Una colaboración de lalunagatuna
CAPITULO 3
SEXO, AMOR Y ORACION: TRES PELDAÑOS HACIA LO DIVINO
Por favor descríbenos la significación espiritual de la energía sexual. ¿Cómo podemos sublimar y espiritualizar el sexo? ¿Es posible tener actividad sexual, hacer el amor, como una meditación, como un trampolín hacia niveles más elevados de conciencia?
La energía sexual no existe. La energía es una y la misma. El sexo es una de las formas en que se expresa, es una de sus direcciones; es una de las aplicaciones de la energía. La energía vital es una sola, pero puede manifestarse en muchas direcciones. El sexo es una de ellas. Cuando la energía vital se hace biológica, se transforma en energía sexual.
El sexo es sólo una forma de utilizar la energía vital. Así es que no existe la sublimación. Si la energía vital fluye en otra dirección, no hay sexo. Sin embargo, esto no es una sublimación; es una transformación.
El sexo es el flujo natural y biológico de la energía vital, y la forma más básica de utilizarla. Es natural por que la vida no puede existir sin él, y es la forma más básica porque es el fundamento, no la cima. Cuando el sexo es todo, la vida entera es sólo un desperdicio. Es como construir un cimiento y seguir en eso sin construir jamás la casa para la cual está destinada ese cimiento.
El sexo representa solamente una oportunidad para una transformación más elevada de la energía vital. El sexo está bien hasta donde llegue; sin embargo, cuando se transforma en el todo, cuando se transforma en la única puerta de salida de la energía vital, resulta destructivo. Puede solamente ser un medio, no el fin. Y los medios son significativos sólo cuando se alcanzan los fines. Cuando un hombre abusa de los medios, el objetivo se pierde. Si el sexo llega a ser lo más importante en la vida, (y eso ha ocurrido), los medios se transforman en fines. El sexo crea el fundamento biológico para que la vida exista y continúe. Es un medio; no debiera transformarse en el fin.
Si el sexo se transforma en el fin, se pierde la dimensión espiritual. Pero si el sexo llega a ser meditativo, se le encauza hacia la dimensión espiritual. Se transforma en un trampolín.
No existe necesidad de sublimación porque la energía como tal no es ni sexual ni espiritual. La energía es siempre neutra. En si, no tiene nombre. El nombre depende de la puerta por la cual fluya. El nombre no es el nombre de la energía en sí; es el nombre de la forma que la energía asume. Cuando hablas de “energía sexual”, te refieres a la energía que fluye a través del sexo, a través de una puerta biológica. La misma energía es energía espiritual cuando fluye hacia lo divino.
La energía en sí es neutra. Cuando se expresa biológica mente, es sexo. Cuando se expresa emocionalmente, puede transformarse en amor, puede transformarse en odio, puede transformarse en ira. Cuando se expresa a través del intelecto, puede ser de tipo científico, puede ser de tipo literario. Es de tipo físico cuando se moviliza a través del cuerpo. Cuando se moviliza a través de la mente, es de tipo mental. Las diferencias no son diferencias de la energía como tal, sino que de la aplicación de sus manifestaciones.
Así, entonces, no es correcto hablar “de sublimación de energía sexual”. Si no se utiliza la puerta del sexo, la energía vuelve a ser pura. La energía es siempre pura. Cuando se manifiesta a través de lo divino, se transforma en espiritual; sin embargo, la forma es sólo una manifestación de la energía.
La palabra “sublimación” tiene asociaciones muy negativas. Todas las teorías acerca de la sublimación son teorías de represión. Cuando hablas de “sublimación del sexo” té transformas en su antagonista. Tu condenación está allí, en la palabra misma.
Preguntas lo que uno puede hacer con el sexo. Cualquier cosa que se le haga directamente al sexo es una represión. Sólo hay métodos indirectos en los que no te implicas en absoluto con la energía sexual directamente, sino que, más bien, buscas abrir la puerta hacia lo divino. Cuando se abre la puerta hacia lo divino, todas las energías que hay en tu interior comienzan a fluir en esa dirección. El sexo es, entonces, absorbido. Cuando es posible alcanzar un éxtasis más elevado, las formas inferiores de éxtasis pierden atractivo. No se trata de que las suprimas o luches contra ellas. Simplemente, se marchitan. El sexo no es sublimado; es trascendido.
No transformarás la energía haciéndole algo negativo al sexo. Al contrario, producirás un conflicto destructivo en tu interior. Cuando luchas contra una energía, luchas contra ti mismo. Nadie puede ganar esa pelea. En algún momento sentirás que tú ganaste, y al minuto siguiente sentirás que el sexo te venció. Esto seguirá eternamente. Por momentos no habrá sexo, y sentirás que lo tienes controlado; luego, sentirás que el sexo nuevamente te jala y perderás todo lo que creíste haber ganado. Nadie puede ganar una pelea contra su propia energía.
Si una fuente de mayor éxtasis atrae tus energías, el sexo desaparecerá. No se trata de que la energía haya sido sublimada; no se trata de que le hayas hecho algo. Más bien, se te ha abierto un nuevo camino hacia un éxtasis mayor y automáticamente, espontáneamente. La energía comienza a fluir hacia la nueva puerta.
Si andas acarreando piedras y repentinamente te encuentras con diamantes, nunca te darás cuenta siquiera de que tiraste las piedras. Se caerán solas, como si nunca las hubieras tenido. Ni siquiera recordarás que renunciaste a ellas, que las abandonaste. Ni siquiera te darás cuenta. No se trata de que haya sublimado algo. Se, ha abierto una mayor fuente de felicidad, y las fuentes más pequeñas se han apagado por sí solas.
Esto ocurre en forma tan automática, tan espontánea, que no es necesario que hagas nada en contra del sexo. Todo lo que hagas contra cualquier energía será negativo. La acción positiva y verdadera ni siquiera guarda relación con el sexo: se halla relacionada con la meditación. Ni siquiera te darás cuenta de que el sexo ha desaparecido. Simplemente, lo nuevo lo ha absorbido.
Sublimación es una fea palabra. Guarda una tonalidad de antagonismo, de conflicto. El sexo se debiera tomar como lo que es. Es sólo el fundamento biológico que permite que la vida exista. No le otorguen ningún significado espiritual o anti espiritual. Sencillamente comprendan el hecho factual.
Cuando se le considera como un hecho biológico, nadie se preocupa. Comienzan a preocuparse sólo cuando se le otorga algún significado espiritual. Así, por tanto, no le otorguen significado alguno; no le adjudiquen ninguna filosofía. Limítense a contemplar los hechos. No hagan nada a favor del sexo o en su contra. Permítanle ser lo que es; acéptenlo como algo normal. No asuman una actitud anormal frente a él.
Tal como tienen ojos y manos, también tienen sexo. No están en contra de sus ojos o sus manos, así es que no rechacen al sexo. En esa actitud, la pregunta acerca de lo que debe hacerse con el sexo resultará irrelevante. Crear una dicotomía en pro o en contra del sexo es irrelevante. Es un hecho consumado. Han llegado a este mundo a través del sexo, y es también a través del sexo que se les ha dado la posibilidad de originar un nuevo ser. Son parte de una gran continuidad. Su cuerpo va a morir, de modo que se halla programado para crear otro cuerpo que lo reemplace.
La muerte es segura. Es Por eso que el sexo es algo tan obsesivo. No estarán aquí para siempre, así que tendrán que ser reemplazados por un nuevo cuerpo, una réplica. El sexo es así de importante porque toda la naturaleza porfía en ello; de otro modo, el hombre no podría seguir existiendo. Si fuese algo voluntario, no quedaría nadie sobre la tierra El sexo es tan obsesivo, tan apremiante, el impulso sexual es tan intenso, porque la naturaleza entera lo apoya. Sin él, la vida no puede existir.
El sexo es muy importante para los buscadores espirituales, porque es tan involuntario, tan apremiante, tan natural. Se ha transformado en un criterio para saber si la energía vital de una persona determinada ha alcanzado ya lo divino. No hay forma directa de saber si alguien se ha encontrado con lo divino –no podemos saber si alguien tiene diamantes- pero sí podemos saber de inmediato si alguien ha abandonado las piedras, porque estamos familiarizados con las piedras. Sabemos de inmediato si alguien ha trascendido el sexo, porque estamos familiarizados con el sexo.
El sexo es tan compulsivo, tan involuntario, es una fuerza tan poderosa, que sólo podemos trascenderla si alcanzamos lo divino. Así, el bramacharya se transformó en el criterio para distinguir a aquellas personas que han alcanzado lo divino. Para esas personas, no existe el sexo habitual, el que practican los seres normales.
Esto no significa que podamos alcanzar lo divino si abandonamos el sexo. La contrapartida es una falacia. El que encuentra diamantes abandona las piedras que lleva, pero el reverso de esto no es verdad. Puedes abandonar las piedras, pero eso no significa que hayas alcanzado algo superior a ellas.
Te encontrarás entonces en un punto intermedio. Tendrás una mente de represión, no una mente trascendida. El sexo seguirá burbujeando en tu interior, y vivirás un infierno. Esto no es ir más allá del sexo. Cuando el sexo es reprimido, resulta feo, enfermo, neurótico. Se pervierte.
La así llamada actitud religiosa hacia el sexo ha creado una sexualidad pervertida, una cultura que es totalmente neurótica en el plano sexual. Yo no estoy a favor de ella. El sexo es una realidad biológica; no hay nada malo en él. Así es que no luchen contra él, o lo pervertirán y un sexo pervertido no es un paso hacia adelante. Es un descenso, es un paso hacia la insanidad. Cuando la represión es tan intensa que no pueden prolongada por más tiempo, termina explotando; y en esa explosión, tú te perderás.
En tu interior se encuentran todas las cualidades humanas, todas las posibilidades. La realidad normal del sexo es sana, pero cuando se le reprime anormalmente, tendremos una sexualidad enferma. Desde la normalidad, es muy fácil movilizarse hacia lo divino; pero hacerlo partiendo de una mente neurótica es arduo, y en cierta medida, imposible. Primero tendrás que sanar, volver a la normalidad. Al final de ese camino existe la posibilidad de trascender el sexo.
Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer? ¡Conoce al sexo!
¡Recórrelo conscientemente! Este es el secreto para abrir una nueva puerta. Si abordas al sexo en forma inconsciente, serás sólo un instrumento en las manos de la evolución biológica; pero si puedes permanecer consciente durante el acto sexual, entrarás en una profunda meditación.
El acto sexual es tan involuntario y tan compulsivo que es difícil permanecer consciente en él; sin embargo, no es imposible. Y si puedes estar consciente durante el acto sexual, no existirá ningún otro acto en la vida en el que no puedas estas consciente, porque ningún acto es tan profundo como el sexo.
Si puedes estar consciente durante el acto sexual, llegarás a estarlo incluso en la muerte. La profundidad del acto sexual y la profundidad de la muerte son similares, paralelas. Llegas al mismo punto. Así, por tanto, si logras estar consciente durante el acto sexual, habrás dado un gran paso. Es algo inapreciable.
Así, entonces, utilicen el sexo como un acto de meditación. No luchen contra el sexo, no vayan en su contra. No pueden luchar contra la naturaleza; eres parte de ella. Debes tener una actitud amistosa hacia el sexo, simpatizar con él. Es el diálogo más profundo que puedes establecer con la naturaleza.
El acto sexual no es, en realidad, un diálogo entre un hombre y una mujer. Es un diálogo del hombre con la naturaleza, y través de la mujer; y de la mujer con la naturaleza, a través del hombre. Es un diálogo con la naturaleza. Por un instante, te encuentras en el flujo cósmico; estás dentro de la armonía celestial, sintonizado con el todo. De esta forma, el hombre se realiza a través de la mujer y la mujer a través del hombre.
El hombre no es completo, ni la mujer tampoco. Son dos fragmentos de un todo. Así, cada vez que se fusionan en el acto sexual, pueden estar en armonía con la naturaleza subyacente de las cosas, con el Tao. Esta armonía puede dar como resultado el nacimiento biológico de un nuevo ser. Si no estás consciente, esa será la única posibilidad. Sin embargo, si te encuentras consciente, el acto puede transformarse en un nacimiento para ti, en un nacimiento espiritual. A través del sexo, “habrás nacido dos veces”.
Si participas en el sexo en forma consciente, te transformas en un testigo de lo que ocurre. Y, una vez que te transformas en un testigo del acto, trascenderás el sexo; la actitud de testigo te habrá liberado. Ya no habrá compulsión. No serás un participante inconsciente. Al transformarte en un testigo del acto, lo habrás trascendido. Ahora sabes que no eres sólo un cuerpo. El testigo en tu interior habrá conocido algo que lo trasciende.
Puedes conocer esto que se encuentra “más allá”, pero sólo cuando te sumerges profundamente en ello. No, se trata de un encuentro superficial. Cuando te encuentras regateando en el mercado, tu conciencia no podrá profundizar mucho, porque el acto mismo es superficial. Por lo general, el acto sexual es el único a través del cual el hombre puede transformarse en un testigo de sus profundidades internas.
Mientras más te sumerges en la meditación a través del sexo, menor será el efecto que el sexo tendrá. La meditación se desarrollará desde allí y desde esta meditación que crece se abrirá una nueva puerta, y el sexo se marchitará. Esto no será una sublimación. Será similar a la caída de las hojas secas desde el árbol. El árbol ni siquiera se entera de que las hojas están cayendo. De igual forma, ni te darás cuenta de que el aguijoneo mecánico del sexo está desapareciendo.
Haz surgir la meditación del sexo; haz del sexo un objeto de meditación. Trátalo como a un templo: con ello, lo trascenderás y serás transformado. Entonces, el sexo habrá desaparecido, pero no a consecuencia de una represión o de una sublimación. El sexo será simplemente irrelevante, insignificante. Has crecido, lo has trascendido. Ya no tiene significado para ti.
Es igual que un niño que crece. Los juguetes ya no le interesan. No ha sublimado nada; no ha suprimido nada. Sólo ha crecido; sólo ha madurado. Los juguetes ya no tienen significado para él. Corresponden a una etapa que él ya ha superado.
De igual forma, mientras más medites, menor será el atractivo que el sexo ejerza sobre ti. Y poco a poco, espontáneamente, sin esforzarte conscientemente por sublimar al sexo, la energía tendrá una nueva dirección hacia donde fluir. La misma energía que ha fluido a través del sexo lo hará ahora a través de la meditación. Y cuando la energía fluye a través de la meditación, comienza a abrirse la divina puerta.
(*) Una amplia variedad de técnicas de meditación que trabajan directamente con la energía sexual son comentadas por Bhagwan en una serie de 80 conferencias acerca del Vigyana Bhairava Tantra. Ver The Book of Secrets (“ El libro de los secretos”) en la lista de textos al final de este libro.
Otra cosa. Has utilizado las palabras “sexo” y “amor”. Por lo general, utilizamos las dos palabras, como si existiese una asociación interna entre ellas. Eso no es así. El amor llega sólo cuando el sexo se ha ido. Antes de eso, el amor es sólo un cebo, un juego introductorio y nada más. Su papel consiste solamente en preparar el terreno para el acto sexual. No es más que una introducción al sexo, un preámbulo. Así es que mientras más sexo haya entre dos personas, menos amor habrá, porque el preámbulo no resultará necesario.
Si dos personas están enamoradas y no tienen relaciones sexuales, habrá mucho amor romántico entre ellas. Sin embargo, cuando el sexo entre, el amor se irá. El sexo es tan abrupto. En sí, es tan violento. Necesita una introducción, necesita un juego previo. El amor, tal como lo conocemos, es sólo el ropaje para la realidad desnuda del sexo. Si observas las profundidades de lo que tú llamas amor, encontrarás al sexo allí parado, listo para saltar. Se encuentra siempre a la vuelta de la esquina. El amor habla: el sexo se prepara.
Este seudo-amor se relaciona con el sexo, pero sólo como un preámbulo. Si el sexo aparece, el amor desaparece. Es por eso que el matrimonio mata al amor romántico en forma total Las dos personas llegan a conectarse y el juego previo, el amor, llega a ser innecesario.
El verdadero amor no es un preámbulo. Es una fragancia. No lo encuentras antes del sexo, sino después. No es un prólogo: es un epílogo. Si has experimentado el sexo; sientes compasión por el otro, surgirá el amor. Y si meditas, te sentirás compasivo. Si meditas durante el acto sexual, tu compañero no será solamente un instrumento para tu placer físico. Te sentirás agradecido, porque ambos han llegado a una profunda meditación.
Cuando meditas en el sexo, surge una nueva amistad entre ambos, porque a través del otro, cada uno ha tenido una comunión con la naturaleza, ha vislumbrado Profundidades desconocidas de la realidad. Sentirán agradecimiento y compasión por el otro: compasión por el sufrimiento, compasión por la búsqueda, compasión por un igual, por un compañero de viaje, compasión por un amigo que busca a tientas.
Si el sexo llega a ser meditativo, sólo entonces llega a percibirse la fragancia que subsiste detrás de él: un sentimiento que no es un preámbulo del sexo, sino una maduración, un progreso, una realización meditativa. Así, si el acto sexual llega a ser meditativo, sentirás amor. El amor es una combinación de gratitud, amistad y compasión. Si estos tres elementos se reúnen, estarás enamorado.
Si este amor se desarrolla, trascenderá al sexo. EL amor se desarrolla a través del sexo, pero va más allá, lo trasciende. Tal como una flor: crece través de las raíces; pero va más allá. Y no volverá atrás; no hay vuelta atrás. Así es que si el amor se desarrolla, el sexo desaparece. De hecho, esa es una de las formas de comprobar que el amor se ha desarrollado. El sexo es como la cáscara de un huevo, cáscara a través de la cual emerge el amor. Cuando el amor emerge, la cáscara desaparece. Fue rota, desechada.
El sexo puede llevar al amor sólo cuando la meditación está presente; de otra forma, no. Si, la meditación no está allí, el sexo se repite una Y otra vez de la misma forma, Y terminarás aburriéndote. El sexo se pondrá cada vez más insípido y no te sentirás agradecido con el otro. Más bien, te sentirás engañado; sentirás hostilidad. El otro te domina. Te domina a través, del sexo, porque se ha transformado en una necesidad para ti. Te has transformado en un esclavo, porque no puedes vivir sin el sexo. Pero nunca podrás sentir amistad hacia alguien del que te sientes un esclavo. Y ambos sienten lo mismo: el otro es el amo. La dominación será negada y combatida; pero aún así, el sexo seguirá repitiéndose. Se transformará en una rutina diaria. Riñes con tu pareja sexual, y luego arreglas las cosas nuevamente. Entonces riñes nuevamente, y nuevamente lo arreglas todo. El amor es a lo más, una transacción. No puedes sentir amistad; no hay compasión. En vez de eso, habrá crueldad Y violencia; te sentirás engañado. Te has transformado en un esclavo. El sexo no podrá evolucionar hacia el amor. Seguirá siendo sólo sexo.
” ¡Atraviesa el sexo! No le temas, porque el temor no te lleva a ninguna parte. Si uno debe temerle a algo, debiera temerle sólo al miedo mismo. No le temas al sexo ni tampoco luches contra él, porque ésa es también una forma de temor. “Lucha o huye” -lucha o escapa- éstos son dos caminos del miedo. Así es que no huyan del sexo; no luchen contra él. Acéptenlo, denlo por obvió. Entren en él profundamente, conózcanlo en forma total, compréndanlo, mediten en él y lo trascenderán. En el instante en que meditas en el acto sexual, se abre una nueva puerta. Te encuentras con una nueva dimensión muy desconocida, de la que nunca has oído hablar, y un mayor éxtasis sale a tu encuentro.
Encontrarás un: deleite tan grandioso que el sexo resultará irrelevante, Y se apaciguará por sí solo. Ahora tu energía no seguirá fluyendo en esa dirección. La energía siempre fluye hacia el éxtasis. Puesto que el éxtasis aparece en el sexo, la energía fluye hacia él; pero si buscas más éxtasis, un éxtasis que trascienda al sexo, que vaya más allá, un éxtasis, que sea más pleno, profundo, grande – la energía, por sí sola, dejará de fluir hacia el sexo.
Cuando el sexo se transforma en meditación, florece en el amor, y este florecimiento es un paso hacia lo divino. Por esto el amor es divino. El sexo es físico; el amor es espiritual. Y si la flor del amor está presente, aparecerá la oración; seguirá al amor. Ya no estás lejos de lo divino. Estás llegando a casa.
Ahora, vean al amor tal como han visto al sexo. Vean la comunión, el encuentro interno, la relación interna. Entonces, trascenderás incluso el amor, y llegarás a la oración. Esta oración es la puerta. Sigue siendo un encuentro, pero no un encuentro entre dos personas. Es una comunión que tú estableces con el todo. Ahora el otro, como persona, queda afuera. Es el otro impersonal – la existencia entera – y tú.
Pero da oración sigue siendo un encuentro, así es que también debe ser trascendido al final. En la oración, el devoto y lo divino son diferentes; el bhakta Y el bhagwa son diferentes. Sigue siendo un encuentro. Por esto Meera, o Teresa, pudo utilizar términos sexuales al referirse a sus experiencias de oración.
Un debe meditar en los momentos de devoción. Nuevamente, sé un testigo. Presencia la comunión que estás teniendo con el todo. Esto requiere la conciencia más sutil que resulta posible. Si puedes estar consciente durante tu encuentro con el todo, te trasciendes a ti mismo y al todo, a ambos. En ese momento, eres el todo. Y en este todo, no existe dualidad; sólo hay unidad.
Buscas esta unidad a través del sexo, a través del amor, a través de la oración. Es esta unidad lo que anhelamos. Incluso en el sexo, lo que en realidad ansías es la unidad. El éxtasis aparece porque durante un instante eres uno: El sexo se profundiza en el amor, el amor se profundiza en la oración y la oración se profundiza a una trascendencia total, a una unidad total.
Esta profundización siempre se produce a través de la meditación. El método es siempre el mismo. Los niveles difieren, las dimensiones difieren, las etapas difieren; pero el método es el mismo. Ahonda, en el sexo y encontrarás el amor. Entrégate profundamente al amor y llegarás a la oración. Ahonda en la oración y te encontraras con la unidad. Esta unidad es el total, esta unidad es la felicidad, esta unidad es el éxtasis.
De modo que es esencial no adoptar una actitud combativa, rebelde. En todo está presente lo divino. Puede estar cubierto, puede estar vestido: deberás desvestirlo. Encontrarás vestimentas aún más sutiles. Nuevamente, deberás quitarlas. A menos que encuentres la unidad en su desnudez total, no estarás satisfecho, no te sentirás pleno.
En el instante en que te encuentres con el uno desvestido, desnudo, serás uno con él, pues comprobarás que lo desnudo no es otro sino tú mismo. De hecho, todos se buscan a sí mismos a través de los demás. Debemos hallar nuestro propio hogar golpeando la puerta de los demás.
Apenas la realidad se revela te unificas con ella, porque la diferencia es sólo de ropajes. Las ropas son la barrera, de modo que no puedes desvestir la realidad a menos que tú mismo te desvistas. Es por eso que la meditación es un arma doble: desviste a la realidad Y también te desviste a ti. La realidad queda desnuda; tú quedas desnudo. Y en un momento de total desnudez, de total vacío, te transformas en uno.
Así, por tanto, no estoy en contra del sexo. Eso no significa que esté por el sexo. Significa que me inclino por experimentarlo profundamente Y descubrir lo que está más allá. El más allá está siempre a tu alcance, pero el sexo corriente es tan abrupto, tan compulsivo e inconsciente que nadie profundiza. Si puedes profundizar, te sentirás agradecido de lo divino por haberte abierto una puerta a través del sexo; sin embargo, si el sexo es abrupto e inconsciente, nunca sabrás que estuviste cerca de algo superior.
Somos tan astutos que hemos creado un falso amor que no surge después del sexo, sin antes. Es algo cultivado, artificial. Es por eso que sentimos que el amor se pierde cuando el sexo se satisface. El amor fue sólo el preámbulo, y ya deja de ser necesario. Pero el verdadero amor está siempre más allá del sexo; se oculta detrás del sexo. Experimenta el sexo profundamente, medita en él religiosamente Y florecerás en un estado mental amoroso.
No estoy contra el sexo ni estoy por el amor. También debes trascenderlo. Medita en él y trasciéndelo. Cuando hablo de meditaci6n, me refiero a que debes pasar por ahí en forma totalmente alerta y consciente. No debes experimentarlo en forma ciega e inconsciente. Hay gran éxtasis allí; sin embargo, en tu ceguera, puedes pasarlo por alto. Debes transformar la ceguera: debes llegar a tener los ojos bien abiertos. Si vas con los ojos abiertos, el sexo puede llevarte al camino de la unidad.
La gota puede transformarse en el océano. Ese es el anhelo que hay en el corazón de cada gota. En todo acto, en todo, deseo, encontrarás el mismo anhelo. Descúbrelo, síguelo. ¡Es una gran aventura! En la forma en que hoy vivimos, somos inconscientes. Pero todo esto está a vuestro alcance. El camino es arduo, pero no imposible. Fue posible para un Jesús, un Buda, un Mabavir, y es posible para todo el mundo.
Si te abres al sexo con esta intensidad, con este nivel de alerta, con esta sensibilidad, lo trascenderás. No habrá ninguna sublimación, en lo absoluto. Cuando trasciendas, no habrá sexo, ni siquiera sexo sublimado. Habrá amor, plegaria y unidad.
Estas son las tres etapas del amor: amor físico, amor psíquico y amor espiritual. Y cuando trasciendes los tres niveles, te encuentras con lo divino. Cuando Jesús dijo, “Dios es amor”, entregó la definición más cercana que es posible formular, porque lo último que conocemos en el camino hacia Dios es el amor. Más allá de eso está lo desconocido, y lo desconocido no puede definirse. Sólo podemos indicar el camino hacia lo divino, a través de nuestra última etapa: el amor. Más allá de ese punto, no hay experiencia, porque ya no eres. ¡La gota se ha transformado en el océano!
Ve paso por paso, pero con una actitud amistosa. Sin tensión, sin lucha. Sólo ve en estado de alerta. La atención es la única luz en la oscura noche de la vida. Intérnate en la oscuridad llevando esta luz. Busca en cada rincón. Lo divino se encuentra en todas partes, así es que no te opongas a nada.
Pero tampoco debes apegarte a nada. Ve más allá, porque te espera un éxtasis aún mayor. El viaje debe continuar. Si estás cerca del sexo, utiliza el sexo. Si estás cerca del amor, utiliza el amor. No pienses en términos de supresión o sublimación; no pienses en términos de lucha. Lo divino puede esconderse detrás de cualquier cosa, de modo que no luches; no huyas de nada. De hecho, se encuentra detrás de todo; así que dondequiera que estés, atraviesa la puerta más cercana e irás progresando. No te atasques en ninguna parte y llegarás, porque la vida está en todas partes.
Jesús dijo, “Bajo cada piedra está el Señor”, pero ustedes sólo ven las piedras. Tendrán que atravesar este estado mental pétreo. Cuando ves al sexo como un enemigo, lo transformas en una piedra. Entonces, se vuelve no-transparente; no puedes ver al otro lado. Utilízalo, meditando él y la piedra será igual que el vidrio. Verás lo que hay detrás y olvidarás el vidrio. Lo que se encuentra detrás del vidrio será lo que recuerdes.
Todo lo que se haga transparente desaparecerá. De modo que no transformes al sexo en una piedra; haz que sea transparente y se vuelve transparente a través de la meditación.
CAPITULO 4
EL YOGA KUNDALINI: REGRESANDO A LAS RAICES
¿Qué es el Yoga Kundalini y cómo puede serle de ayuda al Occidente? ¿Por qué tu método de despertar la kundalini es caótico, y no se asemeja a los métodos tradicionales y sistemáticos?
La existencia es energía; el movimiento de la energía, de tantas maneras y tantas formas. En lo que respecta a la existencia humana, esta energía es energía kundalini. La kundalini es la energía concentrada del cuerpo humano y de la psique humana.
La energía puede manifestarse o no hacerlo. Puede permanecer como semilla o puede surgir en alguna forma de manifestación. Toda, energía se encuentra, o en forma de semilla o en alguna forma manifestada. La kundalini se refiere a tu potencial total, a todas tus posibilidades. Sin embargo, es una semilla; es el potencial. Las formas de- despertar la kundalini son formas de actualizar tu potencial.
Así es que en primer lugar, la kundalini no es algo raro, singular. Es sólo energía humana como tal. Pero, generalmente, sólo parte de ella está activa, una parte minúscula. Y ni siquiera esa parte funciona armónicamente; se encuentra en conflicto. Ese es el sufrimiento, la angustia. Si tu energía puede funcionar armónicamente, sientes éxtasis; pero sufres si se encuentra en conflicto, si es antagónica a sí misma. Todo sufrimiento implica que tu energía se halla en conflicto; y toda felicidad, todo éxtasis, significa que tu energía se encuentra en armonía.
¿Por qué la energía es sólo potencial, y no se encuentra actualizada? Porque no la necesitamos en nuestra vida cotidiana. Sólo se actualiza aquella parte que es requerida, desafiada. La vida cotidiana no es un desafío para ella, de modo que sólo un fragmento muy pequeño se manifiesta. Y aun este pequeño fragmento que se manifiesta no es armónico, porque tu vida cotidiana no se halla integrada.
Tus necesidades se encuentran en conflicto. La sociedad requiere una cosa y tus instintos requieren algo totalmente opuesto. Los requerimientos sociales y los requerimientos personales se encuentran en conflicto. La sociedad exige ciertas cosas; la moralidad y la religión exigen otras cosas, además. Estos conflictos impiden que el hombre sea un todo armónico. Lo han fragmentado.
En la mañana, se te pide una cosa; en la tarde, se te requiere otra cosa. Tu esposa solicita algo de ti; tu madre te pide algo totalmente opuesto. De esta forma, la vida se transforma día a día en una exigencia conflictiva para ti, y la minúscula parte de tu energía total que se ha manifestado se encuentra en conflicto consigo misma.
También existe otro conflicto. El fragmento que se ha manifestado siempre estará en pugna con la parte que aún no se manifiesta; lo actualizado siempre se encontrará en conflicto con lo potencial. Lo potencial te estará empujando para manifestarse y lo actualizado lo estará reprimiendo.
Para utilizar términos psicológicos, lo inconsciente siempre está en conflicto con lo consciente. Lo consciente tratará de dominar a lo inconsciente, porque siempre existe el peligro de que éste se manifieste. Lo consciente se encuentra controlado y el potencial, lo inconsciente, no lo está. Puedes manejar lo consciente; pero si el inconsciente explota, te temblará el piso. El control se te escapará. Este es el temor de lo consciente. Así es que éste es el otro conflicto, mayor y más profundo que el primero: el conflicto entre lo consciente y lo inconsciente, entre la energía ya manifestada y la energía que desea manifestarse.
Estos dos tipos de conflicto son la causa de tu falta de armonía. Y si no estás en armonía, tu energía se vuelve contra ti. La energía necesita movilizarse, y este movimiento siempre se produce desde lo no- manifiesto hacia lo manifiesto, desde la semilla hacia el árbol, desde la oscuridad hacia la luz.
Sólo habrá movimiento si no existe represión; si la hay, el movimiento, la armonía, se destruye; tu energía se transforma en tu enemigo. Te transformas en una casa dividida, llena de antagonismos; te transformas en una multitud. Ya no eres uno: eres muchos.
Esta es la situación actual de los seres humanos. Pero esto no debiera ser así. Este es el motivo por el cual existen la fealdad y el sufrimiento. El éxtasis y la belleza sólo surgen cuando tu energía vital se moviliza en forma armónica y relajada: sin represiones, desinhibida; integrada, no fragmentada; no en conflicto consigo misma, sino unificada. Hablamos de kundalini cuando tu energía alcanza esta unidad armónica. Kundalini es sólo una palabra técnica referida a la totalidad de tu energía cuando se encuentra unificada, en movimiento, en armonía, sin conflictos; cuando es cooperativa, complementaria y orgánica. Ahí y entonces, hay una transformación, única y desconocida.
Cuando las energías están en conflicto, quieres aliviarlas. Te sientes tranquilo sólo cuando te alivias de tus energías en conflicto, cuando te deshaces de ellas. Pero cuandoquiera que las dispersas, tu energía vital, tu vitalidad, se moviliza hacia abajo o hacia afuera. El movimiento hacia abajo es el movimiento hacia afuera; el movimiento hacia arriba es el movimiento hacia adentro. Mientras más suben tus energías, más entran; mientras más bajan, más salen. Si expulsas tus energías en conflicto, te sentirás aliviado; sin embargo, será lo mismo que expulsar tu vida en pedazos, poco a poco. Equivale al suicidio. A menos que nuestra energía vital se unifique y armonice, y el flujo se produzca en forma interna, nuestra actitud es suicida.
Cuando expulsas tu energía; te sientes aliviado; pero el alivio será sólo momentáneo, porque eres una fuente constante de energía. La energía se acumula nuevamente, y nuevamente tendrás que librarte de ella. Lo que de ordinario se conoce como placer es sólo una expulsión de energías en conflicto. El que experimentes placer implica que te estás librando de una carga. La connotación de ello es siempre negativa, nunca positiva. Pero el éxtasis es positivo. Viene sólo cuando tus energías se realizan.
Cuando tus energías no son expulsadas, sino que florecen internamente; cuando te pones de su parte, cuando no tienes conflicto con ellas, entonces hay un movimiento hacia adentro. Ese movimiento es interminable. Se profundiza cada vez más, y mientras más se profundiza, más deleite y éxtasis te trae.
Así es que la energía puede tener dos posibilidades. La primera es sólo un alivio, una expulsión de energías que se han transformado en un agobio para ti, que no pudiste utilizar, que no pudiste usar creativamente. Este estado mental es anti kundalini.
El estado habitual de los seres humanos es anti-kundalini. La energía se moviliza desde el centro hacia la periferia, porque esa es la dirección en que tú te mueves. La kundalini alude al polo opuesto. Las fuerzas, las energías, se movilizan desde la periferia hacia el centro.
El movimiento interno, el movimiento hacia el centro, produce felicidad, mientras que el movimiento hacia afuera produce tanto felicidad como sufrimiento. Habrá felicidad momentánea y sufrimiento permanente. La felicidad vendrá sólo a ratos. Sólo cuando tengas esperanzas, sólo cuando tengas expectativas, podrás sentir felicidad. El resultado efectivo, concreto, es siempre sufrimiento.
La felicidad está en la expectativa, en la esperanza, en los deseos, en los sueños. Sólo te has liberado de tu carga; la felicidad es totalmente negativa. No sentirás felicidad como tal, sino sólo como la ausencia momentánea del sufrimiento. Esa ausencia se confunde con la felicidad.
Estás creando constantemente nuevas energías. Esa es la vida: la capacidad de seguir produciendo fuerza vital. En el momento en que la capacidad desaparece, estás muerto. Esa es la paradoja: creas y creas energía, y no sabes qué hacer con ella. Cuando la creas, la expulsas; cuando no la creas, sufres y te sientes enfermo.
Cuando no produces fuerza vital, te sientes enfermo; cuando sí la produces, te sientes nuevamente enfermo. La primera enfermedad se manifiesta como debilidad, y la segunda es el agobio que representa la energía para ti. No eres capaz de armonizarla, de hacerla creativa, de convertirla en éxtasis. La has creado y no sabes qué hacer con ella, de modo que la expulsas. Luego, vuelves a crear energía. Esto es absurdo, pero este absurdo es lo que comúnmente llamamos existencia humana: la constante creación de energía; el que ésta siempre llegue a transformarse en una carga, una molestia; el que siempre debas estar librándote de ella.
Por esto el sexo ha llegado a ser tan importante, tan significativo: porque es una de las formas más poderosas de librarte de tu energía. Si la sociedad llega a ser opulenta, abundante, tendrás más posibilidades para crear energía. Entonces té sexualizas más, porque tienes más tensiones que aliviar.
Hay una creación y una expulsión constante de energía. Si eres suficientemente inteligente, suficientemente perceptivo, sentirás el absurdo de ello, la total insensatez de todo. Entonces sentirás. La falta de propósito de la vida. ¿Eres sólo un instrumento para crear y expulsar energía? ¿Cuál es el significado de esto? ¿Para qué existir? ¿Sólo para ser un instrumento en el cual la energía se crea y se expulsa? Así es que mientras más perceptiva es una persona, más siente la falta de significado de la vida que llevamos comúnmente.
La kundalini implica cambiar esta situación absurda por una más significativa. La ciencia de la kundalini es una de las ciencias más sutiles. Las ciencias físicas también se preocupan de la energía, pero de la energía material, no de la psíquica. El yoga se preocupa de la energía psíquica. Es una ciencia de lo metafísico, de aquello que es trascendental.
Tal como la energía material de la que se preocupa la ciencia, esta energía psíquica puede ser creativa o destructiva. Si no es utilizada, resulta destructiva; si es utilizada, resulta creativa. Pero también puede utilizársele en forma no creativa. La forma de hacerla creativa es, primero, comprender que no debieras realizar sólo parte de tu potencial. Si realizas una parte de ti y no realizas la mayor parte, la restante, tendrás una situación que no puede ser creativa.
Debes realizar la totalidad; todo tu potencial debe ser actualizado. Existen métodos para realizar el potencial, para actualizarlo, para despertarlo. Este se encuentra dormido, tal como una serpiente. Es por eso que se le ha denominado kundalini: el poder de la serpiente, una serpiente dormida. Si alguna vez has visto dormir a una serpiente, tendrás la imagen exacta. Está enrollada; no hay movimiento alguno. Pero una serpiente puede alzarse, recta sobre su cola. Se endereza con su propia energía. Es por eso.que se eligió la serpiente como símbolo. Tu energía vital está también enrollada y dormida. Pero puede enderezarse; puede despertar, con todo su potencial actualizado. Entonces, te habrás transformado.
La vida y la muerte son sólo dos estados de la energía. La vida significa energía activa; muerte significa que la energía está inmóvil. Vida significa energía despierta; muerte significa energía dormida. Así es que de acuerdo con el yoga kundalini, estás, habitualmente, sólo parcialmente vivo. La parte de tu energía que ha sido actualizada es lo que en ti está vivo. La parte restante está tan dormida que es igual que si no existiera.
Pero puede despertársele. Existen tantos métodos por medio de los cuales el yoga kundalini trata de actualizar el potencial. Por ejemplo, el pranayama (control de la respiración) es uno de los métodos para sacudir la energía que duerme. Podemos usar la respiración como despertador, porque la respiración es el puente. Entre tu energía vital -tu prana, la fuente original de tu vitalidad- y tu existencia presente. Es el puente entre el potencial y lo actualizado.
En cuanto cambias tu forma de respirar, tu sistema energético total también cambia. Cuando duermes, tu respiración cambia. Cuando estás despierto, tu respiración cambia. Cuando estás enojado, tu respiración es diferente; cuando estás enamorado, tu respiración es diferente; cuando experimentas pasión sexual, tu respiración es diferente, En cada estado mental se encuentra una cualidad particular de la vida, así es que tu respiración se modifica paralelamente.
Cuando estas enojado, necesitas más energía en la periferia. Si te encuentras en peligro, si tienes que atacar o defenderte, necesitas más energía en la periferia. La energía se precipitará desde el centro.
Te sientes agotado después del acto sexual, pues expulsas una gran cantidad de energía de tu cuerpo. Y también después de sentir ira te hallarás exhausto. Pero después de un momento de amor, no te sentirás exhausto. Te sentirás fresco. Después de orar, te sentirás fresco. ¿Por qué ocurre lo contrario? Cuando experimentas un momento de amor, no necesitas energía en la periferia, porque no hay peligro alguno. Estás a tus anchas, relajado, de modo que el flujo de energía es interno. Cuando la energía fluye internamente, te sientes fresco.
Después de respirar profundamente, te sentirás fresco, porque la energía fluye hacia adentro. Cuando la energía fluye hacia adentro, te sientes vitalizado, pleno; sientes bienestar.
Otra cosa: cuando la energía se dirige hacia dentro, tu respiración comienza a tener una cualidad diferente. Será relajada, rítmica, armónica. Habrá momentos en que no la sentirás en absoluto, en que te parecerá que se ha detenido. ¡Llega a ser tan sutil! Puesto que no se requiere energía, la respiración se detiene. En el samadhi, en el éxtasis, se siente que la respiración se ha detenido totalmente. No es necesario que la energía fluya hacia el exterior, así es que la respiración se vuelve innecesaria.
A través del pranayama, esta energía potencial en tu interior se despierta sistemáticamente. También puede ser palmoteada a través de los asanas (posturas del yoga), porque cada parte de tu cuerpo se halla conectada a la fuente de energía. De modo que toda postura tiene un efecto correspondiente en la fuente de la energía.
La postura que Buda adoptaba se llama padmasan, la postura en loto. Es una de las posturas en que se necesita la menor cantidad de energía. Si te sientas derecho, la posición es tan equilibrada que llegas a ser uno con la tierra. No hay un tirón gravitacional. Y si tus manos y pies se encuentran en posición tal que se forme un circuito cerrado, la electricidad vital fluirá en un circuito. La postura de Buda es redonda. La energía circula; no es expulsada.
La energía siempre sale a través de los dedos, manos o pies. Sin embargo, la energía no puede salir a través de una forma redonda. Es por eso que las mujeres son más resistentes a las enfermedades y viven más tiempo que los hombres. Mientras más redondeado sea el cuerpo, menor será la cantidad de energía que fluya hacia afuera.
Las mujeres no se agotan tanto después del acto sexual, porque su órgano es de forma redonda y absorbente. Los hombres se agotan más. La forma de su sexo determina que expulsen más energía. No sólo energía biológica, sino también energía psíquica.
Todas las puertas de salida de energía se superponen unas a otras en el padmasan, de modo que la energía no puede salir. Los pies están cruzados, las manos tocan los pies y los pies tocan el centro sexual. La postura es tan erecta que el tirón gravitacional no se manifiesta. En esta postura, uno puede olvidarse totalmente del cuerpo, porque la energía vital no está fluyendo hacia el exterior. Los ojos también deben estar cerrados o entrecerrados y los globos oculares quietos, porque también por los ojos se expulsa gran cantidad de energía.
Aun en sueños, expulsas mucha energía a través de los movimientos oculares. De hecho, una forma de saber si una persona está soñando o no es colocarle los dedos sobre los ojos. Si se mueven, significa que está soñando. Despiértenlo y lo confirmarán. Si los ojos no se mueven, se encuentra profundamente dormida, sin sueño onírico, sushupti. Toda la energía va hacia adentro y nada sale.
Los asanas, el pranayama: hay tantos métodos para hacer fluir las energías hacia adentro. Cuando fluyen hacia adentro se unifican, porque en el centro no puede haber más de uno. Así es que mientras más energía fluye hacia el interior, mayor es la armonía. El conflicto desaparece. En el centro no existe conflicto. Hay una unidad orgánica del todo. Es por eso que se siente éxtasis.
Otra cosa: los asanas y el pranayama son medios corporales. Son importantes, pero sólo son recursos físicos. Si tu mente está en conflicto, no te servirán de ayuda, porque cuerpo y mente no son, en realidad, dos cosas separadas. Son dos partes de una misma cosa. No eres cuerpo y mente: eres cuerpo/mente. Eres psico/somático o somato/psíquico. Hablamos del cuerpo como una cosa y de la mente como algo diferente, pero cuerpo y mente son dos polos de una misma energía. El cuerpo es tosco y la mente es sutil, pero la energía es la misma.
Debemos trabajar desde ambas polaridades. Para el cuerpo tenemos el hatha yoga: asanas, pranayama, etcétera; para la mente, tenemos raja yoga y otros yogas destinados principalmente a nuestras actitudes mentales.
Cuerpo y mente son una sola energía. Por ejemplo, si logras controlar tu respiración cuando estés enojado, la ira desaparecerá. Si puedes seguir respirando rítmicamente, la ira no podrá subyugarte. Del mismo modo, si mantienes una respiración rítmica, la pasión sexual no podrá dominarte. Estará aún presente, pero no llegará a manifestarse. Nadie sabrá que está allí. Ni siquiera tú lo sabrás. Así, entonces, el sexo puede ser suprimido; la ira puede ser suprimida. Por medio de la respiración rítmica podrás suprimidos en tal grado que ni siquiera tú estarás consciente de su presencia. Pero la ira o el sexo estarán aún ahí. El cuerpo los ha suprimido, pero permanecen adentro, incólumes.
Debemos trabajar tanto con el cuerpo como con la mente. El cuerpo debiera ser entrenado por medio de la metodología yoga y la mente a través del darse cuenta, del tomar conciencia. Necesitarás más conciencia si practicas el yoga, porque todo será más sutil. Si estás enojado, por lo general puedes tomar conciencia de tu ira, pues es tan obvia. Pero si practicas pranayama, necesitarás una sensibilidad más penetrante para tomar conciencia de la ira, porque ahora la ira será más sutil. El cuerpo ya no está cooperando con ella, así es que no se expresará en el plano físico.
Si las personas practican técnicas de darse cuenta y simultáneamente practican métodos yogas, conocerán niveles más profundos de conciencia. De otra forma, sólo tomarán conciencia de lo grueso. Si cambias lo grueso pero no lo sutil, te encontrarás en una disyuntiva. Ahora el conflicto se manifiesta de una nueva forma.
El yoga es útil, pero es sólo una parte. La otra parte es lo que Buda llama “atención”. Practiquen yoga, de modo que el cuerpo vaya al mismo ritmo y coopere con sus movimientos internos, y practiquen simultáneamente la atención.
Estén atentos a la respiración. En el yoga, deben modificar el proceso respiratorio. En la atención, deben tomar conciencia de la respiración tal como es. Deben limitarse a tomar conciencia de ella. Si logran tomar conciencia de su respiración, podrán tomar conciencia de su proceso mental; de otro modo, no.
Aquellos que intentan tomar conciencia de su proceso mental en forma directa, no serán capaces de hacerlo. Les resultará muy arduo y tedioso. La respiración es la puerta hacia la mente. Si detienen su respiración tan sólo por un instante, sus pensamientos también se detendrán. Cuando la respiración se interrumpe, el proceso de pensamientos se interrumpe. Si sus pensamientos son caóticos, su respiración será caótica. La respiración es un reflejo paralelo de su proceso mental.
Buda habla de anapanasati: el yoga de tomar conciencia del aire que entra y sale. Él dice: “Comiencen desde aquí”. Y ahí es de donde se debe empezar. Debiéramos partir desde la respiración; nunca desde el proceso mental mismo. Sólo cuando logren sentir los movimientos sutiles de la respiración serán capaces de sentir los movimientos sutiles del pensamiento.
La conciencia del proceso mental traerá un cambio cualitativo a su mente; los asanas y el pranayama cambiarán la cualidad de su cuerpo. Llegará entonces el momento en que cuerpo y mente se unifiquen, sin ningún conflicto. Cuando se sincronizan, ya no eres ni cuerpo ni mente. Por primera vez, te reconoces como el Yo. Trasciendes.
Sólo puedes trascender cuando no hay conflicto. En este momento de armonía en que cuerpo y mente son uno solo, sin conflicto, los trasciendes a ambos. No eres ninguno de los dos. Ahora eres nada, en el sentido de ser ninguna cosa. Eres simple conciencia. No consciente de algo, sino que sólo conciencia en sí.
Esta conciencia sin estar consciente de algo, es el momento de la explosión. Tu potencial se actualiza. Explotas a un nuevo ámbito: lo supremo. Este ámbito es lo que mueve a todas las religiones.
Existen tantas formas de alcanzar lo supremo. Podemos hablar o no hablar acerca de la kundalini; no importa. Kundalini es sólo una palabra. Pueden usar otra. Sin embargo, aquello a lo que se refiere la palabra kundalini debe necesariamente estar presente, de un modo u otro, como flujo interno de energía.
Este flujo interno es la única revolución, la única libertad que puedes alcanzar. De otra forma, seguirás creando infiernos, pues mientras más te centras en lo externo más te alejas de ti; y mientras más te alejes de ti, más enfermo y mórbido estarás.
La kundalini es la fuente original de toda vida; sin embargo, te encuentras separado de ella de muchas maneras. Has llegado a ser un extraño para ti mismo, y no sabes cómo regresar a casa. Este regreso a casa es la ciencia del yoga. En cuanto a transformación humana, el yoga kundalini es la ciencia más sutil.
Has preguntado por qué los métodos tradicionales son sistemáticos y el mío caótico. Los métodos tradicionales son sistemáticos porque fueron desarrollados para la gente de tiempos pasados, que era diferente de nosotros. El hombre moderno es un fenómeno de muy reciente aparición. Ningún método tradicional puede ser utilizado tal como está, porque el hombre moderno nunca existió antes. Así es que, en cierto modo, todos los métodos tradicionales han dejado de tener vigencia.
El cuerpo, por ejemplo, ha cambiado mucho. No es tan natural ahora como en los días en que Patanjali desarrolló su sistema del yoga. Es absolutamente diferente. Se encuentra tan drogado que ningún método tradicional podrá serie útil.
En el pasado, se les prohibía la medicina a los Hatha Yoguis; se les prohibía totalmente, porque los cambios químicos no sólo dificultaban el empleo de los métodos, sino que éstos resultaban dañinos en esas condiciones. Sin embargo, todo es artificial ahora: el aire, el agua, la sociedad, la condición en que vivimos. Nada es natural. Naces en medio de la artificialidad y creces rodeado por ella. Así, entonces, los métodos tradicionales resultarían dañinos si se les utiliza ahora. Se les debe adaptar a la situación moderna.
Otra cosa: la cualidad de la mente ha cambiado en forma fundamental. En los tiempos de Patanjali, el centro de la personalidad humana no era el cerebro, sino el corazón. Y antes de eso, no era ni siquiera el corazón. Era aún más abajo, cerca del ombligo. El Hatha Yoga desarrolló métodos útiles, valiosos, para aquel cuyo ombligo era el centro de su personalidad. Luego, el centro llegó a ser el corazón. Sólo entonces pudo utilizarse el Bhakti yoga. El Bhakti yoga se desarrolló en la Edad Media, porque fue entonces cuando el centro de la personalidad se desplazó desde el ombligo hacia el corazón.
Un método debe variar de acuerdo a la persona a la cual se le aplica. Ahora, ni siquiera el Bhakti yoga es apropiado. El centro se ha alejado aún más del ombligo. Ahora, el centro es el cerebro. Es por eso que enseñanzas como las de Krishnamurti tienen atractivo. No necesitas método, no necesitas técnica: sólo comprensión. Pero si es sólo una comprensión verbal, intelectual,
nada cambia, nada se transforma. Todo resulta en una acumulación de conocimiento.
Yo utilizo métodos caóticos en vez de los sistemáticos, porque un método caótico resulta muy efectivo para hacer descender el centro desde el cerebro. Con ningún método sistemático podremos bajar el centro, porque la sistematización es trabajo cerebral. Con un método sistemático, el cerebro se fortalece: tendrá más energía.
Con un método caótico, el cerebro se anula. No tiene nada que hacer. El método es tan caótico que el centro baja automáticamente al corazón. Si practicas mi método de la Meditación Dinámica en forma vigorosa, no sistemática, caótica, tu centro baja al corazón (*). Entonces habrá una catarsis.
(*) La Meditación Dinámica y otras técnicas ideadas por Bhagwan se comentan en detalle en el libro “Meditación: el arte del éxtasis”, de Bhagwan Shree Rajneesh (Roselló Impresiones, España) La Meditación Dinámica se compone de cinco segmentos de diez minutos. En la primera etapa, se respira en forma profunda, rápida y caótica, para despertar la energía interior. La segunda etapa es una catarsis, una descarga de las represiones de las que se ha tomado conciencia en la etapa anterior. Luego sigue la tercera etapa: la repetición vigorosa del sonido hú, que golpea el centro sexual y moviliza la energía hacia arriba. Luego, diez o quince minutos de silencio y quietud ( la meditación); y diez o quince minutos de celebración, de expresión del éxtasis sentido en la cuarta etapa y que, en gratitud, se devuelve al universo.
La catarsis es necesaria, puesto que el cerebro ha reprimido tanto al corazón. Tu cerebro ha tomado un lugar prominente, dominante, en tu ser. No queda lugar para el corazón, de modo que los anhelos del corazón se reprimen. Nunca has reído de corazón, nunca has vivido con el corazón, nunca has hecho nada de corazón. Siempre interviene el cerebro para sistematizar, para hacer que todo calce en una ecuación matemática, y el corazón es sofocado.
Así es que en primer lugar, necesitamos un método caótico para hacer que la conciencia baje, desde el cerebro hasta el corazón. Luego, será necesaria una catarsis para aliviar al corazón, para eliminar las represiones que pesan sobre él, para abrirlo. Si el corazón se alivia y libera, el centro de la conciencia bajará aún más: llega al ombligo. El ombligo es la fuente de la vitalidad, la fuente original de la cual surge todo el resto: el cuerpo, la mente y todo.
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Utilizo este método caótico en forma muy deliberada. Un método sistemático no será fructífero, porque el cerebro lo utilizará como su propio instrumento. Tampoco cantar bhajans puede ser provechoso en la actualidad, porque el corazón se encuentra tan agobiado que no puede florecer en un verdadero canto. El canto sólo puede ser una evasión para el corazón: la oración sólo puede ser una evasión.
El corazón no puede florecer en la oración, pues se encuentra sobrecargado de represiones. Nunca he visto una sola persona que pueda entrar profundamente en una auténtica plegaria. La plegaria es un imposible, porque el amor en sí ha llegado a transformarse en un imposible. Debemos centrar la conciencia más abajo: hacia la fuente, hacia las raíces. Sólo entonces será posible una transformación. Así entonces, utilizo métodos caóticos para que la conciencia baje desde el cerebro.
Cada vez que te encuentras en medio del caos, el cerebro deja de funcionar. Por ejemplo, si conduces un auto y repentinamente se te cruza alguien en el camino, tu reacción es tan rápida que no puede emanar del cerebro. El cerebro demora. Piensa en qué hacer y en qué no hacer. Así es que cuando exista la posibilidad de un accidente y aprietes el freno, sentirás una sensación cerca del ombligo, como si fuese el estómago el que reacciona. En esta circunstancia, tu conciencia baja al ombligo. Si el accidente pudiera ser calculado en forma anticipada, el cerebro sería capaz de enfrentarlo; sin embargo, cuando estás en esa situación, algo desconocido ocurre. Entonces, verás que tu conciencia se ha movilizado hacia el ombligo.
Si le preguntas a un monje Zen, ¿con qué piensa usted?, Él pondrá las manos en su abdomen. -Cuando los occidentales conocieron por primera vez a los monjes japoneses, no podían comprenderlos-. ¡Qué absurdo! ¿Cómo puede pensar usted con su estómago? Pero la respuesta Zen tiene sentido (*).
La conciencia puede utilizar cualquier centro del cuerpo; y el centro que se encuentra más próximo a la fuente original es el ombligo. El cerebro está muy lejos de la fuente original: así, si la energía vital se moviliza hacia afuera, el centro de la conciencia será el cerebro. Y si la energía vital se moviliza hacia dentro, finalmente será el ombligo el centro.
Necesitamos métodos caóticos para bajar la conciencia hasta sus raíces, porque sólo desde las raíces es posible la transformación. De otra forma, seguirás verbalizando y no habrá transformación. No basta con saber lo que es correcto. Debes transformar las raíces; de otra forma, no cambiarás.
Cuando una persona sabe lo que es correcto y no puede hacer nada por alcanzarlo, se tensa doblemente. Comprende, Pero no puede hacer nada. La comprensión es valiosa sólo cuando surge del ombligo, de las raíces. La comprensión que surge de tu cerebro no te transformará.
Lo supremo no puede ser conocido a través del cerebro, porque cuando funcionas a través del cerebro, estás en conflicto con tus propias raíces. Todo tu problema consiste en que te has alejado del ombligo. Vienes del ombligo y morirás a través de él. Debemos regresar a las raíces. Sin embargo, regresar es difícil y laborioso.
El Yoga Kundalini se interesa por la energía vital y su flujo interno. Se interesa por las técnicas que llevarán al cuerpo y a la mente a un punto en que sea posible trascender. En ese punto, todo cambia. El cuerpo es diferente; la mente es diferente; la vida es diferente. Es vida, simplemente.
Una carreta de bueyes aún presta utilidad, pero ya no es necesario utilizarla. Ahora conduces un automóvil, así es que no puedes emplear la técnica que se usaba con la carreta de bueyes. Esa técnica era útil con la carreta, pero no tiene sentido intentar utilizarla con el automóvil.
Los métodos tradicionales tienen su atractivo: son tan antiguos, tantas personas se han liberado a través de ellos en el pasado.
(*) Cuando hablamos de una reacción visceral, nos referimos a una reacción instintiva que proviene de nuestro centro: no de la mente, sino que de nuestro ser mismo. Presumiblemente, mientras más próximos vivamos del centro de nuestro ser, mayor será la proporción de nuestras reacciones que surjan desde ese centro y no de la mente. (Nota del Editor)
Pueden haber perdido vigencia para nosotros, pero fueron muy efectivos para Buda, Mahavir, Patanjali o Krishna. Fueron significativos, útiles. Los viejos métodos pueden no-tener sentido ahora, pero conservan su atractivo porque Buda lo logró con su ayuda. El tradicionalista reflexiona, -”Si Buda se realizó con estos métodos, ¿por qué no me servirían a mí?”. Sin embargo, nos encontramos ahora en una situación totalmente diferente. El medio, la mentalidad, han sufrido un cambio radical. Cada método corresponde a una situación particular, a una mente particular, a un hombre particular.
El polo opuesto lo representa Krishnamurti. El niega la validez de todos los métodos. Sin embargo, para hacer eso, debe negar a Buda. Es la otra cara de la misma moneda. Si desestimas los métodos, debes negar a Buda; y si no niegas a Buda, no puedes desestimar sus métodos.
Estos son extremos. Los extremos siempre se equivocan. No puedes negar -una falsedad adoptando una posición totalmente opuesta, porque el extremo opuesto también será una falsedad. La verdad siempre se encuentra en el medio. Para mí, por tanto, el que los viejos métodos no den resultado no significa que ningún método sea útil. Sólo implica que los métodos deben cambiar.
Aún el no-método es un método. Es posible que para alguien sólo el no-método sea un método. Un método siempre es verdadero respecto a una persona particular; nunca es general. Cuando las verdades se generalizan, se transforman en falsedades. Así por tanto, cuandoquiera que se desee utilizar algo o decir algo, esto debe ir dirigido a ese ser humano particular: a su atención, a su mente, a él y a ningún otro.
Ahora, esto también se ha transformado en una dificultad. Antiguamente, siempre existía una relación uno -a- uno entre un maestro y un discípulo. Era una relación personal y una comunicación personal. Hoy en día, es siempre impersonal. Hay que hablarle a una muchedumbre, así es que es necesario generalizar. Pero las verdades generalizadas se transforman en falsedades. Algo es significativo sólo para una persona determinada.
Yo me enfrento diariamente con esta dificultad. Si tú te acercas y me preguntas algo, te respondo a ti y a nadie más. En otra ocasión alguna otra persona me pregunta algo, y le respondo a él y a nadie más. Estas dos respuestas pueden incluso contradecirse, porque las dos personas que han preguntado pueden ser opuestas. Así, si quiero ayudarte, debo hablarte a ti directamente. Y si le hablo específicamente a cada individuo, deberé decir muchas cosas contradictorias.
Cualquier persona que generalice al hablar puede ser consistente; pero entonces, la verdad se vuelve falsa, pues cada frase que sea cierta está, obligatoriamente, destinada a una persona particular. Por supuesto, la verdad es eterna -nunca es nueva, nunca es vieja- pero la verdad es la comprensión, el final. Los medios son siempre apropiados o inapropiados para una persona determinada, para una mente determinada, para una actitud determinada.
Tal como yo veo la situación, el hombre moderno ha cambiado tanto que necesita nuevos métodos, nuevas técnicas. Los métodos caóticos pueden serle útiles a la mente moderna, porque la mente moderna es, en sí, caótica. Este caos, esta rebeldía del hombre moderno es, de hecho, una rebelión de otras cosas: del cuerpo contra la mente, y contra sus represiones. Si hablamos de esto en términos yogas, podemos decir que es la rebelión del centro del corazón y del centro del ombligo contra el cerebro.
Estos centros se oponen al cerebro porque el cerebro ha monopolizado todo el territorio del alma humana. Esto ya resulta intolerable. Es por eso que las universidades se han transformado en centros de rebelión. Esto no es casualidad. Si concebimos toda la sociedad como un cuerpo orgánico, la universidad será la cabeza, el cerebro.
La rebeldía de la mente moderna la hace sentirse atraída por los métodos caóticos y desarticulados. La Meditación Dinámica ayudará a alejar del cerebro el foco de la conciencia. La persona que la utilice nunca será rebelde, porque el motivo de la rebelión se verá satisfecho. Se encontrará en paz.
Para mí, por tanto, la meditación no es sólo una salvación para el individuo, una transformación para el individuo; también puede proporcionar la base para la transformación de toda la sociedad, del ser humano como tal. El hombre tiene dos alternativas: suicidarse o transformar su energía.
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