Viviendo en la Conciencia Abierta (1-4)

Extracto del libro de Roy Whenary Living in Open Awareness

Living in Open Awreness

1. La Meditación de la Conciencia Abierta

La meditación es muchas cosas para muchas personas. Diversas técnicas y métodos de meditación han evolucionado durante cientos de años. Para algunos, la meditación es un proceso de tratar de ponerse en un estado diferente de conciencia, para trascender el estado normal de conciencia en algo más, que se percibe como difícil de alcanzar.

Se podría tratar de catalogar y describir las diferentes prácticas que se han desarrollado en torno al tema de la meditación. Pero este no es el propósito de este libro. Siento un gran respeto por las muchas formas de meditación, pero me gustaría señalar aquí una forma muy simple y natural, que no implica ningún intento en absoluto de pasar de nuestro estado normal de conciencia a otro estado más exaltado.

La meditación que me gustaría mencionar es la más simple de todas…

Nos sentamos, acostamos, de pie o en movimiento (lo que se prefiera), y ESCUCHAMOS. Simplemente escuchamos… todos los sonidos que aparecen, tanto dentro como fuera o donde quiera que estemos.

Entonces nos damos cuenta del silencio, el silencio siempre persistente que subyace en todos esos sonidos que surgen en nuestra conciencia.

Entonces nos damos cuenta de nuestra respiración, nuestra postura corporal, nuestros pensamientos que surgen, y dejamos que todo lo que venga a la conciencia surja y se desvanezca dentro de esa conciencia, sin ninguna intención de cambiarlo. Simplemente aceptamos lo que sea el centro de atención de la conciencia en ese momento, por breve que sea, sin involucrarnos.

Esta meditación nos permite dar un paso atrás y simplemente descansar en la conciencia. Tal meditación no supone ningún esfuerzo, ningún lugar a dónde ir, ni nada que evitar. Se toma nota de todo lo que surge en la conciencia, se acepta y se permite que se vaya, sin ninguna intervención por nuestra parte, sin ningún intento de controlar, resistir, reaccionar o seguir.

En esta meditación, muchas cosas pueden surgir en la conciencia. Pueden aparecer pensamientos positivos o negativos, aparentemente de la nada. Los recuerdos del pasado, alegres o dolorosos, pueden venir a nuestra atención, pero nos limitamos a aceptar su presencia, los dejamos estar, y los dejamos irse cuando quieran, sin involucrarnos en el proceso.

En esta meditación, nada que exista en la mente permanecerá oculto para siempre. Todo será revelado, y es revelado en la tranquilidad del ahora. Sea lo que sea, simplemente lo dejamos ser/estar, y sólo tomamos nota o somos conscientes de ello.

2. La búsqueda espiritual

Es natural querer aprender cosas nuevas y es natural hacerse ciertas preguntas acerca de la vida misma, como «¿Quién soy yo?» o «¿Tiene algún significado o propósito la vida?».

A partir de estas preguntas, nace en nosotros la búsqueda espiritual, la búsqueda de respuestas. Así que uno empieza a leer libros sobre filosofía, religión, escritos y enseñanzas espirituales. Uno puede unirse a algún tipo de grupo para explorar más a fondo.

En algún momento, alguien introduce el concepto de la iluminación, y de repente habrá una meta para toda la búsqueda. Entonces nace la dualidad de «aquí» y «allí». Yo estoy «aquí» (que me considero que no estoy iluminado), pero preferiría estar «allí» (porque me han dicho que la iluminación es algo maravilloso de tener).

Cuando tratamos de estar en un lugar distinto de donde estamos, estamos faltando el respeto a donde estamos. La verdad es que donde estamos es siempre donde necesitamos estar, y también es verdad que nunca podemos estar en otro sitio.

Se nos ha dicho que la iluminación es deseable, así que hacemos todo tipo de rituales y prácticas con la creencia de que estamos avanzando cada vez más hacia ese estado místico. Pero entonces, nunca llegamos. Viajamos por todo el mundo, en busca de sabios y maestros de todo tipo, discutiendo todos los pormenores del estado de iluminación, y sin embargo, después de 10, 20, 30 o más años, aún sentimos que todavía no hemos llegado a ese estado de iluminación… el equivalente espiritual a tocarte la lotería.

Pero ¿podría ser que estábamos buscando en el lugar equivocado todo el tiempo? Cuando nuestro enfoque se centra en la adquisición de algo «ahí fuera», tal vez dejamos de ver lo que está aquí. Lo que está aquí mismo, en cualquier momento del día o de la noche, es un continuo despliegue de todas las posibilidades y potencialidades dentro de nosotros.

El ir a otra parte, a la larga simplemente no funciona. Siempre tenemos que volver al aquí ahora, porque hasta que no estemos completamente despiertos a lo que continuamente se está desarrollando aquí, nunca podremos de ninguna manera comprender completamente lo que está ahí fuera. Lo que está ahí fuera es siempre solamente lo que hemos proyectado e interpretado como lo que está ahí fuera.

Cuando estamos completamente despiertos a lo que siempre surge aquí, nos damos cuenta de que una búsqueda por ahí fuera no tiene sentido. La iluminación es aquí, o no es en ninguna parte en absoluto. No hay nada por ahí que sea mejor que lo que ya está aquí mismo, en pura potencialidad.

3. ¿Quién soy yo?

Llega un momento en que todo el mundo se hace la pregunta «¿Quién soy yo?». Para muchos, las implicaciones involucradas en tal pregunta pueden causar que la pregunta se caiga al instante, y nunca reviva de nuevo. En algún lugar, en el fondo, todos conocemos la respuesta a esta pregunta.

Cuando eras niño, no sabías nada, pero fuiste gradualmente educado y condicionado según las formas de la sociedad humana. Se te dio un nombre y te enseñaron a responder siempre a ese nombre. Poco a poco, aprendiste todo sobre el mundo humano, tu entorno inmediato y lejano.

Se te dijo que eras una persona, y que eras especial (o no especial en absoluto). Se te incitó a tener mucho interés en tu propia personalidad… para alimentar la sensación de ser mejor o peor que otras personas. Así, poco a poco, a medida que desarrollabas tu sentido de ser una persona, también desarrollabas el sentido de que ahí fuera había otros separados de ti, diferentes, pero a veces útiles para apoyarte a ti y tus necesidades.

Al aprender cómo hacer uso de los demás para mantener tus necesidades, a veces entrabas en conflicto con otros. A partir de tales conflictos surgieron emociones y la vida comenzó a ser más complicada. Cuando nos hacemos la pregunta «¿Quién soy yo?», naturalmente estamos preguntando acerca de esta persona, ésta cuya historia nos es familiar… esta persona a la que nos referimos como «yo» o «mí».

A través de todo el proceso de desarrollo de esta persona llamada «yo», y todos los acontecimientos de la vida de esta persona, emerge una historia que se va desarrollando. La historia naturalmente gira en torno al cuerpo-mente unido a esta persona, así que cuando alguien dice «¿Quién eres tú?», respondemos a partir de nuestra creencia de que somos esta persona, con este cuerpo, estos recuerdos y este conjunto de creencias. Hemos alimentado a esta persona toda la vida, y esto es lo que presentamos al mundo «ahí fuera» como lo que somos.

Pero, cuando nos desprendemos de todo, vemos que este cuerpo está envejeciendo y que un día morirá. Esta persona que es «yo» llegará a su fin. Entonces, ¿dónde estaré «yo»? ¿Dónde irán todos mis recuerdos, mis experiencias, mis habilidades… cuando me muera? Hay muchas teorías acerca de esto, pero no estoy seguro de que sean ciertas. Todo lo que sé es que esta persona llegará a su fin.

En este planeta tierra, hay muchos miles de millones de seres humanos, como yo… miles de millones. En mi propia experiencia, he conocido probablemente miles de esos seres humanos, que son como yo… aunque tal vez un poco diferentes, con diferentes habilidades, experiencias, etc… pero similares. Todos ellos tienen cuerpos, todos ellos tienen este sentido de separación de los demás que yo tengo, y todos ellos, de una manera u otra, anhelan encontrar un entendimiento de lo que son.

Pero cuando me siento aquí, en mi silla y miro a este cuerpo, cuando veo mis pensamientos apresurados o mis emociones desenfrenadas, de repente me doy cuenta de que no soy estos pensamientos o emociones. Ellos realmente están ocurriendo por sí mismos, alimentados por una cadena de recuerdos que se almacenan en algún lugar en el cerebro y el cuerpo y que han sido etiquetados con mi nombre. Pero surgen continuamente delante de los ojos que son conscientes (de ellos), pero que no se implican. Todas las cosas surgen en la conciencia ―todas las experiencias, todos los pensamientos y emociones― el mundo interior y el mundo exterior.

La conciencia no es mía ― sólo «Es». Es, en todos los seres sintientes, la base fundamental en torno a la cual se construyen todas las nociones de quiénes o qué somos. Pero no es un objeto, algo que podemos señalar y decir «esto es la conciencia». Sin embargo, sin la facultad de la conciencia no hay vida, no hay existencia.

Por eso se dice que esta conciencia es la base fundamental de todo ser… lo que verdaderamente somos, cuando todo es eliminado. Al fin y al cabo aquí no hay nada personal, y la historia que se había tejido alrededor de este personaje que siempre he llamado «yo», es en realidad completamente ficticia. Todo lo que soy es todo lo que cualquier persona es, pero no es la historia de esta persona.

4. Sufrimiento y liberación

Cuando creemos que somos una persona, cuando construimos y nos aferramos a todas las características de ser una persona, seguiremos sufriendo, de una manera u otra.

El sufrimiento tiene muchas caras. Los pobres claramente se ve que sufren, pero los ricos también sufren. Pueden sufrir de soledad, de falta de confianza en sus intenciones con los demás, por no conseguir lo que quieren, por perder a alguien, por temor a perder todo lo que han acumulado, etc.

Los seres humanos sufren porque controlan o son controlados por otros. Sufren porque tienen una cierta visión de sí mismos y sufren cuando la critican o se ríen de ella.

Los seres humanos sufren porque viven aislados de los demás y están en competencia unos con otros. Todo el mundo quiere ser feliz, pero por delante de todos los demás. Cuando yo no sé lo que soy; cuando creo que soy algo que no soy; cuando pienso que voy a ser más feliz con la adquisición de esto o aquello… me estoy preparando para el dolor del sufrimiento.

La liberación del sufrimiento radica en la comprensión de que no soy quién pienso que soy. Radica en el conocimiento y la comprensión profunda de que mi verdadera naturaleza no es esta historia que he vivido, en este cuerpo-mente, todos estos años. Esta persona que he pensado que soy, se ve que es una completa fabricación, creada a partir de numerosos elementos que surgieron en la conciencia que estaba presente en este cuerpo-mente.

El sufrimiento es causado por una cadena de acciones, reacciones, resistencias, etc., relacionada con este cuerpo-mente. Cuando uno se da cuenta plenamente que no es esta cadena, ¿dónde está el sufrimiento?

El sufrimiento es el sufrimiento del cuerpo-mente. Cuando uno se da cuenta de que el cuerpo-mente no es lo que es, se libera del sufrimiento. El cuerpo todavía puede pasar por el proceso del sufrimiento, con el dolor físico que produce, pero el sufrimiento es liberado de la mente, que se había identificado con él, y, en cierto modo, se había aferrado a él.

La mente se aferra al sufrimiento porque es una afirmación de que ella (la mente/el ego) existe. El ego-mente no quiere escuchar que en realidad no existe, que no es lo que parece. Pero es la verdad.

Para liberarnos del sufrimiento, primero tenemos que estar preparados para mirar profundamente a quién o qué somos, cómo nos comportamos, hacia donde derivan nuestros estados de ánimo, qué es lo que pensamos y cómo pensamos, y qué es lo que somos detrás de todo esto.

De los capítulos 1 a 4 de Living in Open Awareness
http://www.advaitainfo.com/textos/conciencia-abierta-01.html

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