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Por RT
La misión OSIRIS-REx orbitará el asteroide Bennu durante el 2019 y se prevé que en 2023 aterrice en el desierto de Utah.
La nave espacial robótica OSIRIS-REx de la NASA ha alcanzado este lunes el objetivo de su viaje de dos años inciado desde el Cabo Cañaveral (Florida, EE.UU.) al llegar hasta el asteroide Bennu, uno de los más cercanos a la Tierra y potencialmente peligrosos para nuestro planeta.
Actualmente, la sonda está a una altura de 19 kilómetros sobre el asteroide. No obstante, la misión OSIRIS-REx acaba de empezar: su objetivo principal es tomar muestras de la superficie del objeto y traerlas a la Tierra para su posterior estudio, del que se podrían obtener claves acerca de cómo se creó la vida en nuestro Sistema Solar.
“Los asteroides son literalmente el primer material que se formó alrededor de nuestra estrella [Sol] y representan los bloques de construcción de los planetas, y, esperamos —en el caso de Bennu—, de la vida, y la razón por la que la Tierra puede ser un planeta habitable”, ha declarado Dante Lauretta, investigador principal de la misión OSIRIS-REx.
Durante el 2019 la sonda orbitará el asteroide y colectará datos para crear un mapa detallado de su superficie, que incluirá cráteres, llanuras, montañas y otras características topográficas.
“A medida que nos acerquemos al asteroide Bennue, comenzaremos a mapear su superficie con mayor detalle”, explica el plan Dani Della-Giustina, jefa del procesamiento de imágenes de la misión. El objetivo de este proceso es identificar con la mayor precisión la distribución de las rocas y otras partículas que podrían representar un peligro para el mecanismo que recogerá las muestras.
Se trata del dispositivo denominado TAFSAM, un brazo robótico conectado a un mecanismo que coge las muestras y las guarda en contenedores incrustados. En 2020, con la ayuda del brazo robótico, el mecanismo se colocará en una cápsula en la nave espacial que tomará rumbo a Tierra.
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