La Motion Picture Association of America dijo hace poco que entre sus objetivos no estaba el “democratizar” la cultura, lo que resulta perfectamente obvio y comprensible. Por el contrario, está muy claro que su destino es proteger los intereses de las seis ‘majors’, y según dicen en su web, se sienten orgullosos de ser unos campeones de la propiedad intelectual, el mercado libre y la libertad de expresión, lo que resulta una broma pesada tras conocer qué métodos emplean para fomentar su particular visión de ‘mercado libre’ y de ‘libertad de expresión’.
Un nuevo ejemplo de dichos métodos de actuación lo tenemos en una nueva acción del FBI que, como en las películas, entró en la casa del actor Wes de Soto en busca de material incriminatorio que lo relacione con una cuenta en The Pirate Bay. Mediante dicha cuenta, se ve que alguien subió películas como “El Mensaje del Rey” o “Cisne negro”, cuando aún no se habían estrenado.
Esta práctica solamente sería posible mediante copias de trabajo y de promoción, que el gremio de actores reparte entre sus afiliados para que éstos puedan ver las películas antes que nadie en los cines. An inside job, que dirían algunos, y que, por cierto, también pasa en nuestra piel de toro.
Todo empezó en febrero, cuando el director de “Protección de Contenido” de la MPAA, Larry Hahn, alertó a la policía federal que se habían subido cinco películas a The Pirate Bay pocos días atrás, y que todas ellas eran versiones de alta calidad y, posiblemente, fueron distribuidas por el Gremio. Este terrible crimen, publicar en Internet material preparado para su comercialización, está tipificado en la Family Entertainment and Copyright Act de 2005 y castiga a los culpables con hasta tres años de cárcel.
De Soto ha asegurado que no tiene nada que ver con el asunto, y que todo este revuelo es un gasto tremendo de muchos dólares de los contribuyentes, que podrían destinarse a otras cosas mucho más interesantes que defender los intereses de seis productoras de cine.