Brian Hare, director del Duke Canine Cognition Center, y Vanessa Woods, investigadora en Duke University (Duke, Carolina del Norte, EE UU), escriben en National Geographic sobre la relación entre hombres y caninos.
En su artículo, desmienten que los hombres adoptaran a los lobos, puesto que éstos eran grandes carnívoros, y por tanto grandes competidores por la comida. Los humanos se ocuparon de acabar con muchas especies de cazadores rivales. De hecho, lo habitual es que el hombre intente acabar con los lobos, incluso en las épocas actuales.
Sin embargo, los lobos algo más amables que sus congéneres empezaron a comer en vertederos humanos, y se fueron acercando poco a poco, ganándose la simpatía de los hombres, que además los utilizaban para cazar, y como sistema de alerta contra otras tribus o especies. Incluso, reconocen los autores, podrían haber servido de alimento en algún caso.
Como resumen gráficamente, “el perro adoptó al hombre, y no al revés”.