El Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey (MBARI) indagó la basura depositada a nivel de superficie en el mar del Pacífico hasta una profundidad de cuatro mil metros, en especial en el Monterrey Canyon y reveló esta semana qué cosas encontró y de donde provenían. Al contrario de lo que suponían, la mayor cantidad se está acumulando a grandes profundidades, además de las zonas rocosas sobresalientes.
Los técnicos revisaron las imágenes captadas durante 22 años y registradas en 18 mil horas de videos recogidos por vehículos de control remoto de la MBARI. De ahí identificaron unos 1500 residuos en alta mar desde la isla Vancouver hasta el Golfo de California y hacia el oeste hasta Hawái. Además de unas 1100 imágenes en Monterrey.
La mayoría de los objetos encontrados eran de plástico, y de éstos, la mitad eran precisamente bolsas de plástico, que tienen la facultad de estrangular y asfixiar a los animales que las consumen, por lo que son consideradas como los elementos más peligrosos.
En segundo lugar se observaron objetos metálicos. Dos tercios de éstos eran de aluminio, acero y latas.
En tercer lugar se encontraban el resto de los productos, en los que se destacaron cuerdas, equipos de pesca, botellas, y artículos de tela.
No se distribuye al azar
La basura, contrario a lo que ellos confiesan que suponían, no se distribuye al azar. Primero que nada los investigadores la detectaron especialmente en los bordes del Cañón de Monterrey, así como en algunos lugares en el eje del cañón, pero lo que les sorprendió, fue la gran cantidad acumulada a gran profundidad.
Respecto a la que se encuentra en los afloramientos rocosos y otros obstáculos, se debería al flujo de las corrientes oceánicas.
“Me sorprendió que hemos visto tanta basura en aguas más profundas. Nosotros no solemos pensar que nuestras actividades diarias afecten la vida a dos kilómetros de profundidad en el océano”, comentó Kyra Schlining.
“Estoy segura de que hay muchos más residuos en el cañón que no estamos viendo. Muchos de estos están enterrados por deslizamientos submarinos y por el movimiento de los sedimentos. Algunos de éstos también se pueden ir a aguas aún más profundas, más abajo del cañón”.
De dónde viene la basura y sus impactos
Schlining cree que la mayor parte de la basura, al menos en el Monterrey Canyon proviene de fuentes terrestres, más que de los barcos y buques, ya que en las mismas zonas donde vieron la basura en el fondo marino, los investigadores también vieron algas, madera y desechos naturales que se originan en la tierra.
Un estudio de MBARI en el pasado también mostró que existe una proporción un poco menor, pero importante deartículos de pesca perdidos, los cuales representan impactos muy negativos con efectos muy evidentes en la vida marina. Los investigadores observaron varios casos deanimales atrapados en el viejo sistema de pesca.
“Los impactos de la basura de aguas profundas pueden durar años”, comentó Kyra Schlining.
“El agua casi congelada, la falta de luz solar y la baja concentración de oxígeno desalientan el crecimiento de bacterias y otros organismos que pueden descomponer los desechos. En estas condiciones, una bolsa de plástico o de lata de refresco podrían persistir durante décadas”, agrega la investigadora.
Algunos desechos en las zonas fangosas del océano provocan cambios más sutiles. “Se utilizan a menudo como refugio por los animales del fondo marino, o como una superficie dura sobre la que los animales se sitúan. Aunque estas asociaciones parecen beneficiar a los animales individuales involucrados, también reflejan el hecho de que los desechos marinos están creando cambios en las comunidades biológicas naturales existentes”.
Uno de los ejemplos es la imagen del joven pescado de roca que se oculta en un zapato desechado a 472 metros (1.548 pies) de profundidad en el San Gabriel Canyon, frente al sur de California.
Para poder comprender los efectos biológicos a largo plazo que esta basura genera en el mar profundo el equipo está realizando un estudio a largo plazo.
En este sentido están trabajando en el Santuario Marino Nacional de la Bahía de Monterey, terminando un estudio detallado de los efectos de un particular pedazo grande de basura marina que cayó junto a un contenedor de un barco en 2004.
Conciencia del reciclaje
Durante las expediciones, que en Monterrey incluyeron unas 200 inmersiones al año, a veces los investigadores recuperaron la basura de las profundidades del mar, sin embargo aclaran que la eliminación de dichos residuos a gran escala es prohibitivamente cara, e incluso “sacarla a veces puede hacer más daño que simplemente dejarla en su lugar”.
“Lo más frustrante para mí es que la mayoría del material que vimos de vidrio, metal, papel, plástico podrían ser reciclados“.
El grupo de espera que sus hallazgos inspiren a los residentes costeros y usuarios del mar a reciclar su basura en lugar de permitir que termine en el océano.
“En última instancia, la prevención de la introducción de la basura en el medio ambiente marino, a través de una mayor conciencia pública, sigue siendo la solución más eficiente y rentable a este dilema”.
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