El Vaticano vive un domingo histórico sin el ángelus dirigido por el Papa
CIUDAD DEL VATICANO (EFE) — El tradicional rezo dominical del ángelus en el Vaticano careció por primera vez de la dirección de un Papa por una razón distinta al fallecimiento, lo que marca otro hito para la Iglesia derivado del retiro de Benedicto XVI.
La oración, que conmemora la anunciación a la virgen María, es realizada cada domingo por el pontífice desde la ventana de su departamento que da a la plaza de San Pedro. Sin embargo, desde el 28 de febrero, la ventana está cerrada.
El próximo domingo 10 de marzo tampoco habrá ángelus, ya que el Colegio Cardenalicio se reúne a partir de este lunes para preparar el cónclave que elegirá al nuevo líder católico.
Aún se desconoce cuándo la Iglesia de 1,200 millones de fieles tendrá un nuevo dirigente, pero funcionarios eclesiásticos han dicho que los ritos de la Semana Santa, que comienzan el 24 de marzo con el Domingo de Ramos, estarán oficiados por el nuevo jerarca.
El último ángelus en la plaza de San Pedro se rezó el pasado día 24, cuando unas 200,000 personas se congregaron para estar junto al Papa. Benedicto XVI, de 85 años, dijo entonces que el Señor lo había llamado para dedicarse a la oración y a la meditación, lo que haría “de un modo más adecuado” a su edad y fuerzas.
Este domingo, en la misa dominical, en el llamado “memento de vivos”, no se pidió por el Papa, ya que no hay, aunque sí por el obispo de la diócesis y los fieles. En el caso de la diócesis de Roma, dado que el papa es su obispo, tampoco se pidió por él.
Mientras tanto, en la Basílica de San Pedro, numerosos fieles acuden a la capilla del Santísimo Sacramento a rezar por los cardenales que deben elegir al próximo papa y por el futuro pontífice.
En esa capilla, dedicada exclusivamente a la adoración del Santísimo, tres monjas contemplativas mexicanas orarán especialmente por la Iglesia, los cardenales y le futuro Papa durante el periodo de sede vacante.
En la misa que se celebra todas las tardes en el Vaticano se recita diariamente una plegaria por el Colegio Cardenalicio y por la preparación del cónclave.
El lunes 4, los cardenales se reunirán por primera vez para preparar el cónclave. Se celebrarán dos juntas, una por la mañana y otra por la tarde, pero no se fijará la fecha del comienzo del cónclave hasta que estén presentes todos los purpurados electores.
El cardenal Keith O’Brien pide perdón por su conducta sexual inadecuada
LONDRES, 3 Mar. (EUROPA PRESS) –
El cardenal Keith O’Brien, quien recientemente ha dimitido como arzobispo de la diócesis de San Andrés y Edimburgo, ha publicado este domingo sus disculpas por su “conducta sexual” inadecuada. O’Brien no participará en el Cónclave para elegir al nuevo Papa.
“Quiero aprovechar esta oportunidadpar reconocer que ha habido momentos en los que mi conducta sexual ha estado por debajo de lo que se esperaba de mí como sacerdote, como arzobispo y como cardenal”, señala O’Brien en una nota oficial publicada por el Gabinete de Prensa de la Iglesia Católica de Escocia.
El cardenal pide disculpas al pueblo escocés y a la Iglesia. “A quien haya ofendido, le pido disculpas y su perdón”, añade, al tiempo que anuncia que pasará el resto de su vida retirado de la vida pública. “No voy a desempeñar ninguna función en la vida pública de la Iglesia Católica de Escocia”, destaca.
El Papa Benedicto XVI aceptó con fecha 18 de febrero la renuncia de O’Brien presentada por el propio cardenal en el mes de noviembre en previsión de su 75 cumpleaños, el 17 de marzo, edad a la que se invita a los cardenales a presentar su dimisión. La renuncia ha sido aceptada bajo la fórmula ‘nunc pro tunc’ (con carácter retroactivo), dada la situación de Sede Vacante.
La dimisión de O’Brien fue anunciada el pasado 25 de febrero, al día siguiente de la publicación de una información en el diario ‘The Observer’ en la que se asegura que tres sacerdotes y un antiguo sacerdote, todos ellos escoceses, se habían quejado de incidentes ocurridos en la década de 1980. Según ‘The Observer’, el caso había sido denunciado ante el Vaticano
La fecha de inicio del Cónclave se conocerá la próxima semana
La fecha de inicio del Cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI se conocerá la próxima semana, después que este lunes 4 de marzo comiencen a reunirse, a partir de las 9.30 horas, las congregaciones generales.
El decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, ha remitido el aviso a los miembros del colegio, que actualmente son 208, y que señala que el primer día se realizará la primera Congregación General el lunes a las 9,30 en el Aula Pablo VI en la Sala del Sínodo de los Obispos y que está prevista, asimismo, una segunda Congregación General por la tarde, a las 17,00, en el mismo lugar.
En todo caso, el Vaticano da por seguro que la fecha no se fijará el lunes sino en días posteriores, dado que los cardenales tienen que analizar múltiples aspectos y estarán a la espera de que todos los cardenales electores (menores de 80 años) lleguen a Roma.
Durante este periodo de Sede Vacante, la Iglesia Universal se queda sin cabeza visible y serán el camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone y el Colegio de Cardenales los que se encarguen del gobierno del Vaticano.
Así, los cardenales podrán encargarse del despacho de los asuntos ordinarios o los inaplazables, así como de la preparación de lo necesario para la elección del nuevo Pontífice. Concretamente, se formarán dos clases de congregaciones, una general, formada por todo el Colegio, que se encargará de los asuntos más importantes, y otra particular integrada por el camarlengo, que es Tarcisio Bertone, y por tres cardenales extraídos por sorteo, que se ocupará de los asuntos ordinarios, según precisa la Constitución Apostólica ‘Universi Domini Gregis’.
En las primeras congregaciones todos los cardenales deberán prestar juramento de observar las disposiciones contenidas en la Constitución Apostólica y de guardar el secreto. “Prometemos, nos obligamos y juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas contenidas en la Constitución apostólica Universi Domini Gregis del Supo Pontífice Juan Pablo II, y mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que ver con la elección del Romano Pontífice”, leerá Sodano delante de todos los cardenales. A continuación, cada purpurado dirá: “Yo prometo, me obligo y juro” poniendo la mano sobre los Evangelios.
En una de las Congregaciones inmediatamente posteriores, los cardenales deberán decidir, entre otros asuntos, el sorteo de las habitaciones en la Domus Sanctae Marthae, la preparación de la Capilla Sixtina, confiar a dos eclesiásticos de clara doctrina el encargo de predicar a los cardenales dos ponderadas meditaciones sobre los problemas de la Iglesia en este momento, cuidar que sea anulado el anillo del Pescador y fijar el día y la hora del comienzo de las operaciones de voto.
De este modo, el Cónclave comenzará en la fecha establecida por los cardenales, que se alojarán en la Domus Sanctae Marthae que permanecerá cerrada al igual que la Capilla Sixtina. Durante este tiempo, los electores no podrán mantener correspondencia epistolar, telefónica o por otros medios como las redes sociales.
El derecho a elegir al Romano Pontífice corresponde únicamente a los cardenales electores, es decir, aquellos que antes del día en que la Sede quede vacante no hayan cumplido los 80 años. Además, el número de cardenales no podrá superar en ningún caso los 120. Concretamente, en el Cónclave de 2013 habrá 115 cardenales, de los cuales más de la mitad han sido nombrados por el Papa emérito Benedicto XVI.
LA ELECCIÓN
En la mañana del día fijado para el comienzo del Cónclave, los cardenales electores se dirigirán a la Basílica de San Pedro en el Vaticano para participar en la Misa Solemne ‘Pro eligiendo Papa’. Desde allí, se trasladarán en solemne procesión, invocando con el canto del Veni Creator la venida del Espíritu Santo, hasta la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico, lugar del desarrollo de la elección. Dentro de la sede, se comprobará que no sean instalados dolosamente medios de grabación o transmisión.
Una vez allí, el cardenal decano, Angelo Sodano, leerá el juramento que deberán hacer todos los cardenales. “Todos y cada uno de nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica (…). Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el ‘munus petrinum’ de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede”.
“Sobre todo, prometemos y juramos –continúa– observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención”. Los cardenales juran poniendo la mano sobre los Evangelios.
Concretamente, los números 56 y 57 de la Constitución insisten en la observancia del secreto al establecer que los cardenales electores deberán abstenerse durante el proceso de elección de enviar o recibir mensajes de fuera de la Ciudad del Vaticano. En este sentido, el número 58 remarca que “quienes directa o indirectamente pudieran violar el secreto ya se trate de palabras, escritos, señales o cualquier otro medio, incurrirían en la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica”. Además, en los números 81 y 82, se dice que los cardenales se abstendrán de toda forma de pactos y compromisos de común acuerdo.
La forma de elección se realizará únicamente por escrutinio y se necesitarán dos tercios de los votos para la elección del nuevo Pontífice. Si eso no ocurre en la tarde del primer día, es decir, en la primera votación, se continuará en la segunda jornada con cuatro escrutinios más, dos por la mañana y dos por la tarde. Si ningún cardenal consigue los dos tercios en las votaciones matutinas, habrá una fumata negra y lo mismo ocurrirá por la tarde. Así, hasta tres días consecutivos. Si en el tercero tampoco sale elegido el nuevo Sumo Pontífice, el proceso de elección se suspende por un día para realizar una pausa de oración y de libre coloquio entre los cardenales electores.
Si tras cuatro series de escrutinios no se obtuviera resultado positivo, entonces, según el Motu Proprio publicado por Benedicto XVI tendrá que procederse a la votación no por mayoría sino que de nuevo se deberán alcanzar “al menos” dos tercios. Finalmente, cuando sea elegido el nuevo Papa, el cardenal decano le pedirá su consentimiento y le preguntará cómo quiere ser llamado y el Maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias levantará acta. Los fieles presentes en la Plaza de San Pedro podrán ver la fumata blanca.