Se cree que en un futuro la inteligencia artificial igualará a la humana para posteriormente superarla. Sin perder más tiempo, los científicos han presentado los desafíos que tienen que superar y han advertido del largo camino que tienen por delante.
1. El cerebro no es un ordenador
El neurobiólogo Douglas Fields, del Instituto de Salud Infantil y Desarrollo Humano de EE.UU., cree que “es humillante” darse cuenta de que el cerebro digital no puede funcionar como los de los humanos, pues estos —dice— “no funcionan como computadoras”.
Fields explicó que, aunque en parte el cerebro se comunica a través de impulsos eléctricos, hay que tener en cuenta que se trata de un órgano biológico compuesto de miles de millones de células sin cables, sin código digital y sin programas.
2. Se necesita una mejor tecnología
Kristen Harris, neurocientífica de la Universidad de Texas, comentó que uno de los errores que comenten los investigadores es pensar que una sola célula cerebral tiene el poder equivalente a una computadora portátil. La especialista advirtió que los procesos que intervienen en cada célula individual ilustran “una complejidad abrumadora”.
Por su parte, Murray Shanahan, profesor de robótica cognitiva, destacó los estudios de algunos científicos sobre el cerebro y en el campo de la informática. Sin embargo, Shanahan sostuvo que repetir el proceso de todo un cerebro con la tecnología actual conllevaría mucho tiempo, dado que es necesario comparar billones de conexiones de diferentes cerebros para entender mejor su funcionamiento.
3. Las neuronas no son la respuesta a todo
Incluso si las máquinas llegasen a tener todos los billones de conexiones neuronales que existen en el cerebro humano, los científicos todavía tendrían que descifrar cómo esos enlaces influyen en el comportamiento humano.
Así, Fields advirtió que las neuronas sólo representan el 15% de las células del cerebro y habló de las células conocidas como ‘gliales’. El neurobiólogo subrayó que durante mucho tiempo se pensó que las células gliales proporcionaban un soporte nutricional para las neuronas, pero estas células —explicó— podrían estar implicadas en una comunicación cerebral vital que —afirma— no es ni eléctrica ni sináptica.
Fields acentuó que la comunidad científica ha detectado cambios en las células gliales en pacientes con epilepsia o la enfermedad de Parkinson, y que en el cerebro de Einstein estas células eran más grandes y más complicadas que las que se encuentran en un cerebro normal. En conclusión, un estudio profundo de las células gliales podría abrir nuevos horizontes para el desarrollo del cerebro digital humano.
4. El cerebro es parte de un gran cuerpo
Gregory Wheeler, filósofo y científico informático de la Universidad Carnegie Mellon, explicó que al estudiar el cerebro de forma aislada se está ignorando la información que llega del resto del cuerpo.
“En lugar de modelar el cerebro sin un cuerpo, los científicos deberían ponerlo en un cuerpo, en el cuerpo de un robot”, sostuvo Wheeler.
La idea de desarrollar un cerebro humano digital es pretensiosa si se tiene en cuenta que nuestro cerebro presenta unos 100.000 millones de neuronas y 100 billones de conexiones. En la actualidad se llevan ya varias investigaciones. Por ejemplo, la Comisión Europea destinó a finales de enero una subvención de 500 millones de euros al científico suizo Henry Markram para llevar a cabo un ambicioso proyecto de simulación del cerebro humano por ordenador.
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