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EL BLOQUE DE CASCAJAL

 

El llamado “Bloque de Cascajal” encontrado en Jaltípan Veracrúz. Es a escritura que se establece como la fecha mas antigua encontrada en México. Además se enseña que con los olmecas da inicio la civilización mesoamericana, pues es la “cultura madre”, la más antigua.De forma paralela y entrando al campo de los supuestos, el Libro de Mormón establece una fecha aproximada a la cultura olmeca (2000. a.C), y es referente a un pueblo que registró su historia en una relación de 24 planchas que encontró el pueblo de Limhi en tierras americanas (Eter 1:2), el cual lleva el nombre de Libro de Éter. Dicho pueblo se conoció como “los Jareditas”, los cuales el cual llegaron al continente americano desde Babilonia (que se encontraba en el actual país de Irak), en los días de la confusión de lenguas (Génesis 11).Cuenta la historia Jaredita que dicho pueblo salió de Babilonia luego de la confusión de lenguaje que se menciona en la Biblia (admitiendo que todos los pobladores de aquellos lugares hablaban una sola lengua). Tiempo después, de la mano del Señor y de forma maravillosa el pueblo Jaredita fue conducido a la Tierra Prometida (Eter 2).No se sabe el lugar de llegada de los jareditas, pero en el caso hipotético de que hayan llegado a México, como D. Palmer menciona en su libro “En busca del cerro Cumorah”, tendríamos dos hipótesis que sobresaldrían de otras mas que se pudieran dar: los olmecas son los jareditas o bien los olmecas y los jareditas conviven y se mezclan las razas. Si fuera así (de cualquiera de las dos formas), se podría explicar que esa fue la razón que los olmecas a pesar de ser considerada una cultura incipiente, sus adelantos eran mayores a la época en que se clasifica (Horizonte Preclásico).También se podría entender el porqué los olmecas en sus teocallis (templos), sus construcciones tienen terraplenes y escaleras alrededor, y en forma de espiral (Ej. La Venta Tab.), dado que los babilonias de la misma forma sus construcciones eran espirales con terraplenes y en forma ascendente como la Torre de Babel. Es decir la influencia constructiva y cultural en términos generales vino de Babilonia a este continente.

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LOS REINOS PERDIDOS…

Situada en la parte nororiental de la provincia guatemalteca de Peten, Tikal aún eleva sus altas pirámides por encima del mar verde de la selva. Es tan grande que sus límites parecen extenderse constantemente a medida que se van encontrando ruinas. Tan solo su principal centro ceremonial ocupa más de 2,5 kilómetros cuadrados; y el espacio para esto no se le arrebató a la selva a golpe de machete, sino que se creó físicamente en la cima de una cresta montañosa que fue laboriosamente alisada. Los barrancos que la flanquean fueron convertidos en embalses de agua conectados a través de una serie de calzadas.
Las pirámides de Tikal, estrechamente agrupadas en varias secciones, son una maravilla de la construcción. Altas y estrechas, son verdaderos rascacielos, elevándose vertiginosamente hasta alturas cercanas e incluso superiores a los 60 metros. Ascendiendo en escarpados niveles, las pirámides servían como plataformas elevadas de los templos que se erguían en sus cimas. Los templos, rectangulares, en donde no hay más que un par de estrechas habitaciones, estaban coronados a su vez por unas enormes superestructuras ornamentales que aún aumentaban más la altura de las pirámides (Fig. 30).
El resultado arquitectónico lleva a que el santuario aparezca como suspendido entre la Tierra y el Cielo, alcanzable a través de empinados escalones que se convertían en una verdadera Escalera al Cielo simbólica. En el interior de cada templo, una serie de portales llevaba desde fuera adentro, cada portal un escalón más alto que el anterior. Los dinteles estaban hechos de maderas poco comunes, y estaban exquisitamente grabados. Como norma general había cinco portales exteriores y siete interiores, totalizando doce -un simbolismo cuyo significado no ha llamado demasiado la atención.
La construcción de una pista de aterrizaje cerca de las ruinas de Tikal aceleró su exploración con posterioridad a 1950, y los equipos del Museo de la Universidad de Pennsylvania han estado realizando allí trabajos arqueológicos exhaustivos. Éstos descubrieron que las grandes plazas de Tikal hicieron las veces de necrópolis, en donde los soberanos y los nobles eran enterrados; también encontraron que muchas de las estructuras menores eran, de hecho, templos funerarios que no se habían construido sobre las tumbas, sino junto a ellas, y que hacían el papel de cenotafios.
Sacaron a la luz también alrededor de ciento cincuenta estelas, losas de piedra grabadas erigidas en su mayor parte de cara al este o al oeste. Según se determinó, también hacían retratos de los mismos soberanos, y conmemoraban los principales acontecimientos de sus vidas y sus reinados.
En las inscripciones jeroglíficas grabadas sobre estas estelas (Fig. 31) se registraron las fechas exactas de estos acontecimientos, citando al soberano a través de su jeroglífico (aquí «Cráneo Garra Jaguar», 488 d.C), y se identificó el acontecimiento; los expertos dicen hasta el momento que los jeroglíficos textuales no eran meramente pictóricos o ideográficos, «sino que también se escribían fonéticamente en sílabas, de forma similar a como lo hacían los sumerios, losbabilonios y los egipcios» (A. G. MillerMaya Rulers of Time).
Figura 31
Con la ayuda de estas estelas, los arqueólogos pudieron identificar una secuencia de catorce reyes de Tikal que habían reinado desde el 317 hasta el 869 d.C. Pero se sabe con certeza que Tikal fue centro real maya desde mucho antes: la datación por radiocarbono de los restos de algunas de las tumbas reales ofrece fechas que se remontan hasta el 600 a.C.
A unos 240 kilómetros al sudeste de Tikal está Copanla ciudad que Stephen compró. Estaba situada en el extremo suroriental del reino maya, en la actual Honduras. Aunque carece de rascacielos escalonados como los de Tikal, Copan quizás resultara la más típica de las ciudades mayas por su proyección y por su diseño. Su inmenso centro ceremonial ocupaba más de treinta hectáreas, y estaba compuesto por templos-pirámides agrupados alrededor de varias grandes Plazas (Fig. 32).
Las pirámides, de ancha base, pero de sólo algo más de veinte metros de altura, se distinguían por sus amplias y monumentales escalinatas, decoradas con trabajadas esculturas e inscripciones jeroglíficas. Las plazas estaban salpicadas de santuarios, altares y -lo más importante para los historiadores- estelas de piedra grabadas que ofrecían retratos de sus reyes al tiempo que daban sus fechas. Por las estelas se supo que la principal de las pirámides se terminó en el 756 d.C, y que Copan alcanzó su momento más glorioso durante el siglo IX d.C, justo antes del repentino colapso de la civilización maya.
Pero, tal como han demostrado los descubrimientos y las excavaciones en curso, todos los lugares arqueológicos en Guatemala, Honduras y Belize indican la existencia de monumentos y estelas fechadas en época tan temprana como el 600 a.C, evidenciando un desarrollado sistema de escritura que -todos los expertos coinciden- debió de tener una fase de desarrollo previo o una fuente más antigua.

Copan, como pronto veremos, jugó un papel muy especial en la vida y la cultura mayas.
Figura 32
Los estudiosos de la civilización maya se han quedado particularmente impresionados con la precisión, la ingenuidad y la diversidad que los mayas tenían en el recuento del tiempo, y lo atribuyen a lo avanzado de su astronomía.
Los mayas tenían, de hecho, no uno, sino tres calendarios; pero uno de ellos -el más significativo, según nuestra opinión- no tiene nada que ver con la astronomía. Es la llamada Cuenta Larga, y establecía la fecha contando el número de días que habían pasado desde determinado día de comienzo hasta el día del acontecimiento que los mayas habían registrado en la estela o monumento. Ese enigmático Día Uno, según dice la mayoría de los expertos, fue el 13 de agosto del 3113 a.C, según el actual calendario cristiano -un momento y un acontecimiento que, claro está, es anterior al nacimiento de la civilización maya.
La Cuenta Larga, al igual que los otros dos sistemas de recuento del tiempo, estaba basada en el sistema numérico vigesimal (con base 20) de los mayas; y, al igual que en el antiguo Sumer, empleaban el concepto de «lugar», de donde un 1 en la primera columna sería uno, en la segunda sería un veinte, después cuatrocientos, y así sucesivamente.
En la Cuenta Larga maya, en la que se utilizaban columnas verticales en donde los valores más bajos se encontraban abajo del todo, se le puso nombre a todos estos múltiplos y se les identificó con glifos (Fig. 33). Comenzando con kin para los unos, uinal para los veintes, etc., los múltiplos llegaban al glifo alau-tun, ¡que identificaba el increíble número de 23.040.000.000 días -un período de 63.080.082 años!
Figura 33
Pero, tal como se ha dicho, en la verdadera datación de sus monumentos, los mayas no retrocedían hasta la época de los dinosaurios, sino hasta un día específico, un acontecimiento tan crucial para ellos como es la fecha del nacimiento de Cristo para los seguidores del calendario cristiano.
Así pues, la Estela 29 de Tikal (Fig. 34), que lleva la fecha más antigua que se haya encontrado allí sobre un monumento real (292 d.C), da la fecha de la Cuenta Larga de 8.12.14.8.15, utilizando puntos para el numeral uno y barras para el cinco:
Figura 34
8 bak-tun (8 x 400 x 360) = 1.152.000 días
12 ka-tun (12 x 20 x 360) = 86.400 días
14tun (14 x 360) = 5.040 días
8 uinal (8 x 20) = 160 días
15kin (15 x 1) = 15 días
= 1.243.615 días
Dividiendo los 1.243.615 días por el número de días de un año solar, 365,25, la fecha de la estela indica que ésta, o el acontecimiento que tuvo lugar en ella, sucedió 3.404 años y 304 días después del misterioso Día Uno; i.e., después del 13 de Agosto de 3113 a.C.
Por tanto, según la correlación reconocida por todos en la actualidad, la fecha de la estela sería la del 292 d.C. (3.405 – 3113 = 292). Algunos expertos ven evidencias de que los mayas comenzaron a utilizar la Cuenta Larga en la era de Baktun 7, que se corresponde con el siglo IV a.C; otros no desechan que empezara a utilizarse incluso antes.
Junto a este calendario ininterrumpido, había dos calendarios cíclicos. Uno era el Haab o año solar de 365 días, que se dividía en 18 meses de 20 días, más 5 días que se añadían a final de año. El otro era el Tzolkin o calendario del año sagrado, en el cual los 20 días básicos se rotaban 13 veces, dando como resultado un año sagrado de 260 días. Después, los dos calendarios cíclicos se encajaron, como si fueran dos engranajes que interactuaran, para crear la gran Rueda Sagrada de 52 años solares; pues la combinación de 13,20 y 365 no se podía repetir salvo una vez cada 18.980 días, que equivalen a 52 años. Esta Rueda Calendárica de 52 años fue sagrada para todos los pueblos de la antigua América Central, y conectaban a ella tanto los acontecimientos pasados como los futuros -como el de la expectativa mesiánica del retorno de Quetzalcóatl.
La fecha más antigua de la Rueda Sagrada se encontró en el valle de Oaxaca, en México, y se remonta al 500 a.C. Ambos sistemas de recuento del tiempo, el ininterrumpido y la Rueda Sagrada, son bastante antiguos. Uno es histórico, contando el paso del tiempo (en días) desde un acontecimiento remoto cuya importancia y naturaleza son todavía un misterio. El otro es cíclico, engranado con un período peculiar de 260 días; los expertos aún están intentando averiguar lo que sucedía, si es que sucedía algo, o si aún sucede una vez cada 260 días
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EL DÍA EN QUE EL SOL SE DETUVO..(1)

La avaricia inicial de los españoles por el oro y los tesoros oscureció su asombro por encontrar en Perú, esa tierra desconocida de los confines del mundo, una avanzada civilización con ciudades y caminos, palacios y templos, reyes y sacerdotes -y religiones. La primera oleada de sacerdotes que acompañaron a los conquistadores se inclinaron por destruir todo lo que tuviera que ver con la «idolatría» de los indígenas. Pero los sacerdotes que les siguieron -que, en aquella época, eran los eruditos de su país- se vieron expuestos a las explicaciones de los ritos y creencias nativas a través de los nobles indígenas que se habían convertido al cristianismo.
La curiosidad de los sacerdotes cristianos se agudizó al darse cuenta de que los indígenas andinos creían en un Creador Supremo y que sus leyendas daban cuenta de un Diluvio. Y resultó que muchos detalles de aquellos relatos locales eran extrañamente similares a los relatos bíblicos del Génesis. De ahí que fuera inevitable que, entre las primeras teorías referentes al origen de los «indios» y sus creencias, emergiera como idea principal una relación con las tierras y el pueblo de la Biblia.
Al igual que en México, tras tomar en consideración a diversos pueblos de la antigüedad, la teoría de las Diez Tribus Perdidas de Israel pareció la más plausible, no sólo por la similitud de las leyendas nativas con los relatos bíblicos, sino también por algunas costumbres de los indígenas peruanos, como la de la ofrenda de los primeros frutos, una Fiesta de Expiación a finales de septiembre, que se corresponde por su naturaleza y fechas con el Día de la Expiación judío, y otros mandatos bíblicos, como el del rito de la circuncisión, la abstención de la sangre en la carne de los animales y la prohibición de comer peces sin escamas.

En la Festividad de los Primeros Frutos, los indígenas entonaban las místicas palabras Yo MeshicaHe MeshicaVa Meshica; y algunos de los sabios españoles discernieron en el término Meshica la palabra hebrea «Mashi’ach» -el Mesías.
(En la actualidad, los expertos creen que el componente Ira en los nombres divinos andinos es comparable al mesopotámico Ira/Illa, del cual proviene el bíblicoEl; que el nombre Malquis, por el cual los incas veneraban a su ídolo, es el equivalente de la deidad cananea Molekh («Señor»); y que, del mismo modo, el título real inca Manco se deriva de la misma raíz semita que significa «rey».)
A la vista de tales teorías sobre el origen bíblico israelita, la jerarquía católica en Perú, después de aquella primera ola de destrucción, se puso en marcha para registrar y preservar el legado indígena. A clérigos locales, como el padre Blas Valera (hijo de un español y de una indígena), se les animó a plasmar por escrito lo que sabían y habían escuchado. Antes de que finalizara el siglo XVI, se hizo un esfuerzo concertado y patrocinado por el obispo de Quito para compilar historias locales, evaluar todos los lugares antiguos conocidos y reunir en una biblioteca todos los manuscritos relevantes. Gran parte de lo que se ha sabido desde entonces se basa en lo que se aprendió en aquel momento.
Intrigado por estas teorías, y aprovechándose de los manuscritos reunidos, un español llamado Fernando Montesinos llegó a Perú en 1628 y consagró el resto de su vida a la recopilación de una amplia historia cronológica de los peruanos. Alrededor de veinte años más tarde, finalizó una obra maestra titulada Memorias antiguas historiales del Perú, y la depositó en la biblioteca del convento de San José de Sevilla. Allí estuvo, olvidada y sin publicar durante dos siglos, hasta que se incluyeron fragmentos de ella en una historia francesa de las Américas. El texto español íntegro vio la luz ya en 1882 (P. A. Means lo tradujo al inglés en 1920, y fue publicada por Hakluyt Society en Londres, Inglaterra).
Tomando un punto de partida común tanto de los recuerdos bíblicos como de los andinos -el relato del Diluvio-, Montesinos siguió la repoblación de la Tierra en línea con los registros bíblicos, desde el Monte Ararat en Armenia pasando por la Tabla de los Pueblos del capítulo 10 del Génesis. En el nombre de Perú (o Piru/Pirua en lengua indígena), vio una interpretación fonética del nombre bíblico Ophir, nieto de Héber, antepasado de los hebreos, que a su vez fue biznieto de Sem.

Ofir también era el nombre de la famosa Tierra del Oro de la cual los fenicios trajeron oro para el templo de Jerusalén que el rey Salomón estaba construyendo. El nombre de Ofir en la Tabla de los Pueblos está justo delante del de su hermano Javilá, que le dio nombre a la famosa tierra del oro de la que se habla en el relato bíblico de los cuatro ríos del Paraíso:
Y el nombre de uno era Pisón;
es el río que rodea toda
la tierra de Javilá, donde hay oro.
Montesinos sostenía que fue mucho antes de la época de los reinos de Judá e Israel, mucho antes del exilio de las Diez Tribus a manos de los asirios, que este pueblo bíblico había llegado a los Andes. Y sugería que no era otro que el mismo Ofir el que había liderado a los primeros colonos en el Perú, cuando la humanidad comenzó a extenderse por la Tierra después del Diluvio.
Los relatos incas que reunió Montesinos atestiguaban que, mucho antes que la más antigua dinastía inca, había existido un antiguo imperio. Tras un período de crecimiento y prosperidad, unos fenómenos repentinos asolaron el país: aparecieron cometas en los cielos, la tierra tembló con los terremotos, se iniciaron las guerras. El soberano que reinaba en aquel momento abandonó Cuzco y llevó a sus seguidores a un lugar apartado, a un refugio en unas montañas llamadasTampu-Tocco; sólo unos cuantos sacerdotes se quedaron en Cuzco para mantener su santuario. Y fue durante esta calamitosa época cuando se perdió el arte de la escritura.
Pasaron los siglos. Los reyes iban periódicamente desde Tampu-Tocco a Cuzco para consultar los oráculos divinos. Pero un día, una mujer de noble linaje anunció que a su hijo, Rocca, se lo había llevado el dios Sol. Días después, el muchacho volvió a aparecer vestido con prendas doradas. Dijo que había llegado el momento del perdón, pero que el pueblo debía observar determinados mandatos: la sucesión real se establecería sobre un hijo del rey nacido de una hermanastra suya, aun cuando no fuera el primogénito; y no se debía retomar la escritura. El pueblo acató las órdenes y volvió a Cuzco, con Rocca como nuevo rey; a él se le dio el título de Inca -soberano.
Al darle el nombre de Manco Capac a este primer Inca, los historiadores incas lo asimilaron al legendario fundador de Cuzco, Manco Capac, el de los cuatro hermanos Ayar. Montesinos separó y distanció correctamente a la dinastía inca contemporánea de los españoles (que comenzó a reinar ya en el siglo XI d.C.) de la de sus predecesores. Su conclusión, de que la dinastía inca estaba compuesta de catorce reyes, incluidos Huayna Capac, que murió cuando llegaron los españoles, y sus dos belicosos hijos, ha sido confirmada por todos los expertos.
Concluyó que Cuzco había sido realmente abandonada antes de que la dinastía inca reinstaurara la realeza en la capital. Montesinos creía que, durante el tiempo de abandono de Cuzco, habían reinado 28 reyes desde un refugio secreto en las montañas llamado Tampu-Tocco. Y, antes de aquello, había existido de hecho un antiguo imperio que tuvo a Cuzco por capital. Allí se sentaron en el trono 62 reyes; de ellos, 46 fueron reyes-sacerdotes y 16 fueron soberanos semidivinos, hijos del dios Sol. Y, antes de todo aquello, los mismos dioses habían gobernado el país.
Se cree que Montesinos había encontrado una copia del manuscrito de Blas Valera en La Paz, y que los sacerdotes jesuitas le permitieron hacer una copia. También se basó en gran medida en los escritos del padre Miguel Cabello de Balboa, cuya versión relataba que el primer soberano, Manco Capac, no había llegado a Cuzco directamente desde el lago Titicaca, sino desde un lugar secreto llamado Tampo-Toco («lugar de descanso de las ventanas»). Fue allí donde Manco Capac «abusó de su hermana Mama Occllo» y tuvo un hijo de ella.
Montesinos, tras confirmar esto en el resto de fuentes de las que disponía, aceptó la información como basada en hechos reales. Así, comenzó las crónicas de la realeza en Perú con el viaje de los cuatro hermanos Ayar y de sus cuatro hermanas, que fueron enviados a encontrar Cuzco con la ayuda de un objeto de oro. Pero él registró una versión en la que el primero en ser elegido jefe fue un hermano que llevaba el nombre de un antepasado que había llevado al pueblo hasta los Andes, Pirua Manco (y de ahí el nombre de Perú).

Él fue quien, al llegar al lugar elegido, anunció su decisión de construir allí una ciudad. Llegó acompañado de esposas y hermanas (o esposas-hermanas), una de las cuales le dio un hijo al que se llamó Manco Capac. Fue éste el que construyó en Cuzco el Templo del Gran Dios, Viracocha; y, por tanto, fue éste el momento que se dio para la fundación del antiguo imperio y el del comienzo de las crónicas de las dinastías. Manco Capac fue aclamado como Hijo del Sol, y fue el primero de 16 reyes así considerados. En su época, se veneraban otras deidades, una de las cuales fue la Madre Tierra, y otra un dios cuyo nombre significaba Fuego; se le representaba con una piedra que Pronunciaba oráculos.
La ciencia principal de aquella época, según Montesinos, era la astrología; y se conocía el arte de escribir, sobre hojas procesadas de llantén o sobre piedras. El quinto Capac «renovó el cálculo del tiempo» y comenzó a registrar el paso del tiempo y los reinados de sus antepasados. Fue él quien introdujo la cuenta de un millar de años como un Gran Período, y de siglos y períodos de cincuenta años, equivalentes al bíblico Jubileo. El Capac que instauró este calendario y esta cronología, Inti Capac Yupanqui, fue el que terminó el templo e instauró en él el culto del gran dios Illa Tici Vira Cocha, que significa «brillante iniciador, creador de las aguas».
En el reinado del duodécimo Capac, llegaron a Cuzco las noticias del desembarco en la costa de «unos hombres de gran estatura… gigantes que poblaron toda la costa», que disponían de herramienta-s de metal y estaban arrasando la tierra. Después de un tiempo, comenzaron a entrar en las montañas; afortunadamente, provocaron la ira del Gran Dios y éste los destruyó con un fuego celeste.
Liberado de los peligros, el pueblo se olvidó de los mandatos y los ritos del culto. Se abandonaron «buenas leyes y costumbres», pero esto no pasó desapercibido para el Creador. Como castigo, ocultó el sol a aquella tierra; «no hubo amanecer durante veinte horas». Hubo un gran lamento entre el pueblo y se ofrecieron oraciones y sacrificios en el templo, hasta que (después de veinte horas) el sol volvió a aparecer. Inmediatamente después de aquello, el rey reinstauró las leyes de conducta y los ritos del culto.
El cuadragésimo Capac en el trono de Cuzco fundó una academia para el estudio de la astronomía y la astrología, y determinó los equinoccios. El quinto año de su reinado, según calculó Montesinos, fue el que hacía 2.500 desde el Punto Cero que, supuso él, marcaba el Diluvio. También fue el 2.000 desde que comenzara la realeza en Cuzco; para celebrarlo, se le concedió al rey un nuevo título, Pacha-cuti (Reformador). Sus sucesores promoverían también el estudio de la astronomía; uno de ellos introdujo un año con un día de más cada cuatro años, y un año extra cada cuatrocientos años.
Durante el reinado del quincuagésimo octavo monarca, «cuando se completó el Cuarto Sol», se llevaban 2.900 años desde el «Diluvio». Montesinos calculó que fue el año en que nació Jesucristo.
Aquel primer imperio de Cuzco, comenzado con los Hijos del Sol y continuado con unos reyes-sacerdotes, tuvo un amargo final durante el reinado del sexagésimo segundo monarca. En su tiempo, ocurrieron «maravillas y portentos». La tierra tembló con terremotos interminables, los cielos se llenaron de cometas, augurio de una inminente destrucción. Tribus y pueblos comenzaron a correr de un lado a otro, entrando en conflicto con sus vecinos. Llegaron invasores desde la costa, incluso desde más allá de los Andes. Hubo grandes batallas; en una de ellas, el rey cayó bajo una flecha, y su ejército huyó presa del pánico; sólo sobrevivieron a las batallas quinientos guerreros.

«Así se perdió y se destruyó el gobierno de la monarquía de Perú -dice Montesinos-, y se perdió el conocimiento de las letras.»
Los pocos que quedaron abandonaron Cuzco, dejando tras de sí tan sólo a un puñado de sacerdotes para que cuidaran del templo. Se llevaron con ellos al joven hijo del rey muerto, aún un niño, y encontraron refugio en un escondrijo de las montañas llamado Tampu-Tocco; aquél era el lugar donde, desde una cueva, partió la primera pareja semidivina para fundar el imperio andino. Cuando el muchacho alcanzó la edad adecuada, se le proclamó como primer monarca de la dinastía de Tampu-Tocco, dinastía que se prolongaría durante casi mil años, desde el comienzo del siglo n hasta el XI d.C.
Durante todos aquellos siglos de exilio, los conocimientos fueron disminuyendo y la escritura se olvidó. En el reinado del septuagésimo octavo monarca, cuando se alcanzó el hito de los 3.500 años desde el Comienzo, alguien comenzó a revivir el arte de la escritura. Entonces, el rey recibió una advertencia de los sacerdotes referente a la invención de las letras. En su mensaje explicaban que había sido el conocimiento de la escritura el que había causado las pestes y las maldiciones que habían llevado a su fin la monarquía de Cuzco.

El deseo del dios era «que nadie se atreva a utilizar las letras o a resucitarlas, pues de su empleo vendrían grandes males [de nuevo]». Por tanto, el rey ordenó «por ley, bajo pena de muerte, que nadie traficara en quilcas, que eran los pergaminos y las hojas de árboles sobre los que se solía escribir, ni utilizara ningún tipo de letras». En su lugar, introdujo el uso de quipos, los ramales de cuerdas de colores que se utilizaron a partir de entonces con fines cronológicos.
En el reinado del nonagésimo monarca se culminó el cuarto milenio desde el Punto Cero. Para entonces, la monarquía en Tampu-Tocco era débil e ineficaz. Las tribus leales a ella eran objeto de incursiones e invasiones de sus vecinos. Los jefes de las tribus dejaron de pagar tributo a la autoridad central. Las costumbres se corrompieron, proliferaron las abominaciones. En tales circunstancias, apareció una princesa de la sangre original de los Hijos del Sol, una tal Mama Ciboca.

Anunció que su joven hijo, que era tan hermoso que sus admiradores le apodaron Inca, estaba destinado a reconquistar el trono de la antigua capital, Cuzco. De forma milagrosa, desapareció y volvió vestido con ropajes dorados, afirmando que el dios Sol se lo había llevado a lo alto, instruyéndole en los conocimientos secretos y diciéndole que llevara al pueblo de vuelta a Cuzco. Su nombre era Rocca; él fue el primero de la dinastía Inca, dinastía que llegó a tan ignominioso fin a manos de los españoles.
Intentando situar estos acontecimientos en un marco temporal ordenado, Montesinos afirmaba cada cierto intervalo que un período llamado «Sol» había pasado o comenzado. Aunque no se sabe con seguridad cuál consideraba él que era la longitud de un período (en años), parece ser que tenía en mente las leyendas andinas de varios «soles» en el pasado del pueblo.
Si bien los expertos sostenían -no tanto en nuestros días- que no había habido contacto de ningún tipo entre las civilizaciones de Centroamérica y de América del Sur, las de estos últimos sonaban bastante diferentes de las nociones azteca y maya de los cinco soles. De hecho, todas las civilizaciones del Viejo Mundo tenían recuerdos de épocas pasadas, de eras en las que los dioses reinaban solos, seguidos por semidioses y héroes y, más tarde, sólo por mortales. Los textos sumerios llamados las Listas de los Reyes registraban un linaje de señores divinos seguido por semidioses, que sumaron un total de 432.000 años antes del Diluvio; después, hacían una relación de reyes que reinaron a partir de entonces a través de tiempos que consideramos históricos, y cuyos datos se han podido verificar, resultando ser exactos.

En las listas de los reyes egipcios, tal como las plasmó el historiador y sacerdote Manetón, se habla de una dinastía de doce dioses que comenzó unos 10.000 años antes del Diluvio; fue seguida por dioses y semidioses hasta los alrededores del 3100 a.C, en que los faraones ascendieron al trono de Egipto. Una vez más, hasta donde sus datos se pueden contrastar con los registros históricos, todo ha resultado ser exacto.
Montesinos se encontró con estas ideas en la tradición popular colectiva de Perú, confirmando los informes de otros cronistas de que los incas creían que la suya era la Quinta Era o Sol.

  • La Primera Era fue la de los viracochas, unos dioses que eran blancos y con barba.
  • La Segunda Era fue la de los gigantes; algunos de ellos no eran benévolos, y hubo conflictos entre los dioses y los gigantes.
  • Después vino la Era del hombre primitivo, de los seres humanos aculturizados.
  • La Cuarta Era fue la era de los héroes, hombres que eran semidioses.
  • Y después llegó la Quinta Era, la era de los reyes humanos, de los cuales los incas fueron los últimos del linaje.
Montesinos ubicó también la cronología andina en el marco europeo relacionándola con determinado Punto Cero (él pensaba que debía tratarse del Diluvio) y, más concretamente, con el nacimiento de Cristo. Comentó que las dos secuencias temporales coincidían en el reinado del quincuagésimo octavo monarca: 2.900 años después del Punto Cero fue el «primer año de Jesucristo». Las monarquías peruanas comenzaron, según él, 500 años después del Punto Cero, es decir, en el 2400 a.C.
El problema que tienen los expertos con la historia y la cronología de Montesinos no es, por tanto, el de la escasez de claridad, sino su conclusión de que la realeza y la civilización urbana comenzaran -en Cuzco- casi 3.500 años antes de los incas. Aquella civilización, según la información que amasara Montesinos y aquellos sobre los que basó su trabajo, disponía de escritura, incluyó la astronomía entre sus ciencias y tuvo un calendario lo suficientemente largo como para requerir unas reformas periódicas. De todo esto (y mucho más) disponía también la civilización sumeria, que floreció hacia el 3800 a.C, y la civilización egipcia, que le siguió hacia el 3100 a.C. Otro vástago de la civilización sumeria, la del valle del Indo, llegó hacia el 2900 a.C.
¿Por qué no iba a ser posible que este triple despliegue no tuviera una cuarta ocurrencia en los Andes? Imposible, si no hubiera habido contactos entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Posible, si los que habían concedido todos los conocimientos, los dioses, fueran los mismos y estuvieran presentes por toda la Tierra.
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La antigua Tiahuanaco

Referencia: ThunderBolts.info .
Autor: Stephen Smith, 7 de octubre 2012

¿Experimentó esta antigua ciudad un final catastrófico?

Tiahuanaco, es una ciudad en ruinas que ocupa casi 10 kilómetros cuadrados en los Andes bolivianos, a una altura superior a los 3800 metros. los métodos de datación de carbono-14 sugieren que el sitio no tiene más de 3700 años de antigüedad. Sin embargo, como en unartículo previo se discute, la datación radiométrica, no es un sistema fiable para el establecimiento de la edad.

Según el libro, Tiahuanaco, la cuna del hombre americano del profesor Arthur Posnansky, de la Universidad de La Paz, Tiahuanaco está más cerca de los 17.000 años de antigüedad, tal vez sea uno de los más antiguos asentamientos humanos que sobreviven en la Tierra.

Posnansky basaba su estimación en la alineación de las piedras del templo Kalasasaya. «Kalasasaya» significa «piedras de pié» y se refiere a los grandes pilones de piedra alineados al parecer, deliberadamente, en torno a un patio central. El templo actual está reconstruido y no refleja la arquitectura original de los habitantes pre-incáicos. No había ningún muro entre las piedras verticales como existe hoy.

Muchas antiguas civilizaciones utilizaron alineaciones astronómicas en sus estructuras. Lostúmulos funerarios nórdicos se hicieron con aberturas que permitían la penetracion de los rayos del sol en sus rincones más profundos tan sólo un día particular del año: por lo general el solsticio de invierno. Los habitantes de Chaco Canyon construyeron contrafuertes de piedra con ranuras, prepararlos para que un rayo de sol pudiera penetrar hasta el petrograma de la espiral cincelada en el solsticio de verano. Las paredes de muchosconstrucciones de Chaco Canyon también están alineados con la salida y la puesta del sol en días específicos del año.

La investigación durante varias décadas de Posnansky, demostró que los alineamientos en Tiahuanaco estaban desplazados lo que debieron ser sus posiciones «auténticas». En lugar de estar situadas en el sur, algunos de ellos estaban ligeramente desplazados hacia el suroeste. Según Posnansky, este desplazamiento indicaba que hubo una época que las piedras del sitio estuvieron alineadas con el sur verdadero.

Los polos terrestres están inclinados respecto al plano del sistema solar, creando un ángulo llamado la «oblicuidad de la eclíptica«. La inclinación actual es de 23 grados y 17 minutos. Según consenso entre astrónomos, no siempre será así. Supuestamente, nuestro eje oscila entre dos extremos: desde los 22 grados y 1 minuto a los 24 grados y 5 minutos. Este ciclo de oscilación se dice que requiere 41.000 años. La alineación de datos de Posnansky fue verificada por varios astrónomos quienes concluyeron que las piedras del templo se crearon cuando el eje de la Tierra estaba inclinado a 23 grados, 8 minutos, 48 ​​segundos, lo que indica un período de tiempo de hace aproximadamente 17.000 años.

No hay otra explicación para las alineaciones de desplazamiento. En lugar de una oscilación del eje de la Tierra, nuestros polos podrían haber experimentado un desplazamiento en una época, como resultado de algún episodio trascendental en el pasado reciente. Algunas de las extrañas anomalías que existen en la región de Tiahuanaco se podría explicar por una catástrofe así.

La ubicación de Tiahuanaco es problemática cuando se trata de las condiciones de vida. Es un desierto calcinado en los meses de verano y muy frío en invierno. Los cultivos comunes de alimentos no pueden llevarse a cabo  en el entorno actual. ¿Cómo pudo sostenerse la población nativa? ¿Cómo se las arreglaron para vivir allí en tanto erigían estructuras megalíticas construidas con piedras de cientos de toneladas?

El Puma Punku o «Puerta del Puma», contiene piedras dispersas que pesan entre 100 y 150 toneladas, hay una piedra en concreto que pesa casi 440 toneladas. La cantera más cercana de donde podrían haber sacado estos gigantescos bloques está a más de 15 kilómetros de distancia. Otro ejemplo, la Puerta del Sol, consiste en un solo bloque de 10 toneladas de granito andesita. Se descubrió en el sitio,  enterrada en el barro y agrietada por la mitad.

Tiahuanaco parece haber sido una ciudad portuaria. Sin embargo, el Lago Titicaca, el único cuerpo de agua en los alrededores, está a casi 20 kilómetros de distancia. Hay muelles y embarcaderos con depósitos de calcio rectos y largos que indican las líneas de agua prehistóricas, aunque ya no están en un plano horizontal, sino inclinadas. También hay millones de conchas marinas en la zona. El lago Titicaca, en sí, es un mar interior de agua salada, que se está reduciendo drásticamente. Sus fosilizadas líneas de costa también están inclinadas. Aún se mantiene viva una abundante vida marina en el lago Titicaca, infundiendo la presunción de que una vez fue parte del océano.

Tal vez algún cataclismo cambió las mismas bases de la Tierra sobre la que se fundó Tiahuanaco, elevando la ciudad y sus alrededores por cientos o miles de metros. Tal acontecimiento tuvo que cambiar el clima, agitar la ciudad en pedazos, inclinar el lago, mover las líneas de costa y dejar a millones de mariscos atrapados en el aire seco. Como en estas páginas ya se ha sugerido repetidamente, en algún momento del pasado reciente, la Tierra estuvo involucrada en una catástrofe que cambió su apariencia y su medio ambiente. Tiahuanaco es, probablemente, un ejemplo de las consecuencias de ese antiguo desastre.


– Imagen: Las ruinas reconstruidas de Tiwanaku en Bolivia. Fotógrafo desconocido.

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Viracocha “El Misterio del Dios Andino”

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Viracocha, Wiracocha o Huiracocha también llamado el dios de la Varas es el más destacado entre los dioses del ámbito andino. Es posible que su gran difusión se debiera a que los religiosos católicos buscaban un nombre para explicar a los naturales el concepto de Dios. Además, añadieron a su nombre otras palabras a fin de recalcar su calidad de ser supremo, de este modo se formó el nombre en quechua de: Apu Qun Tiqsi Wiraqucha Pachaq Yachakchi.

En quechua, apu significa señor, tiqsi significa fundamento, base, inicio; mientras que wiraqucha proviene de la fusión de dos vocablos: wira (grasa) y qucha (contenedor de agua lago, laguna). En la simbología de los antiguos andinos, la grasa era una figura de la energía y el agua, el elemento capital del ciclo vital del universo.

Cuando los primeros cronistas llegaron a América, el español estaba en plena evolución y su alfabeto aún carecía de normativa. En tales casos, era común el uso tanto de la “v” como de la “u” para representar indistintamente la vocal [u] y a la semiconsonante [w], hoy representadas como u o hu. Por tal motivo fue mayoritariamente transcrito como Viracocha, aunque también algunos escribieron Huiracocha y Huiraccocha. Otras versiones fueron Ticci, Tiqsi o Tiksi.

Es plausible que el nombre original sea wayra qucha- el viento de los mares- tanto por su concepción como un personaje que aparece por el lado del mar y como viento. Características señaladas en Kon -viracocha de los relatos de Huarochirí, como en la desaparición de Tunupa. Cf. Dioses y hombres de Huarochirí.

En el Tahuantinsuyo, el culto a Viracocha fue muy restringido, pues aparte del templo de Quisuar Cancha eran pocos los santuarios dedicados en su honor y todos estaban localizados en la zona del Cusco. Su imagen se encontraba también en el Coricancha, y según los cronistas existía cierta rivalidad entre el culto a Viracocha y el culto a Inti, el dios sol. Al parecer, en ciertos momentos de la historia inca prevaleció la adoración de uno sobre otro.

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Los cronistas señalan que Tiqsi Viracocha vino de Tiahuanaco y creó unos seres a su semejanza . Algunas versiones mencionan que él hizo el mundo; que en su peregrinaje llegó a Cacha donde sus habitantes trataron de matarlo: él se arrodilló, levantó las manos al cielo e hizo bajar de lo alto un fuego que abrasó la comarca. Luego siguió su camino y llegó al puerto de Manta, donde se encontró con sus servidores y se embarcó con ellos por el mar.

En este tipo de relatos, hay coincidencia en mencionar que Viracocha es el dios supremo o hacedor del mundo.

En el antiguo Cuzco, se le dio gran importancia al ser “el que envió a Manco Cápac y Mama Ocllo a fundar una ciudad”(aunque eso se descartó porque esa leyenda tiene más de fantasía que realidad), ya que los “cuzqueños” creían que en verdad había ocurrido eso. Con el paso de los años se fue olvidando el culto a este dios, y se tomó más importancia al dios Sol(Inti), hasta el reinado de Yahuar Huacac (‘[el que] llora sangre’), que mandó a construir el templo de Wiracocha en la ciudad del Cuzco, ya que Sinchi Roca en su reinado bautizó a akamama como qusqu (= Cuzco).

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Viracocha al igual que otras deidades, fue nómada y tenía un compañero alado, el pájaro Inti, una especie de pájaro mago, conocedor de la actualidad y del futuro, representado en mitos orales como un picaflor de alas de oro (Quri qinqi).
Se da al dios todopoderoso la facultad de dirigir la construcción de todo lo visible e invisible.

Comienza su obra en el mundo de los antiguos (ñawpa pacha) tallando en la piedra las figuras de los dos primeros seres humanos, de los primeros hombres y mujeres que van a ser los cimientos de su trabajo. Estas estatuas las va situando Viracocha en los sitios correspondientes y, a medida que les da nombre, se animan y toman vida en la oscuridad del mundo primigenio (ñaupa pacha), porque todavía no se ha ocupado el dios de dar la luz a la Tierra, solamente iluminada por el resplandor del Titi, un puma salvaje y ardiente que vive en la cima del mundo, seguramente el jaguar que se entremezcla con otros animales en las representaciones totémicas del Imperio inca y de las culturas preincas anteriores.

Este mundo de aquí o Kay Pacha, todavía está en tinieblas porque Viracocha posterga toda su labor de erección de un mundo completo, al nacimiento de los seres humanos que van a disfrutar de él.

Satisfecho con los humanos, el dios prosiguió su proyecto, ahora poniendo en su lugar a sus hijos el Sol (Inti), a la Luna (Mama Quilla), y a las estrellas infinitas, hasta cubrir toda la bóveda celestial con sus luces.
Después, Viracocha se dirige al norte para, desde allí, llamar a su lado a las criaturas que él acaba de dotar con vida propia.

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Al partir de Tiahuanaco, Tiqsi Huiracocha había delegado las tareas secundarias de la creación en sus dos ayudantes, Tocapu Huiracocha e Imaymana Huiracocha, quienes emprenden inmediatamente las rutas del este y del oeste de los Andes, para a su paso por tan largos caminos dar vida y nombre a todas las plantas y a todos los animales que van haciendo aparecer sobre la faz de la tierra, en una hermosa misión auxiliar y complementaria de la realizada antes por su dios y señor Huiracocha, misión que terminan junto a la orilla del mar, para después perderse regiamente en sus aguas, una vez cumplida la tarea ordenada por el dios creador principal del universo de los incas y preincas al parecer desde la época de Caral.

En los mitos orales se revela a Huiracocha como un sabio gobernante de la época de Caral el cual dio las leyes de la economía de la retribución (trueque, sistema de distribución del trabajo) como también del Ayllu o gran unidad familiar andina. Este Viracocha luego ascendió a la categoría divina, al igual que todos los grandes gobernantes preincas e incas.

Viracocha «El Misterio del Dios Andino»

CARAL: LA CIVILIZACIÓN DE LA PAZ.

María Verza | México DF

Surgió hace 5.000 años

Ciudad Sagrada de Caral.

  • Es la más antigua del ‘nuevo mundo’, contemporánea de Egipto o Mesopotamia
  • Única civilización en la que no se han encontrado vestigios de guerra
  • En su ciudad sagrada hay una de las pirámides más grandes del mundo
  • También desenterraron una plaza pública, anfiteatros y varios centros urbanos

Cuando se estaban construyendo las pirámides de Egipto, cuando se desarrollaba la civilización china, la sumeria o la india, hace 5.000 años, surgía en un páramo desértico de las estribaciones de los Andes peruanos la civilización más antigua de América: Caral. Este pueblo conocía la genética, la predicción climática, la ingeniería antisísmica y, a diferencia de las civilizaciones contemporáneas del ‘viejo mundo’, no hacía la guerra, simplemente comerciaba y disfrutaba de la vida.

En 1994, la arqueóloga peruana Ruth Shady descubrió este sitio arqueológico, 180 kilómetros al norte de Lima y declarado por la UNESCO en 2009 Patrimonio de la Humanidad. Este lugar de aspecto lunar en la costa peruana es todavía un gran desconocido para el público no especializado fuera de su país. Sin embargo, rompió muchos paradigmas.

«En América también hubo capacidad de crear civilizaciones, como en el viejo continente, no íbamos rezagados y eso es todo un símbolo para afianzar nuestra identidad cultural y para reflexionar sobre el ser humano«, enfatiza Shady a su paso por México, donde fue invitada esta semana a dar varias conferencias.

Pero, además, un distintivo de Caral es que no se encontraron vestigios de guerra o conflictos, un factor que los científicos consideraban la causa más probable del origen de las civilizaciones.

«Buscábamos armas, que era lo habitual y encontramos… ¡flautas hechas de huesos de cóndor y cornetas!«, afirma.

Era una sociedad muy organizada y con un gran desarrollo de la sociedad civil. «No tenían ningún interés por la guerra y sí una visión mucho más armoniosa de la vida que la que tiene la sociedad actual, tal vez porque observaron el espacio sideral y vieron que la Tierra era un punto en el universo», comenta la investigadora en entrevista con ELMUNDO.es.

La civilización Caral, cuya antigüedad han confirmado 130 dataciones por carbono 14, perduró durante un milenio y se desarrolló en un terreno hostil que supo adaptar a sus necesidades, con ríos que la rodeaban y el Pacífico a poco más de 20 kilómetros. Sus habitantes vivían del comercio (conectaron la costa con la selva y la sierra) y se dedicaban al conocimiento y a la producción de tecnología que mejorara la calidad de vida de la sociedad.

Su principal fuente de proteínas era el pescado pero también cultivaban patatas, utilizaban la lana y la alpaca, usaban drogas no sólo con fines medicinales, les preocupaba el arte y tenían un fuerte sentimiento religioso en el que el fuego y la música eran dos elementos clave.

«El estado cumplía la función de administrador del agua y había especialistas a tiempo completo en funciones que no eran de producción», como la observación del universo, la predicción del clima o la ingeniería.

En casi dos décadas de trabajo de Shady y su equipo multidisciplinar -que comenzaron casi en medio de la incredulidad, con el Ejército peruano sacando la tierra a cubos bajo un sol matador- se ha desenterrado una de las pirámides más grandes del mundo, construcción principal de la conocida como ‘ciudad sagrada’, una enorme plaza pública, anfiteatros y varios centros urbanos levantados en torno a la ciudad central.

Alta tecnología milenaria

Entre los hallazgos más sorprendentes, la arqueóloga destaca la construcción de edificios públicos con plataformas escalonadas donde pusieron bolsas de fibra resistente llenas de piedras para que, ante un terremoto, la fuerza del sismo se repartiera. «Hemos tardado 5.000 años en llegar al mismo conocimiento, de hecho investigadores japoneses vinieron a Perú después del gran terremoto de hace año y medio a analizar esas bolsas».

Otro logro fue el algodón de colores. «Caral había logrado semillas de algodón natural pero rojo, marrón o beige por las que ahora se interesan muchas compañías».

Pasados mil años de paz y prosperidad, las ciudades fueron enterradas y abandonadas. «Todavía no sabemos muy bien el porqué pero creemos que los motivos fueron cambios climáticos muy fuertes, primero terremotos, luego aluviones, grandes lluvias y finalmente una sequía muy prolongada de 60 a 130 años». Un ciclo similar, dice, al que parece que se está viviendo en la actualidad.

Entre las muchas cosas que quedan por averiguar, la arqueóloga destaca las relaciones que pudo tener Caral con civilizaciones posteriores como los incas o los olmecas, o traducir el ‘quipu’ encontrado, un sistema de cuerdas anudadas con el que se registraba la información y que todavía no ha sido descifrado. Otra asignatura pendiente es la divulgación, sobre todo fuera de Perú, de todos los resultados de la excavación, bien a través exposiciones o de conferencias.

«La arqueología no se queda en el pasado, la arqueología tiene que vincularse con el presente y eso es lo que nosotros tratamos que hacer, provocar reflexión», señala Shady. Y su lección es clara: tenemos mucho que aprender de la primera civilización que vio la luz en América.

FUENTE :: https://selenitaconsciente.com

http://revistadigitalavalon.es/?p=6284&utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=caral-la-civilizacin-de-la-paz

Los Navajo “Los Hijos del Sol”

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Ubicación: Arizona, Utah, Nuevo Méjico y California (EEUU ) Población: 219,198 (1990 USA Census Bureau) Lengua: Na-Dene.

Los navajo se llaman a sí mismos “dineh”, el pueblo. La palabra navajo proviene de un vocablo tewa “navahuu”, que significa campo de cultivo en cauce seco.

Las crónicas de principios del siglo XVII distinguían a los navajo de los demás apaches por ser excelentes agricultores, pero en un principio invadían y saqueaban los asentamientos pueblo para robar ovejas y caballos como los demás apaches. Pronto desarrollaron una economía basada en la ganadería, la agricultura y los asaltos.

Cuando el gobierno de Estados Unidos se anexionó el territorio navajo en 1849, las bandas de guerreros y asaltantes suponían una temida amenaza. No estaban organizados en tribus, sino en comunidades y grupos familiares independientes. Durante muchos años el gobierno trató de detener los saqueos para que se establecieran los colonos pero la tensión continuó.

Durante la guerra civil norteamericana el gobierno quería mantener los territorios de Nuevo Méjico y Arizona para dejar abiertas las líneas de comunicación con California, pero necesitaba parar los asaltos de los apaches, sobre todo los mescalero y navajo. La En 1863 se le encargó al coronel Christopher Carson la misión de reunir a estos indios y trasladarlos a la nueva reserva del centroeste de Nuevo Méjico, por lo que envió a algunas bandas y jefes locales mensajes de que se fueran o los expulsarían.

La mayoría de los navajo, repartidos en pequeños grupos dispersos, nunca oyeron el mensaje. Carson mantuvo la táctica de quemar los poblados, destruyendo cultivos de maíz, huertos, hogans, pozos de agua y ganado. Más de 1000 personas murieron, fueron heridas o capturadas. Los navajo no tenían dónde esconderse ni qué comer.

En 1864 se habían rendido 8000 navajo y comenzó la “Larga Marcha”, uno de los episodios más desoladores de su historia. Más del 10% de los cautivos murió en el camino hacia Fort Sumner. Fueron brutalmente tratados mientras recorrían a pie más de 500 kilómetros. No todos los navajo se unieron a la Larga Marcha, muchos fueron vendidos como esclavos, otros se escondieron en el Gran Cañón y otros se unieron a otros grupos.

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Los que vivieron en Fort Sumner relataban su experiencia como una época de desesperación y privación. Había poca comida, no tenían mantas, la enfermedad y las epidemias eran constantes… Al estar confinados con sus enemigos tradicionales, los apaches mescalero, las tensiones eran múltiples. La sequía y la pobreza abocó al fracaso de la reserva. El horror de la Larga Marcha y el encarcelamiento en Fort Sumner siguen siendo hechos fundamentales en la historia y conciencia de esta raza.

Cuando los navajo pudieron regresar a su tierra, cinco años más tarde, volvieron a establecerse enseguida como ganaderos y agricultores, desarrollando también la artesanía. Los navajo son famosos por sus tejidos y orfebrería. La tribu prosperó y creció y hoy día es una de las más numerosas de Norteamérica, aunque no todos pueden vivir de la tierra, ya que en los años 30 ya no quedaban pastos para el ganado y el gobierno federal ordenó su reducción, lo que fue una tragedia para los navajo.

Las ceremonias de los navajo, como las de los apaches se celebran cuando son necesarias para recuperar la salud y asegurar la bendición y existencia. En el universo de los navajo había dos tipos de seres: los de la tierra (humanos), y los sagrados (seres sobrenaturales, sagrados, poderosos y misteriosos).

Creían que el universo funcionaba en virtud de ciertas reglas que todos debían respetar. Si las observaban estarían seguros en un mundo armonioso, cuando estas reglas se rompían se originaban las enfermedades o el daño, y se celebraban las ceremonias para pedir a los seres sagrados que restituyeran el equilibrio.

Dentro de estas complicadas ceremonias se hacían pinturas y se recitaban oraciones. Existían más de 800 formas de pinturas de arena, relacionada cada una de ellas con un canto y ceremonia determinada. Se dibujaban dentro de los hogans, centro de la vida familiar.

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Los seres sagrados principales eran los “yei”, representados generalmente rodeados de un arcoiris. Los yei aparecían entre la gente al octavo día del Cántico llamado Camino de la noche (yeibichai), como instrucción para los niños en los misterios del mundo de los espíritus. Al final de la representación se quitaban las máscaras como señal de la conexión del mundo humano y espiritual.

La leyenda del navajo nos cuenta que tuvieron que pasar por tres mundos antes de emerger en el actual, y los espíritus pusieron cuatro montañas sagradas para definir el territorio navajo. Después el “hombre primero” creó el mundo. Asimismo, la “mujer Araña” enseñó a las mujeres a tejer como modo de vida, y todas las representaciones artísticas de este pueblo tienen un fondo metafísico.

Así, en una cesta típica ritual el fondo redondo simboliza el mundo actual (4º mundo), el área circundante representa la tierra, seguidamente las cuatro montañas sagradas y el cielo, con las nubes y la oscuridad. Los diseños triangulares externos, representan a los espíritus y el borde superior de la cesta, la relación con el mundo.

Los Navajo «Los Hijos del Sol»

LA BAALBEK DEL NUEVO MUNDO

Cada versión de cada leyenda de los Andes apunta al lago Titicaca cuando habla del Comienzo -el lugar donde el gran dios Viracocha realizó sus hazañas creadoras, donde la humanidad reapareció después del Diluvio, donde a los antepasados de los incas se les concedió la varita mágica de oro con la que fundarían la civilización andina. Si esto fuera ficción, no vendría apoyado por los hechos; pues a orillas del lago Titicaca se encuentra la primera y más grande de las ciudades que en todas las Américas se hubieran levantado.
Su extensión, el tamaño de sus monolitos, las intrincadas tallas en sus monumentos y sus estatuas han sorprendido a todos los que han visto Tiahuanacu(que es como se le llamó a este lugar), desde que el primer cronista se lo describió a los europeos. Todos se han preguntado también quién construyó esta singular ciudad y cómo, y se han quedado anonadados ante su incalculable antigüedad. Y, sin embargo, el mayor de todos sus enigmas es su misma ubicación: un lugar árido, casi sin vida, a casi 4.000 metros -¡cuatro kilómetros!- de altitud, entre los picos andinos más altos, que están permanentemente cubiertos de nieve. ¿Quién hubiera hecho tan increíble esfuerzo por erigir unos colosales edificios, con una piedra que hubo que extraer y transportar desde varios kilómetros de distancia, en este lugar sin árboles y desolado, barrido por el viento?
Al pensar esto, Ephraim George Squier se sintió impactado, cuando llegó al lago hace un siglo.

«Las islas y los promontorios del lago Titicaca -escribió (Perú Illustrated)-, son estériles en su mayor parte. En las aguas se oculta cierta variedad de extraños peces, que contribuyen a nutrir a una población necesariamente escasa en una región en donde la cebada no maduraría salvo en las mejores circunstancias, y en donde un maíz diminuto se desarrolla de la forma más precaria; en donde la patata, encogida hasta la mínima expresión, es amarga; en donde el único cereal es la quínoa; y en donde los únicos animales de la zona que pueden servir de alimento son las alpacas, las llamas y las vicuñas.»
Sin embargo, en este mundo sin árboles, Squier añadió,
«Si nos hemos de fiar de las leyendas, el germen de la civilización inca se desarrolló a partir de una antigua civilización original que grabó sus recuerdos en enormes piedras y las dejó en la llanura de Tiahuanacu, y de las cuales no quedan leyendas, salvo que fue la obra de los gigantes de la antigüedad, que las pusieron en pie en una sola noche.»
Sin embargo, otros fueron los pensamientos que le impactaron cuando trepó hasta un promontorio desde donde se veía el lago y la antigua ciudad. ¿No sería, quizá, por su aislamiento, por los picos circundantes, por la perspectiva entre los picos, por lo que se habría elegido aquel lugar? Desde una cresta que hay en el extremo sudoccidental de la llanura en la cual está ubicado el lago, cerca de donde las aguas de éste corren hacia el sur a través del río Desaguadero, Squierno sólo podía ver el lago con sus penínsulas e islas más meridionales, sino también los picos nevados del este.
Junto a un esbozo que él mismo dibujó, escribió:

«Aquí, la gran cordillera nevada de los Andes se eleva ante nuestra mirada con toda su majestad. Dominando el lago, se encuentra la mole maciza del Illampu, o Sorata, la corona del continente, la montaña más alta de América, rivalizando, si no igualando en altura, a los monarcas de los Himalayas; los observadores varían en sus estimaciones y cálculos acerca de su altitud, entre los 7.600 y los 8.200 metros.»
Al sur de este destacado hito, la ininterrumpida cadena de montañas y picos «termina en la gran montaña de Illimani, de 7.400 metros de altitud». Entre la cordillera occidental, en cuyas estribaciones había estado Squier, y las gigantescas montañas del este, se encuentra la depresión en la que se extiende el lago y sus costas meridionales.
«Posiblemente, no haya otro sitio en el mundo -prosiguió Squier-, en donde, desde un único punto de vista, se tenga un panorama tan diverso y grandioso. La totalidad del gran altiplano de Perú y Bolivia, en su parte más ancha, con su propio sistema fluvial, sus propios ríos y lagos, sus llanuras y sus montañas, todo, enmarcado por las sierras de la cordillera de los Andes, se nos ofrece como si fuera un mapa» (Fig. 109).
Figura 109

¿No serían estos rasgos geográficos y topográficos los verdaderos responsables de la elección de este lugar, en el extremo de una gran llanura, con dos picos que se destacan no sólo desde el suelo, sino también desde los cielos, igual que los picos gemelos del Ararat (5.100 y 3.900 metros) y las dos pirámides de Gizeh habían servido para marcar las rutas de aterrizaje de los anunnaki?
Sin saberlo, Squier había planteado la analogía, pues tituló el capítulo en donde describía estas antiguas ruinas como «Tiahuanacu, la Baalbek del Nuevo Mundo»; pues ésa era la única comparación que se le pudo ocurrir -la de un emplazamiento que hemos identificado como el lugar de aterrizaje de los anunnaki al cual Gilgamesh se encaminó hace cinco mil años.
El mayor explorador de este siglo de Tiahuanacu y sus ruinas ha sido, sin lugar a dudas, Arthur Posnansky, un ingeniero europeo que se mudó a Bolivia y dedicó toda su vida a desvelar los misterios de estas ruinas. Ya en 1910, Posnansky se quejaba de que, de una visita a otra, veía cada vez menos elementos, pues los nativos de la zona los constructores de la capital, La Paz, e incluso el mismo gobierno, para la construcción del ferrocarril, se llevaban sistemáticamente bloques de piedra, no por su valor artístico o arqueológico, sino como material de construcción de libre disposición.

Medio siglo antes, Squier se quejaba de lo mismo y manifestaba que en la población más cercana, en la península de Copacabana, la iglesia, así como las viviendas de sus habitantes, se habían construido con piedras arrebatadas a las antiguas ruinas como si de una cantera se tratara. Y descubrió que hasta la catedral de La Paz se había levantado con piedras de Tiahuanacu.
Sin embargo, lo poco que quedó -principalmente porque era demasiado grande para moverlo- le llevó a pensar que se trataba de los restos de una civilización que había desaparecido antes de que los incas existieran, una civilización contemporánea de la de Egipto y Oriente Próximo. Las ruinas indican que las estructuras y los monumentos fueron obra de un pueblo capaz de una arquitectura singular, perfecta y armoniosa -y, sin embargo, «no tuvo infancia, y no pasó a través de un período de crecimiento». No es de sorprender, por tanto, que, los indígenas a los que se les preguntó, les dijeran a los españoles que todo aquello lo habían levantado en una noche los gigantes.
Pedro Cieza de León, que viajó por todo lo que es ahora Perú y Bolivia entre los años 1532 y 1550, comentó en sus Crónicas que, sin lugar a dudas, las ruinas de Tiahuanacu eran «el lugar más antiguo de todos los que yo haya descrito». Entre los edificios que le asombraron había una «colina hecha por manos de hombres, sobre una gran base de piedra» que medía más de 270 por 120 metros, y se elevaba unos 36 metros.

Más allá, vio,
«dos ídolos de piedra, de aspecto y forma humanos, los rasgos hábilmente tallados, de manera que parecen hechos por mano de algún gran maestro. Son tan grandes que parecen pequeños gigantes, y está claro que llevan un tipo de ropa diferente del que llevan ahora los nativos de estas partes; parecen llevar algún ornamento en la cabeza».
Cerca, vio los restos de otro edificio, y de un muro «muy bien construido». Todo parecía muy antiguo y erosionado. En otra parte de las ruinas vio,
«piedras de tan enorme tamaño que causa admiración pensar en ellas, y reflexionar qué fuerza humana pudo moverlas hasta el lugar en donde las vemos, siendo tan grandes. Muchas de estas piedras están talladas de diferentes formas, algunas de ellas tienen la forma de un cuerpo humano, por lo que debieron ser sus ídolos».
Se dio cuenta de que cerca del muro y de los grandes bloques de piedra había «muchos agujeros y huecos en el suelo» que le desconcertaron. Más al oeste, vio otras ruinas antiguas,
«entre ellas, muchos pórticos, con sus jambas, dinteles y umbrales, todo de una sola piedra».
Concretamente, se asombró de que «de estos grandes pórticos salen piedras aún más grandes sobre las cuales se han formado los pórticos, algunas de ellas de 9 metros de anchas, 4 ó 5 de largas y casi dos metros de grosor. Todo esto -decía Cieza de León totalmente anonadado- el portal, las jambas y el dintel, es de una sola piedra. Y añadió que «la obra es grandiosa y magnifícente, cuando se la considera en su conjunto», y que,
«no alcanzo a comprender con qué instrumentos o herramientas se puede haber hecho, pues es bien cierto que, para que estas grandes piedras se pudieran llevar a la perfección y dejarlas como las vemos, las herramientas tuvieron que ser mucho mejores que las que utilizan ahora los indios».
De todo lo visto por los primeros españoles al llegar a la escena, tan sinceramente descrita por Cieza de León, estos colosales pórticos de una sola pieza siguen estando donde cayeron. El lugar, a alrededor de un kilómetro y medio al sudoeste de las ruinas principales de Tiahuanacu, recibió el nombre indio dePuma-Punku, como si se tratara de un sitio aparte; pero ahora sabemos que formaba parte de la gran metrópolis de Tiahuanacu, que medía un kilómetro y medio de ancho por casi tres de largo.
Figura 110
Figura 111

Estas ruinas han sorprendido a todos los viajeros que las han visto durante los dos últimos siglos, pero los primeros en describirlas científicamente fueron A. Stübel y Max Uhle (Die Ruinenstaette von Tiahuanaco im Hochland des Alten Perú, 1892). Las fotografías y los dibujos que acompañaban su informe demostraban que los gigantescos bloques de piedra caídos habían formado parte de varias estructuras de sorprendente complejidad que podían haber formado el edificio oriental del lugar (la Fig. 110 se basa en los últimos estudios).
Las cuatro partes del edificio, que se derrumbó (o fue derribado), parecen enormes plataformas, con o sin las partes que las unían en una sola pieza, verticalmente o en otros ángulos (Fig. 111). Las porciones individuales, rotas, pesan alrededor de cien toneladas cada una; están hechas de arenisca roja, yPosnansky (Tiahuanacu – The Cradle of American Man) demostró concluyentemente que la cantera de estos bloques, que pesaban tres o cuatro veces más cuando eran una unidad, estaba en la costa occidental del lago, a unos quince kilómetros de distancia. Estos bloques de piedra, de los que algunos miden más de 3,5 por 3 metros, y casi 60 centímetros de grosor, estaban llenos de muescas, surcos, ángulos precisos y superficies en diversos niveles.
En determinados puntos, los bloques tienen unas muescas (Fig. 112) cuya finalidad parece que fue albergar grapas metálicas, para sujetar cada sección vertical a las adyacentes -un «artilugio» técnico que ya vimos en Ollantaytambo. Pero, mientras allí las hipótesis indicaban que las grapas pudieran ser de oro (el único metal que conocían los incas) -una hipótesis insostenible a causa de la blandura del oro-, aquí las grapas estaban hechas de bronce.
Y se sabe que era así porque se han encontrado algunas de ellas. Y es éste un descubrimiento de considerable importancia, pues el bronce es una aleación muy difícil de producir que requiere la combinación de ciertas proporciones de cobre (alrededor del 85-90 por cien) y de estaño; y, mientras que el cobre se puede encontrar en estado natural, el estaño sólo se puede extraer a través de unos difíciles procesos metalúrgicos a partir del mineral en donde se encuentra.
Figura 112

¿Cómo se obtendría este bronce, de modo que su disponibilidad no fuera una parte más del enigma, sino también una pista para las respuestas?
Dejando a un lado la explicación acostumbrada de que las colosales e intrincadas estructuras de Puma-Punku eran «un templo», ¿qué fin práctico tenía? ¿Cuál era la función para la cual se habían puesto en juego un esfuerzo tan inmenso y unas tecnologías tan sofisticadas?

El arquitecto alemán Edmund Kiss, cuya visualización del aspecto que pudieron tener en su origen las estructuras inspiró sus planos para los monumentales edificios de la Alemania nazi, creía que los montículos y las ruinas que hay a los costados y enfrente de la sección de cuatro partes derrumbada eran elementos de un puerto, puesto que, en la antigüedad, el lago se había extendido hasta allí. Pero esto deja abierta la pregunta e, incluso, la refuerza: ¿qué pasaba enPuma-Punku? ¿Qué se importaba y que productos se embarcaban en esta estéril altitud?
En excavaciones recientes en Puma-Punku se ha descubierto una serie de recintos semisubterráneos construidos con bloques de piedra perfectamente modelados. Recuerdan los de la plaza hundida de Chavín de Huantar, y plantean la posibilidad de que fueran elementos -embalses, estanques, cámaras-esclusa- de un sistema hidráulico similar.
Más respuestas se pueden encontrar en los más desconcertantes (si ello es aún posible) descubrimientos del lugar: bloques de piedra, completos en sí mismos o indudablemente partidos por bloques más grandes, que se modelaron, se angularon, se cortaron y grabaron de un modo asombroso, con una sorprendente precisión y con herramientas que son difíciles de encontrar aun en nuestros días. La mejor manera de describir estos milagros tecnológicos es mostrar algunos de ellos (Fig. 113).

Figura 113

No existe absolutamente ninguna explicación plausible para estos artefactos, salvo sugerir -basándonos en la tecnología actual- que se tratase de matrices, troqueles para la fabricación de intrincados elementos metálicos; elementos de algún equipo complejo y sofisticado que el hombre de los Andes, o, para el caso, cualquier otro, era absolutamente incapaz de tener en tiempos preincaicos.
Diversos arqueólogos e investigadores han llegado a Tiahuanacu desde la década de 1930, para breves o prolongados trabajos –Wen-dell C. BennettThor Heyerdahl y Carlos Ponce Sanginés son nombres plenamente reconocidos; pero, en general, todos ellos sólo utilizaron, construyeron sobre, aceptaron o discutieron a partir de las conclusiones de Arthur Posnansky, que fue el primero en ofrecer su extraordinario trabajo y sus ideas en los amplios volúmenes de 1914 de una metrópoli prehistórica en la América del Sur y, después de otras tres décadas de dedicación, en los cuatro volúmenes de Tiahuanaco – Cuna del hombre de las Américas, combinados con la traducción al inglés (en 1945). Esta edición fue honrada con un prólogo oficial del gobierno de Bolivia (el emplazamiento terminó en la parte boliviana del lago, tras su partición con Perú), y celebraba «el año 12.000 de Tiahuanacu».
Pues ésta, después de haberse dicho y hecho todo, era la conclusión más asombrosa (y controvertida) de Posnansky. que Tiahuanacu tenía milenios de antigüedad; que la primera fase se construyó cuando el nivel de las aguas del lago estaba treinta metros más alto y antes de que toda la región fuera arrasada por una avalancha de agua -quizás el famoso Diluvio, miles de años antes de la era cristiana.

Combinando los descubrimientos arqueológicos con los estudios geológicos, el estudio de flora y fauna, las medidas de los cráneos encontrados en las tumbas y retratados en cabezas de piedra, y trayendo a colación cada faceta de su experiencia tecnológica e ingeniera, Posnansky concluyó que había habido tres fases en la historia de Tiahuanacu; que fue poblada por dos razas -primero, de gente mongoloide; después, de caucásicos medio orientales– y en ningún momento por gente negroide; y que el lugar había soportado dos catástrofes; la primera, natural, por avalancha de agua; y después un repentino trastorno de naturaleza desconocida.
bibliotecapleyades.net
http://veritas-boss.blogspot.com.es/2012/10/la-baalbek-del-nuevo-mundo1.html

Hallan tumba de reina maya

Una colaboración de Mario López

El gobierno de Guatemala anunció el hallazgo de una tumba de una reina maya en el norte del país, que los expertos creen puede pertenecer a la guerrera suprema de la época clásica maya, Kalomt’e K’abel (fines de 600-inicios de 700 d.C).
La tumba fue descubierta por un grupo de antropólogos guatemaltecos y estadounidenses de la Universidad de Washington en St. Louis en el sitio arqueológico El Perú-Waka.
Las excavaciones revelaron un cuarto principal bajo del cual se encontró la tumba real con el cuerpo de la reina. Además hallaron una serie de vasijas de cerámica y esculturas en piedra con el rostro tallado de la dama en la tumba, joyas de jade, y miles de lascas y navajas de obsidiana. El director del proyecto David Freidel dijo que el descubrimiento es muy importante porque «la evidencia de la tumba concuerda con los textos sobre la civilización maya». Para Freidel, en el pequeño vaso de alabastro con tapadera en forma de caracol está escrito el nombre de la dueña, que al traducirlo significa «Señora Lirio Acuático Mano o Dama Serpiente Señor», e identifica a la reina K’abel. El director del Centro de Investigación de Centroamérica de la Universidad de Tulane en Luisiana, Marcello A. Canuto, ratificó esta teoría argumentando que el alabastro la identifica como la «Dama de Kaan». Los historiadores creen que K’abel reinaba Calakmul, una comunidad maya que a menudo se enfrentaba con el poderoso rey ‘El Zotz’ y su reino Tikal, ubicado justo al sur de lo que hoy es la frontera con México.

http://es-us.noticias.yahoo.com/fotos/hallan-tumba-de-reina-maya-slideshow/tumba-guerrera-revela-secretos-mayas-guatemala-photo-063900389.html

Sacsayhuamán “La Fortaleza de los Dioses”

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Sacsayhuamán (en aymara Saqsaywaman, de saqsaw, lugar de saciarse, y waman, halcón, es decir, “Lugar donde se sacia el halcón”) es una “fortaleza ceremonial” inca ubicada dos kilómetros al norte de la ciudad del Cuzco. Se comenzó a construir durante el gobierno de Pachacútec, en el siglo XV; sin embargo, fue Huayna Cápac quien le dio el toque final en el siglo XVI.

La “fortaleza ceremonial” de Sacsayhuamán es con sus muros megalíticos, la mayor obra arquitectónica que realizaron los incas durante su apogeo. Desde la fortaleza se observa una singular vista panorámica de los entornos, incluyendo la ciudad del Cusco.

La “construcción ceremonial” de Sacsayhuamán está ubicada a 2 km del Cusco, capital del antiguo Imperio inca; se encuentra a una altura de 3.700 msnm y abarca una extensión de 3.093 hectáreas. El valle se encuentra cercado por las montañas Ausangate, Pachatusán y Cinca, y esta bañado por el río Tullumayo. Esta zona posee un paisaje de gran belleza, flora y fauna abundantes, entre la que destacan las llamas y los halcones.

Diseño :

La zona donde se encuentra esta fortaleza corresponde a la cabeza del animal sagrado, y una de las traducciones que tiene esta palabra es, precisamente, cabeza de puma. Pachacútec Inca Yupanqui, el noveno Inca, rediseñó la ciudad y le dio forma de puma acostado (el puma es el guardián de las cosas terrenas).
El espacio que abarcan sus construcciones es particularmente grande; lo que más llama la atención son los tres muros de piedra que sugieren la figura de la fortaleza.

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La construcción en sí es peculiar, ya que algunas de las piedras que se encuentran ahí son gigantes y hacen que uno se pregunte cómo es que las lograron transportar. Las piedras fueron encajadas con una precisión casi inimaginable.

Resulta inexplicable descifrar cómo los incas pudieron cortar las piedras con tal maestría que no entra ni siquiera la lámina de un cuchillo entre dos piedras. El complejo también consta de una especie de toboganes grandes de piedra por donde el visitante se puede deslizar.

La suavidad aterciopelada de la piedra resalta en estas formaciones. Hay figuras diseñadas en las piedras y rocas, entradas a túneles subterráneos o chicanas, anfiteatros, construcciones de carácter ritual, probablemente relacionadas con el culto al agua. Este sitio desempeñó un importante rol en las actividades rituales incaicas.

Se piensa que correspondió a una fortaleza militar, en donde se entrenaba a los guerreros. Hay dudas al respecto, ya que, de acuerdo a su arquitectura, podría haber tenido un fin religioso y haber sido construido como un gran templo al Dios Sol.

Sin embargo, durante la época de la conquista, mostró su eficacia como fortaleza para defender la ciudad. Su principal característica es la forma en que fue construida; cuenta con grandes bloques de piedra, alcanzando los más altos los 9 m. Se asevera que su construcción demoró 50 años aproximadamente, iniciándose en el período del Inca Túpac Yupanqui. Fue construida por 20.000 hombres.

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Dentro de la fortaleza, había grandes almacenes de alimentos y armas, y también canales para la distribución del agua. El trono del Inca, ubicado junto a la fortaleza, consistía de una gran roca tallada y pulida en varios niveles, desde donde el soberano presidía las fiestas, celebraciones, desfiles y daba órdenes.

En la actualidad, quedan vestigios de las tres murallas escalonadas edificadas de piedra caliza de origen sedimentario y formación fasilífera.

Sacsayhuamán está dividida en diferentes sectores: Sacsayhuaman, Rodadero, Trono del Inca, Warmi K’ajchana, Baño del Inca, Anfiteatros, Chincana y Bases de Torreones, entre otros.

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Hubo tres torreones ubicados en la parte superior de la fortaleza: Muyucmarca, Sallacmarca y Paucamarca. El primero tenía una forma cilíndrica con una altura equivalente a unos cuatro pisos y un diámetro de unos 22 metros. Se encontraba en el centro. El segundo tuvo forma cuadrangular. Desde allí se divisaba toda la ciudad del Cusco. El tercero, también de forma cuadrada, estaba ubicado al otro extremo del Sallacmarca.

Templo ;

La fortaleza fue el escenario donde los Incas adoraban al sol en este templo para ceremonias religiosas. Se piensa que decenas de miles de personas se movilizaban en las fiestas especiales y hacían ofrendas y cierto tipo de peregrinaciones.

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http://planetaenigmatico.wordpress.com/2012/10/04/sacsayhuaman-la-fortaleza-de-los-dioses/

Travesía equina de San Agustín a Machu Picchu

Una colaboración de  Milciades Martinez

Hola, cordial saludo, serìa muy interesante que en su pàgina se diera a conocer al mundo esta travesìa a caballo que se hace desde San Agustìn, Huila, Colombia, Sudamèrica – el sitio arqueològico màs importande de Colombia y cuna de una misteriosa y antigua civilizaciòn- hasta Macchu Picchu -La Ciudad Sagrada de  los Incas. Fuerte abrazo

Tres aventureros amantes de la naturaleza y los caballos, decidieron partir desde San Agustín hasta Machu Picchu (Perú). Los viajeros aspiran realizar el recorrido en cinco meses y contarán toda su aventura a través de una página web.

LA NACIÓN, PITALITO

Un grupo de aventureros conformado por el peruano Janno Rieillon, el australiano Kian Blethyu y el colombiano Harry Coucanova, que desde hace seis años venían hablando de la idea de aventurarse en un viaje sin límites, rodeado por mucha naturaleza, partieron ayer de San Agustín y pretenden llegar hasta Machu Picchu en el Perú.

Con el recorrido quieren abrir una nueva ruta para que sea transitada por aventureros como ellos, que quieran vivir aventuras en medio de la naturaleza.

Los exploradores partieron en tres caballos y con el equipaje necesario para lo que será una travesía inolvidable. Salieron desde San Agustín por la ruta que conduce al páramo Miraflores y la Laguna de la Magdalena, para posteriormente llegar al Cauca, donde seguirán su “loco recorrido” por aquellos pueblos que se encuentren a su paso hasta llegar a La Cruz Nariño, y seguidamente atravesar Ecuador hasta llegar a Perú, su destino final.

La idea de partir desde el municipio de San Agustín y de llegar hasta Machu Picchu, es fundamentada para Janno Reillon, con el argumento de abrir una ruta que conecte estas culturas, que según él, tienen tanto en común y que por coincidencias de la vida están próximas a cumplir 100 años, la primera por el inicio de sus investigaciones arqueológicas y la segunda de ser descubierta su cultura.

La ruta

Los tres aventureros quienes han dedicado su vida a descubrir las bellezas que los rodean y sobre todo la naturaleza existente en Colombia, pretenden realizar su recorrido en un lapso de cinco meses, marcado por un GPS que Kian incluyó entre su equipaje, compuesto además por un botiquín viajero y la documentación correspondiente para cruzar fronteras acompañados de sus caballos.

Para lograr el viaje cuentan con el apoyo de sus familias, quienes sienten emoción de tan sólo escuchar la extensa ruta que pretenden recorrer, después de seis meses de preparativos diarios, confirmación de detalles y sobre todo de cuidados prestados a los que serán su fiel compañía y su mas grande apoyo, los caballos.

Entre otras cosas, los aventureros a su paso harán registro fotográfico y a través de una empresa que fundaron como promoción de su recorrido, y que cuenta con una página web con el nombre de ‘Tras las huellas de Huaina Capak’, mostrarán paso a paso el recorrido realizado a todas aquellas personas que les interese ver el recorrido.

Los jinetes partieron desde San Agustín en una travesía que los llevará hasta Machu Picchu en el Perú.

Los jinetes partieron desde San Agustín en una travesía que los llevará hasta Machu Picchu en el Perú.

El viaje a caballo de un colombiano, un peruano y un australiano desde San Agustín a Machu Picchu en Perú.

La partida de los expedicionarios rumbo al Perú.

ALBERTO RENZA LIZCANO
Diario del Huila, Pitalito

La aventura de un colombiano y dos extranjeros en desafiar la dura travesía de los Andes a lomo de caballo hasta llegar al templo sagrado de los incas en el Perú, se inició este martes en San Agustín.

Los tres expedicionarios de una nueva ruta turística que han denominado ‘Tras las huellas de Huayna Capak’, son Kian Blethyn, un experto en instalaciones de torres eléctricas en su país; Alejandro Pinillos, conocido como ‘Jano’, peruano, residente en San Agustín desde hace 25 años y Harrison Carmona, un arquitecto e ingeniero de sistemas, natural de Cali y radicado en San Agustín en los últimos cinco años.

La idea de hacer la ruta a caballo, partiendo del parque Arqueológico de San Agustín hasta llegar a Machu Picchu en Perú, se originó hace seis años, cuando ‘Jano’ conoció a Kian y le propuso lo que en ese momento llamaron “una locura a caballo”.

Viajó a su país, hizo recorridos en bicicleta por Pakistán, Mongolia, Francia y Canadá, pero le seguía sonando la idea de hacerlo a caballo por andes de Suramérica.

Durante el año pasado se dedicó a trabajar como empleado de una firma contratista especializada en la instalación de torres y cables de energía eléctrica, donde ahorró el dinero suficiente para desafiar esta nueva aventura.

El de la plata

Kian es el patrocinador de la aventura. Aportó el dinero para la compra de cuatro caballos, los implementos necesarios para el viaje, los trajo en su mayoría de Australia, y los demás los adquirió en San Agustín.

A esta población del sur del Huila regresó hace dos meses para ponerse al frente de los preparativos del viaje, los que coordinaron con ‘Jano’ y al que se unió Harrison Carmona, un amigo del peruano.

En San Agustín recibieron la solidaridad de muchos amigos, especialmente extranjeros y de algunos residentes, como el gerente del Hotel Doña Nelly, que les ofreció todo su apoyo con su alojamiento durante este periodo mientras preparaban toda la logística del viaje.

La expedición se llama ‘Tras las huellas de Huayna Capak’, que lleva un mensaje claro: Unir a estos dos pueblos arqueológicos con motivo del centenario del descubrimiento de las investigaciones arqueológicas y llamar la atención de los pueblos para demostrar que se puede vivir en paz.

Cargando los caballos para estar listo hacia su destino.

Trabajando y hablando

Kian Blethyn, dice que durante seis años estuvo trabajando en Australia y comunicándose con ‘Jano’ para continuar hablando del viaje, enviando algunas listas de recomendaciones y finalmente, contó con el dinero suficiente para venir a iniciar esta aventura.

Dice que el recorrido está planificado hacerse entre cinco y seis meses hasta llegar a Machu Picchu, en una distancia de unos cinco mil kilómetros, aproximadamente, porque en aire punto a punto, son 3.500 kilómetros.

“Hacemos la ruta San Agustín por el Macizo colombiano, pasando por Valencia en el Cauca, luego a Nariño y Ecuador”, para finalmente emprender la última parte del recorrido al Perú”.

El plan de viaje indica que cada diez días de marcha, se tomarán un descanso de ocho días para recuperar los animales, aplicarles vitaminas y cada mes, los posarán al veterinario para una revisión total del estado de salud de sus ejemplares.

“Si no cuidamos los caballos no hay viaje, eso sería imposible”, dice Kian.

Las comunicaciones que llevan son celulares, woki-tokis y GPS, lo mismo que un equipo portátil de computadora e internet.

Este país es maravilloso

Alejandro Pinillos, ‘Jano’: “Llegué a San Agustín hace 25 años, cuando me habían dicho que Colombia era un país muy conflictivo y resulta que no es así. Nunca fue mi intensión quedarme por acá y menos tener una finca que poseo en la región de Pradera, también tuve unos hijos acá que hoy estudian en Europa. Pero le digo este país y especialmente San Agustín es maravilloso”.

Dice que la idea del viaje a Machu Picchu nació hace varios años cuando administraba un hotel en San Agustín, porque muchos turistas tienen deseos de aventura.

La idea no es un paseo, sino establecer una ruta para traer o llevar turistas a caballo.

“Kian financió el viaje al que se nos unió Harrison, pero la idea es colonizar una ruta turística, con unas variantes del camino que utilizaron los conquistadores, pero la meta final es Machu Picchu en el Perú”, dice Alejandro Pinillos, ‘Jano’.

Amor a primera vista

Harrison Carmona, este hombre natural de Cali, vivió en Alemania siete años donde estudió arquitectura, regresó a Colombia y quiso conocer San Agustín y a primera vista se quedó.

Se unió al grupo de aventureros y dice que, le agrada esta clase de retos que seguramente disfrutará o sufrirá de acuerdo a las circunstancias.

Diario del Huila tuvo la ocasión de acompañar a los expedicionarios durante los últimos preparativos del viaje y su partida el pasado martes.

Los principales protagonistas de la travesía son, Catrina, cabalgada por Kian, Gitana, por Alejandro, Ares, por Harrison y Negra, que lleva la carga, fueron ataviadas con sus aperos luego de una semana total de reposo en un potrero y de alimentos concentrados.

La carga de 70 kilos de peso, está compuesta por estufa, una olla a presión, botiquín humano y veterinario, herraduras, herramientas, ropa térmica, impermeables, carpas, colchones de cámping, bolsas, raciones para una semana, recipientes para tomar agua, alimentos concentrados para sus cabalgaduras.

La asesoría de la ruta que tomaron estuvo a cargo de José Jamioy, un baquiano que ha hecho este mismo recorrido a caballo en dos ocasiones, hace varios años partiendo del departamento de Nariño.

El viaje inició el martes a las dos de la tarde, tomando el camino San Agustín – Inspección de Pradera, sobre una distancia de 15 kilómetros. El miércoles iniciaron el recorrido a las cinco de la mañana rumbo a San Antonio, donde pernoctarían, mientras sus equinos se recuperaban y alimentaban.

La siguiente jornada de hoy jueves, estaba prevista iniciar a las cinco de la madrugada para cruzar por la Laguna de la Magdalena rumbo al municipio de Valencia, departamento del Cauca. Aquí descansarán dos días antes de emprender nuevamente el viaje.

De aquí en adelante irán avanzando en jornadas de entre cuatro y cinco horas diarias, a un paso moderado para no agitar a los animales.

http://www.diariodelhuila.com/site/index.php/menu-regional/26489-tras-las-huellas-de-huayna-capak

Los Cinco Soles Aztecas

Los aztecas creían que cuatro mundos o soles habían precedido al actual. Como en muchas otras mitologías y concepciones religiosas, entre los aztecas existía la idea de la sucesión de distintas eras o mundos, interrumpidos y transformados a través de cataclismos. Ometecuhtli representaba la dualidad de la generación, equivalían respectivamente al cielo, lo masculino, y la tierra, lo femenino, y ocupaban el primer lugar en el calendario.

El primer Sol se llamaba Nahui-Ocelotl (Cuatro-Ocelote o Jaguar), porque el mundo, habitado por gigantes, había sido destruido, después de tres veces cincuenta y dos años, por los jaguares, que los aztecas consideraban nahualli o máscara zoomorfa del dios Tezcatlipoca.

El segundo Sol, Nahui-Ehécatl (Cuatro-Viento), desapareció después de siete veces cincuenta y dos años al desatarse un gran huracán, manifestación de Quetzalcóatl, que transformó a los sobrevivientes en monos.

Durante el tercer Sol, Nahui-Quiahuitl (Cuatro-Lluvia de fuego), al cabo de seis veces cincuenta y dos años, cayó una lluvia de fuego, manifestación de Tláloc, dios de la lluvia y señor del rayo, de largos dientes y ojos enormes, todos eran niños, y los sobrevivientes se transformaron en pájaros.

El cuarto Sol, Nahui-Atl (Cuatro-Agua), acabó con un terrible diluvio, después de tres veces cincuenta y dos años y del que sólo sobrevivieron un hombre y una mujer, que se refugiaron bajo un enorme ciprés (en realidad, ahuehuete). Tezcatlipoca, en castigo por su desobediencia, los convirtió en perros, cortándoles la cabeza y colocándosela en el trasero. Cada uno de estos soles corresponde a un punto cardinal: Norte, Oeste, Sur y Este, respectivamente.

Dice la leyenda nahua que al ocurrir la última catástrofe ocasionada por la abundante lluvia que inundó la Tierra, el cuarto sol se perdió. Los dioses, consternados, se reunieron en Teotihuacan con el fin de crear un nuevo Sol que diera vida a la Tierra. Para lograr el nacimiento del quinto sol había necesidad de que se sacrificara un dios, para lo cual se ofrecieron dos de ellos; uno era rico y poderoso y el otro era pobre y enfermo. Ambos le hicieron ofrendas al padre de los dioses: el rico dio bolas de copal y liquido ámbar y espinas hechas de coral; el pobre sólo ofreció bolas de heno y espinas de maguey teñidas en su propia sangre.

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Ayunaron cuatro días y al quinto todos los dioses formaron dos hileras al borde del precipicio donde estaba el brasero sagrado con un gran fuego. El dios rico fue el primero que pasó entre las dos hileras formadas por los demás dioses e intentó lanzarse al fuego por tres veces pero, temeroso, se arrepintió todas de hacerlo. Entonces tocó su turno al dios pobre y este en el primer intento, cerrando los ojos, se lanzó al fuego. Cayó en el centro del brasero y se levantó una flama enorme en la que se consumió. El dios rico, apenado, se arrojó detrás a la pequeña hoguera que quedaba, donde se consumió en seguida.

El dios pobre se convirtió en el quinto sol  y el rico en la Luna, pero ambos brillaban en el firmamento con igual intensidad. Indignados, los demás dioses, tomaron un conejo y se lo arrojaron en la cara a la Luna para quitarle brillo. Desde entonces una sombra parecida a la silueta de un conejo se ve en el disco de nuestro satélite.

Como el sol no se movía, le preguntaron los demás dioses que deberían hacer para que cruzara por el firmamento, y la respuesta fue terrible: debían sacrificarse todos los dioses arrojándose también a la hoguera. Cuando al fin se sacrificaron los demás dioses se convirtieron en las estrellas que pueblan el firmamento, y el Sol emprendió su camino seguido por la Luna.

El Sol actual es el quinto y se llama Nahui-Ollin (Cuatro-Movimiento), porque está destinado a desaparecer por la fuerza de un movimiento o temblor de tierra, momento en el que aparecerán los monstruos del Oeste, tzitzimime, con apariencia de esqueletos, y matarán a toda la gente. Quetzalcóatl, junto con Xolotl, creó a la humanidad actual, dando vida a los huesos de los viejos muertos con su propia sangre. El Sol presente se sitúa en el centro, quinto punto cardinal y se atribuye a Huehuetéotl, dios del fuego, porque el fuego del hogar se encuentra en el centro de la casa.

Los Cinco Soles Aztecas

Los Hopi “Los Guardianes de la Tierra”

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Los hopis pertenecen al grupo de antiguos habitantes de la meseta central de los EE.UU., de unos 10 000 individuos, muchos de los cuales viven en Arizona en la reserva federal Pueblo Navajo. Existen fricciones entre los grupos hopi y navajo, que derivan de la invasión navaja de las tierras hopis en el pasado.

Su cultura es similar a la de los zuñis, aunque hablan una lengua uto-azteca. Son uno de los pocos grupos aborígenes que mantienen su cultura hasta la actualidad; sus poblados son antiguos, algunos con una historia de 1000 años. Tienen fama por su elaborada cestería y las miniaturas que esculpen. Son propietarios y operadores de un centro cultural, un museo y un complejo hotelero.

Mitología hopi ;

La mitología hopi es la mitología de los hopi, un pueblo amerindio. No constituye un corpus de creencias tan arraigado como otras culturas pero se pueden detectar una serie de narraciones y concepciones del mundo que la conforman. Además, la mezcla con misioneros cristianos los hizo adoptar figuras religiosas europeas.

Dioses principales ;

El dios supremo es Tawa, un Dios del Sol que creó el Primer Mundo a partir del espacio infinito. Otras versiones indican que creó Sotuknang y éste creó la Abuela Araña, diosa que dio origen al Universo. Otra divinidad importante es Masauwu, dios de la muerte, que permitió el paso hacia el Cuarto Mundo (el presente). El panteón principal lo completan Coyote, dios o genio engañador, los gemelos de la guerra o kachinas y el dios del maíz.

Los mundos ;

Los humanos habitaban en un mundo primigenio, pero pecaron contra los dioses, entregando a la promiscuidad sexual y la agresividad. Por eso la Abuela Araña condujo los elegidos hacia un segundo mundo y destruyó el primero. La naturaleza perversa del hombre provocó que el proceso se repitiera, hasta llegar al cuarto mundo o mundo presente.

Este cuarto mundo podría haber sido el resto de un gran diluvio universal o estar por encima del tercero. Los humanos habrían escalado un bambú gigante situado en el Gran Cañón del Colorado para huir de la destrucción anunciada. En esta migración un dios, Pahana, marchó hacia el este y tiene que volver pasados unos siglos (en un mito análogo al Quetzalcóatl). Varias leyendas y símbolos han pasado de generación en generación Hopi para reconocer Pahana cuando vuelva.

Los indios hopi aseguran que una civilización desconocida construyó una serie de túneles subterráneos y que moran en su interior, debajo del Monte SHASTA.
Son de un continente desaparecido, ubicado en lo que hoy es el océano Pacífico.
Llamado KASSKARA. Seres con conocimientos tecnológicos de vuelo los ayudaron a huir de la catástrofe de dicho ignoto y los ayudaron a construir esos tuneles. Esos seres eran extraterrestres llamados kachinas, provenientes de las Pléyades).
Los antepasados de los Hopi fueron instruidos y ayudados por los Machinas, los cuales tenían maquinas que volaban, “en forma de escudos”
La tribu hopi hoy, viven en cuatro esquinas, (estado de Arizona, cerca de la costa del Pacífico).

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Cerca del Volcán SHASTA (ubicado en el macizo montañoso de Sierra Nevada, California).

Las leyendas hopi dicen que dentro del Shasta hay una inmensa ciudad donde se refugiaron seres dotados de poderes pertenecientes a un continente perdido.
El Dr. Doreal, en 1931, afirma haber podido acceder a ese mundo subterráneo. Y afirma haber visto seres de fisonomía idéntica a los MAYAS!
En la zona del Shasta se puede percibir un “campo magnético” muy especial
SHASTA, deriva del antiguo idioma sánscrito, y querría decir: venerable.
Gente del lugar afirma haber visto en diversas oportunidades extraños seres de blancas túnicas, salir de la montaña.

Se afirma que bajo el Shasta también cohabitan seres provenientes de otras galaxias. El SHASTA, probablemente posee túneles internos que se interconectan con otras partes del planeta tierra.

La leyenda de los orígenes hopi ;

Todas las sociedades pueblo tienen sus mitos sobre los orígenes. Son las actas no escritas sobre la conducta cultural y social. De manera similar a otras poblaciones del Nuevo Mundo, como los aztecas, también los hopis (abreviatura de Hopituh Shinumu, “el pueblo pacífico”) creen que primero hubo unos mundos inferiores y creaciones imperfectas, y que sus antepasados pasaron sucesivamente a través de las mismas, y en el caso de los hopis a través de un sipapu o vagina del mundo. Cada mundo inferior está asociado con una dirección, un color, un mineral y un pájaro específicos. Es una concepción probablemente de origen asiático.

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El mundo primero, “el espacio infinito” fue un universo feliz en el que estuvo el primer pueblo. Con el tiempo fue destruido por el fuego, cuando la disensión y la guerra, eran ajenas a los hopis, se adueñaron de él. En el mundo segundo, “la media noche oscura”, y debido al renovado conflicto, el fin llegó con el frío y el hielo, salvándose el pueblo elegido en un hormiguero.

Aquella población subió al mundo tercero a través de una escala, pero volvió a repetirse la misma catástrofe, con grandes inundaciones como la fuerza destructora de todo. La Mujer Araña salvó a los antepasados hopis ocultándoles en balsas y conduciéndoles hasta la tierra seca. En el mundo cuarto, que es el nuestro, el “mundo completo”, el vigilante a la vez que el que otorga y arrebata la vida es Masau’u, el dios fuego. Aquella salida a través del sipapu vio la migración de los clanes hopis hasta las aldeas de la meseta en la que hoy se encuentran.

Cosmología Hopi – Los 4 Mundos :

PRIMER MUNDO ;

El primero era el mundo en el que el Creador situó a los seres humanos.
Mientras éstos vivieron en equilibrio y armonía, se les permitió residir allí. Cuando rompieron la armonía con el Espíritu, éste decidió efectuar una depuración. Las personas que estaban dispuestas a seguir el camino sagrado, fueron enviadas a la Tierra, donde estarían protegidas.

El lugar que ocuparon en la tierra fue el Gran Cañón, una zona de emergencia. Es un hoyo que se adentra en el suelo. Nadie conoce la profundidad que tiene (se descubrió otro hoyo parecido en Arizona, que fue considerado un “respiradero” para el planeta, por cuanto sale aire de él constantemente).

Se dijo a los moradores del primer mundo que bajasen al hoyo y llevasen comida, para permanecer allí seguros en tanto durase la depuración.
“Entonces el Creador hizo que los volcanes entraran en erupción, arrojando rocas volcánicas por toda la región.

Las erupciones provocaron también la efusión de gases que se extendieron sobre la tierra y mataron a todos aquellos que no se habían escondido en su refugio todo el tiempo que el Creador les había prescrito”.

SEGUNDO MUNDO ;

“Una vez terminada la depuración, salieron de nuevo y repoblaron la Tierra.
Era el segundo mundo. Sus habitantes vivieron en él durante más tiempo que el primero.

Pero volvieron a perder su equilibrio. Creyeron que ya conocían todas las respuestas, y dejaron de escuchar al Espíritu.

El Creador consideró que había llegado el momento de una nueva purificación.
Esta vez se pidió a los guardias espirituales que protegían a los Polos Norte y Sur que abandonaran sus puestos y dejasen que la Tierra girara libremente. Y la Tierra giró libremente. Fue un cambio polar.

Los vendavales azotaron el planeta y vastos campos de hielo se extendieron sobre él. Fue una depuración muy intensa. A partir de ese momento, la asimilación de conocimiento resultaría un poco más difícil”.

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TERCER MUNDO ;

“En el tercer mundo, los seres humanos poblaron la Tierra con mucha mayor extensión a como lo habían hecho antes. Para entonces habían conquistado un conocimiento y unas aptitudes muy superiores.

Construyeron grandes ciudades y máquinas capaces de hacer cosas muy diversas, incluso máquinas que podían volar.

Emprendieron guerras entre ciudades, y establecieron límites en la tierra y declararon la pertenencia de determinadas parcelas a una persona o tribu. Inventaron el cristal y lo utilizaron con objetivos destructivos.
Descubrieron tipos de rayos que eran también capaces de destruir. El Espíritu presenciaba todo esto con pesar.”

“Una vez más el creador vio llegada la hora de una nueva depuración.
En esta ocasión hizo que las aguas de los océanos se desbordasen y cayeran grandes diluvios del cielo. Esta depuración adoptó la forma de una gigantesca inundación (obsérvese el parecido con el relato bíblico del Arca de Noé)

“Entonces, la gente llamada a sobrevivir en este continente – un hombre con sus dos hijos y sus familias – fue sumida en un estado de animación suspendida y encerrada en el interior de unos tubos huecos.

Flotaron sobre el agua hasta que éstas se retiraron, después, salieron a la tierra. El padre quiso rememorar algunas de las viejas tradiciones, pero el Creador le hizo desistir de ello.

Los dos hijos y sus familias deseaban seguir la senda del Creador.
A uno de ellos se le encomendó que viajara al Este y repoblara la Tierra, mientras que el otro se dirigió al Oeste. El que siguió el camino del Oeste fue el primer Hopi. El que se trasladó al este fue llamado el Verdadero Hermano Blanco…”
Los relatos Hopi dan cuenta de tres mundos diferentes antes del actual.
El primer mundo fue destruido por el fuego, dato corroborado por el período de actividad volcánica que asoló Arizona alrededor de 250.000 años atrás y que dejó huellas irrefutables.

El segundo mundo fue destruido por el hielo, lo que coincide con la terrible glaciación que descendió hasta Arizona hace alrededor de 100.000 años.
En cuanto al tercer mundo, fue destruido por el agua, lo que corresponde al diluvio – universal – que asoló Arizona hace unos 12.000 años, con motivo de la fusión del hielo al finalizar el período glacial precedente.

“Una vez establecidos en sus tierras, guiadas por la estrella azul Kachina, se les encomendó que aguardaran la llegada del Verdadero Hermano Blanco.
Entonces llegaron los españoles, y los Hopi preguntaron: ¿Sois vosotros el Verdadero Hermano Blanco? Pero los españoles replicaron: ¿Dónde está el oro, dónde está el hierro amarillo?, Y los Hopi supieron que no lo eran.

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Cuando llegaron los demás europeos, los Hopi preguntaron: ¿Sois vosotros el Verdadero Hermano Blanco?, Pero aquellas gentes sólo deseaban ir a California, y respondieron: allí es donde está el oro. Nos vamos a California”.
Los Hopi tienen lápidas de piedra. En ellas hay inscripciones alusivas a todo cuanto ocurrirá después de la próxima depuración.

Esas lápidas anunciaron a los Hopi que primero llegarían gentes acompañadas de extraños animales tirando de cajas (vagonetas) y que más tarde las cajas se moverían por sí solas ( trenes y automóviles).

Les dijeron también que se extendería un hilo plateado a través de la tierra: la carretera 66.

Leyeron también que verían telas de araña en el cielo a través de los cuales la gente podría hablar (líneas telefónicas), y que llegaría el momento en que el águila caminaría sobre la luna. Cuando el astronauta americano Neil Amstrong bajó de su nave espacial al suelo lunar y dijo: “El águila ha tomado tierra”, se cumplió la profecía Hopi.

Averiguaron así mismo que llegaría la hora en que dos potencias sacudirían la Tierra por dos veces. El símbolo de una de ellas sería el Sol naciente (Japón), y el de la otra sería el signo de las cuatro direcciones (Alemania.
Durante la Primera Guerra Mundial, los alemanes usaron la cruz de Malta como insignia propia; en la segunda, adoptaron la esvástica (invertida), ambos símbolos de las cuatro direcciones. Se dijo a los Hopi que en el transcurso de este gran conflicto, una potencia vertería una calabaza de cenizas desde el cielo, que haría hervir los ríos y mataría los peces. Se trataba de la bomba atómica.

También se dijo al pueblo Hopi que viajaría a un lugar donde se reunirían todas las naciones del mundo y trataría de hablarles para convencerlas de que volvieran a las costumbres sagradas.

Representantes Hopi fueron cuatro veces al edificio de las naciones Unidas… no les fue permitido dirigirse a toda la Asamblea General. Las profecías habían advertido que si esto ocurría, la hora de la depuración sería inminente. De modo que los Hopi regresaron a sus tierras.

CUARTO MUNDO ;

La cuarta depuración se produciría de dos maneras.
Una forma supondría la acción de los cuatro elementos. Esto implica que asistiríamos a grandes inundaciones en muchos lugares, los vientos más intensos que hubiésemos visto jamás, temblores de tierra y erupciones volcánicas. Veríamos como la tierra, el agua, el fuego y el aire participan en el proceso de depuración…
La otra forma en que se llevaría a cabo la depuración tendría como protagonista a un pueblo de piel rojiza.

Un día llegaría a esta tierra y la conquistarían. Se advirtió a los Hopi que, si esto sucedía, no debían salir de sus casas porque habría una sustancia en el aire que los mataría. “… se dijo a los Hopi que, después de la purificación, los supervivientes quizá conservarían la misma religión que tenían; o tal vez buscaran una nueva, o incluso podrían haber evolucionado hasta tal punto, que ya no necesitarían religión alguna…”

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Las Profecías de los Indios Hopi Parte I ;

Los indios Hopi son Nativo Americanos que viven una reserva en el noreste de Arizona. Esta reserva tiene, hasta el censo poblacional de Estados Unidos en el 2000, una población de 6,946 personas.El nombre Hopi, es una forma abreviada de como estos nativos americanos se llaman a si mismos. HOPI’SINOM o “Gente que vive en el camino correcto”.

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