Los primates saben distinguir cantidades a ojo de buen cubero

Contar uno a uno les resulta bastante más complicado, revela un estudio

Los primates saben contar a ojo de buen cubero, para determinar por ejemplo cuál de dos grupos de elementos es más grande. Sin embargo, les resulta más complicado determinarlo cuando los grupos tienen un parecido número de elementos. Así lo ha descubierto una investigación de la Universidad de Rochester (Nueva York).


Sabina, una papiona oliva del zoo Seneca de Rochester (Nueva York), participando en el estudio. Imagen: J. Adam Fenster Fuente: Universidad de Rochester.

Sabina, una papiona oliva del zoo Seneca de Rochester (Nueva York), participando en el estudio. Imagen: J. Adam Fenster Fuente: Universidad de Rochester.
Pulgares oponibles, caras expresivas, sistemas sociales complejos: es difícil pasar por alto las similitudes entre los simios y los seres humanos.

Ahora, un nuevo estudio realizado con un grupo de papiones de zoológico y un montón de cacahuetes muestra que un rasgo menos obvio -la habilidad para entender los números- también es compartido por el hombre y sus primos los primates.

“La capacidad humana para la matemática simbólica compleja es claramente única de nuestra especie”, dice la co-autora Jessica Cantlon, profesora asistente de ciencias cognitivas y del cerebro en la Universidad de Rochester (Nueva York), en una nota de prensa de dicha Universidad.

“Pero, ¿de dónde viene esta destreza numérica? En este estudio hemos demostrado que los primates no humanos también poseen habilidades cuantitativas básicas. De hecho, los primates no humanos pueden ser tan precisos discriminando entre diferentes cantidades como un niño humano “.

“Esto nos dice que los primates no humanos tienen en común con los humanos una habilidad fundamental para hacer juicios de cantidades aproximadas”, dice Cantlon. “Los seres humanos amplían este talento aprendiendo las palabras que designan números y desarrollando un sistema lingüístico de números, pero en ausencia de estos elementos, también hay capacidades matemáticas complejas”. Cantlon y sus colegas han publicado sus resultados en la revista Frontiers in Psychology.

El estudio analizó a ocho papiones oliva, de entre cuatro y 14 años, en 54 ensayos diferentes en los que debían adivinar qué taza tenía más golosinas. Los investigadores colocaron en dos tazas entre uno y ocho cacahuetes en cada una, con distintas cantidades entre cada taza. Los papiones se quedaban con todos los cacahuetes de la taza que eligieran, tanto si se trataba de la taza con la mayor cantidad de bienes o no.

Los babuinos adivinaban la cantidad más grande más o menos el 75 por ciento del tiempo cuando los pares de números eran bastante diferentes entre sí, por ejemplo, dos frente a siete. Pero cuando los ratios eran más difíciles de discriminar, por ejemplo seis frente a siete, su exactitud caía al 55 por ciento.

Ese patrón, argumentan los autores, ayuda a resolver la cuestión pendiente sobre cómo los animales entienden las cantidades. Los científicos han especulado con que los animales pueden estar utilizando dos sistemas diferentes para la evaluación de números: uno basado en llevar la cuenta de objetos discretos -una habilidad que por lo que se conoce se limita a cerca de tres elementos cada vez- y un segundo enfoque basado en la comparación de las diferencias aproximadas entre varios recuentos.

Las elecciones de los papiones, concluyen los autores, claramente se basaron en este último enfoque cognitivo del “más o menos”, conocido como el sistema analógico. Los papiones fueron capaces de discriminar consistentemente pares con un mayor número de tres, siempre y cuando la diferencia relativa entre el número de cacahuetes en cada taza fuera grande.

La investigación ha demostrado que los niños que todavía no han aprendido a contar también dependen de tales comparaciones para discriminar entre grupos de números, al igual que los adultos humanos cuando están obligados a estimar rápidamente una cantidad.

Otros animales

Los estudios realizados con otros animales, incluyendo pájaros, lemures, chimpancés, y hasta peces, también han puesto de manifiesto una capacidad similar para estimar la cantidad relativa, pero los científicos han sido cuidadosos con los resultados, porque gran parte de esta investigación se limita a animales entrenados en procedimientos experimentales.

La preocupación es que los resultados podrían reflejar más acerca de los experimentadores que acerca de la habilidad innata de los animales.

“Queremos asegurarnos de que no estamos creando un ‘efecto Clever Hans’ “, advierte Cantlon, refiriéndose al caballo cuya supuesta aptitud para las matemáticas se demostró que se basaba en la capacidad de leer el lenguaje corporal no intencionado de su entrenador humano. Para descartar esa influencia, el estudio se basó en papiones zoológicos sin exposición previa a procedimientos experimentales.

Un último experimento probó a dos papiones durante otras 130 pruebas más. Los monos mostraron poca mejoría en su tasa de elección, lo que indica que el aprendizaje no desempeñaba un papel importante en la comprensión de la cantidad.

Cantlon comenta: “De la misma manera que subestimamos las capacidades cognitivas de los animales no humanos, a veces lo hacemos con las capacidades cognitivas de los niños pre-verbales. Hay habilidades cuantitativas que existen en los niños antes de la escolarización formal o incluso antes de ser capaces de utilizar el lenguaje”.


Referencia bibliográfica:

Allison M. Barnard, Kelly D. Hughes, Regina R. Gerhardt, Louis DiVincenti, Jenna M. Bovee and Jessica F. Cantlon. Inherently Analog Quantity Representations in Olive Baboons (Papio anubis). Frontiers in Comparative Psychology (2013). DOI: 10.3389/fpsyg.2013.00253.

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