Un estudio muestra que la visión imaginaria del cuerpo propio no altera la capacidad de sentir el tacto o la temperatura
Científicos de la Universidad de Barcelona han estudiado si verse a uno mismo en un cuerpo virtual altera la capacidad de sentir la temperatura o las sensaciones reales del cuerpo, y han comprobado que no, que el cerebro unifica el cuerpo que ve con los ojos (el virtual) con las sensaciones reales que recibe con el cuerpo real.
Una investigación ha puesto de manifiesto la relación entre la propiedad del cuerpo y la sensibilidad térmica mediante la realidad virtual. Las conclusiones del estudio se recogen en un artículo publicado en la revista Journal of the Royal Society Interface y firmado por investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona.
La investigación, explica la nota de prensa de la UB, ha demostrado que es posible sustituir el cuerpo real de una persona por uno virtual que únicamente es visible en la realidad virtual.
A las personas que participaron en el experimento se les colocó un aparato en la cabeza que les permitía ver un mundo virtual a su alrededor, de manera que cuando miraban hacia abajo veían un cuerpo virtual en lugar de su propio cuerpo.
Asimismo, si se miraban en un espejo virtual, veían el cuerpo virtual reflejado. Cuando los participantes movían su mano, veían cómo su mano virtual hacía el mismo movimiento.
El principal interés de los investigadores era analizar si la propiedad del cuerpo virtual suponía una negación del cuerpo real. Investigaciones anteriores han demostrado que, en el fenómeno denominado ilusión del brazo de goma, los participantes pensaban que las manos de goma eran sus propias manos, y sus manos reales experimentaban un descenso de temperatura. Por lo tanto, los científicos afirmaron que el cerebro niega la mano real, favoreciendo así a la mano de goma.
En lugar de medir la temperatura corporal, los investigadores midieron la sensibilidad que los participantes mostraban a pequeñas variaciones de temperatura que se producían en sus manos reales. Su hipótesis era que si negaban su propio cuerpo, como consecuencia de la propiedad del cuerpo virtual, serían menos sensibles a las pequeñas variaciones de temperatura que experimentara su mano real.
Sin embargo, los resultados demostraron que únicamente eran menos sensibles a los cambios de temperatura cuando no tenían la ilusión de la propiedad del cuerpo virtual. Por lo tanto, pudo establecerse una correlación entre la fuerza de la ilusión y la sensibilidad a los cambios térmicos. En otras palabras, cuanto mayor era la ilusión de propiedad, menos probable era una menor sensibilidad a las variaciones.
La investigación concluye que el cuerpo virtual y el real se unifican en una única percepción. El cuerpo real proporciona información sobre la propiedad del cuerpo y las percepciones táctiles, mientras que el cuerpo virtual da información visual sobre el cuerpo, de manera que el cerebro infiere una única representación del cuerpo a partir de ambas percepciones.
El análisis de los cambios en la propiedad del cuerpo mediante realidad virtual es fundamental para entender cómo el cerebro hace una representación del cuerpo. Esta investigación ha contribuido a aumentar el conocimiento en este ámbito y ha proporcionado un indicador objetivo de propiedad corporal que puede contribuir a las diferentes formas de rehabilitación neuropsicológica conocidas hasta el momento.
Los autores del estudio son Joan Llobera, doctorando del Grupo de Investigación Entornos Virtuales en Neurociencia y Tecnología Experimental de la UB (EventLAB) e investigador del Laboratorio de Neurociencias Cognitivas de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne, y Maria V. Sanchez-Vives y Mel Slater, ambos directores del eventLAB. Sánchez Vives es, además, profesora ICREA y responsable del equipo IDIBAPS Neurobiología de Sistemas.
Joan Llobera, M. V. Sánchez Vives y Mel Slater. The relationship between virtual body ownership and temperature sensitivity. Journal of the Royal Society Interface (2013). DOI: 10.1098/rsif.2013.0300.