El escritor, docente, humanista y economista José Luis Sampedro (Barcelona, 1 de febrero de 1917), ha fallecido en la madrugada del día 8 en Madrid, según informaron a Efe fuentes próximas a la familia. Por expreso deseo del autor, la noticia de su fallecimiento no se ha conocido hasta la mañana del 9 de abril porque Sampedro quería “irse” de “manera sencilla y sin publicidad”, según ha afirmado su viuda Olga Lucas, con la que se había casado en 2003.
Lucas, en declaraciones al Canal 24 horas, ha revelado que su esposo “no quería líos en el tanatorio ni en ningún sitio”. Así, ha rememorado su deseo: “Si creen que soy merecedor de un homenaje, que lo organicen, pero no alrededor de mi cadáver”. Para la viuda de Sampedro, la biografía del escritor está en sus libros: “Quien ha leído su obra sabe cómo era Sampedro. Todas sus obras son su testamento visual, se ha volcado en ellas, nadie le puede negar su autenticidad”.
Quien ha leído su obra sabe cómo era Sampedro
Sampedro falleció hacia las 1.30 horas de la madrugada del lunes en su casa de la calle Cea Bermúdez de Madrid a los 96 años de edad y estaba “sereno y tranquilo” porque “no tenía miedo a la muerte”, según ha relatado a Europa Press su viuda, Olga Lucas. “Nos dijo que quería beberse un Campari, así que le hicimos un granizado de Campari. Me miró y me dijo: ‘Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos’. Se durmió y al cabo de un rato se murió”, ha relatado su viuda.
Olga Luca también ha resumdo sus últimos años y horas con él. “Han sido 17 años de paz, armonía y bienestar”, dice.
“Todavía tengo que asimilarlo porque parece que está aquí”, asegura Lucas a Efe por teléfono y desvela que el viejo profesor le pidió “que quería ver el mar antes de morir y lo llevé a Denia”.
El escritor de La sonrisa etrusca o La sombra de los días, académico de la Lengua y uno de los más activos críticos de la actual situación social y económica ha sido incinerado la mañana del 9 de abril en el cementerio de La Almudena en una estricta intimidad.
Todavía, según su compañera, la poeta y traductora Olga Lucas, no se ha decidido dónde serán depositadas las cenizas.
“Todavía no lo hemos hablado. También está su hija y su nieto y lo hablaremos, pero eso ahora no me preocupa. Él no dejó instrucciones concretas. Unas veces decía en Tenerife, otras en Aranjuez,cambió muchas veces opinión”, añade.
Sampedro fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras 2011, y como presidente de la Fundación Cultura de Paz, se sumó en 2011 al Movimiento 15M. Entre otros, escribió el prólogo de la edición española del libro Indignaos del francés Stéphane Hessel.
Profesor universitario
José Luis Sampedro pasó su infancia en Tánger, ciudad marroquí a la que estaba destinado como médico militar. A su regreso a España, en 1935, aprobó unas oposiciones para técnico de Aduanas y fue destinado a Santander, momento en el que estalló la guerra civil. Después de ser trasladado a un cuartel de Burgos, trabajó en un grupo teatral.
Sampedro se doctoró en Económicas en 1946, tras lo cual se dedicó a la docencia, que ejerció durante 30 años. Fue profesor en la Escuela Oficial de Periodismo y en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense, donde obtuvo la cátedra de Estructura Económica.
Sampedro de lo que más satisfecho se sentía era de su labor como docente
En 1969 se trasladó a Salford y Liverpool, donde fue profesor visitante. Tres años después regresó a España, donde despempeñó la cátedra de Ética en la Complutense. Según ha relatado Olga Lucas, Sampedro “de lo que más satisfecho se sentía era de su labor como docente”. Encontraba exalumnos hasta “debajo de las piedras”, y le reconfortaba mucho cuando se le acercaban a saludarlo.
Escritor prolífico y académico
Sampedro alternó la enseñanza con otra de sus grandes pasiones, la escritura.Comenzó a escribir cuando vivía en Santander, a los 19 años. Sus primeras novelas, La estatua de Adolfo Espejo y La sombra de los días, no se publicaron entonces. En 1952 publicó la novela Congreso de Estocolmo, a la que siguió El río que nos lleva (1961).
La censura impidió llevar al cine, según un proyecto de José Luis García Berlanga, esta última obra -lo haría el director Antonio del Real en 1988-. La película fue declarada de interés por la UNESCO por su contribución a la defensa de los valores de la región del Alto Tajo.
En 1970 publicó El caballo desnudo, en 1981 Octubre, Octubre, obra en la que trabajó 19 años. Tras La archiduquesa y La sonrisa etrusca, siguieron La vieja sirena, La estatua de Adolfo Espejo, El amante lesbiano, El mercado y la globalización o La ciencia y la vida, entre muchos otros.
En teatro, su obra, La paloma de cartón, ganó el Premio Naciona de Teatro Calderón de la Barca en 1950. Sampedro también tenía obra como economista: Realidad económica y análisis estructural, Conciencia del subdesarrollo, La inflación en versión completa, El mercado y nosotros y La economía de mercado.
El 1 de febrero de 1990 Sampedro fue elegido para ocupar el sillón ‘F’ de la Real Academia Española de la Lengua, ingresó en la institución el 2 de junio con su discurso Desde la Frontera, dedicado al consumismo y su pernicioso influjo en la sociedad actual.
Vida personal
En 1995, el cardiólogo Valentín Fuster trató a José Luis Sampedro en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York por una infección en la sangre que le afectó al corazón. De esa experiencia surgiría la obra Monte Sinaí, en la que el autor reflexionó sobre la fragilidad de la condición humana y la cercana proximidad de la muerte, sin caer en el pesimismo o la afectación.
Después de recuperarse, el escritor y humanista prosiguió con sus actividades y conferencias. En 2003, Sampedro, viudo de Isabel Pellicer desde hacía dos décadas, padre de una hija y abuelo de un nieto -ambos residentes en Nueva York-, se casó con Olga Lucas, lectora y traductora de su obra, con quien alternaba temporadas en Madrid y Tenerife.
Sampedro apoyó al 15M
Nada más surgir en España el Movimiento 15M, circuló por la red una entrevista a José Luis Sampedro a la Asociación Movimiento Visual en la que reflexionaba sobre la manipulación, a su juicio, de la opinión pública; la falta de pensamiento crítico ante unas elecciones o la falta de formación, afirmó, para ser ciudadanos conscientes.
Con la muerte de Sampedro, que apoyó activamente ese movimiento social, se han ido los dos referentes de mayor edad del movimiento. El otro fue Stéphane Hessel, el pensador autor del libro Indignaos, quien murió el pasado mes de febrero.
Y es que, según Olga Lucas, Sampedro, “como ciudadano que escribía se manifestaba contra la injusticia cuando lo creía necesario”. “Le revelaba que la gente no pensara por su cuenta y se tragara las mentiras oficiales”, ha rematado.
Una gran pérdida…Había dado y compartido todo lo mejor de sí mismo. Seguro que se marchó sin miedos, ni remordimientos, ni preguntas.
Que encuentres tu camino gran hombre.
José Luis Sampedro – Ha muerto este gran pensador sin que hayamos clonado su cerebro, que tanta falta nos hace a los españoles. Espero haber aprendido a morir como él. Yo digo que no temo a la muerte, pero ya veremos cuando me llegue la hora. Mi admiración por este gran ser humano
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Tributo a un hombre sabio y de paz: José Luis Sampedro