El sentido del humor es uno de los recursos más valiosos y gratificantes ante la adversidad. Saber mantener el sentido del humor incluso en las circunstancias más críticas nos ayuda a mantenernos en pie, a no derrumbarnos.
Existe una la relación entre las emociones positivas y la capacidad de recuperación. Los estudios demuestran que mantener con vida a las emociones positivas frente a la adversidad facilita la flexibilidad de pensamiento y la resolución de problemas.
Afrontar la adversidad con humor
Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor. Las personas resilientes son capaces de reírse de la adversidad y hacer bromas con sus propias desdichas. Ante la adversidad, la risa es la mejor aliada de las personas resilientes porque contribuye a que se mantengan esperanzadas. Además, permite que su atención sea más global: registrando los aspectos negativos, pero también los positivos.
Las relaciones interpersonales son nuestra mayor fuente de satisfacción, y también de problemas. La relación de pareja, en especial, se convierte en fuente de enormes alegrías y representa un apoyo inmenso en los momentos difíciles pero cuando se convierte en una relación conflictiva genera grandes preocupaciones que, a la larga, no solo afectan nuestro equilibrio psicológico sino también nuestra salud, aumentando el riesgo de que padezcamos enfermedades graves.
Si tu pareja es feliz, serás más saludable
En 1858, un epidemiólogo británico llamado William Farr se dedicó a estudiar lo que denominó la “condición conyugal” de los franceses. Dividió a la población en tres categorías: casados, solteros y viudos. Luego revisó los registros de nacimiento, defunción y matrimonio, así como las tasas de mortalidad. Concluyó que, al menos en aquella época, las personas casadas tenían vidas más largas y saludables.
La parálisis del sueño es algo aterrador que sufren millones de personas a lo largo de todo el mundo, paralizándolos por completo mientras una presencia parece observarles pero ¿Qué es realmente la parálisis del sueño? ¿Qué dicen algunos parapsicólogos sobre esta terrible sensación nocturna? ¿Y qué dicen los científicos?
Solemos asociar el llanto con la debilidad. Pensamos que cuando alguien llora es débil. Sin embargo, no siempre es así. El llanto es una expresión muy versátil que nos permite liberar muchos sentimientos y emociones. Por eso, a veces no se llora por debilidad, sino por haber sido demasiado fuertes.
A menudo en la vida nos vemos obligados a afrontar una situación difícil tras otra, sin poder tomar un respiro. Ya sabemos que los malos momentos se juntan y que los problemas nunca vienen solos. En esos casos, nos obligamos a ser fuertes y a soportar el vendaval.
Sin embargo, cuando los problemas finalmente nos dan un respiro, nos desplomamos, caemos por el peso de nuestro propio esfuerzo. En esos casos, el llanto no significa debilidad sino que hemos llevado nuestras fuerzas más allá de nuestros límites. Significa que la vida nos ha exigido demasiado y que llevábamos sobre nuestros hombros una carga demasiado pesada.
Nadie puede ser fuerte todos los días de su vida
Muchas personas han sido educadas pensando que las lágrimas son sinónimo de debilidad y que no se debe llorar ya que no sirve de nada. Esta idea suele hacer que reprimamos nuestra tristeza, dolor o frustración. Sin embargo, eso no significa que esos sentimientos desaparecen sino simplemente que los hemos escondido. A largo plazo, esa represión puede provocar problemas más serios.
Aparentar normalidad y atornillarse una sonrisa no es la solución porque cuando escondes tus emociones al mundo, terminas escondiéndolas a ti mismo. Esas emociones reprimidas saldrán bajo la forma
Cuando vivimos experiencias traumáticas en la infancia, éstas dejan secuelas en la edad adulta. Este hecho es la base de la sabiduría convencional, pero ¿Cómo influyen estas experiencias traumáticas en los niños? ¿Cómo afecta en su comportamiento?
Un estudio reciente examinó cómo las experiencias adversas en la infancia temprana, incluyendo la “adicción” de un padre o una madre y el abuso físico y psicológico, dificultan el aprendizaje y el desarrollo del comportamiento en los niños de edad preescolar.
El estudio fue realizado por investigadores de la Escuela de Medicina Robert Johnson Rutgers y fue publicado por “Pediatría” una Academia Americana de Pediatría.
La importancia de la etapa preescolar para el futuro rendimiento académico
Según los investigadores, el estudio reveló que los niños en las grandes áreas urbanas que han sido expuestos a eventos traumáticos durante la infancia temprana tenían un mayor riesgo de problemas de aprendizaje y comportamiento desde la guardería.
Los investigadores examinaron los datos de otros estudios que recogen las experiencias adversas en la infancia, según lo informado por el autor principal, así como los resultados informados por el profesor y el rendimiento académico y el comportamiento durante la educación preescolar.
Este paso fue elegido debido a la evidencia de que es un momento de la vida de un niño en el que se puede proporcionar el rendimiento académico y las habilidades sociales.
Los resultados del análisis indican un patrón en el que los niños que han experimentado un mayor número de experiencias adversas tienen un comportamiento académico y social por debajo del promedio.
Las habilidades del lenguaje y la alfabetización estaban por debajo del nivel normal. En condiciones de baja atención y la agresión por parte de los adultos, las preocupaciones sobre el comportamiento de estos niños crecieron.
Nuestros resultados del estudio son importantes porque sacan a la luz importantes factores de riesgo para la futura lucha académica, añadiendo el riesgo de malos resultados de salud, ya que están asociados con la exposición al trauma durante la primera infancia”, dijeron los investigadores. “Esperamos que nuestro trabajo promueva la colaboración entre los educadores y los profesionales de la salud para apoyar a los niños en riesgo y sus familias”.
Proteger a los niños de las experiencias traumáticas
Proteger a los niños no significa meterlos en una burbuja. Sin embargo, cuando son pequeños, su comprensión del mundo y su manera de interpretar lo que ocurre a su alrededor no es lo mismo que la que tenemos cuando somos adultos.
El psicólogo Jesús FJ Ramírez Cabañas explica que las experiencias traumáticas que han tenido lugar antes de los 11 años generan tres veces más problemas emocionales y de comportamiento que si hubieran ocurrido en edades posteriores. El impacto psicológico de estas situaciones tiende a persistir y se hace mayor con el paso del tiempo.
Sin embargo, los padres tienden a subestimar la intensidad y la duración de las situaciones de estrés para sus hijos. Estas reacciones varían según la edad, la capacidad intelectual, la personalidad y los aspectos personales.
Ramírez Cabañas también explica que el impacto que los adultos dejan los niños tienen un efecto tremendo en su capacidad para recordar las experiencias traumáticas. Por ejemplo, la naturaleza traumática de la muerte puede hacer que los niños se sientan impotentes.
En general, los problemas más comunes causados por el estrés postraumático y otras formas de ansiedad están en el duelo, la depresión, comportamiento agresivo y desafiante, síntomas físicos, baja autoestima y dificultades académicas y sociales.
Qué hacer con los niños que han sufrido una experiencia traumática
Ramírez Cabañas explica que cuando un niño sufre una experiencia traumática, lo más importante es actuar lo más rápidamente posible para evitar los efectos del estrés post-traumático. El trastorno de estrés post-traumático puede aparecer en forma de ansiedad, depresión y otros trastornos, que deben ser tratados si aparece el síndrome (lo que puede suceder incluso tres meses después del evento traumático).
No es necesario esperar a que esto suceda, pero sí se debe enseñar al niño a relajarse y cambiar sus pensamientos negativos por positivos de manera inmediata. Además, es necesario animarles a expresar sus sentimientos y opiniones.
También es importante que utilice técnicas mencionadas para desviar el pensamiento negativos a una distracción más constructiva, como el juego sano, hacer algo de ejercicio o participar en actividades de grupo. Por otra parte, es muy común que los niños se culpen por un desastre o la pérdida de un ser querido. En este sentido, es importante que hable con ellos para que esto no suceda y explicarles que ellos no tuvieron nada de culpa.
Otra acción importante que se debe hacer es mantener alejados a los niños de la información sobre los problemas de los mayores, ya sea a través de los medios de comunicación, especialmente la televisión, para evitar que se vean imágenes relacionadas.
George R.R. Martin afirmó: “un lector vive mil vidas antes de morir, el que nunca lee solo vive una”. Sin embargo, ahora investigadores de la Universidad de Yale añaden un detalle más: las personas que tienen el hábito de leer no solo pueden vivir muchísimas aventuras a través de las páginas de los libros sino que también son más longevas.
Un capítulo al día, añade meses a tu vida
La investigación incluyó los datos de 3.635 personas, que formaban parte de un estudio de salud mucho más grande. Los participantes respondieron a un cuestionario en el que se indagaba, entre Seguir leyendo Las personas que leen más, viven más→
Lo hacen de distintas maneras: una aumenta las conexiones en general, mientras que la otra fortalece algunas en concreto.
La formación musical y la formación en danza potencian las conexiones del cerebro, pero de formas distintas. Mientras que la formación en baile aumenta las conexiones en general, entre las distintas zonas del cerebro, la musical fortalece algunas en concreto. Así lo demuestra un estudio realizado en Canadá con expertos en música y en baile.
Un estudio reciente, publicado en NeuroImage por un equipo de investigadores del Laboratorio Internacional para la Investigación del Sonido, la Música y el Cerebro (Canadá), demuestra que la formación musical y en danza tiene efectos más fuertes en el cerebro de lo que se pensaba -pero de formas muy diferentes.
Los investigadores utilizaron técnicas de imagen de alta tecnología para comparar los efectos de la formación musical y en danza en la estructura de materia blanca del cerebro de expertos de estas dos disciplinas. Luego examinaron la relación entre los cambios cerebrales inducidos por el entrenamiento y las habilidades de danza y musicales.
«Se acaba la risa, la alegría, todo es una desgracia. Es un torbellino que no tiene fin, una nube gris de la que no te puedes escapar», refiere Samuel*, recordando el inicio del período de depresión por el que pasó su esposa.
Un grave accidente automovilístico desató el trastorno. Estuvo hospitalizada y, tras un largo período de convalecencia, no pudo regresar a trabajar debido a las heridas que sufrió.
«Piensas que la persona que tienes a tu lado se está volviendo loca. Es muy difícil, especialmente al principio, cuando no sabes qué está pasando», afirma Samuel.
Cuando una persona recibe un diagnóstico de depresión, la atención de quienes tiene a su alrededor se concentra en ese individuo, comprensiblemente.
Pero los familiares o amigos que conviven y cuidan a los que sufren esa enfermedad mental, pasan por momentos muy difíciles y también están en riesgo de desarrollar un cuadro depresivo.
Los días siguen pasando
La dinámica familiar empieza a girar en torno a la enfermedad del ser querido.
Pero mientras eso pasa, la vida continúa. Las cuentas por pagar siguen llegando, hay que mantener el hogar, cocinar, trabajar, ocuparse de otros miembros de la familia, en especial si hay niños.
Samuel cuenta que salía de su casa todas las mañanas para llevar a la escuela a los dos hijos de la pareja -de 4 y 5 años- antes de ir a su oficina.
«No había opción, tenía que seguir trabajando y tratando de darle a los niños un poco de rutina y normalidad. Cuando regresábamos, al final de la tarde, me bajaba del carro primero y le decía a ellos que esperaran a que viniera a buscarlos».
Y continúa: «Abría la puerta y revisaba la casa. Me daba miedo entrar y encontrar a mi esposa ahorcada. Tenía que estar seguro de que mis hijos no fueran a presenciar algo tan traumático».
Terror, dolor e impotencia
Quienes han pasado por esa situación, coinciden en señalar que es muy difícil manejar la intensidad de los sentimientos que se generan.
«Todos los días, mi esposa me decía que se quería morir. Estaba aterrorizado.Estás cansado, frustrado, angustiado, triste. No tienes fuerza, no ves cómo vas a salir del hueco en el que estás», señala Samuel.
Algo similar vivió Rebeca*, la madre de un adolescente de 14 años.
La voz todavía se le quiebra cuando habla de uno de los peores momentos de la crisis por la que atravesó su hijo.
«Mamá, déjame morir, déjame morir», le decía el chico en una de las tres ocasiones en las que intentó quitarse la vida.
«Sientes pavor, dolor, miedo, es una situación extremadamente estresante. Ves a tu hijo sufrir y no sabes qué hacer. Sentía que a mi corazón y a mi vida le habían quitado un pedazo», dice Rebeca.
TIPOS DE DEPRESIÓN
Grave. Afecta el día a día del individuo, a quien se le dificultan acciones tan básicas como comer, bañarse y dormir. Es común experimentar varios episodios. Puede ser necesaria la internación en un hospital.
Medianamente severa. El efecto que tiene la condición en la vida de las personas que la padecen es limitado. Pueden tener dificultad para concentrarse en el trabajo, para motivarse o hacer las cosas que generalmente se disfrutan.
Desorden bipolar. El cambio de humor de quienes sufren de esta condición es extremo. Se pueden sentir eufóricos e indestructibles, y enseguida, desespero, letargo y pensamientos suicidas.
Depresión postnatal. Es lo que experimentan algunas madres después de dar a luz. La ansiedad, el cansancio, la incapacidad de cuidar del bebé y la falta de confianza pueden ser sensaciones sobrecogedoras.
Fuente: Fundación Salud Mental
CÓMO LLEVAR LA DEPRESIÓN DE UN SER QUERIDO
1.- Mantenerse saludable. Se debe llevar una alimentación adecuada y hacer las comidas en horarios regulares. Descansar suficiente y hacer algún tipo de actividad física también es importante.
2.- Compartir lo que se siente con alguien de confianza. Es fundamental poder apoyarse en un familiar o un amigo, particularmente si se está atravesando un momento difícil. Si no es posible encontrarse en persona, un correo electrónico, un texto, un videochat o una conversación por teléfono es igualmente útil.
3.- Practicar alguna técnica de relajación. Además de relajarse permite que la persona que cuida a quien sufre de depresión, se dedique a sí mismo por un tiempo. Algunas alternativas son: yoga, meditación y atención plena. Incluso unos pocos minutos, serán de gran ayuda.
4.- Organizarse. Es útil realizar un cronograma con las actividades que hay que hacer y apuntar información importante como la dosis de medicación que tiene que tomar el paciente y teléfonos de emergencia. También es importante preparar un plan en caso de improvistos.
Fuente: Mind, ONG británica dedicada a la salud mental.
*Nombres ficticios para preservar la identidad de los entrevistados.
Desde hace tiempo se ha aceptado que el poder y la influencia de los grupos oscuros como los Illuminati tienen influencia política y social en todo el mundo. Sin embargo cada vez son más los que especulan en que los Illuminati están empleando otra fuerza aún más poderosa en su búsqueda de dominación mundial y este es el poder de la atracción.
Se ha sugerido que los miembros Illuminati usan y expresan la “Ley de la atracción” para controlar el poder del mundo con una ventaja apreciable. Este proceso, es similar a la práctica de algunas congregaciones religiosas, las cuales animan a sus seguidores a concentrarse enteramente en pensamientos positivos y se invita a la energía positiva a entrar en sus vidas.
Ya han sido varias personas las que nos han dado su testimonio con la validez de este poder, pero en esta ocasión, los Illuminati la están usando a la inversa…
Martin Luther King fue un ejemplo de un individuo carismático que usó su poder para avanzar en la sociedad americana. Otros, como Jacob Rothschild, utilizan su enorme poder para nada más que la ganancia de su propio interés.
Al igual que los pensamientos positivos invitarán experiencias positivas en la vida de un individuo, los pensamientos negativos causarán dificultades en la vida de una persona.
Este es el otro lado de la ley de la atracción, y las consecuencias no se pierden en los miembros de los Illuminati, ellos tratan de mantener al resto de la población en un estado constante de la miseria, la desesperación y la infelicidad. Para lograr este objetivo, los Illuminati ejercen su considerable control de los medios de comunicación para crear negatividad en los pensamientos de personas en todo el mundo.
La ley de la atracción no es pensar, sentir y ser negativo. Lord Jacob Rothschild no deja de sonreír y ser amable. A través de la inundación constante de informes de noticias relacionadas con temas como el cambio climático y la guerra contra el terrorismo artificial, los Illuminati inspiran a la población mundial a un estado de negatividad constante que invita a tener experiencias negativas en el mundo.
Esto asegura que el gobierno de la sombra siga perpetuando su estado de bienestar alimentándose de esta energía negativa.
«Sin la música, la vida sería un error», afirmó el filósofo Nietzsche, y no andaba desacertado ya que tenemos un instinto natural que nos anima a seguir el ritmo de la música. De hecho, la mayoría de los niños se mueven y dan palmadas cuando escuchan una melodía que les agrada. Se trata de una respuesta espontánea relacionada con nuestra necesidad de comunicarnos y de expresar nuestras emociones a través del movimiento y de nuestro cuerpo.
No hay duda de que la música es un lenguaje universal y todos, con excepción de las personas que sufren amusia, somos capaces de apreciarla y disfrutarla. De hecho, se ha descubierto que personas de diferentes culturas responden emocionalmente de la misma manera ante diferentes tipos de música. Por eso, no es casualidad que los estudios antropológicos señalen que los grupos que tenían más probabilidades de sobrevivir eran aquellos que habían desarrollado una danza propia y eran capaces de compartir sus sentimientos a través del baile.
Por supuesto, la música y el baile no solo fungen como pegamento social sino que también son muy beneficiosos para nuestra salud física y mental. Estudios recientes han desvelado que una de las claves de la felicidad y la satisfacción con la vida se encuentra precisamente en la pista de baile.
Pasos que curan, movimientos que nos hace felices
En 2013 psicólogos de la Örebro University trabajaron con un grupo de adolescentes que sufrían ansiedad, depresión o estrés, además de presentar síntomas psicosomáticos como dolor de cuello y espalda. A la mitad se les pidió que asistieran a dos clases de baile a la semana, mientras el resto siguió su rutina cotidiana.
Al cabo de dos años, quienes se mantuvieron asistiendo a las clases de baile (en las que se ponía énfasis en la alegría del movimiento más que en el desempeño), no solo mostraron una mejoría notable de los síntomas psicosomáticos sino que también refirieron sentirse más felices.
En otro estudio realizado en la Universidad de Derby los psicólogos trabajaron con personas que padecían depresión. Durante nueve semanas, estas personas recibieron clases de salsa. Las mejorías se comenzaron a apreciar al cabo de las cuatro semanas y, cuando terminó el estudio, los participantes reportaron menos pensamientos negativos, una mejoría en la concentración y una mayor sensación de paz y tranquilidad.
Sin embargo, lo cierto es que bailar no solo es un excelente recurso terapéutico. Un estudio llevado a cabo en la Deakin University desveló que bailar tiene un efecto muy positivo en nuestra vida cotidiana. Estos investigadores australianos entrevistaron a 1.000 personas y descubrieron que quienes bailaban con frecuencia no solo reportaban sentirse más felices sino también más satisfechos con su vida, en especial en sus relaciones interpersonales, su salud y los logros que habían alcanzado a lo largo de los años.
Curiosamente, psicólogos de la Universidad de Nueva York descubrieron un efecto similar en los niños pequeños. Estos investigadores trabajaron con 120 niños, de 2 a 5 años, a quienes expusieron a diferentes tipos de estímulos sonoros, algunos eran rítmicos e imitaban la cadencia de la música, otros eran completamente arrítmicos. Así apreciaron que los niños que se movían siguiendo los movimientos rítmicos, mostraban más emociones positivas, se sentían más felices. Por tanto, estos investigadores concluyeron que no solo tenemos una predisposición que nos lleva a movernos al ritmo de la música sino que bailar también mejora nuestro estado de ánimo.
¿Por qué bailar nos hace felices?
Cuando bailamos, en nuestro cerebro se liberan endorfinas, unos neurotransmisores que generan una sensación de bienestar, relajación, alegría y empoderamiento. La música y el baile no solo activan en nuestro cerebro los circuitos motores y sensoriales sino también los centros del placer.
De hecho, neurocientíficos de la Columbia University afirman que cuando nos movemos en sintonía con el ritmo, los efectos positivos de la música se amplifican. Por tanto, un pequeño secreto para sacarle el máximo partido a la música consiste en sincronizar nuestros movimientos con el ritmo, así obtendremos «placer por partida doble».
Sin embargo, lo cierto es que la magia del baile no se puede reducir simplemente a la química cerebral. Bailar también es una actividad social que nos permite estar en contacto con otras personas, compartir experiencias y conocer gente nueva, lo cual tiene un efecto muy positivo sobre nuestra salud mental.
Por si fuera poco, mientras nos movemos, nuestros músculos se distienden al compás de la música, lo cual nos permite liberar las tensiones cotidianas, sobre todo las que se acumulan en la musculatura más profunda.
George R.R. Martin afirmó: “un lector vive mil vidas antes de morir, el que nunca lee solo vive una”. Sin embargo, ahora investigadores de la Universidad de Yale añaden un detalle más: las personas que tienen el hábito de leer no solo pueden vivir muchísimas aventuras a través de las páginas de los libros sino que también son más longevas.
Un capítulo al día, añade meses a tu vida
La investigación incluyó los datos de 3.635 personas, que formaban parte de un estudio de salud mucho más grande. Los participantes respondieron a un cuestionario en el que se indagaba, entre otras cosas, sobre sus hábitos de lectura.
Luego se establecieron tres grupos: aquellos que no leían libros, los que le dedicaban a la lectura de los libros tres horas y media a la semana, como promedio, y los que pasaban mucho más tiempo leyendo.
Los investigadores encontraron un resultado inesperado: los grandes lectores solían vivir más, en comparación con aquellos que no leían libros. De hecho, estas personas vivían una media de dos años más. Quienes leían una media de 3,5 horas semanales tuvieron un 17% menos de probabilidades de morir durante las más de dos décadas a lo largo de las cuales se extendió el estudio. Los que pasaban más tiempo leyendo, eran un 23% menos propensos a morir.
Lo curioso fue que estos resultados no dependían directamente de factores como el estado de salud, el empleo, el género o el estado civil. Además, los investigadores descubrieron que leer periódicos o revistas no tenía un efecto tan beneficioso para la longevidad, eran los libros (las novelas, la poesía y la no-ficción), los verdaderos artífices del milagro.
¿Por qué las personas que leen más, viven más?
Leer es una actividad sedentaria que, sin duda, no activa el metabolismo y no es la mejor alternativa para mantenerse en forma. Sin embargo, nos reporta enormes beneficios desde el punto de vista psicológico e incluso impacta positivamente en el funcionamiento cerebral, activando algunas áreas y mejorando la conectividad neuronal. Por eso, se afirma que una buena novela masajea las neuronas.
Para comprender por qué las personas que leen más tienen una mayor esperanza de vida tendríamos que remitirnos a un estudio realizado por neurocientíficos de la Universidad de Sussex en 2009. Los participantes fueron sometidos a diferentes tareas que generaban cierta dosis de estrés. Acto seguido, se involucraron en actividades relajantes.
Así se comprobó que leer era la actividad que más disminuía el estrés, en un 68%. Y lo mejor de todo es que tan solo bastaban 6 minutos de lectura para que disminuyera la presión arterial y el ritmo cardíaco. Al contrario, escuchar música y dar un paseo resultaron ser actividades con menos poder relajante.
La clave radica en que cuando leemos, nuestra mente se enfoca en la lectura y se olvida de las preocupaciones, algo que no siempre sucede con otras técnicas de relajación ya que la mente tiende a volver a pensar en los problemas. Por tanto, leer se convierte en una actividad muy relajante que nos puede ayudar a aliviar el estrés que hemos acumulado a lo largo del día. Y ese podría ser el verdadero secreto por el cual las personas que tienen el hábito de leer, pueden vivir más.
Ahora ya lo sabes, si quieres añadir años a tu vida, dedícale 15 minutos diarios a la lectura de un libro 😉
Fuentes:
Bavishi, A. et. Al. (2016) A chapter a day: Association of book reading with longevity. Social Science & Medicine; 164: 44-48.
Lewis, D. (2009) Galaxy Stress Research. Mindlab International, Sussex University.
Los primeros whatsapps revelados de los cinco jóvenes detenidos por la violación de una joven en San Fermín destaparon la crueldad y la frialdad con la que los procesados abusaban de sus víctimas. Ahora, nuevos mensajes intercambiados entre los acusados y sus amigos les ponen aún más contra las cuerdas. Enviados previamente a la madrugada del 7 de julio, cuando sucedieron los hechos, evidencian que el ataque a la joven de 18 años no fue algo puntual; más bien, parece una práctica habitual sus juergas nocturnas.
En tres grupos diferentes de Whatsapp, los acusados y sus amigos conversaron durante el verano sobre su deseo de cometer abusos: «Estas vacaciones son la prueba de fuego para ser un lobo», comenta uno de ellos, en relación con el grupo al que pertenecían los cinco procesados, ‘La Manada’. No escatiman en detalles, y hasta llegan a charlar sobre el material que precisan para llevar a cabo los ataques: «Hay que empezar a buscar el cloroformo, los reinoles, las cuerdas… para no cogernos los dedos porque después queremos violar todos», comentaba uno de los amigos también procesado mientras planificaban la visita a un popular festival de música en Cádiz.
No fue la única vez que propusieron servise de fármacos sedantes o con efectos hipnotizantes para mantener relaciones sexuales con jóvenes en contra de su voluntad: «¿Llevamos burundanga? Tengo reinoles tiraditas de precio. Para las violaciones», comenta otro amigo sin tapujos.
Ninguno de estos mensajes despertaron la sorpresa del resto de los miembros del grupo, por lo que se sospecha que la presunta violación del 7 de julio en San Fermín no fue algo puntual, sino su modus operandi. Uno de los acusados, de hecho, ya expresa con naturalidad su deseo de cometer los abusos: «Violaría a una rusa que vea despistada». También sobre cometer otros delitos -«¿Robado y follado mucho?»- o, incluso, de servise de armas -«Yo llevo la pistola, no quiero mamoneos, cuando estemos borrachos se saca la pistola»-.
La misma naturalidad, dice el diario ‘La Razón’, que cuando entraron a prisión: llegaron cantando. ‘La Manada’ creía que en cuestión de días volverían a estar en la calle. Su encarcelamiento dura ya tres meses.
Un estudio de 2010 (Corporate Psychopathy – Talking the Walk) que examinó un muestreo de 203 individuos de diversos programas de manejo de desarrollo de distintas empresas reveló algo interesante.
Se encontró que aproximadamente el 3% de los gerentes de empresas anotaban en el rango psicópata mientras que la incidencia de la psicopatía entre la población general es de aproximadamente 1%.
Así que ¿por qué hay tantos psicópatas en posiciones de alta dirección?
Durante un experimento, a un grupo de personas se les dio una prueba estándar de psicopatía. Al mismo tiempo, a los participantes se les mostró una serie de cuadros que tenían como objetivo probar sus niveles de empatía.
Con este fin, los investigadores midieron la respuesta galvánica de la piel para examinar su reacción emocional a las imágenes mostradas.
La investigación mostró que los psicópatas con niveles medios o altos de inteligencia fueron capaces de controlar su respuesta galvánica de la piel. Como resultado de esto, sus respuestas parecían normales.
Al mismo tiempo, los psicópatas con bajo coeficiente intelectual mostraron resultados anormales de las pruebas, que son típicos para las personas con tendencias psicopáticas.
Significado de los resultados
Los psicópatas son grandes manipuladores, y esta investigación proporciona nueva evidencia de eso.
Los resultados del estudio sugieren que los psicópatas con elevado coeficiente intelectual son capaces de ocultar su verdadera identidad, falsificando sus respuestas emocionales y, probablemente, también rasgos de personalidad.
Como resultado, a menudo muestran una imagen diferente de sí mismos y engañan a otros haciéndoles creer que este es su verdadero yo.
Carolyn Bate, la primera autora del estudio, dijo:
«Los que están en la parte superior de las empresas son a menudo encantadores e inteligentes, pero con déficits emocionales, a diferencia de los psicópatas que son bastante erráticos y tienden a cometer crímenes espantosos y, a menudo son capturados y encarcelados.»
También cree que los psicópatas en posiciones de poder podrían ser mucho más de un 3%,
«Porque si las personas son conscientes de que son psicópatas también pueden mentir – ellos son bastante manipuladores y carecen de empatía.»
Estos resultados son bastante interesantes para considerar y podrían aplicarse a otros ámbitos, excepto para el mundo de los negocios.
Estoy seguro de que si los psicólogos tuvieron la oportunidad de estudiar a aquellos en posiciones de poder político, la cifra iría más allá del 3%. Ser capaz de manipular y capaz de falsificar las emociones de uno es una cualidad que sin duda ayuda a uno a convertirse en un político exitoso.
Ni siquiera mencionar que con el fin de alcanzar los más altos niveles del poder político, cierta falta de empatía y la conciencia es una necesidad.
«Son maestros del manejo de impresiones. Su visión en la psique de otros combinado con una superficial – pero convincente – fluidez verbal les permite cambiar su situación con habilidad, ya que se adapta a la situación y a su plan de juego».
¿No suena esto como la mayoría de nuestros políticos?
Ellos simplemente están jugando su juego, engañando a la gente haciéndoles creer que sus preocupaciones sobre el mundo y la sociedad son sinceras. Pretenden que les importa mientras en realidad, sólo quieren más poder y dinero.
Y ni siquiera es necesario un estudio para saber esto a ciencia cierta.
Hay personas capaces de juzgar a los demás a la velocidad del sonido. Sin piedad y sin anestesia. Se guían por una mirada ciega y un corazón vacío, sin un hálito de empatía. Aún más, sus mentes están sembradas por esa semilla del egocentrismo que tantas secuelas siembran en nuestros escenarios más próximos.
El arte de educarnos a nosotros mismos a partir de los errores, los sesgos o las malas interpretaciones cometidas, es un mecanismo muy complicado de aplicar. Lo es en primer lugar porque requiere romper, efectivamente, la barrera del “ego” antes citada. Algo así, supone reestructurar los cimientos de nuestra identidad. ¿Cómo admitir que me he equivocado al juzgar a esa persona si me han educado para desconfiar de lo que no conozco?
“Se juzga según lo que se ve y se mira lo que se quiere. Por tanto, acabamos juzgando aquello que envidiamos o queremos”
-Lao Tse-
Vivimos en una sociedad donde imperan los juicios de valor, es algo que todos sabemos. A veces, no importa cuánto te esfuerces en demostrar algo, porque siempre habrá alguien que coloque gustoso sobre tu persona un alfiler para encasillarte en medio de este mundo de compleja flora y fauna. Ahora bien, no importa que esta realidad sea tan caótica como una selva, no importa cuántas veces nos juzguen o coloquen sobre nosotros la etiqueta de la falsedad.
Son solo palabras, actos vacíos, ruido ambiental. Porque ante un mundo complejo lo único que vale es la autenticidad, y eso es lo único el lo que deberíamos preservar cada día y en cada momento.
Juzgar: algo que todos hacemos con mejor o peor intención
Todos lo hacemos. Todos, en nuestra cotidianidad y en nuestras relaciones hacemos uso de los juicios de valor. Ahora bien, lejos de ver este recurso psicológico como algo negativo hemos de asumirlo como lo que es en verdad: una necesidad natural por evaluar y controlar aquello que aún no conocemos.
Juzgamos como mecanismo de supervivencia. No obstante, el modo en el que lo hacemos se nutre directamente de nuestra personalidad, de nuestros sesgos inculcados y de nuestra flexibilidad de pensamiento. Según un trabajo llevado a cabo por la Universidad de Harvard, las personas tardamos poco más de unos segundos en “evaluar a una persona”. De hecho, lo hacemos en base a dos cuestiones muy básicas:
¿Puedo confiar en esta persona?
¿Merece mi respeto?
Los psicólogos de Harvard resumen estas preguntas en dos dimensiones: la cercanía y la competencia. Si estamos en un contexto laboral la competencia será sin duda un factor esencial. ¿Puede esta persona garantizar que podamos ser productivos?, ¿es un líder respetuoso?, ¿es creativo y me motivará?, ¿podré trabajar en equipo con él/ella?
Por otra parte, la dimensión de la cercanía o la confianza es sin duda uno de los aspectos más importante en nuestras vidas. De hecho, es crucial para nuestra supervivencia: confiar es poder compartir, vincularnos, crecer. Por tanto, juzgamos en base a lo que vemos y nos hacen sentir para saber si podemos o no confiar en esa persona.
No obstante, queda claro que no siempre acertamos…
El mal juicio y el valor de la corrección
Si juzgar forma parte nuestro mecanismo de supervivencia, es necesario saber asumir el mal juicio para integrar el aprendizaje. Sin embargo, como ya sabemos, esa actitud no abunda demasiado. Cada categorización que emitimos parte de lo más profundo de nuestro ser, de nuestra educación, valores, experiencias e interpretaciones más o menos acertadas.
El mal juicio requiere actuar con humildad para aceptar el error. Porque la sabiduría llega precisamente de aquel que es capaz de reconstruir esquemas de pensamiento para mejorar así la convivencia. Implica, ante todo, un cambio: si uno es capaz de juzgar a los demás también debe saber juzgarse a sí mismo.
Cómo aprender a controlar los juicios dañinos
Sabemos ya que emitimos juicios de forma casi instintiva. Un primer paso para evitar caer en el sesgo o en el estereotipo más burdo es asumir una actitud más reflexiva. Antes de llegar a una conclusión sobre algo o alguien, vale la pena poner en práctica lo siguiente:
Cada juicio que emitas refleja una parte de ti mismo. Pregúntate qué te hace pensar de ese modo para emitir ese juicio, para poner esa etiqueta.
Despersonaliza. No relaciones comportamientos con “tipos de personas”. Cada uno de nosotros somos entidades únicas, así que no pongas las cadenas del juicio a quien como tú, ha nacido para ser libre y diferente al resto.
Busca la bondad en cada persona. Aunque no lo creas, aunque te cueste verlo en un principio, esa persona que te causa desconfianza por su imagen puede esconder aspectos de los que aprender, grandezas que imitar y noblezas que te pueden inspirar.
►Por último y no menos importante, procura sentirte bien contigo mismo. Porque quien se siente en armonía, satisfecho por lo que es y lo que tiene, no juzga. Quien llena sus vacíos con la certeza de una buena autoestima, no ve defectos donde no los hay. No busca víctimas donde proyectar sus carencias.