Una colaboración de lalunagatuna
La presencia del pueblo judío en Toledo se pierde en la noche de los tiempos, nadie puede asegurar cuando llegaron los judíos, pero Toledo es la ciudad española que conserva más testimonios de la presencia del pueblo hebreo, con momentos de gran esplendor en los siglos XI al XIII. Convivencia muchas veces difícil entre judíos, musulmanes y cristianos: Conflictos, matanzas, rebeliones… y un montón de leyendas. Leyendas en las que normalmente el judío es el malo de la película, un ser abyecto y perverso, capaz de cualquier maldad.
Hay varias leyendas similares, de amores prohibidos entre bellas judías y caballeros cristianos, con un trágico final. La del Pozo Amargo es triste, romántica y tiene lugar en un sitio muy especial y fácilmente visitable…
Cuenta la leyenda que Fernando era un joven caballero principal de la ciudad, y Raquel, la bella y única hija de Leví, un opulento hebreo cuya mansión se encontraba situada en la calle que, más tarde, tomaría el nombre de la leyenda: “El Pozo Amargo”. Nos habla esta historia de un amor oculto entre cristiano y judía, con citas nocturnas en el jardín, junto al brocal de un pozo. Hasta que una noche, un puñal traicionero acaba con la vida de Fernando que acudía al encuentro de su amada.
Raquel contempla el asesinato de Fernando por su propio padre y siente que la amargura se apodera de su corazón. Cada noche acudirá a la cita imaginaria con su amado y derramará torrentes de dolientes lágrimas en el pozo, cuyas aguas se volverán amargas como la hiel.
Hasta que una noche, asomada al brocal del pozo, con el reflejo de la Luna creyó ver la imagen de Fernando en el fondo y se sintió irremediablemente atraída hacia lo hondo, terminando ahogada en las amargas aguas del pozo.
Justamente la calle del Pozo Amargo se encuentra situada en el barrio donde se ubicaban las hechiceras toledanas y el Cobertizo del Pozo Amargo se considera uno de los sitios mágicos de Toledo, un lugar muy inquietante por la noche y donde se dice que se siente algo especial.
Pero las historias de magia y hechicería las dejaremos para otro relato…