Así lo declaró en un comentario concedido a RT el representante para los Derechos Humanos del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, Konstantín Dolgov.

Un buen número de los que están recluidos en Guantánamo, dijo, “debió ser liberado hace varios años, ya que las Cortes de EE.UU. así lo decidieron, pero aún están ahí, continúan siendo presos, siguen en la cárcel porque, por una razón u otra, las decisiones judiciales no se han implementado”.

El diplomático recordó que Rusia tenía programada una visita a la cárcel estadounidense en la isla de Cuba con motivo de la retención de un ciudadano ruso. “Desgraciadamente, la visita no se ha llevado a cabo hasta ahora. No es razonable ir sin tener la oportunidad de ver a Ravíl Mingázov, quien aún se encuentra en prisión, quien es un recluso”.

Dolgov lamentó que el Gobierno de EE.UU. no haya provisto las condiciones necesarias para que tenga lugar este encuentro, aunque los acuerdos bilaterales al respecto existían.

Hace más de un mes el titular de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmó que ya tenía acordado con su homólogo John Kerry una visita “para ver en qué estado se encuentra nuestro ciudadano”.

Mingázov cayó en manos de los agentes estadounidenses en 2002, cuando estaba en casa de un pakistaní presuntamente vinculado a Al Qaeda. Desde aquel entonces permanece encarcelado sin ser procesado ni condenado según la ley. Hasta el momento Rusia no dispone de información exhaustiva sobre su posible participación en la huelga de hambre que se inició en febrero.

Mientras tanto, la administración de la propia prisión militar ha activado ‘la alarma amarilla’. La declaración de este estado de emergencia, de carácter sanitario, estaba supuestamente vinculada al desmayo de uno de los presos, quien no respondió al guardia durante una inspección rutinaria.

Según los datos disponibles, el presidiario fue examinado por los médicos y por no mostrar ninguna enfermedad grave no fue hospitalizado, sino llevado de vuelta a su celda.