Una relación entre la psicología Junguiana y la sabiduría del chamanismo.

 

Introducción. 

Carranza Reyes Rafael

 

El objetivo de este artículo es presentar si existe un punto en que se pueda relacionar las investigaciones científicas llevadas a cabo por la psicología moderna, desde los fundamentos establecidos por Jung hasta los llevados a cabo en la actualidad y la sabiduría de las culturas milenarias donde el chamán funge como el «psicólogo autóctono» en comunidades de todo el mundo. Así pues, estas similitudes no sólo ayudan a definir, lo que se puede concebir como experiencias «fuera de lo ordinario» y los «estudios científicos», sino también despiertan las dinámicas subyacentes a las actividades del chamanismo y la psicología.

* Licenciado en Ingeniería Química por la Universidad Iberoamericana -Ciudad de México. Licenciado en Psicología Clínica por el Instituto Mexicano de la Pareja -Ciudad de México. Formación en Psicoterapia Corporal Integrativa por el Instituto I-Namic de la Ciudad de Xalapa, Veracruz. Estudiante de la Maestría en Psicoterapia de Pareja por el Instituto Mexicano de la Pareja -Ciudad de México.

Por tanto, esclarecer el vínculo entre la psicología presente y una de las más antiguas tradiciones curativas conocidas por el hombre, puede ayudar a comprender la importancia de los métodos curativos fuera de lo tradicional, así como los diversos puntos de vista preventivos en la salud mental.

Se pretende examinar algunos de los fundamentos filosóficos, históricos y metodológicos del chamanismo y la psicología, que permitan encontrar respuestas a la siguiente pregunta: ¿Cómo es que la tradición del chamanismo proporciona un poder curativo a las heridas ocurridas en los primeros meses de vida?

Ahora bien, la manera como se explica el desarrollo de una persona, depende de la forma como se vea la naturaleza del ser humano. Los estudiosos han planteado muchas teorías, de porqué una persona se comporta como lo hace. Una teoría es un conjunto coherente de conceptos relacionados que busca organizar y explicar datos,información reunida a través de la investigación. Las teorías también predicen qué datos se podrían obtener bajo ciertas condiciones; por tanto, sirven como una fuente de hipótesis, explicaciones o predicciones que se pueden poner a prueba a través de la investigación. Como se debe considerar que las teorías son dinámicas; cambian para incorporar nuevos descubrimientos. Así pues, la investigación respalda una hipótesis y la teoría sobre la cual se basa ésta última, por consiguiente, los científicos tienen que modificar sus teorías para considerar datos no esperados. Por tanto, si los resultados de una investigación respaldan o no una investigación, con frecuencia sugieren temas e hipótesis adicionales por investigar. Las teorías entonces, ayudan a los científicos para describir, explicar, predecir modificar el comportamiento humano.

Así pues, el estudio del desarrollo de una persona, es parte del estudio más amplio del desarrollo humano, que cubre todo el ciclo de vida, desde la concepción hasta la muerte, aunque crecimiento y desarrollo son más obvios en la niñez. Sin embargo, los estudios del desarrollo de una persona, cuentan con un amplio campo de acción en muchas disciplinas. El propósito de cualquier estudio científico es obtener conocimiento que se pueda verificar con precisión a través de una investigación objetiva y de mentalidad abierta. A medida que el campo del desarrollo de una persona se convirtió en una disciplina científica, sus metas evolucionaron hasta incluir descripción, que permite establecer normas del comportamiento a diferentes edades; explicación, es el descubrimiento de las causas del comportamiento; predicción, es pronosticar el desarrollo posterior y la modificación, es la intervención para promover el desarrollo óptimo. Como consecuencia, ninguna teoría del comportamiento humano es universalmente aceptada y ninguna explica todas las facetas del desarrollo. Así pues, diferentes investigadores observan desde distintas perspectivas, cómo se desarrolla una persona. Estas perspectivas, que generalmente están afectadas por la cultura de donde surgen, de manera tal, que es necesario al evaluar e interpretar una investigación es de suma importancia importante conocer la perspectiva teórica en la que se basa (Papalia, 2001).

Ahora bien, si se habla de rasgos o de conductas, cualquiera de ellos, es en última instancia el resultado de la interacción de tres tipos de fuerzas: Biológicas, psicológicas y sociales. Al discutir estos determinantes de la conducta, incluida la sexual, no se trata de implicar que es necesaria una elección entre estos tres factores, se entiende así, que son complementarios más que excluyentes (Katchadourian y Lunde, 1980).

Así, la obra de Carl Gustav Jung (citado en Bennet, 1974), fue una continua contribución a la psicología y a la psiquiatría. Se interesó especialmente por la adaptación cotidiana del individuo a sus semejantes. En efecto, el contacto interpersonal normal no es tan sencillo como parece. Observó empíricamente, que al igual que el cuerpo, la mente presenta, además de sus caracteres, ciertos rasgos colectivos que «no son propios de un individuo, sino de muchos, es decir, de una sociedad, de un pueblo o de la humanidad en general…», esta observación abrió un campo totalmente inexplorado y suscitó muchas controversias.

Jung (citado en Chilovsky, 1994), es conocido como uno de los pioneros de la psicología, junto a Freud y Adler. Pero su renombre se ha sustentado en el hecho de haber revitalizado el pensamiento mítico-simbólico –a través de su hipótesis del inconsciente colectivo-. Sus estudios sobre mitos, símbolos, religión, artes y filosofía -además de los realizados en el campo científico- han ampliado la estrecha perspectiva en la que occidente se hallaba. De esta forma, tendió un puente hacia el pasado, pero también hacia el oriente, donde esta concepción del mundo aún sigue vigente, buscando una integración entre el saber científico y el conocimiento de culturas milenarias.Jung (citado en Chilovsky, 1994), encuentra un pensamiento paralelo entre el pensamiento mitológico de la antigüedad y el pensamiento similar de los niños, de los primitivos y de los sueños. Compara el funcionamiento y la estructura de la anatomía y genética humana y su formación -a través de una serie de transformaciones embrionarias que corresponden a cambios análogos en la historia de la especie- con la vida psíquica. Establece: «la base instintiva arcaica del espíritu constituye un dato objetivo, hallado, que al igual que la estructura y disposición funcional heredadas del cerebro o de cualquier otro órgano, no depende de la experiencia individual ni del arbitrio subjetivo-personal. La psique posee su propia historia genética, como la tiene el cuerpo.

Si la experiencia autoriza a hablar de una personalidad externa, autoriza así a admitir la existencia de una personalidad interna, donde la personalidad interna es el modo y manera en que un sujeto se comporta con los procesos psíquicos internos, es la actitud interna, el carácter con que se vuelve hacia lo inconsciente. Con ello se manifiesta la autonomía del complejo funcional representado como una actitud habitual: es como si otra personalidad se hubiera apoderado del individuo, como si «en él hubiera entrado otro espíritu». La misma autonomía que tan a menudo caracteriza a la actitud externa es reivindicada por la actitud interna, por el alma. En lo que respecta al carácter del alma, rige el principio general de que, en su conjunto, el alma es complementaria del carácter externo. El alma suele contener todas aquellas cualidades genéricamente humanas que le faltan a la actitud consciente (Jung, 2000).

En algún momento de nuestras vidas, aquello a lo que le dedicamos toda nuestra energía, se vuelve estéril, y nada parece funcionar. Comenzamos a cuestionar nuestros valores, sobre todo aquello que dejamos para adaptarnos a la vida civilizada. Surge la añoranza de unidad, que nos devuelva el perdido sentimiento de unión con el mundo, dando sentido a nuestra existencia. Jung (citado en Chilovsky, 1994) fue el primer psicoterapeuta interesado en esta crisis producida, en la mitad de la vida: El proceso de individuación. Así pues, la teoría junguiana se constituye como una orientación del logos a partir del mitoy de los símbolos. Su intención es describir el proceso de individuación, inferir sus leyes y desarrollar una praxis que aliente este mismo proceso. Por ello, en la concepción junguiana el inconsciente no se limita a identificarse con el instinto, y a cumplir un rol compensatorio, sino que posee también una dimensión espiritual que se manifiesta en primer lugar en su carácter prospectivo, abierto a la trascendencia. De este modo, el psicólogo o psicoterapeuta se convierte en un verdadero «médico del alma», en la mejor tradición del médico, sabio y adivino de la antigüedad.

Ahora bien, si se habla sobre el alma, cuando se descuida, ésta no se va precisamente, sino que se manifiesta en forma de obsesiones, adicciones, violencia y pérdida de sentido. Se cae en la tentación de aislar estos síntomas o de tratar de erradicarlos de uno mismo, pero la raíz del problema es que se ha perdido la sabiduría sobre el alma. Por consiguiente se ha llegado a reconocer el alma cuando se queja y nos hace sentir su dolor, que no se puede superar solamente «pensando», porque el pensamiento es una parte del problema. Se necesita una posibilidad y esa es reconocer el alma, esto es, fomentar la plenitud del alma. Llevar a cabo esta restauración del alma significa que tenemos que hacer de la espiritualidad una parte importante de nuestra vida cotidiana (Bennet, 1974).

En nuestra historia hay una comprensión intuitiva de estos problemas, sobre la naturaleza y las necesidades del alma, de modo que se puede recurrir al pasado en busca de los guías que nos permitan recuperar esta sabiduría. El alma se revela en el afecto, el amor y la comunidad, como también en el retiro en nombre de la comunidad interior y la intimidad. Por tanto, nadie puede decirle a uno cómo ha de vivir su vida. Nadie conoce los secretos del corazón en la medida suficiente para hablar de ellos a los demás. Sin embargo, la terapia consiste en llevar el alma a los dominios que están desprovistos de ella, y que por eso mismo necesitan expresarse en forma de síntomas, porque un trabajo gratificante, relaciones satisfactorias, el poder personal y el alivio de los síntomas son todos dones del alma.

Algunos planteamientos sobre la psique o el alma, ya tuvieron su mejor época, mientras que otros apenas están llegando a ser reconocidos, y otros más están siendo reciclados, ya sea revividos, y otros más están siendo reciclados con nuevas ideas, o mejor aún, evolucionando naturalmente de las antiguas (Gagan, 2001).

Entonces, cada tribu era comandada, en lo espiritual, por uno o varios hombres, personas consideradas más desarrolladas, los hombres de conocimiento, los chamanes o «psicólogos autóctonos», que desde tiempos inmemoriales, se destacaban por su inteligencia, intuición y capacidad de videncia. Estos hombres comenzaron a fundar linajes, mediante los que, transmitirán, de generación a generación, su particular forma de crear la realidad. Se dedican a curar enfermedades, a pronosticar el futuro, a dar consejos y aliviar angustias. Son los portavoces de tradiciones milenarias y representan la más verdadera y misteriosa raíz de sus orígenes. Luchan contra la hechicería y se consideran defensores del desvalido.

Desde hace tiempo, los chamanes son descritos como «los hombres y mujeres de conocimiento», son los especialistas del espíritu, los conocedores del alma y sus interacciones con lo divino, se encuentran en pueblos y alejadas rancherías, adonde la gente acude en busca de alivio para sus dolencias físicas y morales (Grinberg, 1990).

Maria Sabina (citada en Estrada, 1977), menciona: «Después de que curé a mi hermana, comprendí que había encontrado mi camino. La gente lo sabía y venía a mí para que curase a sus enfermos. Venían en busca de curación quienes habían sido encantados por duendes, los que habían perdido el espíritu por un susto en el monte, en el río o en el camino…»

«El espíritu es lo que enferma. Los curanderos no saben que las visiones que enseñan los niños rebelan el origen del mal. Los curanderos no saben usarlos. Los hechiceros tampoco. Los hechiceros sienten temor por los sabios como yo, porque saben que puedo descubrir si ellos han causado un encantamiento, si han robado subrepticiamente el espíritu de un niño, de un hombre o de una mujer. Losniños me dan el poder de la contemplación universal. Que puedo ver desde el origen. Y puedo llegar hasta donde nace el mundo…No soy hechicera porque no hago la maldad. Soy sabia. Nada más…»

¿En que se basa la sabiduría que usan los chamanes?, está apoyada en la teoría Sintérgic, que sostiene que la realidad perceptual es el resultado de la interacción entre el campo energético activado por el cerebro -el campo neuronal- y la estructura del espacio-tiempo -el campo cuántico-. La interacción de ambos campos crea un patrón de interferencia que permea todo el espacio. La experiencia consciente surge cuando el observador enfoca un mecanismo hipotético llamado factor de direccionalidaden alguna porción del patrón de interferencia. Los chamanes parecen poseer una gran maestría en el enfoque de su factor de direccionalidad, son capaces de activar diferentes experiencias en distintas localizaciones y niveles de la realidad (Grinberg, 1990).

El concepto de la teoría Sintérgica, que es un neologismo se derivado de la palabra síntesis, sinergia y energía y se aplica a una organización informacional que puede ser definida por su coherencia, su convergencia o inclusión informacional y por su interconectividad. La estructura del pre-espacio es una organización sintérgica. En una estructura pre-espacial de elevada sintergia, no existen objetos, gravitación, ni tiempo. El cerebro posee una organización sintérgica y sus resultantes; nuestros preceptos y nuestro espacio mental también. Existen procesos de pensamiento cuyas características son análogas a las de un espacio altamente sintérgico por su grado de coherencia y abstracción; es decir, por su alejamiento de lo concreto y puede ocurrir en un modo de experiencia atemporal. Algunas experiencias durante la meditación poseen características anteriores. De acuerdo con la teoría sintérgica, cuando un cerebro funciona en una elevada sintergia -gran coherencia en altas frecuencias- su sensibilidad para captar información sutil es mucho mayor que en otras formas de actividad (Grinberg, 1994).

Además de un sistema sensorial y de un sistema motor, la persona tiene un sistema perceptual y un sistema nervioso. El sistema perceptual recibe excitaciones de los órganos sensoriales y forma un cuadro mental o representación del objeto que se presenta a los órganos de los sentidos. Así pues para el ser humano la percepción es una representación mental de un objeto, mientras la imagen mnémica es una representación mental de una percepción. Por tanto, cuando una persona mira algo se forma una percepción, cuando recuerda lo que ha visto una vez se forma una imagen mnémica. El proceso que produce la imagen mnémica de un objeto que se necesita para reducir la tensión, es llamado proceso primario. Entonces, esos cuadros mentales se conservan como huellas mnémicas en el sistema de la memoria. En consecuencia, se dice que una persona tiene una imagen mnémica del objeto que percibió originalmente. Mediante esas imágenes mnémicas, el pasado es traído al presente (Hall, 1983).

Por tanto, apoyado en esta misma teoría, el cerebro posee una sensibilidad directa para la detección de campos energéticos sutiles a través de la activación de campos neuronales que no son otra cosa más que matrices de interacción neuronales; un producto conjugado de la actividad cerebral. Un campo neuronal del alta sintergia posee mayor capacidad de penetración y teóricamente debería ser capaz de establecer interacciones fluidas con otros campos neuronales. De esta forma se explica la sensibilidad perceptual de un chamán, capaz de decodificar los contenidos mentales de otras personas.

Los chamanes poseen una cosmovisión resultado de un entrenamiento, intuición y experiencia, en la que se afirma que el desarrollo de la conciencia implica un ponerse en contacto con una fuente infinita de sabiduría, amor y poder que se encuentra en la raíz de la realidad. A partir de ahí, el chamán puede curar o ser sensible para dar un diagnóstico o un consejo espiritual y psicológico. También a partir de ahí, el chamán recupera su esencia, la que le permite mantener un punto de referencia estable y luminoso a pesar de las contingencias que lo impactan o de las aberraciones de las personas que solicitan su ayuda. Ese punto de referencia le sirve como patrón para definir y entender al otro y a sí mismo (Grinberg, 1994).

Se considera pues, de acuerdo con la teoría Sintérgica, que existe una base para nuestra experiencia que se encuentra en la raíz de cualquier sentimiento y cualidad. Y que a partir de la misma base se crea el sonido que oímos, la luz que vemos o la emoción que sentimos. El cerebro y el resto del cuerpo actúan como decodificadores de esa base o esencia modificando sus características hasta convertirlas en humanas.

Esa base es la esencia de todo y como tal existe poseyendo una luminosidad propia y totalmente simple y sin contenidos concretos. El cerebro humano interactúa con ella y la conforma apareciendo entonces la experiencia humana. De esta manera, los resultados experimentales adquieren significado y la teoría Sintérgica resulta ser un instrumento adecuado para comprender la realidad (Grinberg, 1994).

Entonces independientemente de la teoría sintérgica, ¿Qué es el chamanismo?, es un complejo sistema de creencias que incluye el conocimiento y la creencia en los nombres de los asistentes espirituales en el panteón chamánico, la memoria de ciertos textos –sermones, canciones de chamanes, mitos, leyendas, etc.-, las reglas para actividades -rituales, sacrificios, la técnica del éxtasis, etc.-, y los objetos, instrumentos y parafernalia usados por los chamanes -tambor, bastón, arco, espejo, costumbres, etc. Todos estos componentes están íntimamente relacionados con las creencias que se dan en el complejo sistema chamánico. Entonces el chamanismo es una ideología abiertamente altruista que contiene un programa de vida definitivamente positivo (Gagan, 2001).

¿El chamanismo es una religión?, sin lugar a dudas, para Mircea Eliade la respuesta sería afirmativa para esta pregunta. Sin embargo, en base a la apariencia exterior, el chamanismo no parece una religión. No posee ningún catalogo de doctrinas o un índice de valores morales, ni edificaciones para adorar a sus deidades, ni actividades de oración para sus congregaciones, ni poder jerárquico, tampoco se dedica a la devoción de una figura mesiánica. Lo que predica es una creencia en muchos dioses y espíritus, así como fe en las acciones y narraciones inspiradas en esta creencia. Por tanto, ¿Se podría llamar a este campo «religioso», de acuerdo al profesor de religión Ake Hulkrants, sí es posible: «Ya que el mundo sobrenatural es el mundo de la religión, el chamanismo tiene una función religiosa» (citado en Gagan, 2001).

Ahora bien, parecería absurdo comparar el chamanismo y la psicología, donde sus ideologías parecen opuestas de acuerdo a la idea popular de que la psicología es una ciencia y el chamanismo es una superstición, sin embargo, sus propósitos son los mismos: ambas disciplinas se concentran en la condición humana y se esmeran en aliviar el dolor. El chamanismo está compuesto de creencias, prácticas, requisitos de aprendizaje y una simbología propia, con una coherencia notable en todo el mundo, donde reúne en un punto toda partícula de vida, donde el mundo del espíritu influencia al mundo de la materia (Gagan, 2001).

Lo anterior se puede lograr ya que, el alma es la parte de la psique que nos conecta con lo eterno y provee una sensación de sentido y valor en nuestras vidas. En la psicología junguiana, la palabra alma se usa a menudo como sinónimo de psique, o en ocasiones para designar el inconsciente colectivo de donde emergen los arquetipos. En el pensamiento religioso, el alma es la parte de cada persona que es inmortal y que es capaz de crecimiento espiritual y desarrollo. En el uso popular, el alma está asociada a la capacidad de sentir profundo, un sentido de valor, de propósito y significado. No es necesario creer en Dios en un sentido religioso convencional, o creer siquiera en la vida después de la muerte para desarrollar nuestras almas. Empezamos a ocuparnos del alma cuando sentimos que necesitamos conocer el significado de la vida, o de nuestras vidas, cuando anhelamos una conexión con el cosmos o cuando contemplamos nuestra mortalidad (Pearson, 1992).

A veces el alma hace posible un sentido de unidad o de conexión espiritual, o con más frecuencia, un sentido de intimidad con otro ser humano. Paradójicamente, los límites establecidos rotundamente por el Ego nos permiten arriesgarnos en estas conexiones, porque ya no tememos ser devorados o perdernos en el otro. En el mundo moderno nos faltan frecuentemente categorías respetables para pensar en nuestra alma. Nuestra experiencia principal con el alma puede ser negativa, en el sentido de que algo falta en nuestras vidas. Debido a que nuestra sociedad niega al alma, la experimentamos principalmente a través de las rendijas -de nuestra salud, nuestra moral y las que generan las crisis. Sin embargo, es durante las grandes crisis de la vida que el individuo de repente anhela tener sentido y conexión cósmica.

El alma es evidente en las transiciones de la vida humana de la infancia a la pubertad, de la adolescencia al joven -adulto, a la maternidad, la mediana edad, la vejez y, finalmente la muerte. Estos son momentos «limitrofes», o de «estar parado en el umbral», en los que nos desprendemos de una identidad sin haber alcanzado la siguiente. También son estos los momentos en los que es más seguro y predecible que anhelemos un contacto con algún elemento trascendente.

El propósito de la iniciación es ayudarnos a reconocer el significado y la trascendencia de nuestras experiencias que ésta simboliza en nuestras vidas. Los no iniciados no carecen de experiencia del alma, pero no reconocen su poder y su sentido. La iniciación hace que dichas experiencias sean conscientes, no en el lenguaje del Ego, sino en el del alma -a través del mito, el símbolo, la canción, el arte, la literatura y el ritual. La travesía del héroe es una iniciación a las realidades del periplo del alma. Esta travesía requiere que primero establezcamos control sobre nuestras vidas y luego nos desprendamos de él; para dejar de lado el horror a la muerte, el dolor y las pérdidas y experimentar la totalidad de la vida. Para lograr esto se debe ampliar la estrecha visión de nuestro Ego (Pearson, 1992).

Se debe desprender de lo sentimental, seguro y predecible, e inclusive de nuestra dedicación a la eficiencia, la virtud y la integridad física. Es entonces cuando nos apartamos de la dualidad bien-mal, luz-oscuridad, correcto-incorrecto e ingresamos al mundo de la paradoja. La moral de la travesía es exigente y absoluta, pero es una moral diferente de la del Ego. Nuestra conciencia normal del Ego quiere la inmortalidad, resguardo de los sufrimientos, éxito, prosperidad y amor. Por encima de todo el Ego quiere que el mundo tenga sentido. La travesía demanda que dejemos de lado todos estos deseos y veamos la verdad del alma: la esencia de la vida es el misterio (Pearson, 1992).

La verdad del alma no necesariamente tiene sentido desde el punto de vista racional del Ego. Lo que nos hace sentirnos vivos y reales es el viaje a los misterios centrales de la vida, donde aprendemos sobre la muerte, disolución, pasión y éxtasis, y vemos la belleza contenida en todo ello. «Sin alma» nos sentimos como autómatas. Hacemos todos los movimientos, pero es un movimiento sin sentido. Podemos inclusive pasar por varios de los pasos de iniciación. Pero hemos perdido el contacto con nuestras almas a tal punto que no nos afectan ni nos transforman. Y sin embargo, no faltan oportunidades. Realmente nunca es demasiado tarde. Entramos y volvemos a entrar en los misterios muchas veces, con niveles de comprensión cada vez más profundos. No hay castigo por no conectarnos con nuestra alma, excepto por esa sensación permanente de falta de sentido de la propia vida, lo que ya es bastante castigo (Pearson, 1992).

Ahora bien, en lo que a la actividad chamánica se refiere, en las sociedades tribales primitivas, el chamán llevaba a cabo muchas funciones, incluyendo la de curandero, sacerdote y hechicero. Con el tiempo, estas funciones se volvieron muy distintas y más especializadas. El curandero necesitaba proporcionar el tratamiento de ciertas enfermedades que requería hierbas y otras medicinas; los sacerdotes tenían la función de efectuar ritos religiosos, ofreciendo oraciones y sacrificios; y los hechiceros y brujas eran buscados por su destreza en la magia. En realidad el chamán puede ejercer una gran variedad de habilidades: Practica la magia mientras intenta ejercer control sobre las fuerzas de la naturaleza, funciona como un médium mientras interactúa con los espíritus y también puede ser el curandero de la comunidad. Sus medios de ejecución se apoyan en la técnica del éxtasis. Este uso involuntario de un estado alterado de conciencia, coloca el chamanismo en lugar aparte de otras expresiones de curación, mediumnidad o hechicería (Villoldo, 2005).

Por tanto, es necesario definir el terreno del chamanismo, es necesario conocer lo siguiente: el mundo del chamán se refleja en terrenos misteriosos y exudando surrealismo. Sin embargo, por muy «fuera de este mundo» que puedan parecer sus orígenes y manifestaciones, las prácticas del chamanismo han existido en los más desolados y exóticos lugares de este planeta. En Liberia, la nación rusa de Tungus, define la palabra chamanismo, de su raíz samán, que denomina a una persona con poderes espirituales, y quien tiene la «técnica del éxtasis» o del viaje. Esta técnica del éxtasis, de acuerdo con Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), el historiador religioso, requiere necesariamente el movimiento de la conciencia normal a un estado magnificado de sentimientos y conciencia. En este estado, el alma del chamán deja su cuerpo y viaja a otros reinos de la existencia.

Es importante mencionar que la misión del viaje se concentra en las preocupaciones humanas: adquirir conocimiento, poder y ayudar a otras personas. Impulsado por la creencia de que otros seres, objetos naturales, y el universo mismo están dotados de alma o esencia vital, el chamán intenta comunicarse con estas fuentes animadas para obtener la información necesaria para aliviar el sufrimiento. El chamanismo es un arte curativo. Según Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), el chamán es el gran especialista en el alma humana; por si sólo la «ve», porque conoce su «forma» y su «destino».

Sea como fuere, en la actualidad, existe el intento de describir áreas de intersección entre dos campos de curación –la psicología moderna y la sabiduría ancestral del chamanismo-, que generalmente se había pensado que eran divergentes, mientras que realmente comparten ciertas características.

Estas similitudes no sólo ayudan a definir, lo que se puede concebir como experiencias «fuera de lo ordinario», sino que también despiertan el interés en las dinámicas subyacentes a las actividades del chamanismo y la psicología (Gagan, 2001).

El esclarecer el vínculo entre la psicología del presente y una de la más antiguas tradiciones curativas conocida por el hombre, puede ayudar a comprender la importancia de los métodos curativos fuera de lo tradicional, así como diversos puntos de vista preventivos en la salud mental. El punto de encuentro de estas tradiciones milenarias y la psicología, se halla en las experiencias de los primeros años de la infancia y en sus efectos en el comportamiento adulto, donde la curación -del chamanismo- se aplica en la herida del desarrollo humano. Que resulta de una inadecuada relación con las figuras paternas, que puede incluir un abandono completo o abuso, y se presenta como el origen básico de tal disfunción.

La recuperación del alma, es la misión de un chamán, quien con la ayuda de animales de poder o seres espirituales -a veces mencionados como espíritus benefactores-, se encuentra la parte perdida del alma de la persona y se la regresa. La pérdida del alma, como su contraparte psicológica, la «disociación», implica una separación de partes de la psique como resultado de un trauma. La pérdida de esta energía vital integrada, se manifiesta en condiciones como depresión, pérdida de la memoria o comportamientos adictivos. Vista desde el aspecto psicológico, la disociación es un mecanismo de defensa, que causa que los sentimientos, impulsos o pensamientos amenazantes sean reprimidos en la parte inconsciente de la psique. Desde la perspectiva del chamán, estas partes disociadas, se encuentran en otra dimensión, una realidad paralela que no es ordinaria, accesible a aquellos que están familiarizados con su topografía (Gagan, 2001).

Las culturas chamánicas comprenden los efectos debilitantes del trauma y se esmeran en restaurar la integridad de los individuos perturbados. Durante la recuperación formal del alma, se puede regresar a varias partes de la infancia, ellas indican la edad de la persona, en el momento de sus respectivas partidas. Y cada una suele regresar con sentimientos e impresiones de acontecimientos dolorosos, así pues, el tono sentimental de cada viaje se revierte a la emoción no expresada del yo infantil. Cada viaje trae no sólo descarga emocional sino también una liberación física.

Una de las misiones de la enseñanza chamánica que hay en la vida, es el uso del silencio para ahondar en la comprensión de la verdad interior. En el que cada viaje expone a más aspectos del mundo de poder y sabiduría aún desconocidos, produciendo así una enseñanza, un reconocimiento y una liberación emocional no logradas en etapas de desarrollo previo. La quema de incienso y la iluminación de las velas constituyen el escenario para el tamborileo del chamán. Su desplazamiento dentro de la realidad no ordinaria y su interacción con los animales de poder y los asistentes espirituales culmina en una evaluación del estado del paciente; recorriendo sus manos por su campo de energía. Entonces remueve la acumulación de aflicción acumulada, ahuecando las manos y sacándola con ellas del pecho del cliente (Gagan, 2001).

El universo es visto como vivo, imbuido con una esencia creativa que integra todos los aspectos de la existencia. El chamán se pone en contacto con este mundo del espíritu al entrar en un estado de conciencia alterada y participar en un viaje y regresar con información benéfica para la comunidad. De hecho, los principios del chamanismo son abiertos y muy accesibles, ya sea que se esté de acuerdo con ello o no; muy probablemente como resultado de la facilidad con el que el chamanismo es rechazado por los individuos de mentalidad científica.

Después de todo, el reconocimiento de una esencia espiritual no tiene que debilitar los fundamentos científicos de la psicología. Así como tampoco una evaluación científica de sus procedimientos disminuiría el potencial de chamanismo.

Por otro lado, la psicología es una disciplina híbrida, que está formada por una mezcla de especialidades que van desde la psicología experimental a la psicología clínica y la neuropsicología. La psicología clínica en sí incluye métodos de tratamiento provenientes de las escuelas del pensamiento psicoanalítica, conductual, existencial y humanística. Entonces, ¿Pueden estas dos disciplinas curativas contribuir una con otra con algo de valor ?. La experiencia dice que sí, una comprensión teórica en donde se entrelazan estos dos campos, y cómo cada una enriquece a la otra, conducen a las definiciones que ellos se dan a sí mismos y a mirar las fuerzas que le dan forma (Gagan, 2001).

Ahora bien, mucho de los conocimientos que se conoce acerca del chamanismo proviene de los antropólogos, historiadores religiosos y otros estudiosos que han visitado culturas indígenas. Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), encontró características que describen regiones cósmicas visitadas en los viajes del éxtasis: Los viajes de los chamanes conducen a uno de los tres destinos: Un mundo inferiorun mundo medio y un mundo superior, todos conectados por un eje central. En este eje hay una abertura, a través de la cual los dioses descienden a la tierra, los muertos se mueven al mundo inferior y el chaman en su viaje de éxtasis vuela al cielo o desciende al reino subterráneo. Este mundo inferior -o submundo- está compuesto de escenarios naturales parecidos a los que se encuentra en la realidad, con bosques, montañas, ríos y desiertos. Aquí interactúan los chamanes con los espíritus de las plantas, árboles, animales y humanos. Esos «seres espirituales» que toman formas animales, son nombrados como animales de poder. El mundo medio, es la tierra en la que viven los humanos, como es percibida por el chamán mientras viaja encima de él. En el mundo superior, -o cielo- el chamán recibe las enseñanzas de seres de nivel elevado o divino. Cuando se logra el objetivo del viaje -procurar información curativa en estos mundos cósmicos-, la información se trae y se comparte con los demás a través de la danza y el ritual.

Cuando sobre este tema se le pregunta a Don Lucio: (citado en Grinberg, 1990): …Usted se dedica a curar?, Dice con dulzura, «creo que puedo hacer algo. Convocaré a los espíritus -ya no les llamo gentes- , y les diré que quiero hablar con ellos para así obtener sabiduría. Lo único que será necesario hacer, es una ceremonia en la que daré «luz». …». Otra cuestión, ¿ El manejo del tiempo permite viajar de un lugar a otro ?. «En espíritu sí, -contestó-, pero no en cuerpo. El tiempo debe detenerse, acelerarse o retardarse, pero nadie puede viajar con su cuerpo en él». …»La razón de las veladoras para la ceremonia… prosigue, al prenderlas. Me daría cuenta -por el tamaño de la luz- de la respuesta de los espíritus, se necesitan doce, para los apóstoles…también alcohol y puros. Es que en la ceremonia estarían «gente», de todas las edades. Para los niños…chocolates y dulces…».

Así pues, se pueden encontrar creencias y prácticas similares que pueden sorprender en cualquier comunidad chamánica que se visite. ¿Qué ocurre con todas estos elementos en común?. Es posible que la transmisión de la tradición del chamanismo, a diferencia de otras, no se llevaron a cabo únicamente de una generación a otra, sino a través de otras posibilidades, sino debido a la migración de las civilizaciones prehistóricas de un lugar a otro, que contribuyeron a la universalidad de la esencia básica de las prácticas chamánicas. O quizá una evolución de la conciencia impulsada por necesidades, ideologías, mitologías o intentos religiosos compartidos evoca una expresión colectiva (Gagan, 2001).

«…Todos somos diferentes, cada uno con su forma especial de ser y hacer, pero el que ve, ve todo igual.. Todos somos lo mismo, en cuerpo, en mente en esencia, sin embargo, a la vez somos diferentes. …Todos venimos del mismo origen de la misma «respiración divina». Las diferencias entre nosotros existen debido a los «regalos» que se ha dado a cada quien. Son los que nos hacen ser tal como somos…controlados y guiados por seres tales como los pastores y los trabajadores del tiempo…» (citado en Gringberg, 1990).

Algunos iniciados heredan la misión a través de la herencia; otros son «nombrados» a través de sueños y visiones; y algunos otros son seleccionados. Se dice que la transmisión genética y el mandato directo de los dioses y los espíritus transmiten el máximo poder. Se deben dominar dos tipos de aprendizajes: El primer aprendizaje proviene de la experiencia del éxtasis o de los sueños. Quizá la lección más iluminada de todas ocurre con una muerte y resurrección simbólicas, mientras que el segundo tipo de aprendizaje al que el iniciado debe someterse consiste en instrucciones sobre técnicas, lenguaje simbólico y la genealogía del clan transmitida por los viejos chamanes de la tribu (Gagan, 2001).

Más aún, el propósito del viaje del chamán es abrirse al dolor, ya sea el propio o del cliente, con objeto de generar la curación, mientras que los estados disociativos se inclinan a evitar el dolor. Hay que tener en cuenta que, toda práctica chamánica curativa, lleva siempre implícito el riesgo de la muerte, cosa que el chamán sabe y a la que no le teme. La muerte siempre está muy presente en la actividad chamánica (Villoldo, 2005).

En el mundo occidental, ahondar en la historia de un campo como la psicología que surgió a partir de la filosofía griega es más familiar, resulta más cómodo. Porque se gira alrededor de las cosas materiales que a final de cuentas se pueden medir y justificar. Los filósofos querían probar el significado de la vida y el propósito de la existencia humana, estableciendo el campo para el pensamiento psicológico, querían saber si: ¿El comportamiento humano está gobernado únicamente por factores físicos o también por una esencia espiritual ?(Gagan, 2001).

Ahora bien, si el concepto tradicional de que la mente y el cuerpo están separados, pero aún interactuando, continúa hasta la actualidad y contribuye a la discrepancia entre los planteamientos tradicionales y los alternativos de la curación –como ocurre entre la psicología tradicional y el chamanismo-. Así pues, mientras los filósofos contemplaban la naturaleza y el funcionamiento del universo, los psicólogos enfocaron su atención a losmecanismos de la conciencia y la conducta. La psicología como se conoce en la actualidad, continúa siendo un conjunto de planteamientos, cada uno luchando para encontrar un lugar cómodo, en algún lugar entre elempirismo -conocimiento que proviene de la experiencia sensorial que se basa en hechos objetivos descubiertos a través de la observación y la experiencia- y el humanismo-cualquier creencia que contribuye a una vida más efectiva es de valor, ya sea científica o religiosa- (Gagan, 2001).

Si cualquier estudio debe tener una base científica, esto es, que todos los eventos que ocurren en la experiencia psíquica del ser humano -que influye en su conducta- deben ser comprobables, ¿La ciencia hace innecesaria la religión?. En el nuevo campo de la «neuroteología», los científicos están descubriendo el origen biológico de la espiritualidad, para responder a la interrogante: ¿Cómo afectan al cerebro humano la meditación oriental, los servicios religiosos cristianos y otros rituales?. Ahora bien, la psicología y la neurociencia han pasado por alto la religión durante mucho tiempo. Pese a que ocupa un lugar central en las mentes de mucha gente, la religión ha sido tratada por la ciencia con lo que David Wulff (citado en Begley, 2001) llama «indiferencia, inclusive apatía».Asi pues, la aparición de la neuroteología representa un cambio radical en esa actitud.

Las experiencias místicas dice Forman (citado en Begley, 2001), podrían explicarnos algo sobre la conciencia, que es, tal vez, el mayor misterio de la neurociencia. «Esto nos dice que la conciencia no necesita un objeto, y no es simplemente un producto resultante de la acción sensorial».

Pese a todos los éxitos tentativos que los científicos están logrando en su búsqueda de las bases biológicas de las experiencias religiosas, hay un misterio que quizá nunca se llegue a descubrir. Tal vez se llegue a ubicar un sentido de trascendencia en nuestra materia gris, y la percepción divina dentro de ella. Pero es probable que nunca se llegue a responder a la mayor interrogante de todas: si nuestro cerebro crea a Dios o si Dios creó nuestro cerebro. A fin de cuentas, lo que usted crea es cuestión de fe… (Begley, 2001).

Finalmente, no obstante, pueden existir charlatanes, falsedad profesional, truculencia o engaño. Las crónicas del chamanismo refieren que algunos chamanes han capitalizado la fe del paciente cuando la cura se ha efectuado tomando ventaja, sin lugar a dudas del ampliamente conocido el efecto placebo. Aún cuando los chamanes, como los psicólogos -ya sea junguianos o freudianos-, psicoterapeutas, médicos y líderes religiosos, pueden emplear mal sus conocimientos o poderes –«la sombra del terapeuta» – o engañarse a sí mismos, el consenso existente en relación con su intención de curar y sus resultados exitosos , indican que el chamanismo es un fenómeno que se debe tomar en cuenta. Y tiene una gran importancia en la actualidad, cuando un número cada vez mayor de individuos están recurriendo a los efectos curativos de los métodos alternativos (Guggenbühl-Craig, 1971).

Conclusiones

Se ha observado a lo largo de la historia de la humanidad, que el catalizador –energía psíquica– más antiguo para curar, surge de lo más profundo de la psique –inconsciente colectivo-, donde se encuentran los impulsos creativos por parte del Yo, que una vez fue considerado únicamente desde una perspectiva intelectual –apoyada en estudios científicos-, a través de la observación. Se ha visto que esta energía proporciona un aspecto curativo a las heridas, haciendo uso de los recursos que el sujeto posee. También se ha considerado que las heridas son parte del desarrollo de la persona –que ocurren generalmente en la infancia y formación del individuo– y que éstas dependen de la madurez del Yo para que sean restauradas –consolidación de las heridas– , porque las heridas no se curan completamente, sino se consolidan para fortalecer la estructura del Ego. Mi pregunta es: ¿Solamente los psicólogos pueden explicar y completar las tareas sin resolver las heridas de la infancia ?. Yo creo, que hay otras posibilidades y alternativas para resolver estas heridas, para llevar una vida más adecuada, quizá más cómoda para muchas personas, y sobretodo que cada quien tiene la libertad de elegir la alternativa que considere conveniente.

Ahora bien, si una persona se orienta a una psicología –junguiana o de otro tipo– más inclinada hacia el aspecto espiritual, –como la antigua sabiduría del chamanismo– puede descubrir nuevos caminos, y también puede resonar más íntimamente con este material, de acuerdo al fenómeno de la curación, que no importa cómo sea definido, sino porque habla su propio lenguaje, y porque existen otros cambios psicológicos que acompañan el desarrollo del adulto que también suenan extrañamente similares a las dinámicas del viaje de la vida.

Todo lo anterior parece indicar a través de los hallazgos, que la psicología puede conducirse o dirigirse hacia una intersección donde se encuentre con la tradición curativa más antigua conocida por la humanidad, que es el chamanismo –entre otras-. Que puede hacer posible un punto de reunión, una sinergia que ofrezca la promesa de remediar nuestros vacíos –las heridas y conflictos no resueltos– durante el desarrollo, así como muchas cosas más.

El punto de encuentro de esta tradición milenaria -el chamanismo- y la psicología junguiana, se halla en las experiencias de los primeros años de la infancia y en sus efectos en el comportamiento adulto, donde la curación -del chamanismo- se aplica en la herida del desarrollo. Que resulta de una inadecuada relación con las figuras paternas, que puede incluir un abandono completo o abuso, y se presenta como el origen básico de tal disfunción.

El chamanismo, una forma arcaica y arquetípica del conocimiento humano, es como un viaje que no tiene fin. En estos tiempos y para muchos intelectuales o escépticos, es casi una búsqueda de la esencia de un saber o conocimiento legendario, pero para otras personas, más abiertas a la aventura es algo como un rescate a través del tiempo. Todas las tradiciones místicas, orientales y occidentales, reconocen la existencia de cosas que pueden ser «sentidas» pero no descritas. Existen ciertas cualidades básicamente intrínsecas de la experiencia sensorial que hacen casi imposible o imposible su expresión a través de la palabra. Y esto parece ser algo muy íntimo para cada persona.

El estudio o interés por el chamanismo es, -en nuestro tiempo-, una especie de metáfora que sirve de escape para quienes están convencidos del todo por el modelo de la psicología occidental. Las psicoterapias actuales, en general, tratan de comprender, los problemas de la gente a partir de la separación y una racionalización de cada uno de sus síntomas, estableciendo relaciones con una educación familiar no adecuada, o con experiencias traumáticas de la infancia, pero no de «vidas pasadas», o de núcleos ancestrales de antepasados, transmitidos a través del código genético mediante una carga especial llamadas memorias.

De este modo, en la mayoría de las terapias psicológicas de hoy, convencionales y no convencionales, las neurosis se «cultivan primero y se cosechan después«, razón por la cual suelen quedar restos adheridos a la psique. De manera que no le queda otra al psicoterapeuta que hacer un trabajo desde afuera hacia adentro, como la psicología cognitiva. En cambio el chamán hace exactamente lo contrario, se mete «adentro», mirando hacia «afuera»,desde una propia perspectiva.

Por un lado la psicología tradicional –que es lo que pretende la psicología junguiana– se puede enriquecer al tener una visión espiritual, y por el otro, la sabiduría ancestral del chamanismo gana al adquirir posibilidades teóricas, colectivamente, que pueden ayudar a la curación o consolidación de las heridas de la sociedad. Así pues, el propósito del chamanismo es curar. La función de la psicología es estudiar el comportamiento y los procesos mentales, y aplicar el conocimiento resultante a la condición humana. El chamanismo emplea prácticas sobrenaturales para conseguir su propósito. La psicología, en muchas de sus ramas, se apoya en medios racionales y científicos para llevar a cabo sus objetivos. No obstante, a pesar de sus diferencias, tanto el chamanismo como la psicología buscan aliviar el sufrimiento en las comunidades.

Y por el otro lado, el holismo, se refiere a cualquier parte del universo en el contexto de su totalidad, incluye las dinámicas física, mental, emocional y espiritual resultando todo esto en mucho más que la suma de sus partes. Un terapeuta, ya sea chamán u holista, considera los síntomas del cliente en términos de su identidad total y dentro del contexto de su entorno y sus circunstancias.

El chamanismo y la psicología se encuentran detrás de un velo levantado por Jung, cuando éste describió un mundo sobrenatural nunca antes mostrado en la literatura psicológica. Sus descripciones de arquetipos y el rol del inconsciente permiten comprender lo que sucede dentro de la persona cuando el chamán entra en los dominios chamánicos: mientras el chamán suena el tambor, los arquetipos surgen desde el inconsciente, transformando las fracturas de la psique en unidades completas reparadas.

Los campos de la psicología humanista, transpersonal y los relacionados con la teoría junguiana, que avalan un mundo imbuido con el espíritu, tienden a sentirse familiarizados con las prácticas chamánicas, mientras que los campos empíricos desechan esta antigua tradición, estigmatizándola como acientífica e ilógica. Sin embargo, psicólogos de todas las corrientes llevan a cabo sus tratamientos y su investigación, muchos, sabiéndolo o no, emplean técnicas similares a las del chamanismo. En consecuencia una perspectiva holística nos abre a esa percepción, que enriquece nuestra apreciación de estas dos disciplinas curativas.

Finalmente, la madurez del Ego se desarrolla con la experiencia en la vida. Y mientras más logremos nuestra individualización, –podemos conseguir la individuación– más maduran las defensas de nuestro Ego, que nos permiten conectarnos de manera más genuina y auténtica, mientras seguimos siendo honestos con nosotros mismos. Aprendemos dónde termina el yo y dónde empieza el de «los demás». Reemplazamos la proyección con empatía, aprendemos el mismo respeto para los demás que para nosotros mismos. …Y bien podríamos llegar a trascender el Ego.

http://www.ametep.com.mx/aportaciones/2006_abril_carranza.htm

Un comentario en “Una relación entre la psicología Junguiana y la sabiduría del chamanismo.

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