por David Topí
El decreto firmado hace unas semanas por el presidente americano, que se hizo viral en pocas horas, y que rápidamente empezó a causar alarma en la gente, ante la previsión de una catástrofe en forma de tormenta solar o evento espacial que pudiera afectar a nuestro modo de vida (que no al planeta como tal o al resto de especies que en el conviven), ha sido otra oportunidad que hemos tenido, para comprobar cuanto es capaz de discernir la raza humana en términos de cómo, aquellos en las esferas de poder (muy por encima de los que le han dado al presidente a firmar el decreto), generan situaciones para sembrar pánico y caos para seguir manipulándonos, y manteniendo a la gente en estado de preocupación y estrés permanente.
El egregor de miedo a sufrir (por los efectos de ese hipotético evento) que se ha generado, y que se buscaba crear con la noticia, siendo ese su objetivo final, ha vuelto a ganar la batalla y el pulso a una sociedad que sigue sin darse cuenta, y creyéndonos, cualquier cosa que aquellos en el poder dictan o promueven. Una parte del inconsciente colectivo, al que intentamos sumar gota a gota consciencia, vibración, energía “positiva”, etc., se ha visto de nuevo sistemáticamente inundado con miedo, preocupación, histeria, y todo tipo de reacciones al respecto, volviendo, quizás, a hacernos caer algunos de los peldaños subidos anteriormente. Por un lado, de alguna forma, quizás está bien que así haya sido, pues podemos comprobar de primera mano cómo de conscientes somos, como especie, a la hora de aplicar los procesos de discernimiento para intuir y ver si comprendemos cómo funcionan los mecanismos de control bajo los que vivimos.
Al darnos cuenta de que, en general, muchos millones de personas (empezando por la sociedad americana, pero se ha visto extendido a una gran parte del resto del planeta) aun tenemos mucho trabajo por delante si queremos llegar a darle la vuelta a la situación, nos sigue recordando el camino que aun nos queda por recorrer, pues siguen jugando con nosotros como nosotros lo hacemos con los muñecos de playmobil, prácticamente sin ninguna resistencia u oposición por parte de la población a nivel de consciencia.
De alguna forma, estas cosas son como los exámenes parciales que nos ponían en la escuela, de vez en cuando cae uno sorpresa, que nadie se espera, y que permiten medir el estado real de los alumnos sin que hayan tenido tiempo de estudiar y preparárselo. Así, estas situaciones, nos sirven para evaluar en todos y cada uno de nosotros, sin tener que echarles la culpa a los que han puesto el examen, pues ellos hacen su función o creen estar haciéndolo, cómo de preparados estamos para asumir las riendas de nuestro propósito común, cuanto hemos conseguido desprogramarnos para no creer a pies juntillas en medios “oficiales” de comunicación, cuanto de conscientes somos de la forma en la que se manipula y gestiona al ser humano, etc.
No deja de ser una autoevaluación, nadie más que nosotros mismos puede mirar hacia adentro y ver como hemos reaccionado ante esta y cualquiera de las miles de situaciones similares que se han ido generando y se seguirán generando en el futuro. ¿He escuchado a mi ser interior para ver que me decía o ver que generaba esta noticia en mi? ¿He sabido discernir una verdad de una falsedad por la energía de la información? ¿He sucumbido a los programas automáticos de mi psique que han generado miedo, preocupación y emociones relacionadas? ¿He podido ver si esto me subía o me bajaba la frecuencia, energía y vibración? Esas son las verdaderas preguntas del examen que muchos han pasado con este evento desde otros niveles de ellos mismos, dejando la noticia que ha hecho de detonante como tal a un lado, pues ya cumplió su función. El resultado, de momento, quizás sea un pequeño suspenso en conjunto, pues es el resultado en ese inconsciente colectivo al que le ha bajado unas decimas su potencial consciente y vibracional.
No pasa nada. Solo es un examen parcial, aun tenemos curso por delante para seguir creciendo y autoevaluándonos. Nunca hemos de dejar de creer que todos nosotros aprobaremos individualmente y como grupo al terminar el curso, la esperanza y la confianza en nosotros mismos sigue siendo nuestra mejor baza para ello.
un abrazo,
David Topí