Con mi respeto,
Arv”
Cuando se profundiza un poco en la historia de la humanidad, uno no puede evitar sorprenderse de los hechos pasados y de su equivalencia con los acontecimientos actuales.
Cuanto más se adentra uno en esa historia, más dudas le surgen. ¿De dónde proviene ese odio recalcitrante de Irán contra el mundo y en especial, contra Israel? ¿Quién es Irán y qué hizo el Islam por la humanidad? ¿Alguien le conoce algún virtuosismo? ¿Es acreedor de alguien o de algo? La respuesta es categórica ¡No! ¡Nada!”
Ellos copiaron el mal ejemplo de la riña, de sus antecesores, los asirios. Guerrearon con todo el Medio Oriente, ¡Contra todos! A veces vencían y muchas otras caían derrotados, pero guerreaban contra el primero que se les presentaba. Nunca fueron amistosos. Allá por el año 610 A de C los asirios quedaron totalmente sometidos. Unos sesenta años después, surge el imperio Persa, con Ciro en el trono. Desde siempre es bien conocida la enemistad contra el pueblo de Israel. Así nomás de simple. Participó ayudando al imperio romano a la desestabilización del Reino de Yehuda, cuya población después de la Masacre de Massada, en que los judíos prefirieron, degollarse unos a otros, con tal de no entregarse vivos y quedar a merced del encarnecido enemigo romano, fueron obligados al exilio.
¿Y porque el odio de los romanos contra Israel? – ¡Tan solo por la religión! Los israelitas profesan la religión judía, fueron los primeros monoteístas del universo, es decir los primeros que creyeron en un solo Di-s Todopoderoso, que les concedió la Torá y 613 Principios morales, que después fueron reducidos a los Diez Mandamientos que todos conocemos. Ellos son los que rigen la vida de cada judío, desde hace más de 3500 años y hasta la eternidad. Esa postulación, le costó al pueblo Judío casi dos mil años de diáspora, que culmina, después de la segunda guerra mundial, cuando las Naciones Unidas, resuelven en 1947, dividir la nación del ex-Reino de Yehuda en dos países, uno Israelita y otro palestino.
Es decir, el pueblo judío fue despojado de su tierra y enviado al exilio, donde sufrió persecuciones vergonzosas de toda índole, después de haber sufrido un brutal Holocausto, quieren reparar en parte, la brutalidad del mundo, entregándole sólo una parte de su reino.
¿Qué méritos ostentan los palestinos? – ¡Ninguno! Sólo el haber invadido esa tierra, como intrusos.
No obstante, Israel soporta las agresiones, el terrorismo, los atentados y hasta la Intifada, buscando la paz. Ellos se muestran sordos a esos llamados de paz y aún hoy a casi 65 años, no fue reconocido, ni tampoco los palestinos han convalidado su Estado.
Israel en cambio, se ha fortalecido, se ha industrializado, en una palabra, ha crecido y se ha cultivado, entre los principales países del mundo.
No se sabe a ciencia cierta el porque del odio musulmán, contra el pueblo israelí. Cabe una respuesta. El pueblo judío desciende del Patriarca Abraham, cuyo nombre en arameo, significa “padre de multitudes” y de la Matriarca Sara, en línea directa. En cambio los musulmanes descienden del hijo “bastardo” de Abraham, Ismael, producto de una unión extra marital, con la fámula de Sara, de nombre Zilpá. Ese puede ser el motivo del odio racial, por complejos de inferioridad, que desata la perversidad y la xenofobia demostrándonos que en todas las cocinas, “se cuecen habas”.
Lo interesante, analíticamente
Israel es un pueblo, activo, dinámico y culto, cuyo ejemplo debieran imitar; ellos que llevan el atraso a cuestas, someten casi a la esclavitud a sus mujeres; obligan a auto flagelarse a sus hijos ¿Qué cultura es esa? ¿Qué ejemplo es para otros pueblos?
Israel, es un pueblo que sugiere y ofrece amistad. Lo ha demostrado mil veces. Casi siempre ha sido el primero en concurrir a todas las catástrofes producidas en el mundo, sin preguntar “pelo ni marca”.
Sin embargo, Israel no se exhibe ni amedrenta a nadie, es “presto” en ofrecer una mano. Ha salvado de la muerte, no hace mucho tiempo a uno de los jefes de las bandas de Hamás, mientras éstos, estaban lanzando misiles destructores, contra la civilidad israelí, totalmente desarmada y pacífica si los ignorantes, fueran más inteligentes, aprenderían a manejarse sin rencores ni odios, que nunca les darán triunfos, si hicieran la paz con Israel, sus propias y hoy miserables vidas, cambiarían para bien. Ellos viven en otro mundo y tal vez un día, no muy lejano, se sumerjan en él, sin retorno.
Lo que no deja de llamar la atención, es la parsimonia del mundo, que viendo la agresividad de éstos contra Israel, un país amigo, con relaciones normales de toda índole, muy pocas veces, se ha interpuesto en defensa de lo legal. ¿Tendremos tan poca suerte, los israelíes?
La injusta enemistad del credo católico, con el pueblo hebreo, duró casi 2000 años, aún sabiendo que era una infamia porque Cristo perteneció al pueblo hebreo y predicó el Antiguo Testamento. El almanaque Gregoriano, anunciaba el día primero de enero, como el día de la “Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo”, hasta que el Papa Pío XII, conocido por su animosidad contra el pueblo hebreo, lo retiró.
Pero el tiempo inexorablemente pasa y deja sus enseñanzas. El honorable Papa Bueno, sellando la paz entre ambos credos calificó a los judíos como “nuestros hermanos mayores”.Lamentó y pidió perdón a “esos hermanos mayores, por la vieja infamia, inútilmente inferida”.
Los faraones, esclavizaron a mi pueblo por 210 años, pero el señor les da a un Moisés, que los salva y los conduce a su tierra Israel. La Reina Isabel, arrojó a los judíos de España, por negarse a abandonar su fe. Los Romanos, los Griegos, los Turcos y hasta los propios ingleses avasallaron sin contemplación alguna, a nuestro Estado. Hemos soportado todo, porque somos un pueblo de ciencia y esfuerzo.
Ahora aparece un Irán, con amenazas insólitas, que el Estado de Israel no tolerará, ¿Y el mundo mudo con “m” de muerto? ¿No reacciona? ¿No les sirve la amistad de Israel? ¿O será que se acerca el fin del mundo?.