gatica, una de la Madres del Barrio Ituzaingó Anexo de Córdoba, quien sufrió la muerte de un hijo, y desde allí lideró la organización local, emblema de los pueblos fumigados que luchan para no serlo. En el programa contó: “Hay niñitos que nacieron sin maxilar, chiquitos que nacieron con seis dedos”. Y reflexionó: “Es un Modelo que mata personas. Un negociado que están haciendo con nuestra salud”. Frente a esta realidad, Paenza preguntó si la Presidente lo conoce. “Yo creo que sí”, respondió Sofía. Viendo las imágenes y las declaraciones que llegan desde Vietnam, no podemos más que preguntarnos lo mismo. ¿Conoce la Presidente que negocia una alianza estratégica con una corporación bíocida?
El dato. La “Guerra de Vietnam” se luchó entre 1964 y 1975, donde Monsanto embolsó grandes ganancias por su venta del agente naranja, que mató a miles de campesinos. En 1976, según informa Aranda, la misma corporación lanza su nuevo producto estrella: el herbicida Roundup (a base de glifosato). “Pasaría a convertirse en el herbicida más vendido del mundo”, con una aplicación masiva en nuestro país. Como muestra de su brutal falta de ética, Monsanto intenta ahora volver a Vietnam , esta vez para vender sus semillas transgénicas y sus nuevos agroquímicos. Con la resistencia local, como siempre.
Ver también: “La corporación“, por Darío Aranda y “Agrobierno“, por ComAmbiental.
Aclaración: Como es sabido los túneles comenzaron a construirse en la resistencia contra los franceses. Pero lograron su mayor extensión y complejidad con la Guerra de Vietnam, con intervención norteamericana. Como expresa la nota, los túneles fueron una herramienta fundamental para escapar de lo ataques, que eran combinados con agente naranja, ya que buscaban despejar la selva para encontrar a los combatientes vietnamitas.
http://elheraldopsicotronico.wordpress.com/2013/01/21/cristina-vietnam-y-monsanto/