Una colaboración de German Luna
Primera aparición pública y primera adoración masiva a Mitra
El cambio de propietario de la Iglesia, el cambiazo del culto a Jesús por el culto a Mitra empieza a lo grande, con un gran acto de adoración al nuevo dios camuflado, desde el balcón de la sede de Pedro. Mitra es el dios pagano al que en secreto han adorado siempre los jesuitas desde San Francisco de Borgia, como se explica en la primera parte de esta serie del “Fin del Cristianismo”
Parece ser que nadie se fijó en el minuto y medio exacto que Francisco estuvo inmóvil, quieto, inexpresivo como una estatua, con los brazos pegados al cuerpo. ¿Que estaba haciendo Francisco en ese largo minuto y medio?
El papa Francisco, que por juramento obedece al Superior General de los jesuitas sobre todas las cosas, estaba haciendo presente al propio dios Mitra con un ritual de invocación. Es el primer paso del proceso final que ha de sustituir a Jesús por su sustituto impostor, y sin que nadie se dé cuenta. Es lo que en todas las profecías se conoce como el anti-cristo.
Junto a todas las profecías, ya explicadas en la primera parte, y junto al Libro de las Revelaciones o Apocalipsis, el nuevo papa es la prueba definitiva.
Francisco pertenece a la orden de los Jesuitas, el grupo que retomó el culto a Mitra casi desde su creación y el grupo que tiene en su anagrama el IHS, el número de la bestia, el 666.
¿Qué relación hay entre IHS y el 666? simplemente que IHS es el código nº 666 de los códigos 666, a quienes da el nombre. Lo explicaremos más adelante.
No queremos decir que Francisco, con esa pinta de bonachón entrañable, sea el anti-cristo. Lo que aseguramos sin ninguna duda -y con muchas pruebas que iremos descubriendo- es que Francisco y la Compañía de Jesús adoran al anti-cristo.
Jesús es Cristo y su imitador oscuro (Mitra), es el anti-cristo.
¡Aquí está la sabiduría!
El que entienda, calcule la cifra de la bestia:
pues es la cifra de un hombre:
Su cifra es el 666“Apocalipsis, 13:18
Pero retomemos el hilo de la primera aparición pública como papa. Transcurridos esos 90 segundos de inmovilidad, Francisco presentó sus credenciales, para quien pueda y quiera entender, al pronunciar sus primeras palabras:
“me han ido a buscar al fin del mundo”
Fue un chiste bastante inoportuno, y fuera de lugar, a no ser que quisiera hacer un guiño intencionado a las múltiples profecías catastrofistas que con su papado se van a cumplir. O que quisiera que se materialice todo aquello que la oscuridad nos ha venido advirtiendo, a través de profecías y visiones, cumpliendo su código de hacer públicos sus planes antes de llevarlos a cabo.
Tras el guiño que pasó inadvertido (¿todo el mundo había olvidado ya el rayo que cayó en la cúpula de San Pedro el día que renuncio su antecesor?) empezó la primera adoración masiva al nuevo dios Mitra, cuando pidió por dos veces: “Recen por mí”.
Francisco dijo exactamente “hagamos en silencio esta plegaria de ustedes hacia mí” (algo que sorprende pues normalmente debería ser al revés).
Para acabar se arrodilló durante diecisiete segundos con una reverencia hacia los miles de personas congregados en la plaza. Una reverencia como la que hacen los actores al recibir los aplausos del público, para absorver la energía generada con el batir de manos a través del chacra superior, o como la que hacen los fieles ante cualquier objeto de culto. O ante un símbolo de cualquier dios pagano….
Un ejercicio de simulación de lo que ocurrió en el balcón sería:
“Yo, Mitra, recién invocado por mi mano derecha en la tierra, Francisco, en representación de la sociedad de Jesús, el grupo a quien nombré como mis lugartenientes y que me han sido fieles desde siempre, y aquí presente ahora, ordeno ¡adórenme ¡ porque soy su nuevo dios a partir de hoy. Olviden a ese tal Jesús que vino a jodernos, porque Jesús soy Yo”.
Miles de crédulos feligreses en la plaza de San Pedro y millones que lo seguían por TV oraron por el nuevo papa, con toda su buena y manipulada intención. Pero ignoraban a quién estaban dirigiéndose en realidad. Habiendo respondido a su petición, estaban dando de forma automática el permiso para abrir un lazo con el nuevo dios del Vaticano. Mitra, a partir de ahora su nuevo Dios. La gran apostasía, el fin del cristianismo profetizado ya está aquí.
nota: Para quienes desconozcan acerca de temas energéticos. Existe una ley universal que en mayor o menor medida se intenta respetar siempre: la ley del libre albedrío. Significa que nadie puede alterar nuestra libertad para tomar las decisiones que nos afectan a nosotros. Sin embargo, existe una trampa para poder saltársela que la Oscuridad suele usar con gran rendimiento: solicitar de manera engañosa el permiso para hacer aquello, que de saberlo, jamás permitiría. Eso se hace disfrazando la petición como ha hecho Francisco hábilmente. Con este permiso obtenido fraudulentamente se puede actuar sin saltarse la Ley, eso es lo que piensan, pero hay otras leyes en el universo que no van a poder esquivar cuando sea la hora.
En su defensa alegan: al habernos dejado engañar, ya estamos haciendo uso de nuestro libre albedrio. Somos nosotros quienes elegimos entre dejarnos engañar o no.
Por otro lado, es muy común en temas energéticos abrir lazos con las personas a través de los cuales se les pueda influenciar, vigilar o dominar.
En eso se basa la mayor parte de las prácticas energéticas a las que popularmente venimos refiriéndonos como Magia.
Pero ¿qué es un pa-pa?
La religión Mitraica disponía de siete grados de iniciación relacionados con los siete planetas conocidos en la época. Los de más bajo nivel eran los “consagrados”, los “cuervos”, los “ocultos”, los “soldados”, por este orden. En los grados superiores, donde los seguidores ya podían participar de los misterios, estaban los “leones”, los “persas”, los “heliodromos” (mensajeros del sol) y en lo más alto los “Padres”.
El superior de los Padres vivía siempre en Roma y se llamaba Pater Patrum o Pater Patratus, cuya abreviatura forma la palabra Pa-pa. Los miembros de grados inferiores al Padrese llamaban entre sí “hermanos”. Nombres todos que acabarían luego asimilados en la religión católica.
Los complementos que los Padres usaban como el gorro frigio, la vara y el anillo recuerdan a los de los obispos cristianos.
<<<< El papa o sacerdote es también una carta del tarot que suele significar conocimiento, aunque si en la tirada sale invertido y junto al Diablo: ¡Cuidado! Estamos ante un peligroso falso gurú.
Fotos inferiores
A la izquierda: el tocado ceremonial de los obispos, llamado Mitra. Su forma es muy parecida a la representación sumeria del dios Dogon.
En este ejemplo vemos una Mitra aderezada con códigos 666 (el de la estrella de David).
A la derecha: Dogon, el dios pez, que es una representación de Anu el patriarca de los dioses, padre de los seres que han tomado el nombre de Jehová/Yahvé (Enlil) y de Lucifer (Enki) y por tanto abuelo de Mitra y bisabuelo de la diosa Inanna/Ishtar. Está en actitud de bendecir con agua como los sacerdotes actuales.
En el Génesis, Anu es el sumo creador, el origen de todo y se le menciona figuradamente. Recordemos que el Génesis es la fusión de muchos textos antiquísimos a los que se ha dado una continuidad y una sensación de unidad, en base a criterios de la época.
Estas son las primeras lineas de la Biblia:
“En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra.
La tierra no tenía entonces ninguna forma;
todo era un mar profundo cubierto de oscuridad,
y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas.”
La religión Mitraica, de ayer a hoy.
Se denomina mitraísmo o misterios de Mitra a una religión muy difundida en el Imperio romano, en los primeros años de nuestra era, en la que se rendía culto a una divinidad llamada Mitra. Sus orígenes se encuentran en Asia Menor. En Persia, actual Irán, se le rendía culto 2000 años antes de Jesucristo.
El Mitraísmo es un sacerdocio sólo masculino, y célibe (como el de los jesuitas) y tiene muchas similitudes con el zoroastrismo o mazdeísmo, basado en las enseñanzas del profeta iraní Zarathustra. Ambas religiones comparten un único creador increado de todo, de nombre Ahura Mazda.
Era una religión de tipo iniciático, basada en la transmisión oral y ritual de secretos y enseñanzas de iniciado a iniciado. Los ritos y no la fe eran su base.
Su apogeo vino marcando el final de la era astrológica de Tauro, lo que tiene mucha importancia como veremos. La leyenda de Mitra sacrificando es la escenificación del cambio de era de Tauro a Aries.
La Tauroctonía, el mito de Mitra sacrificando (clavando una estocada) al toro está muy enraizado en nuestro país. En su origen significa la victoria del dios Mitra “El Salvador” ante el dios Baal, el dios pagano representado como un toro que gobernó la tierra durante la era de Tauro. Era al que adoraban los judíos antiguamente, de ahí que cuando el dios Yahvé, otro impostor al que se ha querido confundir con El Creador, les quiso imponer una nueva idolotría en exclusividad, ellos en un descuido construyeron un becerro ( toro) de oro, con el consecuente berrinche.
Las eras astrológicas son un conocimiento avanzado que en tiempos de los sumerios, la primera civilización conocida, fue traída por los antiguos dioses anunnakis. Eran expertos astrónomos y daban mucha importancia a la precesión de los equinoccios y las 12 eras astrónomicas que forman, hasta el punto que con ellas determinaban los ciclos de poder en la tierra. Así, acabada la era del toro (Tauro), empezó la del carnero (Aries). Por esa razón Mitra era llamado “El Cordero de Dios”, expresión que luego también se dió a Jesús para asemejarlo al dios pagano.
Los primeros cristianos usaban el símbolo del Pez ya que estaban en los albores de la era de Piscis, aunque eso tambien tenía relación con el dios Pez, Dagon, el inventor de la Mitra papal.
Pero los toros no es la única presencia de Mitra en nuestra historia. Quizás la más conocida, al menos la más fotografiada, sea la Estatua de la Libertad.
La estatua de la libertad, cuyo nombre verdadero es “La Libertad iluminando al mundo” (en una primera referencia al Sol que ilumina o al sobrenombre de Mitra “La Luz”), debía ser colocada en Egipto en primera instancia. Su antorcha es la que llevaba Mitra en su nacimiento; los 7 rayos solares de su cabeza son los del dios solar Mitra, sus 7 planetas y sus 7 grados de iniciación; sus 33 metros de altura son una cifra esóterica que luego fue adjudicada a la vida de Jesús; su pedestal -un edificio con forma de estrella de 10 puntas- corresponde
al sello de Mitra, según su orden sucesorio en el olimpo sumerio-anunnaki … 7 rayos (cabezas), 10 puntas (cuernos), cifras repetidas hasta la saciedad en el Apocalipsis.
La Estatua de la Libertad de Nueva York fue un regalo del pueblo de Francia a los Estados Unidos en agradecimiento por una ayuda militar, coincidiendo con el Centenario de la Independencia de los Estados Unidos. Es obra del escultor masón Frédérick-Auguste Bartholdi y del ingeniero Eiffel. Es un símbolo mundial y réplicas de ella se encuentran en todo el mundo. En las fotografías las de España, Japón y Francia.
Por cierto que en Madrid no sólo tenemos a Cibeles, sino también a su hijo Mitra. Y en dos lugares siimbólicos, el friso del Congreso de los Diputados y en el friso de la Biblioteca Nacional.
Religión, Poder y Conocimiento… ese diosito sabía lo que se hacía !!
En Catalunya tenemos también más ejemplos. Uno está en la Biblioteca Arús de Barcelona, fundada por un reconocido masón catalán y con un excelente fondo sobre el tema. El otro, está en Cadaqués, la población de Dalí. Así luce hoy día el primer retrato surrealista de Mitra de toda la historia de la humanidad, ja ja.
http://www.soysanador.com/archivos/acto-2-primera-magia.html#.UV_scJM2K84
disculpame pero todo lo que sabes te hace ser un pesimsta con miedo y eso no te deja trasender busca el desperta de tu conciencia liberandote primero de tus miedos recibe bendiciones de luz ..german luna …NAMASTE
Estimado German
No se cual es tu propósito, porque si fuese cristiano no estarías publicando esto, ademas no se quien te ilumino para hacer todas esta elucubraciones que nada aportan al MUNDO.
Como repuesta a tu nota, simplemente dos Frases:
El papa Francisco invitó a dar testimonio «con valentía» de la fe católica en su integridad, porque con ella «no se negocia». 06/04/2013
¡Felices los que creen sin haber visto!» Juan 20:29
MAESTROVIEJO, creo que es una ofensa a todo los católicos, que incluyas esta nota en CRISTIANISMO, me parece que no corresponde a la clasificación. Creo que tendría que ir en algo así como OSCURANTISMO o PAGANISMO, para todos aquellos que no se identifican con el Cristianismo.
Me adhiero a tu opinión Ale pero además me dá toda la sensación de estar ante una retorcida y remosada versión de «la caza de brujas» al revés…
Estimado Ale:
Sobre la etiquetación de las noticias, sin duda hay muchos criterios.
Una prioridad para mi es no superar el número de etiquetas existentes, hay demasiadas incluso para mi.
En cristianismo figuran todas las alternativas sobre este tema, las críticas las paganas, en fin todo lo relacionado con el tema.
Recuerdo a un lector que no le gustaba, después de dar una receta muy apetecible y saludable en un artículo, que lo hubiera etiquetado en la categoria que entonces decía «envenenamiento de la población, alimentación».
Ahora la he cambiado y eh puesto primero alimentación y luego la otra frase en forma de pregunta. en esa categoria va todo lo relativo a alimentación, sea buena o mala.
Como ves mi prioridad es de economía de etiquetas.
Por otra parte creo que lo que pides, aunque lo entiendo, no representa una medida adecuada, segun mi opinión.
Creo que debemos convivir con todos, y con todas las ideas.
A mi me cuesta a veces publicar algunos artículos colaboración, sin embargo al final comprendo que lo más importante es reflejar todas las posibilidades y que luego cada uno pueda elegir.
Todos los días tenemos que convivir al lado de ideas, de publicidad, de personas con las que discrepamos en muchos temas, sin embargo lograr compartir ese espacio es sinonimo de madurez espiritual y personal.
Un saludo
CON TODO RESPETO Maestroviejo NO VEO REFLEJADA OTRAS POSIBILIDADES ES MAS LO DESCONOZCO HASTA DIRÍA QUE USTED DEJO DE SER, VEO Y SIENTO EN ESTE TEMA QUE SIEMPRE ES PEGAR, DIFAMAR , ENDILGAR A ESTE NUEVO PAPA TODOS LOS MALES POSIBLES CUANDO TODOS SABEMOS QUE LA PROFECÍA DE SOR LUCIA ES FALSA Y QUE A ELLA LA ASESINARON PONIENDO EN SU LUGAR UNA FARSANTE QUE SE HACIA PASAR POR ELLA.
PODREMOS ALGÚN DÍA BUSCAR LA VERDAD SIN ANTEPONER NUESTROS ODIOS. LE PIDO POR FAVOR QUE SI VAMOS A ANALIZAR LO HAGAMOS EN FORMA INDEPENDIENTE SANAMENTE DICIENDO VERDAD NO LOCURAS DE UN SUPUESTO INVESTIGADOR TRASNOCHADO QUE COPIA ZEINGER Y LO TOMA COMO LA VERDAD.
NINGÚN ABRAZO.
Estimada leluchis:
Leo tus palabras en mayusculas, eso es gritar, eso es querer imponer una postura una idea alzando el tono por encima del normal que utilizan los demas.
Yo no pongo ni quito Papa estimada leluchis.
Hace ya mucho tiempo que La Iglesia Católica de Roma me importa, pero por motivos muy diferentes a la religión.
No tengo especial interés en desprestigiar a nadie ni encumbrarlo tampoco.
Creo que el artículo de German Luna muestra una postura contundente y dura.
He leido artículos muchos más duros.
Pero yo no voy a quemar opiniones, ni documentos, las hogueras y la inquisición no son mi estilo.
Me parece muy bien lo que opinas y lo que crees.
Ya sabes que puedes mandarme un artículo encumbrando la figura del actual Papa y no tendré ningun reparo en publicarla.
Quiero decirte mas cosas.
Aunque te veo enfadada, lo digo por lo de «Ningun Abrazo»
Se que no lo haces de forma violenta, sino por fe, por convencimiento tuyo personal de lo que estas segura que es la verdad.
Es encomiable defender así tus ideas
Pero a mi manera de ver
Tus ideas sólo son tuyas cuando eres capaz de convivir rodeada de todas las demas.
En el blog escribe gente de todas las opiniones y gustos y tendencias.
A mi me encanta aprender de todos, conocer las opiniones más inverosimiles y las mas increibles.
Al final prefiero conocer a gente que opina diferente a mi, porque esa será la única forma de poder aprender nuevas cosas.
Yo si te doy un abrazo de paz,
Que loco estas!!!
Reblogged this on javoline2012.
Estoy harta estoy convencida de que haga lo que haga el papa FRANCISCO en este blog estará mal visto y es difamado sin pruebas acaso el gorro es el mismo… no tiene menos adornos, o símbolos esta encaminando una reforma.
Uno pudo creer en la teoría de resucitar a Juan Pablo II, teoría que hasta la renuncia de Benedicto XVI creí posible, pero ante esta noticia dije a mis hijos que este nuevo papa no sería el anticristo, que sería el cordero para el sacrificio que ellos necesitaban, para mi sorpresa resulto electo el querido cardenal que todos escuchábamos batallando contra la injusticia, pidiendo siempre en amor, que no sea Bergoglio suplicaba y dicen su nombre. Grite no, no, no, muy fuerte, mis hijos me preguntaron porque… es malo, y les dije no es malo pasa que es demasiado bueno y lo necesitamos acá, nosotros en mi país estamos al borde de una guerra civil orquestada por los kkamporas y sus internas peronistas, bueno explico esto porque lo mío no es fanatismo, sabia de ante mano que el siguiente era el cordero aun sin saber quién era.
benedicto es el antipapa que usurpara la silla cuando llegue el momento aunque siento que estan perdiendo por goleada.
Esto es en lo que me baso para afirmar lo que siento.
Apo 17:10 y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.
Apo 17:11 La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.
La bestia que era y no es, es también el octavo.
La visión sigue pasando en el tiempo, para mostrarle el OCTAVO REY, y le muestra que el OCTAVO REY, ES TAMBIÉN EL MISMO SEXTO REY.
Juan al ver esto que parece imposible, SE ASOMBRA.
El ángel llevo a Juan Apóstol, al tiempo del Sexto PAPA, desde el establecimiento del vaticano como estado soberano, y le mostró quien era el SEXTO PAPA, y después le llevo al tiempo del OCTAVO PAPA, y cuando Juan ve, en la visión, que el SEXTO PAPA ERA TAMBIÉN EL OCTAVO, se exalto.
El Ángel le explica a Juan lo siguiente acerca del SEXTO REY.
La mujer montada en la bestia,
Apo 17 2 Los reyes de la tierra se han acostado con ella, y los hombres del mundo se intoxican con el vino de su pecado sexual.
Apo 17 3 Después, por medio del Espíritu, el ángel me llevó al desierto. Allí vi a una mujer montada en una bestia roja de siete cabezas y diez cuernos. La bestia estaba cubierta con nombres que insultaban a Dios.
Apo 17 4 La mujer estaba vestida con ropa de colores morado y rojo y llevaba adornos de oro, piedras preciosas y perlas. En la mano llevaba una copa dorada llena de porquerías y de las impurezas de su inmoralidad sexual.
Apo 17 5 En su frente estaba escrito un nombre que tenía un significado secreto
Apo 17 6 Observé que la mujer estaba borracha pues se había embriagado con la sangre de la gente consagrada de Dios y de los que murieron por testificar de su fidelidad en Jesús. Cuando vi a la mujer, me asombré.
Apo 17 7 Luego, el ángel me preguntó; ¿De qué te asombras? Te voy a explicar lo que significan la mujer y la bestia de siete cabezas y diez cuernos en la que ella estaba montada.
Apo 17 8 La bestia que viste estuvo viva alguna vez, pero ya no. Está por salir del abismo y después será destruida. La gente que vive en la tierra y cuyos nombres nunca han estado escritos en el libro de la vida desde la creación del mundo, se asombrará cuando vea a la bestia porque estuvo viva y ya no lo está, pero vendrá de nuevo.
Apo 17 9 Se necesita ser sabio para entender esto; las siete cabezas de la bestia son los siete montes sobre los que está sentada la mujer y también son siete reyes.
Apo 17 10 Cinco de los reyes ya murieron, uno vive ahora, el otro todavía no ha llegado; pero cuando llegue, se quedará sólo por un corto tiempo.
Apo 17 11 La bestia que estuvo viva alguna vez, pero que ya no lo está, es el octavo rey. Ese octavo rey es también uno de los siete primeros reyes, y será destruido.
Apo 17 12 Los diez cuernos que viste son diez reyes que todavía no han recibido poder para reinar. Recibirán ese poder para gobernar junto con la bestia durante una hora.
Apo 17 13 Todos estos diez reyes tendrán el mismo propósito; le darán su poder y autoridad a la bestia.
Apo 17 14 Pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá porque él es Dios De Los Ejércitos es Rey de reyes. Él los vencerá, y los que están con él son sus fieles seguidores, a quienes él mismo eligió y llamó.
Apo 17 15 Entonces, el ángel me dijo; Los ríos donde estaba sentada la prostituta, representan a todas las personas, razas, naciones y lenguas.
Apo 17 16 La bestia y los diez cuernos que viste odiarán a la prostituta y le quitarán todo lo que tiene dejándola desnuda. Se comerán su cuerpo y lo quemarán.
Apo 17 17 Dios hizo que los diez cuernos se pusieran de acuerdo en un sólo objetivo para poder cumplir el propósito de Dios; de darle a la bestia su poder para gobernar hasta que se cumpla el plan de Dios.
Apo 17 18 La mujer que viste es la gran ciudad que gobierna a los reyes de la tierra.
http://www.youtube.com/watch?v=egpCYaVrsDw
http://www.youtube.com/watch?v=Zgn_F_Xay5U
dejen en paz a benedicto en el infierno que el mismo ayudó a construir, la biblia para mi, es el plagio de todos los plagios, soy un libre pensador.
Reblogged this on Lo que no quieren que Sepas.
El fin de Maestroviejo es publicar cuarquier artículo para informarnos, no para convercernos o convertirnos, siempre respeta nuestro libre albedrío sin obligarnos a rascarnos las vestiduras. Por otra parte, el autor se expresa con educación sin palabras malsonantes. Cada opinión es válida mientras sea desde el respeto y que cada uno saque sus propias conclusiones.
Pero, por favor, no matemos al mensajero…
Llevo bastante tiempo con el moderador de éste blog e incluso colaboro desde mi pequeño conocimiento con él, a mí siempre me ha parecido impecable. Opinar sí, molestarse no.
lalunagatuna, escuchaste alguna vez el refrán que dice «miente, miente, que algo queda…» Una cosa son las opiniones y otra el repetir, por ejemplo mentiras que con el correr de los días cayeron por su propio peso(un «periodista» dijo que Bergoglio fue colaboracionista en el último gobierno militar de mi país y resulta que era todo lo contrario!).
Qué caso tiene repetir algo que no solo es una mentira sino que, no es nada útil y además fomenta la desesperanza?
En este blog se suelen desenmascarar complots de todo tipo… pero…
No se tratará de eso precisamente, de uno para tratar de quitarnos la esperanza y la fe?
Pensalo por favor.
Perdón, es rasgarse las vestiduras…
LLAMADOS HACIA LA GRANDEZA
Homilía del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires en la misa central por los festejos de la parroquia Santa Inés Virgen y Mártir – 21 de enero de 2004
Santa Inés a los 12 años supo encontrar el tacto con el tesoro escondido y dejar todo lo demás para quedarse con El.
Supo encontrar por la Gracia de Dios, la causa de Dios y dejar todo lo demás por esa causa. Con sólo 12 años, fue una adolescente que sabía mirar más allá, una chica de horizontes que no se quedaba encerrada en la cocina, en la pequeñez, en la satisfacción, sino que siempre estiraba el mentón para expandir sus horizontes. Una mujer de conquista. Una mujer que iba madurando. ¿Madurando hacia dónde? Hacia la victoria.
Era una joven, al mirarla a ella, recordamos a los jóvenes. Este es, en cierta manera, un día de los jóvenes, un día para los jóvenes, un día que hay que darle a los jóvenes, un día en que el mensaje es todo para ellos, quizás, y para nosotros para que lo trasmitamos a los jóvenes. Y también para nuestra juventud de alma, porque todos en el corazón guardamos un poco de juventud que hay que conservarla también.
Ser joven es animarse a mirar horizontes, no quedarse encerrado. Ser joven es madurar para la victoria, es decir, aprender a luchar, aprender a trabajar, aprender a mirar al mundo con ojos de grandeza. Ser joven significa tener grandeza. Y eso no es fácil, porque nuestra civilización, en todas partes del mundo, les ofrece a los jóvenes panoramas sin horizontes. Y de nuevo se las arreglan para que las propuestas que le hace el mundo a los jóvenes sean sin horizontes.
Ustedes tienen que ser chicos y chicas de horizontes, de grandeza. Fíjense como el mundo, esta civilización, quiere destruir los pilares de esperanza de un pueblo. El mundo que vivimos pretende destruir a los jóvenes, quiere destruir a los ancianos; ese es el espíritu del mundo.
Cómo destruye a los niños. Primero con el asesinato tremendo del aborto, no dejando que lleguen al mundo, un crimen horrendo. También lo destruye quitándole los valores y poniendo antivalores en la cabeza de los chicos.
Cómo destruye a los ancianos. Hoy es común olvidarse de los ancianos; ellos son la sabiduría de nuestro pueblo. Guardarlos en un geriátrico es como cuando guardamos el sobretodo. A ver quién de ustedes andaría con el sobretodo puesto con este calor. Seguro que lo guardaron en el ropero, con bolitas de naftalina en el bolsillo. Así hace nuestra civilización con los ancianos. Los guarda, prefiere relegarlos, en vez de escuchar su sabiduría.
¿Y con los jóvenes qué hace? Los anestesia. ¿Qué es anestesiar un joven? Quitarle los ideales, quitarle el horizonte, quitarle la grandeza. Quitarle ese camino de madurez hacia la victoria. Todos los jóvenes, buenos por vocación, deben madurar para vencer.
No se dejen engañar, no se dejen robar la victoria, no se dejen anestesiar las ilusiones, no se dejen borrar los horizontes.
Nuestros jóvenes son atacados por la seducción. La seducción de la cosa fácil, de la cosa que está a la mano. Como si les mostraran vidrios de colores diciendo: «esto es lo que vale», mientras les roban el oro de la riqueza del alma.
No se dejen robar la riqueza del alma, la ilusión, la valentía, el ansia de victoria, la mirada hacia el horizonte.
Ustedes jóvenes, chicos y chicas, están llamados a cosas grandes, están llamados al servicio de los demás, están llamados a llevar adelante a nuestro pueblo, están llamados a formar una familia y a transmitir los valores de nuestro pueblo. No se dejen engañar, no se dejen anestesiar, no todo lo que brilla es joya, muchas veces son sólo vidrios de colores.
Busquen como ella, como Santa Inés, la perla preciosa, la de la grandeza, la del horizonte.
A ustedes, jóvenes, los queremos madurando para la victoria. Ese es el camino de los jóvenes, como ella, que a los 12 años el Señor la encontró madura para vencer, y venció.
No bajemos los brazos.
Nosotros, los grandes, apelemos a la juventud del corazón, dejemos que desde la semilla de esas experiencias vividas surja ese mito de esa juventud escondida y así ayudemos a los jóvenes a caminar madurando hacia la victoria. Ayudemos a nuestros jóvenes, al lado de ellos, con cariño, con ternura, con compañía. Ayudándolos a crecer, dándoles esperanza, que no los anestesien, ni les roben las ilusiones.
Eso es lo que hoy venimos a pedirle a Santa Inés, para ellos, paro todos los jóvenes que están aquí, para todos los jóvenes de esta ciudad, para los jóvenes del mundo entero y para la juventud que llevamos escondida en el corazón.
Que así sea.
Cardenal Jorge Mario Bergoglio, S.J., arzobispo de Buenos Aires
VI JORNADA DE PASTORAL SOCIAL
Alocución del arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina,
cardenal Jorge Mario Bergoglio en el cierre de la Jornada (desgrabación)
28 de junio de 2003
Esta convocatoria es parte de la misión evangelizadora de la Iglesia, y el bien común es una de las formas más altas de la caridad, utilizando una frase del Papa. Esto lo digo porque no faltan en los corrillos quienes dicen: ¿qué tiene que hacer la Iglesia en política? Acá no hacemos partidismo político. Eso es otra cosa. El que tiene vocación, lo hace y lo hace bien. Acá trabajamos desde el Evangelio y por el bien común. Que quede muy claro. Es la ética del Evangelio, la moral que nos enseñó Jesús.
Hay un problema que a mí me viene preocupando y ya lo dije en una charla que tuve con educadores, no hace mucho tiempo, y es el problema de la fragmentación social. Jesús siempre nos habló de la unión: “Padre, que sean uno, como Tú y Yo”. Esa no es una palabra linda para poner en una estampita y recordarla. Esa es una palabra de vida: buscar la unidad. Siempre se da la pluralidad unida, que es un poliedro con muchas caras armónicamente unidas: “Padre, que sean uno”. La fragmentación es la que atenta contra la unidad. Y en el caso que hace a la pastoral social, cualquier tipo de fragmentación atenta contra la unidad de nuestro pueblo. En este momento, estamos amenazados por diversos tipos de fragmentación, que quita los lazos de unión de un pueblo, lazos que hacen a la unidad.
Yo los invito a que personalmente o en grupo, un día dediquen un tiempo a ver diversas amenazas fragmentarias. Qué signos de fragmentación estoy viendo en nuestro pueblo que quieren romper los lazos de unidad.
La unidad de un pueblo se basa esencialmente sobre tres pilares. Si uno niega uno de ellos, el pueblo empieza a disgregarse. Primero, la memoria de sus raíces. Un pueblo que no tiene memoria de sus raíces y que vive importando programas de supervivencia, de acción, programas de crecimiento de otro lado -que generalmente suelen ser los que ya tiran-, un pueblo que no tiene memoria de sus raíces está perdiendo uno de los pilares más importantes de su unidad como pueblo.
Segundo, el coraje frente al futuro. Un pueblo sin coraje es un pueblo fácilmente dominable, sumiso en el más profundo sentido de la palabra. Yo suelo decir que nuestro pueblo es un pueblo manso, lo digo en sentido evangélico, tiene la mansedumbre de Jesús, y la mansedumbre de Jesús supone coraje. Pero cuando un pueblo no tiene coraje, se hace sumiso de los poderes, los imperios y las modas de turno. Imperios culturales, imperios políticos, imperios económicos, cualquier cosa que hegemoniza e impide crecer en la pluriformidad. La memoria de las raíces, el coraje frente al futuro y la captación de la realidad del presente. Un pueblo que no sabe hacer un análisis de la realidad que está viviendo, se atomiza, se fragmenta, porque los intereses particulares privan en este caso sobre el bien y el interés común, y entonces queda atomizado en los diversos intereses particulares que nacen de un mal análisis de la realidad que estaban viviendo.
El análisis de la realidad tiene que ser no un análisis de tipo ideológico donde yo proyecto una postura previa, sino ver la realidad tal cual es y de ahí sacarla. O sea, tres cosas: una que hace al pasado, memoria de las raíces; otra que hace al futuro, coraje frente al futuro, y una tercera que hace al presente, un análisis de la verdad, de lo que se está viviendo, sin proyección previa de una ideología, sino las cosas tal cual son.
Y los lazos que hacen a la unidad de un pueblo, se descubren en una novedad de todos los días. Hay que renovarlos, hay que reactuarlos, redescubrirlos. Y el lugar privilegiado no es precisamente el centro de cualquier realidad. Decía alguien que la realidad se capta mejor desde la periferia que desde el centro, y es verdad. Y para captar la realidad actual es necesario ir a la periferia, a la marginalidad. O sea, no vamos a entender la realidad de lo que nos pasa como pueblo, y por lo tanto no vamos a poder construir en el presente el coraje para el futuro con la memoria de nuestras raíces, si no salimos del estado de centro, de quietud, de tranquilidad, y no nos metemos en lo marginal.
El mejor obispo que tuvo América Latina, que la Iglesia lo puso como patrono de los obispos, Santo Toribio de Mogrovejo, fue veintidós años y medio arzobispo de Lima. De esos veintidós años y medio, dieciocho estuvo fuera de Lima, recorriendo toda la diócesis hasta la capitanía de Chile. Tres veces recorrió toda su diócesis en aquella época, mil quinientos y pico. Y entendió la realidad de América y por eso pudo hacer su concilio y dar pautas claras sobre la realidad de América.
La realidad se capta mejor desde la periferia que desde el centro. Por eso tenemos que aventurarnos, para captarla mejor en el presente, hacia la marginalidad. ¿Dónde encuentro la memoria en la marginalidad?: en los ancianos. En esta civilización del descarte, los ancianos son marginales. Peregrinar hacia la ancianidad. Los ancianos tienen la sabiduría de la vida.
¿Dónde descubro la marginalidad del coraje frente al futuro?: en los niños y jóvenes. Ellos, en esta civilización, también son marginados. Marginados porque se los usa, se experimenta con los chicos. El Congreso de Comunicación del año pasado, hecho por las Academias, una cosa sumamente seria, de mucha altura, nos daba unas estadísticas espeluznantes: un chico a los diez años vio ocho mil trescientos actos de violencia. Después nos agarramos la cabeza cuando vemos bandas de chicos de 16 ó 17 años. Entre Buenos Aires y el conurbano todo, hay alrededor de dos millones de jóvenes que no estudian ni trabajan. O sea, nuestro pueblo está sufriendo la amenaza de la fragmentación por falta de coraje. Tenemos que ir a la marginalidad de estos jóvenes y niños para que no se experimente con ellos y para que ellos puedan poner la fuerza que los ancianos le dan como sabiduría.
¿Dónde encuentro la marginalidad en la captación de la realidad presente? Es muy sencillo, lo sabemos todos: en los sin techo, en los sin trabajo, en los sin comida, en los que no tienen atención de salud, en las miles de fragilidades por las cuales está pasando nuestro pueblo.
Evitar la fragmentación que atenta contra la unidad de un pueblo. La unidad de un pueblo se basa sobre tres pilares: la memoria de sus raíces, el coraje frente al futuro y la captación de la realidad presente. Y esos tres pilares los tengo que buscar en la marginalidad. Y esto no es filosofía pagana. Esto es lo que nos enseñó Jesucristo, que de la plenitud de la Trinidad, bajó a la marginalidad del pecado. San Pablo no tiene miedo al decir: ‘se hizo pecado por nosotros’. Y por eso él, hoy día, nos puede dar un mensaje convocante y unificante.
Esto es cristianismo puro, y este es nuestro aporte. Nuestro trabajo tiene que ser, más en este momento, evitar la fragmentación de nuestro pueblo, creando lazos de unidad. La solidaridad, por ejemplo, es uno de ellos. Pero salir a buscar. Esa imagen de Dios, Buen Pastor, que sale a buscar la oveja que está fuera del rebaño, que está marginada, y la resitúa en la sociedad. La imagen de la señora que revuelve toda la casa hasta encontrar la moneda que perdió y la resitúa en el monedero. Salir a buscar para resituar; resituar nuestra memoria, resituar nuestro coraje, resituar nuestra captación de la realidad para que no nos sea llevada por previas ideologías. No a la fragmentación y sí a la unidad. Gracias por todo lo que hacen.
Cardenal Jorge Mario Bergoglio, s.j., arzobispo de Buenos Aires
EDUCAR ES ELEGIR LA VIDA
Mensaje del cardenal Jorge Mario Bergoglio, S.J., arzobispo de Buenos Aires,
a las comunidades educativas, al inicio del año escolar, dado en la Misa celebrada en la catedral metropolitana el 9 de abril de 2003
Introducción
Hace exactamente un año, iniciaba mi mensaje a las comunidades educativas hablando de un momento crítico y decisivo en la vida de nuestro pueblo. Muchas cosas han pasado desde entonces: sufrimiento, desconcierto, indignación, pero también mucho poner el hombro por parte de tantos hombres y mujeres que se brindaron al prójimo sin justificarse en la indiferencia o en el afán de “salvarse” de otros. Como balance, nos encontramos con la convicción de que no tenemos que esperar ningún “salvador”, ninguna propuesta “mágica” que vaya a sacarnos adelante o a hacernos cumplir con nuestro “verdadero destino”. No hay “verdadero destino”, no hay magia. Lo que hay es un pueblo con su historia repleta de interrogantes y dudas, con sus instituciones apenas sosteniéndose, con sus valores puestos entre signos de pregunta, con las herramientas mínimas como para sostener un corto plazo. Cosas demasiado “pesadas” como para confiárselas a un carismático o a un técnico. Cosas que sólo mediante una acción colectiva de creación histórica pueden dar lugar a un rumbo más venturoso. Y no creo equivocarme si intuyo que la tarea de ustedes como educadores, va a tener que “hacer punta” en este desafío. Crear colectivamente una realidad mejor, con los límites y posibilidades de la historia, es un acto de esperanza. No de certezas, ni de meras apuestas: ni destino ni azar. Exige creencias y virtudes. Poner en juego todos los recursos, más un “plus” imponderable que le da su dramatismo.
La reflexión de este año también versa sobre la esperanza, pero muy en particular sobre un componente esencial de su dimensión activa: la creatividad. Porque si estamos en un momento de creación histórica y colectiva, nuestra tarea como educadores ya no puede limitarse a “seguir haciendo lo de siempre”, ni siquiera a “resistir” ante una realidad sumamente adversa: se trata de crear, de comenzar a poner los ladrillos para un nuevo edificio en medio de la historia; es decir, ubicados en un presente que tiene un pasado y -eso deseamos- también un futuro.
Utopía y creación histórica
Para nosotros, hablar de “creación” tiene una inmediata connotación creyente. La fe en Dios Creador nos dice que la historia de los hombres no es un vacío sin orillas: tiene un inicio y tiene también una dirección. El Dios que creó “el cielo y la tierra” es el mismo que hizo una Promesa a su pueblo, y su poder absoluto es la garantía de la eficacia de su Amor. La fe en la creación, de este modo es soporte de la esperanza. La historia humana, nuestra historia, la historia de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de nuestras comunidades, la historia concreta que construimos día a día en nuestras escuelas, nunca está “terminada”, nunca agota sus posibilidades, sino que siempre puede abrirse a lo nuevo, a lo que hasta ahora no se había tenido en cuenta. A lo que parecía imposible. Porque esa historia forma parte de una creación que tiene sus raíces en el Poder y el Amor de Dios.
Una vez más, conviene aclarar que no se trata de una especie de compulsa entre pesimismo y optimismo. Estamos hablando de la esperanza, y la esperanza no se siente cómoda con ninguna de esas dos opciones. Vamos a centrarnos en la creatividad como característica de una esperanza activa. ¿En qué sentido podemos ser creativos, creadores, nosotros los seres humanos? No lo será en el sentido de “crear de la nada” como Dios, obviamente. Nuestra capacidad de crear es bastante más humilde y acotada puesto que es un don de Dios que, ante todo, debemos recibir. Nosotros, a la hora de ejercer nuestra creatividad, debemos aprender a movernos dentro de la tensión entre la novedad y la continuidad. Es decir debemos dar lugar a lo nuevo a partir de lo ya conocido. Para la creatividad humana, no hay ni “creación de la nada” ni “idéntica repetición de lo mismo”. Actuar creativamente implica hacerse seriamente cargo de lo que hay, en toda su densidad, y encontrar el camino por el cual a partir de allí se manifieste algo nuevo.
En este punto, podemos volver a convocar, como lo hicimos ya el año pasado, a uno de los más importantes maestros de la fe: san Agustín. En su obra La Ciudad de Dios, este Padre de la Iglesia reflexionaba sobre el sentido de la historia desde la perspectiva de la salvación escatológica realizada en Cristo. La inminente caída del Imperio Romano anunciaba una profunda novedad histórica: el fin de una época y el incierto comienzo de otra. Y Agustín se proponía comprender los designios de Dios para iluminar a la Iglesia confiada a su ministerio.Ya hemos expuesto los elementos centrales de esta obra en el mensaje del año pasado. En última instancia, nos remitíamos a la historia humana como lugar del discernimiento entre las ofertas de la gracia, orientadas hacia la plena realización del hombre, la sociedad y la historia en la redención escatológica, y las tentaciones del pecado, pretendiendo construir un destino oponiéndose a la dinámica divina de salvación.
Pero hay otras dimensiones de este pensamiento agustiniano que pueden orientarnos en la búsqueda de una creatividad histórica. Para aprovechar su enseñanza, es preciso preguntarnos antes sobre el sentido de la utopía. En primer lugar, las utopías son frutos de la imaginación, la proyección hacia el futuro de una constelación de deseos y aspiraciones. La utopía toma su fuerza de dos elementos: por un lado, la disconformidad, la insatisfacción o el malestar que genera la realidad actual; por el otro, la inquebrantable convicción de que otro mundo es posible. De ahí su fuerza movilizadora. Lejos de ser un mero consuelo fantaseado, una alienación imaginaria, la utopía es una forma que la esperanza toma en una concreta situación histórica.
La creencia de que el mundo es perfectible y de que la persona humana tiene recursos para alcanzar una vida más plena alimenta toda construcción utópica. Pero dicha creencia va de la mano con una búsqueda concreta de mediaciones para que ese ideal sea realizable. Porque si bien el término “utopía” literalmente remite a algo que está “en ningún lugar”, algo que no existe de un modo localizable, no por eso apunta a una completa alienación respecto de la realidad histórica. Por el contrario, se plantea como un desarrollo posible, aunque por el momento imaginado. Anotemos este punto: algo que no existe aún, algo nuevo, pero hacia lo cual hay que dirigirse a partir de lo que hay. De ese modo, todas las utopías incluyen una descripción de una sociedad ideal, pero también un análisis de los mecanismos o estrategias que la podrían hacer posible. Diríamos que es una proyección hacia el futuro que tiende a volver al presente buscando sus caminos de posibilidad, en este orden: primero, el ideal, delineado vívidamente, luego, ciertas mediaciones que hipotéticamente lo harían viable.
Pero además, en su “ida y vuelta” a partir del presente, se apoya fundamentalmente en la negación de los aspectos no deseados de la realidad actual. Brota del rechazo (no visceral sino inteligente) de una situación considerada como mala, injusta, deshumanizadora, alienante, etc. En ese sentido, hay que señalar que la utopía propone lo nuevo… pero sin liberarse nunca de lo actual. Perfila la expectativa de la novedad desde la percepción actual de lo que sería deseable si pudiéramos liberarnos de los factores que nos oprimen, de las tendencias que nos impiden acceder a algo superior. Por dos lados distintos, entonces, vemos la indisoluble ligazón entre lo futuro deseado y lo presente soportado. La utopía no es pura fantasía: también es crítica de la realidad y búsqueda de nuevos caminos.
En ese rechazo de lo actual en pos de otro mundo posible, articulado como un salto al futuro que debe después hallar sus caminos para hacerse viable, tiene dos serios límites: primero, cierta cualidad “loca”, propia de su carácter fantástico o imaginario que, al poner el acento en esa dimensión y no en los aspectos pragmáticos de su construcción, puede convertirla en un mero sueño, un deseo imposible. Algo de eso resuena en cierto uso actual, “realista”, del término. El segundo límite: en su rechazo de lo actual y deseo de instaurar algo nuevo, puede recaer en un autoritarismo más feroz e intransigente que aquello que se quería superar. ¿Cuántos ideales utópicos no han dado lugar, en la historia de la humanidad, a todo tipo de injusticias, intolerancias, persecuciones, atropellos y dictaduras de diversos signos?
Pues bien: justamente son estos dos límites del pensamiento utópico los que han provocado su descrédito en la actualidad; ya sea por un pretendido realismo que se ata a “lo posible”, entendiendo eso posible como el solo juego de las fuerzas dominantes descartando la capacidad humana de crear realidad a partir de una aspiración ética; ya sea por el hartazgo ante las promesas de ciertos mundos nuevos que, en el último siglo, sólo han traído más sufrimiento a los pueblos.
Y aquí podemos volver a leer La Ciudad de Dios. La utopía, tal como la conocemos, es una construcción típicamente moderna (si bien hunde sus raíces en los movimientos milenaristas que atravesaron la segunda mitad de la Edad Media). Pero san Agustín, al plantear su esquema de las “dos ciudades” (la ciudad de Dios, regida por el amor, y la ciudad terrena, por el egoísmo) inextricablemente yuxtapuestas en la historia secular, nos ofrece algunas claves para ubicar la relación entre novedad y continuidad, que es justamente el punto crítico del pensamiento utópico y la clave de toda creatividad histórica. En efecto: la Ciudad de Dios es, en primer lugar, una crítica a la concepción que sacralizaba el poder político y el statu quo. Todo imperio de la antigüedad se apoyaba en este tipo de creencia. La religión formaba parte esencial de toda la construcción simbólica e imaginaria que sostenía la sociedad desde un poder sacralizado. Y esto no era sólo cuestión de los “paganos”: una vez que el cristianismo fue adoptado como religión del Imperio Romano, se fue conformando una “teología oficial” que sostenía esa realidad política como si fuera ya el Reino de Dios consumado en la tierra.
Justamente a ese tipo de lectura teológica de una realidad histórica se oponía Agustín con su obra. Al mostrar las semillas de corrupción en la Roma imperial, estaba rompiendo toda identificación entre Reino de Cristo y reino de este mundo. Y al presentar la Ciudad de Dios como una realidad presente en la historia, pero de un modo entremezclado con la Ciudad terrena y sólo “separable” en el Juicio final, daba lugar a la posibilidad de otra historia posible, vivida y construida desde otros valores y otros ideales. Si en la “teología oficial” la historia era el lugar exclusivo y excluyente del Poder autorreferenciado, en la Ciudad de Dios se constituye en espacio para una Libertad que acoge el don de la salvación y el proyecto divino de una humanidad y un mundo trasfigurados. Proyecto que será consumado en la escatología, es cierto, pero que ya en la historia puede ir gestando nuevas realidades, derribando falsos determinismos, abriendo una y otra vez el horizonte de la esperanza y de la creatividad a partir de un “plus” de sentido, de una promesa que siempre está invitando a seguir adelante.
También podemos asumir el momento “utópico” de su crítica a los modelos sacralizados, y vincularlo al realismo con que el obispo de Hipona consideraba su pertenencia activa a la Iglesia. Porque otro aspecto de nuestro santo es su comprometida y concreta lucha por la construcción de una Iglesia fuerte, unida, centrada en la experiencia de fe de la cual él mismo era un testigo privilegiado, pero también realizándose de un modo histórico y terreno en una comunidad concreta. Su firme posición ante los donatistas (una corriente que pretendía una Iglesia de los “puros”, sin lugar para los pecadores) ponía de manifiesto la convicción realista de que la espera de un cielo nuevo y una nueva tierra no debe dejarnos de brazos cruzados ante los desafíos del presente, en pos de una “pureza” o “no contaminación con lo terreno”, sino que -por el contrario- debe darnos una orientación y una energía propia para “amasar” el barro de lo cotidiano, el ambiguo barro de que está hecha la historia humana, para plasmar un mundo más digno de las hijas e hijos de Dios. No el cielo en la tierra: sólo un mundo más humano, en espera de la acción escatológica de Dios.
La creatividad histórica, entonces, desde una perspectiva cristiana, se rige por la parábola del trigo y la cizaña. Es necesario proyectar utopías, y al mismo tiempo es necesario hacerse cargo de lo que hay. No existe el “borrón y cuenta nueva”. Ser creativos no es tirar por la borda todo lo que constituye la realidad actual, por más limitada, corrupta y desgastada que ésta se presente. No hay futuro sin presente y sin pasado: la creatividad implica también memoria y discernimiento, ecuanimidad y justicia, prudencia y fortaleza. Si vamos a tratar de aportar algo a nuestra Patria desde el lugar de la educación, no podemos perder de vista ambos polos: el utópico y el realista, porque ambos son parte integrante de la creatividad histórica. Debemos animarnos a lo nuevo, pero sin tirar a la basura lo que otros (e incluso nosotros mismos) han construido con esfuerzo.
Un creativo en la historia argentina
Tratemos de ver esto de un modo un poco más concreto. ¿Por qué no hacer el intento, ya que estamos en tema, de dejarnos enseñar por la historia? Pensando en los tiempos fundacionales de nuestra patria, me salió al encuentro un personaje al cual, por lo general, no se le reconoce la relevancia que ha tenido en la Argentina naciente. Me refiero a Manuel Belgrano.
¿Qué se puede decir de él, además de su participación en la Primera Junta y la creación de la bandera? No fue un hombre “exitoso”, al menos en los términos en que nos hemos acostumbrado a usar esa palabra en estos tiempos de pragmatismo y necedad. Sus campañas militares carecieron del brillo y profundidad que le ganaron a José de San Martín el título de “Libertador”. Carecía de la pluma de escritor y propagandista de un Sarmiento. Como político, siempre estuvo relegado a una segunda línea. Tampoco su vida privada fue demasiado llamativa: su salud dejaba bastante que desear, no pudo casarse con la mujer que amaba y murió a los cincuenta años, en la pobreza. Sin embargo, Sarmiento dijo de él que había sido “uno de los poquísimos que no tiene que pedir perdón a la posteridad y a la severa crítica de la historia. Su muerte oscura es todavía un garante de que fue ciudadano íntegro, patriota intachable”. De muy pocos “exitosos” de nuestra historia nacional podría decirse lo mismo… Es que, además de sus incontrastables virtudes personales y su profunda fe cristiana, Belgrano fue un hombre que, en el momento justo, supo encontrar el dinamismo, empuje y equilibrio que definen la verdadera creatividad: la difícil pero fecunda conjunción de continuidad realista y novedad magnánima. Su influencia en los albores de nuestra identidad nacional es muchísimo mayor de lo que se supone; y por ello puede volver a ponerse de pie para mostrarnos, en este tiempo de incertidumbre pero también de desafío, “cómo se hace” para poner cimientos duraderos en una tarea de creación histórica.
Un creativo revolucionario
Belgrano vivió en una época de utopías. Hijo de italiano y criolla se había dedicado a estudiar Leyes en algunas de las mejores universidades de la metrópoli: Salamanca, Madrid y Valladolid. En la convulsionada Europa de fin de siglo, el joven Belgrano no sólo había aprendido la disciplina que había ido a estudiar, sino que se había interesado por el torbellino de ideas nacientes que estaban configurando una nueva época. En particular, la economía política. Firmemente convencido de las más avanzadas ideas de progreso de su tiempo, no dudó en formar en su interior un proyecto: poner todo esto al servicio de una gran causa en su patria natal. Así, en 1794 fue nombrado primer Secretario Perpetuo del Real Consulado de Industria y Comercio del Virreinato del Río de la Plata, algo similar a lo que hoy sería una cartera de Hacienda. No era algo común que la España fuertemente centralista de los Borbones ubicara en puesto tan importante a un hijo de criolla y extranjero. Pero en Buenos Aires escaseaban hombres con una formación semejante. El flamante Secretario no tardó en confrontarse con la realidad americana, al intentar cumplir su tarea de promover la producción y el comercio con un espíritu realmente transformador. Pronto se dio cuenta de que los brillantes ideales de derechos del hombre y el progreso chocaban con las mentalidades conservadoras de la administración colonial y los sectores acomodados de Buenos Aires, comerciantes que se beneficiaban del monopolio español y el contrabando:
“…conocí que nada se haría en favor de las provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común. Sin embargo, ya que por las obligaciones de mi empleo podía hablar y escribir sobre tan útiles materias, me propuse, al menos, echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos, ya porque algunos estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el orden mismo de las cosas las hiciese germinar”, diría en su breve Autobiografía.
¿Cuáles eran estas semillas? “Fundar escuelas es sembrar en las almas”, dirá nuestro prócer. El espíritu revolucionario de Belgrano descubrió rápidamente que lo nuevo, lo que podría llegar a ser capaz de modificar una realidad estática y esclerotizada, vendría por el lado de la educación. De este modo, promovió por todos los medios la creación de escuelas básicas y especializadas. Las Memorias anuales del Consulado, el periódico Telégrafo Mercantil y, más tarde, el Correo de Comercio, serían algunos de los medios a través de los cuales buscará “sembrar” esas “semillas”. Su prédica insistirá en la necesidad de la enseñanza técnica, diseñando proyectos de escuelas de agricultura, comercio, arquitectura, matemáticas, dibujo. De todas ellas, sólo pudieron concretarse las de Náutica y de Dibujo. Mucho antes que otros Belgrano comprendió que la educación y aun la capacitación en las disciplinas y técnicas modernas eran una importante clave para el desarrollo de su patria. Si sus proyectos no pudieron desarrollarse, fue porque -como él mismo escribiría años después- “todos, o escollaban en el gobierno de Buenos Aires o en la Corte, o entre los mismos comerciantes, individuos que componían este cuerpo, para quienes no había más razón, ni más justicia, ni más utilidad ni más necesidad que su interés mercantil; cualquiera cosa que chocara con él, encontraba un veto, sin que hubiese recurso para atajarlo”. Pero no por eso abandonó su empeño: por uno u otro lado se las arreglaba para seguir difundiendo y poniendo en práctica sus ideas. Porque además de idealista, el creador de la bandera era sumamente perseverante, y no se dejaba vencer fácilmente, a pesar de su carácter moderado y conciliador.
Además de lo que hacía al desarrollo económico, Belgrano consideraba que “un pueblo culto nunca puede ser esclavizado”. La dignidad de la persona humana ocupaba en su mentalidad, al mismo tiempo cristiana e ilustrada, el lugar central. De allí que bregara también por la fundación de escuelas en la ciudad y en el campo, donde se brindara a todos los niños las primeras letras, junto a conocimientos básicos de matemáticas, el catecismo, y algunos oficios útiles para ganarse la vida.
“Esos miserables ranchos donde se ven multitud de criaturas, que llegan a la edad de la pubertad, sin haberse ejercitado en otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos hasta el último punto”, escribía en 1796. “Uno de los principales medios que se deben adoptar a este fin son las escuelas gratuitas, a donde puedan los infelices mandar a sus hijos, sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción, allí se les podrían dictar buenas máximas, e inspirarles amor al trabajo, pues en un pueblo donde reine la ociosidad, decae el comercio y toma su lugar la miseria”.
No otro era el espíritu de su insistencia (en el Reglamento de la Escuela de Geometría, Arquitectura, Perspectiva y Dibujo, escrito por su propia mano) en los derechos igualitarios para españoles, criollo e indios y en la provisión de cuatro vacantes para huérfanos, “los más desposeídos de nuestra tierra”. En la misma línea, Belgrano da una fundamental importancia a la educación de las chicas, en una época en que todavía estaba muy lejos el reconocimiento práctico de condiciones y derechos igualitarios para varones y mujeres. Vemos así a un verdadero creador en acción, alguien que, lejos de considerarse satisfecho por la posición alcanzada y hacerla jugar a su favor, consagró lo mejor de sus energías a tratar de plasmar una sociedad nueva, distinta, mejor para todos. Abierto a las ideas más avanzadas de su tiempo y -al mismo tiempo- atento a la necesidad de que nadie quedara afuera de ese nuevo mundo que iba tomando forma. Pero algo más: no se trataba de un idealista que se desentendía de las dificultades prácticas de sus proyectos. Para todos ellos buscaba prever el modo de financiamiento, los recursos materiales y humanos que lo harían posible. En este punto no dudó en aportar él mismo elementos que serían necesarios para sostener un esfuerzo educativo serio. Poco después de la Revolución de 1810 donó 165 volúmenes para la biblioteca pública de Buenos Aires (hoy Biblioteca Nacional). Asimismo, es sabido que destinó el premio de 40.000 pesos que le otorgaron por su victoria en la batalla de Salta a construir cuatro escuelas en Tarija, Salta, Tucumán y Santiago del Estero. Él mismo redacta el Reglamento para esas escuelas, en el cual mostraba el modo en que esos recursos deberían ser usados para sostener a los maestros, proveer de útiles y libros a los niños de padres pobres, etc. Un detalle llamativo: sostenía que el maestro debía ser considerado como “Padre de la Patria” y debería tener asiento en el Cabildo local. Otro detalle, ya no tan llamativo: esas escuelas no llegaron a construirse nunca.
“Lo que ves no es todo lo que hay”
Antes de que parezca que el Arzobispo intenta convertirse indebidamente en profesor de historia, quisiera rescatar de lo visto algunas enseñanzas acerca de la creatividad. Más allá de las profundas diferencias de época, hay mucho de permanente, de vigente, en la actitud de Belgrano de tratar de mirar siempre más allá, de no quedarse con lo conocido, con lo bueno o malo del presente. Esa actitud “utópica”, en el sentido más valioso de la palabra, es sin duda uno de los componentes esenciales de la creatividad. Parafraseando (e invirtiendo) una expresión popular, podríamos decir que la creatividad que brota de la esperanza afirma que “lo que ves… no es todo lo que hay”.
De esta manera el desafío de ser creativos nos exige sospechar de todo discurso, pensamiento, afirmación o propuesta que se presente como “el único camino posible”. Siempre hay más. Siempre hay otra posibilidad. Quizá más ardua, quizá más comprometida, quizá más resistida por aquellos que están muy instalados y para los cuales las cosas marchan muy bien… Los argentinos ya hemos padecido ese tipo de discurso durante la última década, con todo el peso y el brillo de la academia y la ciencia, con la suprema sabiduría de los técnicos y los títulos. Promesas vanas de los “gurúes” de turno, y ya hemos visto dónde desembocaron. Hoy todo el mundo parece saber “qué habría que haber hecho en vez de lo que se hizo”. Y todo el mundo parece olvidar que “aquello que se hizo” era presentado por los “popes” del saber económico y los “formadores de opinión” de la comunicación como “el único camino posible”. Ser creativos, en cambio, es afirmar que siempre hay algún horizonte abierto. Y no se trata solamente de un optimismo idiota que intentamos copiar de un prócer de hace dos siglos. La afirmación de que “lo que ves no es todo lo que hay” se deriva directamente de la fe en Cristo Resucitado, novedad definitiva, que declara provisoria e incompleta toda otra realización, novedad que mide la distancia entre lo actual y la manifestación del cielo nuevo y la nueva tierra. Distancia que sólo salva la esperanza y su brazo activo: la creatividad que desmiente toda falsa consumación y abre nuevos horizontes y alternativas.
¿Qué decir, asimismo, de las “lápidas” que podemos poner sobre una persona –un alumno, un compañero– cuando la encasillamos, etiquetamos y empaquetamos debajo de un rótulo, una definición, un “concepto”? ¿Cuántas veces podemos cerrar los caminos de renovación y crecimiento de una persona o de una institución educativa, cuando declaramos resignadamente que “las cosas son así”, “funcionan así”, o que “con fulano no hay nada que hacer”? De todas las instituciones posibles, justamente las escuelas animadas por la fe cristiana son aquellas que menos deberían resignarse y quedarse con lo “ya conocido”. Nuestras escuelas están llamadas a ser signos reales, vivientes, de que “lo que ves no es todo lo que hay”, que otro mundo, otro país, otra sociedad, otra escuela, otra familia es posible. Llamadas a ser instituciones donde se ensayen formas nuevas de relación, nuevos caminos de fraternidad, un nuevo respeto a lo inédito de cada ser humano, una mayor apertura y sinceridad, un ambiente laboral signado por la colaboración, la justicia y la valoración de cada uno, donde queden afuera relaciones de manipulación, competencia, manejos “por detrás”, autoritarismos y favoritismos interesados. Todo discurso cerrado, definitivo, encubre siempre muchos engaños; esconde lo que no debe ser visto. Trata de amordazar la verdad que siempre está abierta a lo auténticamente definitivo, lo cual no es nada de este mundo. Pensamos en una escuela abierta a lo nuevo, capaz de sorprenderse y ella misma aprender de todo y de todos. Una escuela arraigada en la verdad, que es siempre sorpresa. Escuela que es semilla, en el sentido en que lo decía Belgrano y, sobre todo, en el sentido de la palabra evangélica, de un mundo nuevo, transfigurado.
Les hago una propuesta: en una sociedad donde la mentira, el encubrimiento y la hipocresía han hecho perder la confianza básica que permite el vínculo social, ¿qué novedad más revolucionaria que la verdad? Hablar con verdad, decir la verdad, exponer nuestros criterios, nuestros valores, nuestros pareceres. Si ya mismo nos prohibimos seguir con cualquier clase de mentira o disimulo seremos también, como efecto sobreabundante, más responsables y hasta más caritativos. La mentira todo lo diluye, la verdad pone de manifiesto lo que hay en los corazones. Primera propuesta: digamos siempre la verdad en y desde nuestras escuelas. Les aseguro que el cambio será notorio: algo nuevo se hará presente en medio de nuestra comunidad.
“Todo el hombre, todos los hombres”
Hay un criterio, verdaderamente evangélico, que es infalible para desenmascarar “pensamientos únicos” que cierran la posibilidad de la esperanza, e incluso falsas utopías que la desnaturalizan. Es el criterio de universalidad. “Todo el hombre y todos los hombres” era el principio de discernimiento que Pablo VI proponía con relación al verdadero desarrollo. La opción preferencial por los pobres del Episcopado latinoamericano no buscaba otra cosa: incluir a todas las personas, en la totalidad de sus dimensiones, en el proyecto de una sociedad mejor. Será por eso que nos suena tan “familiar” la insistencia de Manuel Belgrano acerca de una educación para todos, que contemplara particularmente a los más necesitados para garantizar una plena universalidad. En realidad, ¿puede ser deseable una sociedad que descarte a una cantidad grande o pequeña de sus miembros? Aun desde una posición egoísta, ¿cómo podré estar seguro de que no seré yo el próximo excluido?
Quizás algo de eso haya aprendido nuestra sociedad en el último año. “Siempre hubo pobres entre nosotros”, pero en las últimas décadas fueron cayendo una a una las instituciones que intentaban garantizar para todos al menos la oportunidad de vivir una vida digna. El desempleo que aumentaba y aumentaba fue el signo más notorio. Durante mucho tiempo fue desapareciendo y devaluándose el trabajo, la seguridad social, fueron desarticulándose las economías provinciales… Hoy nos horrorizamos al ver que los chicos se mueren de desnutrición. Pero hace unos años, quienes estábamos incluidos en el mundo del consumo, ni soñábamos (ni queríamos soñar) con que, al mismo tiempo que algunos se convertían en ciudadanos del primer mundo, otros descendían a una especie de inframundo sin trabajo, sin sentido, sin esperanza, sin futuro, decretado “inviable” o sólo objeto de asistencia (siempre insuficiente) por un sistema injusto y sin corazón. Hasta que llegaron el “corralito” y el colapso, y ahí muchos argentinos descubrieron que la máquina infernal también venía por ellos, por los que “se venían salvando”.
Si se acepta que “algunos sí y otros no”, queda la puerta abierta para todas las aberraciones que vengan después. Y esto es, también, un punto central de la creatividad que buscamos. La capacidad de mirar siempre qué pasa con el lado que no se tuvo en cuenta en los cálculos. “Volver a mirar”, a ver si no quedó nadie afuera, nadie olvidado. Por muchos motivos. Primero, porque en la lógica cristiana, todo hombre debe tener su lugar y cada uno es imprescindible. Segundo, porque una sociedad excluyente es, en realidad, una sociedad potencialmente enemiga de todos. Y tercero, porque aquel que fue olvidado no se va a resignar tan fácilmente. Si no pudo entrar por la puerta, tratará de hacerlo por la ventana. Resultado: la bella sociedad excluyente y amnésica tendrá que volverse más y más represiva, para evitar que los Lázaros que dejó afuera puedan meterse a “manotear algo” de la mesa de Epulón.
Pues bien, una imprescindible misión de todo educador cristiano es apostar a la inclusión, trabajar por la inclusión. ¿No ha sido una práctica antiquísima de la Iglesia llevar la educación a los más olvidados? ¿No han sido creadas con ese objetivo muchas congregaciones y obras educativas? ¿Hemos sido siempre consecuentes con esta vocación de servicio e inclusión? ¿Qué vientos nos hicieron perder este norte evangélico? Porque la Iglesia también sueña con brindar educación gratuita a todos los que deseen recibir su servicio, especialmente los más pobres. Pero, ¿dónde nos deja eso a nosotros? Es obvio que las cosas no caen del cielo como el maná, y que en estos tiempos no se nos hace fácil sostener nuestras instituciones. Por supuesto que el Estado tiene también su responsabilidad y su función, y debe garantizar de diversas maneras la educación gratuita y de calidad para todos, respetando el derecho a elegir que también tienen los pobres. Pero ahora me refiero más bien a una cuestión de mentalidad. La mentalidad con que llevamos adelante nuestros colegios, la mentalidad que transmitimos, la mentalidad con que tomamos determinaciones y opciones. Nuestras escuelas deben regirse por un criterio bien definido: el de la fraternidad solidaria. Y ese debe ser su sello distintivo en todas y cada una de sus dimensiones y actividades; y también, permítanme decirlo, el de cada uno de los maestros cristianos. De ningún modo su trabajo es una mera “mercancía”. Ningún trabajo lo es, pero el de Ustedes por un título especial. Es un servicio a las personas, a los pequeños, personas que se ponen en sus manos para que ustedes los ayuden a llegar a ser lo que pueden ser. “Padres de la Patria”, los llamaba Belgrano, y reclamaba para Ustedes un asiento en el Cabildo. ¡Ojalá todas nuestras instituciones educativas pudieran recompensar como corresponde a sus maestros! No sólo económicamente: también en respeto, participación, reconocimiento. En lo económico, la realidad nos impone límites que no podemos negar. Pero todos: maestros, directivos, pastores, padres y madres, alumnos podemos ser signos de un mundo distinto donde cada uno sea reconocido, aceptado, incluido, dignificado, y no sólo por su utilidad, sino por su valor intrínseco de ser humano, de hija o hijo de Dios. Llamados a ser creativos en este crítico momento de nuestra patria, tendremos que preguntarnos qué hacemos como Iglesia, como escuela, como maestros, para aportar a una mentalidad y una práctica verdaderamente incluyente y universal, y a una educación que brinde posibilidades no a algunos, sino a todos los que estén a nuestro alcance, a través de los diversos medios que tengamos.
Una segunda propuesta: atrevámonos a jugarnos por entero por el valor cristiano de la fraternidad solidaria. No permitamos que la mentalidad individualista y competitiva tan arraigada en nuestra cultura ciudadana termine colonizando también nuestras escuelas. Animémonos a enseñar y hasta a exigir el desprendimiento, la generosidad, la primacía del bien común. La igualdad y el respeto a todos: extranjeros (de países limítrofes), pobres, indigentes. Combatamos desde nuestras escuelas toda forma de discriminación y de prejuicio. Aprendamos y enseñemos a dar incluso desde los recursos escasos de nuestras instituciones y familias. Y que esto se manifieste en cada decisión, en cada palabra, en cada proyecto. De ese modo, vamos a estar poniendo un signo muy claro (y hasta polémico y conflictivo, si es necesario) de la sociedad distinta que queremos crear.
“De buenas intenciones está sembrado el camino del infierno”
Un tercer criterio para orientar nuestra creatividad. Una vez más, reconociéndolo en la acción del creador de la bandera nacional, el cual procuraba siempre asegurar los recursos y medios para la realización de sus proyectos. No basta con las intenciones, ni tampoco con las palabras. Es preciso poner manos a la obra, y de un modo eficaz. Es muy bonito hablar de solidaridad, de una sociedad distinta, teorizar sobre la escuela y la importancia de una educación actualizada, personalizada, con los pies en la tierra. Hay toneladas de palabras sobre la sociedad de la información, sobre el conocimiento como principal capital del mundo actual, etcétera, etcétera. Pero “de buenas intenciones está sembrado el camino del infierno”. Una verdadera creatividad no descuida, como ya vimos, los fines, los valores, el sentido. Pero tampoco deja de lado los aspectos concretos de implementación de los proyectos. La “técnica” sin “ética” es vacía y deshumanizante, un ciego guiando a otros ciegos, pero una postulación de los fines sin una adecuada consideración de los medios para alcanzarlos está condenada a convertirse en mera fantasía. La utopía, decíamos, así como tiene esa capacidad de movilizar situándose “adelante” y “afuera” de la realidad limitada y criticable, también, y por eso mismo, tiene un aspecto de “locura”, de “alienación”, en la medida que no desarrolle mediaciones para hacer de sus atractivas visiones, objetivos posibles.
Por ello, para enfrentar creativamente el momento actual, debemos desarrollar más y más nuestras capacidades, afinar nuestras herramientas, profundizar nuestros conocimientos. Reconstruir nuestro alicaído sistema educativo, desde el reducido o prominente lugar que nos haya tocado ocupar, implica capacitación, responsabilidad, profesionalismo. Nada se hace sin los recursos necesarios, y no sólo los económicos, sino también los talentos humanos. La creatividad no es cosa de mediocres. Pero tampoco de “iluminados” o “genios”: aunque siempre hacen falta los soñadores y los profetas, su palabra cae en el vacío sin constructores que conozcan su oficio.
La escuela que se juegue por responder a estos desafíos deberá entrar en una dinámica de diálogo y participación para resolver los nuevos problemas de modos nuevos, sabiendo que nadie tiene la suma del saber o de la inspiración, y que el aporte responsable y competente de cada uno es imprescindible. La exclusión socioeconómica, la crisis de sentido y valores y la labilización del vínculo social son una realidad que toca a todos, pero de un modo especial afecta a nuestros chicos y adolescentes. Se hace necesario buscar formas eficaces de acompañarlos y fortalecerlos ante los riesgos que los acechan. Y no sólo el SIDA o las drogas; también el individualismo, el consumismo frustrante, la falta de oportunidades, la tentación de la violencia y de la desesperanza, la pérdida de vínculos y horizontes, la limitación en la capacidad de amar. ¿Estamos preparados? ¿Contamos con equipos profesionales adecuados? ¿Salimos a buscar experiencias, saberes, propuestas, o tendemos a quedarnos con lo que ya sabemos, haya o no funcionado? ¿Estamos dispuestos a armar redes, con apertura generosa a lo diocesano? Si a una verdadera mística cristiana de la apertura a lo adveniente y de la solidaridad universal y concreta le sumamos una prudencial y generosa administración de nuestros talentos humanos e institucionales, no contentándonos con lo que ya tenemos sino buscando perfeccionar más y más nuestras habilidades y capacidades, estaremos en condiciones de responder al momento actual con una auténtica actitud creativa.
Y aquí va la tercera propuesta: no dudemos en buscar lo mejor en nuestras escuelas. Salgamos de cierta chatura, de cierto estilo de “lo atamos con alambre” que ha sido durante mucho tiempo un hábito en nuestras comunidades. Preocupémonos para que nuestros maestros, nuestros directivos, nuestros capellanes, nuestros administrativos, sean realmente buenos y serios en lo suyo. El espíritu es importante, pero también lo es la competencia profesional. No para caer en el mito de la “excelencia” en el sentido competitivo e insolidario en que a veces se presenta, sino para ofrecer a nuestra comunidad y a nuestra patria lo mejor de nosotros, poniendo en juego a fondo nuestros talentos.
Creatividad y tradición: “construir desde el lado sano”
La creatividad, que se nutre de la utopía, arraiga en la solidaridad y procura los medios más eficaces, puede sufrir todavía de una patología que la pervierte hasta convertirla en el peor de los males: el creer que todo empieza con nosotros, defecto que, como ya señalamos, degenera rápidamente en autoritarismo.
Volvamos a 1810. Pocos meses después de la Revolución de Mayo, Belgrano es enviado en misión militar al Paraguay. Un año más tarde, sería puesto a cargo del Ejército del Norte con la misión de combatir los importantes focos realistas en el Alto Perú. Con triunfos y reveses, ocupará ese puesto hasta 1814, en el que lo reemplaza luego San Martín. Obviamente, no vamos a hacer aquí la crónica de las campañas militares del abogado puesto a comandar ejércitos, pero sí me gustaría llamarles la atención sobre un detalle que nos muestra la actitud del prócer y puede darnos pie para desarrollar nuestra última reflexión acerca de la creatividad. Ustedes sabrán que Belgrano era un jefe verdaderamente reconocido y querido por sus subordinados, pero que también, en la tropa, circulaban sobre su persona algunos comentarios jocosos y socarrones: que era un mojigato, que era débil de carácter… Es verdad que, para aquellos soldados, un hijo de comerciantes acomodados, formado en los mejores centros de Buenos Aires y de España, dedicado siempre a los libros y las tareas intelectuales, tendría sin duda un aspecto más bien distante. Pero también es cierto que gran parte de esas críticas tenían que ver con su actitud moderada y, sobre todo, con sus estrictas prohibiciones en lo que se refería al trato con las mujeres, el consumo de alcohol, las peleas, los juegos de naipes y otros aspectos que hicieran a la disciplina de la tropa. Es que Belgrano consideraba que las campañas militares realizadas en nombre de la Revolución tenían que estar a la altura de los ideales que la animaban, ideales de dignidad del hombre, libertad y fraternidad, todo ello, además, fundamentado en las virtudes cristianas. Por eso, exigía de su tropa un verdadero testimonio de integridad y de respeto a las comunidades por donde pasaban.
Especialmente severo era con todo aquello que pudiera escandalizar las creencias religiosas de los pueblos del interior. En un bando a la tropa al entrar en el Alto Perú ordenaba
“…se respetarán los usos, costumbres y aún preocupaciones de los pueblos; el que se burlare de ellos con acciones, palabras y aún con gestos será pasado por las armas”.
Además de sus propias convicciones religiosas, para él estaba en juego el significado de la Revolución y, en última instancia, de la nación que quería construir. En efecto, en una de sus cartas a San Martín, ya a cargo este último del Ejército del Norte, Belgrano escribía que “…la guerra (en el Alto Perú) no sólo la deberá hacer Ud. con las armas, sino con la opinión, afianzándose siempre en las virtudes naturales, cristianas y religiosas, pues los enemigos nos la han hecho llamándonos herejes, y sólo por este medio han atraído a las gentes bárbaras a las armas, manifestándoles que atacábamos a la religión”.(…) no debe dejarse llevar de opiniones exóticas, ni de hombres que no conocen el país que pisan”. No era ajeno a estas prevenciones el hecho de que jefes militares y civiles anteriores habían escandalizado seriamente a los habitantes de aquellos lugares con sus actitudes y su prédica anticatólica, típica de la mentalidad ilustrada de la Revolución Francesa. Por el contrario, Belgrano sabía que nada puede construirse sobre la destrucción indiscriminada de lo anterior, sino que debe partirse del reconocimiento de la identidad y valor del otro.
Y aquí es donde completamos nuestra perspectiva acerca de la creatividad como ubicada en la tensión entre novedad y continuidad. Si ser creativos tiene que ver con ser capaces de abrirse a lo nuevo, eso no significa descuidar el elemento de continuidad con lo anterior. Sólo Dios crea de la nada, decíamos más arriba. Y así como no hay forma de curar a un enfermo si no nos apoyamos en lo que tiene de sano, del mismo modo no podemos crear algo nuevo en la historia si no es a partir de los materiales que la misma historia nos brinda. Belgrano reconoció que la América unida y fuerte con la cual soñaba sólo podía construirse sobre el respeto y la afirmación de las identidades de los pueblos. Si la creatividad no es capaz de asumir los aspectos vivos de lo real y presente, deviene rápidamente en imposición autoritaria, brutal reemplazo de una “verdad” por otra. ¿No será ésta una de las claves de nuestra dificultad para llevar adelante una dinámica más positiva? Si siempre, para construir, tendemos a voltear y pisotear lo que otros han hecho antes, ¿cómo podremos fundar algo sólido? ¿Cómo podremos evitar sembrar nuevos odios que más tarde echen por tierra lo que nosotros hayamos podido hacer?
Por eso, si como educadores queremos sembrar verdaderamente las semillas de una sociedad más justa, más libre y más fraterna, debemos aprender a reconocer los logros históricos de nuestros fundadores, de nuestros artistas, pensadores, políticos, educadores, pastores… Quizás ahora nos estemos dando cuenta de que en la época “de las vacas gordas” nos habíamos dejado deslumbrar por algunos “espejitos de colores”, modas intelectuales y de las otras, y habíamos olvidado algunas certezas muy dolorosamente aprendidas por generaciones anteriores: el valor de la justicia social, la hospitalidad, la solidaridad entre las generaciones, el trabajo como dignificación de la persona, la familia como base de la sociedad…
Nuestras escuelas deberían ser un espacio donde nuestros chicos y jóvenes pudieran tomar contacto con la vitalidad de nuestra historia. No sólo disfrazándose de vendedora de mazamorra en al acto del 25 de mayo, sino también aprendiendo a reflexionar sobre los aciertos y errores que configuraron nuestra realidad actual. Pero eso supone que, antes, todos nosotros, como educadores, hayamos podido realizar –juntos-, ese proceso. Más allá de las diversas opciones y formas de pensar, es preciso aprender a elaborar acuerdos básicos, compartidos –que no nivelen hacia abajo-, sobre los cuales poder seguir construyendo. Es la única forma de afirmar una identidad colectiva en la que todos puedan reconocerse.
Crear a partir de lo existente supone, también, ser capaces de reconocer las diferencias, los saberes previos, las expectativas e incluso los límites de nuestros chicos y sus familias. Sabemos que la educación no es, de ninguna manera, un proceso unidireccional. Pero, ¿actuamos en consecuencia? ¿Realmente estamos dispuestos a dejarnos enseñar, nosotros, maestros? ¿Somos capaces de hacernos cargo de una relación de la que todos podemos salir cambiados? ¿Creemos en nuestros alumnos, en las familias de nuestro barrio, en nuestra gente? La capacidad de “construir desde el lado sano” es, entonces, el cuarto y último criterio para una acción creativa que hoy quiero compartir con ustedes.
Y les hago la última propuesta: animémonos a proponer modelos de vida a nuestros alumnos. La cultura posmoderna, que todo lo diluye, ha declarado pasada de moda toda propuesta ética concreta. Presentar ejemplos valiosos de servicio, de lucha por la justicia, de compromiso por la comunidad, de santidad y heroísmo, tiende a ser visto como una especie de “túnel del tiempo” inútil o pernicioso. Y sobre un territorio devastado ¿qué queda sino el instinto de supervivencia? Parafraseando una canción que sin duda ustedes conocerán y habrán cantado, “¿quién dijo que todo está perdido: muchos han ofrecido su corazón?” propongamos testimonios con la convicción de que esas ofrendas no han sido en vano. Y, ante la uniforme aplanadora del “todo es igual, nada es mejor”, habremos puesto inocultables signos de que algo nuevo es posible.
Conclusión
Nuestra reflexión nos ha dejado cuatro enseñanzas acerca de la creatividad histórica que es preciso poner en juego en estos tiempos, cuatro principios de discernimiento:
Mirar siempre más allá: “lo que ves no es todo lo que hay”.
Tener siempre en cuenta a “todo el hombre y todos los hombres”
Buscar siempre los medios más adecuados y eficaces: “de buenas intenciones está sembrado el camino del infierno”.
“Construir desde el lado sano”, rescatando los valores y realizaciones positivas.
Y, como una forma (¡no la única!) de ir poniendo en práctica lo anterior, cuatro propuestas:
-Decir siempre la verdad.
-Jugarnos por la fraternidad solidaria.
-Desarrollar siempre más nuestras capacidades.
-Proponer testimonios y modelos concretos de vida.
Como en el milagro de Jesús, nuestros panes y peces pueden multiplicarse (Mateo 14, 17-20). Como en el ejemplo puesto por el Señor a sus discípulos, nuestra pequeña ofrenda tiene un máximo valor (Lucas 21, 1-4). Como en la parábola, nuestras pequeñas semillas se convierten en árbol y cosecha (Mateo 13, 23. 31-32). Todo ello desde la fuente viva de la Eucaristía, en la cual nuestro pan y nuestro vino se transfiguran para darnos Vida eterna. Se nos pide una tarea inmensa y difícil. En la fe en el Resucitado, podremos enfrentarla con creatividad y esperanza, y ubicándonos siempre en el lugar de los sirvientes de aquella boda, sorprendidos colaboradores del primer signo de Jesús, que sólo siguieron la consigna de una Mujer: “Hagan lo que él les diga” (Juan 2, 5). Creatividad y esperanza hacen crecer la vida. Este año, en el que sintetizando todo esto queremos decir con fuerza: Educar es elegir la Vida, pidámosle a nuestra Madre con las palabras de Juan Pablo II en Evangelium Vitae:
Oh María
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracias de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén.
Buenos Aires, en la Cuaresma del año del Señor de 2003
Cardenal Jorge Mario Bergoglio, s.j., arzobispo de Buenos Aires
Querida Leluchis:
Ante comentarios tan grandes está comprobado que los lectores ni siquieran hacen intento de leerlos.
Para aportar una idea lo mejor es escribir un artículo y si quieres hacer referencia a un mensaje del Papa para conocer su estilo lo lógico es que resaltes sus características y pongas una dirección para las personas que deseen leer completa toda su intervención puedan hacerlo.
Te digo esto porque, creeme, es mucho mejor para el dialogo entre todos los demas.
Eso si, cuando alguien escribe algo en un foro como este sabe que le pueden responder de muchas maneras y con ideas muy diferentes.
Lo que si te pido por favor es que no continues insertando comentarios tan largos.
Un abrazo
¡VAYAN A SEMBRAR ALEGRÍA!
Desgrabación de la homilía del Cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires,
en la misa de la Renovación Carismática Católica (Catedral de Buenos Aires, 4 de junio de 2011)
Heb 1:1-11 / Sal 47: 2-3, 6-9 / Ef 1:17-23 / Mat 28: 16-20
Qué fuerte es el anuncio de hoy. El está sentado a la derecha del Padre
El estará con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos.
El tiene poder en el Cielo y en la Tierra Vayan y anuncien.
Todo eso se los volcó encima de los discípulos en este día de la despedida.
En este día en que el Señor resucitado sube al cielo para mandarnos desde allá al Espíritu Santo, junto con el Padre.
Y los discípulos escuchan eso…
Dice el evangelio de Lucas, que venían llenos de alegría.
La versión que leímos hoy de Mateo dice que estaban “estupefactos” viendo todo eso, esa grandeza del Señor, todo eso que se vuelca.
El día que se manifiesta la gloria de Dios.
Dice el salmo: “nos lleva cautivos” ¿a quién es? A quienes nos cautivó con el amor.
No por las cadenas. A quienes nos libró de las cadenas y nos cautiva por el amor.
Somos prisioneros del amor, porque cuando uno ama es prisionero de ese amor que tiene. Porque cuando uno se deja amar es prisionero de ese amor.
Ese amor que viene de arriba, gratuito, regalado, sin ningún mérito de nuestra parte.
¡A ver: levante la mano quien mereció el amor de Dios! ¡Vamos, arriba!
¿Ah que lindo eh? ¡No, no, no! ¡Ustedes no son cristianos! (La mayoría levantó las manos, risas).
Nosotros no merecemos nada. Es todo regalo, todo gracia.
Ahora que se los expliqué de nuevo: levante la mano quien cree que mereció algo (nadie levanta las manos).
Ahora una pregunta capciosa: levante la mano el que cree que “en Jesús” mereció todo el amor de Dios.
¡Más manos arriba! ¡Más manos arriba todavía!
¡Porque en Él merecimos el amor de Dios: Él nos dio todo, Él nos dio todo, Él nos dio todo! (Aplausos).
Sin embargo siempre hay cristianos que se guardan algo por la dudas.
Una vez le pregunté a un santo sacerdote –hombre de Dios realmente–
Era especialista en religiones orientales, porque daba clases de eso.
-¿Vos a quién le rezás? ¿a Cristo o a Buda?
El con mucha sorna y humor me respondió:
-3/4 del tiempo a Cristo y 1/4 a Buda, por si acaso. (risas)
Y se rió. Evidentemente era un hombre unido a Cristo y por eso se permitió el chiste y se dio cuenta del humor.
Pero hay algunos que se guardan el cuarto por las dudas, por si acaso.
Y acá está en la Palabra: Decime Señor ¿ahora vas a hacer el reino? ¿Ahora vamos a dársela a los Romanos? ¿Ahora vas a instaurar el reino de Israel?
No habían entendido nada.
Como Él mismo les dice, a los peregrinos de Emaús
Eran duros de entendimiento.
Después están estos otros que se quedaron mirando… mirando… mirando allá… melancólicamente, la nube los tapó y seguían mirando…
Tuvieron que venir dos ángeles a decirles ¡Basta, ya se fue! ¡Volverá!
Ahora vayan y hagan los que les mandó hacer.
Aquellos que viven estaban ahí.
El evangelio de Mateo es más claro todavía. Sin embargo algunos todavía dudaron, habían estado 40 días con El, lo habían escuchado, habían metido los dedos en las llagas…sin embargo algunos dudaron.
Es decir entre nosotros… ¿puedo hablar claro?
Entre nosotros…el peligro es que seamos medio salames (risas).
En serio, a veces tenemos ese cuarto que es medio salame, medio tonto.
Vemos la revelación del Señor, vemos lo que hecho, vemos su triunfo
y sin embargo, dudamos…pero ya desde el primer día estaban éstos, están estos que dudaron.
Y este espíritu de tontería lo heredamos nosotros.
Cristianos tontos, cristianos melancólicos que lo miran diciendo:
¡Ay se fue, que lástima!
Cristianos llenos de tristeza
Cristiano que duda
Cristianos que preguntan lo que no tienen que preguntar
¿Vas a instaurar ahora tu reino de Israel?
El cristiano que se queda mirando es el que se queda papando moscas en vez de salir afuera a hacer lo que el Señor le mandó.
Vayan adoctrinen, bauticen, enseñen, extiendan el amor.
Son cristianos tristes
¡Hoy en la misa pedimos la gracia de la desbordante alegría!
La desbordante alegría que nos da la esperanza.
Esperanza que está anclada allá arriba.
Los primeros cristianos dibujaban la esperanza en forma de ancla.
Con una soga la tiran a la otra orilla y uno se agarra para ir llegando
Jesús es nuestra ancla, es nuestra esperanza y esto nos da alegría
¡Hoy es el día de la alegría y de la esperanza y yo quiero que todos nosotros nos gocemos de esa alegría y de esa esperanza! (Aplausos)
Los cristianos tristes, son cristianos enfermos
Son cristianos con sarampión, que siempre están ahí con una enfermedad de chicos, que nunca crecen
Que no dan el salto. Salto que lo da el que se siente amado, que se siente ¡ganador!
Cristianos que siempre juegan a “placé” nunca a “ganador”, por si acaso.
Cristianos que se quedan mirando, papando moscas, ¡Salames!
Hoy en éste día tan lindo, de la esperanza, de la alegría.
Pidámosle a Jesús que nos dé esa gracia de salir de aquí desbordando alegría.
En nuestra ciudad hay gente que paga –y paga mucho– para divertirse un rato. Algunas son unas sanas diversiones, otras lamentablemente no.
El cristiano tiene quien pagó, pero no para divertirse. ¡Jesús pagó por la alegría profunda! ¡Jesús pagó por nuestra alegría!.
¡Ese gozo esa esperanza se nos viene hoy encima!
¡Él es nuestra paz, El es nuestra alegría! ¡Él es nuestra esperanza! (aplausos- aclamación)
Cristianos de Alegría.
Por eso hoy, le pedimos a Dios que nos deje el corazón desbordante de alegría. Esa alegría que es paz, que es mansedumbre, que es comprensión, que es tratar bien a los demás, que es oración, que es silencio, que es lectura pausada de la Escritura.
Que es vivir anunciando que él está vivo, ¡El está vivo!
Así vamos a continuar hoy nuestra alabanza a Dios, con el Señor que viene sobre el altar.
Con el Señor que hoy viene a revivir su despedida.
Una despedida que no nos tiene que dejar tristes, sino que nos tiene que fomentar hacia esa alegría.
Como siempre me piden… los deberes para este año. ¿Qué tenemos que hacer este año?
¡Vayan a sembrar alegría!
La alegría que tiene aquel que ya ganó.
La alegría que es como el viento que lleva la barca adelante
Porque estamos seguros de nuestro triunfo,
Nuestra cabeza –somos un cuerpo– nuestra cabeza que está instalada a la derecha del Padre.
¡Quiero cristianos alegres!
¡Y por favor échenle flit a los cristianos tristes!
Que así sea. (sostenidos aplausos)
Card. Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires
http://www.aicaold.com.ar//index2.php?pag=docbergoglioantes
Gracias
esta forma es mucho más respetuosa con los demas.
Un abrazo
El artículo es bueno pero tiene errores de interpretación, no es facil de entender las cosas como se presentan. desde ya que el 666 es una falacia, porque no son esos números y no es lo mismo la estatua de la libertad y lo que significó al mundo la independencia de Usa con el resto, es un combo que es lógico que genere reacciones diferentes al leerlo. Cada uno podra encontrar la verdadera historia si lo desea.
Abrazos cósmicos!
El tiempo dirá…si Bergoglio o Francisco es un enviado del demonio, o del espíritu santo para ayudarnos en el cambio de lo contrario muchos de nosotros deberíamos entregar todo salir corriendo al abismo porque ya no hay como resistir el advenimiento de los no humanos, desalmado, como sostener la alegría y la esperanza de un cambio o debo entregarme, hasta ahora no ha hecho nada que pueda hacer sospechar que es de los demonios y de ser así, lustremos los zapatos que no vamos al infinito y más allá, sin antes darle a este hombre el premio al mejor actor del mundo, porque desde que tengo comprensión jamás escuche nada ni vi nada malo de este ser, al contrario todas sus homilías son de amor, esperanza y lucha … una persona no puede mentir durante tanto tiempo, porque en algún momento se le tendría que ver sus fines ocultos, se entiende, el tiempo será el mejor juez.
Cuando escribe este muchacho German, lo imagino como al lobo de los 3 cerditos que soplaba lo que se construía solo para dañar y comérselos, yo soy cerdo en el horóscopo chino por lo tanto puedo crear empatía con los pobres cerditos, mire Maestroviejo, no estoy ciega sé muy bien distinguir entre el mal y el bien, yo elegí de qué lado jugar quiero estar con los buenos con los humanos, si viene un rabino y un papa, un musulmán o un hindú o de la fe que sea y habla de paz y amor verdadero duradero en el tiempo, yo soy feliz y acepto con agrado puedo ser politeísta porque al fin de cuentas dicen que somos a imagen y semejanza …somos dioses en entrenamiento. Pero no nos quiten la esperanza.
Gracias por su abraso, tal vez necesitaba un mimo, aquí las cosas van de mal en peor, mi país duele y mucho estamos muy tristes, cansados pero no derrotados, preparando la marcha del basta para el 18 de abril que será pacifica pero con firmeza para que comprendan que ya no queremos más muertes por la corrupción.pidiendo juicio político y traición a la patria.
Abrazo cósmico a todos y a Germán también.
Gracias Leluchis
Un abrazo
LEA Y ANALICE, SAQUE CONCLUSIONES. Date: Sun, 7 Apr 2013 22:20:56 +0000 To: hectorpabliza2012@hotmail.com
A un hombre se le conoce por lo ha habla, unido a lo que hace y se le recuerda por el llegado que deja, porque muestra un camino que el que desee pueda recorrer. También porque ayuda con su ejemplo a transformar vidas. Con su esfuerzo logra iluminar su oscuridad y entonces como una antorcha ilumina a otras vidas.
Los mensajeros de todos los tiempos han pregonado la verdad que han logrado vislumbrar. Lucharán por difundir sus ideas, por transformar a la humanidad. Encontrarán escollos y obstáculos, enemigos a su paso, que dificultarán su camino y realización. Serán amenazados, perseguidos y morirán bajo la mano de un fanático o de un grupo porque se convierte en un estorbo a sus planes de mantener dominada a la humanidad.
Si sobrevive y ha transformado vidas, entonces será un hombre realizado que habrá dado su vida por llevar el mensaje de redención y liberación a los seres humanos. Será inmortal, porque enseñó un camino, porque pensó diferente y dejó un legado.
Pero si es un lobo vestido de oveja, engañará, hará perder la fé a los que aún la tienen y los dejará en mayor oscuridad que la que tenían al principio.
Ahí es donde debemos estar expectantes, para discernir e interpretar los cambios y situaciones para no dejarnos extraviar y seguir el camino que hemos escogido para hacer de esta tierra un pedazo de cielo.
Un saludo a todos!