¿Cuáles serán los efectos a mediano plazo de la pandemia? Más allá de las depresiones económicas que se esperan o que incluso ya empiezan a hacerse patentes, hay algo más oscuro que podría producirse. Según el historiador israelí Yuval Noah Harari, podríamos estar al borde de un punto decisivo en el que la tecnología, que se ha vuelto la religión de nuestra época, hace posible el peor del los estados totalitarios. El uso de la tecnología para procurar la salud y el orden podría sentar un ominoso precedente.
En una entrevista reciente con motivo de la adaptación y publicación en cómic de su bestseller Sapiens, Harari advirtió que la sofisticación de la tecnología, aunada al miedo y al surgimiento de estados nacionalistas, podría ser un cóctel letal. Dice Harari:
En realidad, a medida que la ciencia y la tecnología se han vuelto más sofisticadas, entendemos cada vez mejor los mecanismos biológicos, sociales y culturales que hay detrás de nuestras decisiones. Y también se está volviendo más fácil que nunca manipular las decisiones de los humanos. La gente más fácil de manipular es la que cree en el libre albedrío, porque ni siquiera sospecha que puede ser manipulada.
Harari entiende que estamos cerca del momento en que la tecnología puede conocernos mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos, lo cual evidentemente le da un enorme poder. Asimismo, en busca de mayor salud o productividad, muchos estarán dispuestos a incorporar tecnología a su propia biología. Y todo esto puede ir de la mano de la vigilancia masiva que permite, en cierta forma, poder mantener abierta la economía y manejar las epidemias y otro tipo de problemas globales.
De modo que tenemos que andarnos con mucho cuidado con esto. Porque, de hecho, estamos viendo que la epidemia está acelerando y magnificando el problema al legitimar las tecnologías de vigilancia masiva. Y esta es la base para ‘hackear’ al ser humano, para poder entendernos a ti y a mí mejor de lo que nos entendemos nosotros mismos, y predecir y manipular nuestras decisiones como nunca antes se ha hecho. Es la primera vez en la historia de la humanidad que puedes seguir a todo el mundo todo el tiempo y reunir y analizar tantos datos de cada individuo con los que entiendes a esa persona mejor de lo que ella se comprende a sí misma. Con la epidemia, la excusa es la necesidad de interrumpir el contagio. Pero, si no vamos con cuidado, esto puede ser el origen del peor sistema totalitario que haya existido jamás. Nuestra libertad está seriamente amenazada. No creo que sea inevitable, no creo que sea demasiado tarde para detener las ramificaciones más peligrosas. Y no estoy en contra de las nuevas tecnologías, no estoy en contra de la vigilancia. Tenemos que utilizar la vigilancia para luchar contra la epidemia. Pero todos los datos que se recolecten deberían estar en manos de autoridades sanitarias especiales y no de la policía o de las grandes corporaciones.
Aquí está el dilema. Pues aunque racionalmente parecería lógico no estar en contra de la tecnología o de una cierta vigilancia propia de una «emergencia», la historia reciente nos dice que casi siempre la tecnología acaba siendo utilizada para reducir la privacidad y la libertad, por no decir las facultades mentales de los individuos. Desde hace un tiempo vivimos en una especie de «estado de excepción» que justifica todo tipo de medidas. La abolición de la privacidad es algo que ha ocurrido sin demasiados sobresaltos. Habrá que tener cuidado y vigilar a los que vigilan, si es que tal cosa no es una fantasía.
https://pijamasurf.com/2020/11/el_covid_podria_ser_el_detonador_del_peor_sistema_totalitario_de_la_historia_afirma_yuval_noah_harari/
No veo ese supuesto peligro tan amenazador. Sin embargo sí veo, y me parece más preocupante, que si todo esto de la covid-19 se prolonga demasiado en el tiempo, podemos asistir a una etapa turbulenta e inestable socialmente hablando. Cuando no directamente en estallidos revolucionarios multinacionales.
Todas las revoluciones se originan en estómagos vacíos. Y estamos vaciando muchos estómagos.