Lawrence Anthony (1950-2012) fue un conservacionista, ambientalista, explorador y escritor nacido en Johannesburg, Sudáfrica y criado en la Rodesia rural, hoy llamada Zimbabwe, Zambia y Malawui.
Por mucho tiempo fue director de la reserva Thula Thula en Zululand, Sud Africa y el fundador de The Earth Organization, un organización privada de protección al medio ambiente y desarrollo científico.
En su libro “The elephant whisperer” relata como se dedicó a salvar y rehabilitar elefantes salvajes.
Para curar las manadas descontroladas que llegaban a él a su reserva Thula Thula como último recurso (descontroladas por las vejaciones que habían sufrido en mano de malvados cazadores) decidió dormir y comer junto a ellas para que ganaran su confianza, logrando calmarlos como ningún otro hombre lo había hecho.
Su fama como experto en elefantes se extendió y elefante que había que curar, se lo enviaban a él.
Los biólogos y etólogos saben que los elefantes se despiden de sus compañeros fallecidos con una ceremonia de duelo que la realizan en un lugar “secreto” o mejor, dicho, privado. Esto no es nuevo, desde hace mucho que es sabido.
Lo realmente sorprendente fue que al fallecer su gran amigo Lawrence Anthony en marzo del año pasado, dos de las manadas salvajes que estuvieron hacia mucho tiempo bajo su cuidado, rehabilitación y cariño, en procesión solemne, como lo muestra la primera foto, marcharon durante 12 horas unos 20 km, hasta la reserva de Thula Thula a rendir tributo a su amigo muerto.
Primero llegó una manada, luego la otra y estuvieron dando vueltas en la propiedad durante dos días sin comer ni beber y luego se fueron por donde vinieron. Pero… ¿Cómo supieron que su amigo había fallecido? ¡Y después que me digan que los animales no tienen corazón….!
Fuente : De amores y relaciones