Miles de británicos salieron a la calle este sabado en protesta contra el llamado “impuesto del dormitorio” (“bedrooom tax”), que gravará con 17 euros a la semana a 660.000 familias que tienen una habitación vacía en sus viviendas sociales.
La medida, que entra en vigor en abril, ha provocado manifestaciones en 50 ciudades, con el epicentro en Trafalgar Square de Londres.
“Cameron, ¿tienes una habitación vacía?”, gritaron los manifestantes a su paso por Downing Street. “¿Por qué no gravar las mansiones vacías de los ricos?”, podía leerse en una pancarta. “¡Los recortes sociales nos dejan en la calle!”, protestaban los miembros del grupo Crisis, denunciando el aumento de la gente sin techo en un 23% durante los dos últimos años.
Las protestas masivas en 50 ciudades coinciden con las medidas de austeridad más draconianas del Gobierno Cameron. El recorte de más de 18.000 millones de libras (21.000 millones de euros), principalmente en ayudas a la vivienda, para la alimentación y para personas con minusvalías, será efectivo a partir del lunes, al mismo tiempo que la rebaja del tipo impositivo del 50% al 45% para las rentas más altas.
Las nuevas medidas –que incluyen el “impuesto del dormitorio” y la implantación de “cupones de alimentación”- han sido justificadas por el ministro de Trabajo y Pensiones, Iain Duncan Smith, como un intento de acabar con el fraude en la ocupación y la carestía de viviendas sociales.
Pese a la exclusión de pensionistas y discapacitados, el “impuesto del dormitorio” ha provocado una respuesta unánime de los británicos de clase media baja. Según un reciente informe de la Resolution Foundation (‘Squeezen Britain’), unos 11 millones de británicos han sido doblemente golpeados por los recortes sociales y el aumento del coste de la vida y no ganan lo suficiente para llegar a fin de mes.
“Para gente como yo, madre trabajadora y soltera, pagar el impuesto del dormitorio equivale a quedarme sin comida o a no poder pagar los recibos de la luz”, se lamenta Sye Carter, 58 años, vecina de Waltha Forest. “Mi hija y yo solíamos cenar en caso de necesidad en un comedor público que también han cerrado por los recortes. El próximo paso será acabar en la calle”.
John MacDonald, de 66 años, viajó desde Norfolk para sumarse a los manifestantes en Londres, que dejaron el eco de una sonora pitada a su paso por el parlamento de Westminster: “Me gustaría saber si las segundas viviendas que les pagamos entre todos a los diputados tienen alguna habitación vacía. Me gustaría saber también si van a dedicar a los pocos trabajadores sociales que aún quedan o a los pocos policías que tenemos en las calles a espiar en las viviendas sociales para buscar habitaciones vacías… El daño que este Gobierno está haciendo a las clases trabajadoras es tremendo“.
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