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El Cronovisor: Un dispositivo usado por el Vaticano para observar el pasado y el futuro
Según numerosos informes e historias que se han publicado a través de los años, entre los muchos alegados secretos que el Vaticano tiene, hay un dispositivo llamado el Cronovisor. El dispositivo permite a su usuario observar eventos pasados así como futuros. Muchos creen que este dispositivo es uno de los más grandes secretos guardados que la humanidad haya tenido jamás.
Desde que H. G. Wells compuso su novela ‘The Time Machine’, muchas personas han quedado fascinadas por la idea de viajar en el tiempo. Incluso la Física Teórica sueña con la posibilidad de hacer que funcione algún día. Todo lo relacionado con el viaje en el tiempo de hoy está relacionado con la ciencia ficción, o al menos así parece. Curiosamente, el 2 de mayo de 1972, un periódico italiano sorprendió al mundo cuando publicaron un artículo con un titular provocativo: Una máquina que fotografía el pasado finalmente se ha inventado.
El artículo de noticias indicó que decenas de científicos crearon un artefacto que les permitió fotografiar el pasado, e incluso atestiguan importantes relatos históricos directamente relacionados con Jesucristo.
El supuesto dispositivo -que según muchos no es más que ciencia ficción- fue construido en la década de 1950 por un equipo de científicos dirigidos por el padre Pellegrino María Ernetti, un físico italiano que eventualmente se convirtió en sacerdote.
Se cree que el equipo recibió la ayuda importante del premio Nobel Enrico Fermi y el famoso científico de cohetes Wernher von Braun.
El Cronovisor es un objeto relativamente pequeño que está equipado con una serie de antenas y está compuesto enteramente de aleaciones de metales preciosos, tubos de cátodo, algunos diales y palancas.
Los informes del Padre Ernetti sugieren que quienquiera que utilice el dispositivo es capaz de capturar y registrar lugares específicos, eventos importantes y seguir en la historia a personas notables.
Incluso se dice que en las condiciones perfectas, el dispositivo ofrece a su usuario la capacidad de prever lo que iba a suceder en un futuro próximo.
Sin embargo, el padre Ernetti siguió siendo reservado e indicó que él no era libre de revelar más detalles sobre el Cronovisor.
El padre Ernetti no obstante reveló que el Cronovisor trabajó «… procesando la radiación electromagnética residual que quedan por numerosos procesos …»
Según numerosos informes, el Padre Ernetti utilizó el Cronovisor para presenciar importantes acontecimientos históricos, siendo el más notable la crucifixión de Cristo.
No obstante, el padre Ernetti reveló que gracias a esta invención había logrado presenciar la destrucción de Sodoma y Gomorra, y otros acontecimientos históricos importantes como la fundación de Roma en 753 a.C.. Además, gracias al Cronovisor, el padre Ernetti pudo recomponer la obra desaparecida «Tiestes», escrita por Ennio Quinto y representada en Roma en 169 a.C. en su versión original, y el texto original de las dos tablas de piedra escritas por Dios (Éxodo 24:12) que fueron dados a Moisés en el Monte Sinaí, aparte de presenciar a gente como Napoleón, el filósofo romano Cicerón y otros grandes y trascendentales episodios históricos y bíblicos.
El sacerdote francés François Charles Antoine Brune fue uno de los primeros en enterarse del Cronovisor.
Según el padre François, conoció al padre Ernetti en los años 60 cuando viajaban por el Gran Canal de Venecia. Como los dos eran expertos en lenguas antiguas, comenzaron a hablar sobre la Biblia y su interpretación a través de los años.
El Padre Brune estaba muy intrigado cuando el padre Ernetti le reveló que había una máquina que podía responder a todas las preguntas relacionadas con la Biblia.
Cuando el Padre François le preguntó por la Máquina, el Padre Ernetti describió el Cronovisor, diciendo que era un dispositivo que funcionaba como un televisor, pero en lugar de recibir transmisiones de estaciones locales, el Cronovisor podia sintonizar el pasado y permitir al espectador «Ver y oír» acontecimientos que habían ocurrido siglos antes.
Ernetti le dijo a Brune que la máquina funcionaba detectando imágenes y sonidos que la humanidad había «creado» y que estaban «flotando» en el espacio.
Se dice que este intrigante dispositivo y el proyecto detrás de él fueron cancelados por el Vaticano pero no destruidos. Algunos creen que el Cronovisor se encuentra en algún lugar del Vaticano, escondido en una de las muchas cámaras, escondido de la sociedad.
Sin embargo, hay otras versiones que sugieren que el padre Ernetti y su equipo decidieron desmontar voluntariamente el dispositivo porque, puesto que podía sintonizar en cualquier lugar y en cualquier momento del pasado, si caía en manos equivocadas podría crear la «más espantosa dictadura que el mundo jamás haya visto».
Curiosamente, antes de que el padre Ernetti muriera en abril de 1994, escribió una carta en la que INSISTIÓ que el artefacto era real y no era un engaño como muchos creían.
El padre Ernetti afirmó que la supuesta fotografía que el cronovisor había capturado de Jesucristo en la cruz, mostrando la triste cara de un hombre barbudo mirando hacia los cielos era real, aunque algunos críticos argumentan que la imagen era una reproducción de una estatua de Jesús en una iglesia en Perugia.
Los críticos también afirman que el supuesto texto que el dispositivo logró observar de «Thyestes» incluía palabras latinas que no existían en el momento en que se hizo.
En 1994, el padre Ernetti también dijo que «el papa Pío XII nos prohibió revelar cualquier detalle sobre este dispositivo porque la máquina era muy peligrosa. Puede contener la libertad del hombre … »
Sin embargo, en 1988, el Vaticano emitió un decreto en el que advirtió que «cualquiera que use, un instrumento de tales características sería excomulgado». Según muchos, esto era una advertencia innecesaria ya que según ellos el Cronovisor nunca existió. Entonces, ¿por qué emitir una advertencia si era sólo otro engaño?
«El Cronovisor: Un dispositivo usado por el Vaticano para observar el pasado y el futuro»
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Según numerosos informes e historias que se han publicado a través de los años, entre los muchos alegados secretos que el Vaticano tiene, hay un dispositivo llamado el Cronovisor. El dispositivo permite a su usuario observar eventos pasados así como futuros. Muchos creen que este dispositivo es uno de los más grandes secretos guardados que la humanidad haya tenido jamás.
Algunos incluso creen que es una «herramienta» crucial que ha permitido al Vaticano preservar su influencia y poder a través de los años.
Desde que H. G. Wells compuso su novela ‘The Time Machine’, muchas personas han quedado fascinadas por la idea de viajar en el tiempo. Incluso la Física Teórica sueña con la posibilidad de hacer que funcione algún día. Todo lo relacionado con el viaje en el tiempo de hoy está relacionado con la ciencia ficción o al menos así parece. Curiosamente, el 2 de mayo de 1972, un periódico italiano sorprendió al mundo cuando publicaron un artículo con un titular provocativo: Una máquina que fotografía el pasado finalmente se ha inventado.
El artículo de noticias indicó que decenas de científicos crearon un artefacto que les permitió fotografiar el pasado, e incluso atestiguan importantes relatos históricos directamente relacionados con Jesucristo.
El supuesto dispositivo -que según muchos no es más que ciencia ficción- fue construido en la década de 1950 por un equipo de científicos dirigidos por el padre Pellegrino María Ernetti, un físico italiano que eventualmente se convirtió en sacerdote.
Se cree que el equipo recibió la ayuda importante del premio Nobel Enrico Fermi y el famoso científico de cohetes Wernher von Braun.
El Cronovisor es un objeto relativamente pequeño que está equipado con una serie de antenas y está compuesto enteramente de aleaciones de metales preciosos, tubos de cátodo, algunos diales y palancas.
Los informes del Padre Ernetti sugieren que quienquiera que utilice el dispositivo es capaz de capturar y registrar lugares específicos, eventos importantes y seguir en la historia a personas notables.
Según el padre Ernetti, él había observado, entre otros acontecimientos históricos, la crucifixión de Cristo y lo había fotografiado también. La imagen a la izquierda fue obtenida usando el Cronovisor. A la derecha está una imagen similar situada en una iglesia en Perugia.
Incluso se dice que en las condiciones perfectas, el dispositivo ofrece a su usuario la capacidad de prever lo que iba a suceder en un futuro próximo.
Sin embargo, el padre Ernetti siguió siendo reservado e indicó que él no era libre de revelar más detalles sobre el Cronovisor.
El padre Ernetti no obstante reveló que el Cronovisor trabajó «… procesando la radiación electromagnética residual que quedan por numerosos procesos …»
Según numerosos informes, el Padre Ernetti utilizó el Cronovisor para presenciar importantes acontecimientos históricos, siendo el más notable la crucifixión de Cristo.
No obstante, el padre Ernetti reveló que gracias a esta invención había logrado presenciar la destrucción de Sodoma y Gomorra y otros acontecimientos históricos importantes como la fundación de Roma en 753 a.C.. Además, gracias al Cronovisor, el padre Ernetti pudo recomponer la obra desaparecida «Tiestes», escrita por Ennio Quinto y representada en Roma en 169 a.C. en su versión original, y el texto original de las dos tablas de piedra escritas por Dios (Éxodo 24:12) que fueron dados a Moisés en el Monte Sinaí, aparte de presenciar a gente como Napoleón, el filósofo romano Cicerón y otros grandes y trascendentales episodios históricos y bíblicos.
El sacerdote francés François Charles Antoine Brune fue uno de los primeros en enterarse del Cronovisor.
Según el padre François, conoció al padre Ernetti en los años 60 cuando viajaban por el Gran Canal de Venecia. Como los dos eran expertos en lenguas antiguas, comenzaron a hablar sobre la Biblia y su interpretación a través de los años.
Supuestamente, estos son los planos del Cronovisor.
El Padre Brune estaba muy intrigado cuando el padre Ernetti le reveló que había una máquina que podía responder a todas las preguntas relacionadas con la Biblia.
Cuando el Padre François le preguntó por la Máquina, el Padre Ernetti describió el Cronovisor, diciendo que era un dispositivo que funcionaba como un televisor, pero en lugar de recibir transmisiones de estaciones locales, el Cronovisor podía sintonizar el pasado y permitir al espectador «Ver y oír» acontecimientos que habían ocurrido siglos antes.
Ernetti le dijo a Brune que la máquina funcionaba detectando imágenes y sonidos que la humanidad había «creado» y que estaban «flotando» en el espacio.
Se dice que este intrigante dispositivo y el proyecto detrás de él fueron cancelados por el Vaticano, pero no destruidos. Algunos creen que el Cronovisor se encuentra en algún lugar del Vaticano, escondido en una de las muchas cámaras, escondido de la sociedad.
Sin embargo, hay otras versiones que sugieren que el padre Ernetti y su equipo decidieron desmontar voluntariamente el dispositivo porque, puesto que podía sintonizar en cualquier lugar y en cualquier momento del pasado, si caía en manos equivocadas podría crear la «más espantosa dictadura que el mundo jamás haya visto».
Curiosamente, antes de que el padre Ernetti muriera en abril de 1994, escribió una carta en la que INSISTIÓ que el artefacto era real y no era un engaño como muchos creían.
El padre Ernetti afirmó que la supuesta fotografía que el cronovisor había capturado de Jesucristo en la cruz, mostrando la triste cara de un hombre barbudo mirando hacia los cielos era real, aunque algunos críticos argumentan que la imagen era una reproducción de una estatua de Jesús en una iglesia en Perugia.
Los críticos también afirman que el supuesto texto que el dispositivo logró observar de «Thyestes» incluía palabras latinas que no existían en el momento en que se hizo.
En 1994, el padre Ernetti también dijo que «el papa Pío XII nos prohibió revelar cualquier detalle sobre este dispositivo porque la máquina era muy peligrosa. Puede contener la libertad del hombre … »
Sin embargo, en 1988, el Vaticano emitió un decreto en el que advirtió que «cualquiera que use, un instrumento de tales características sería excomulgado». Según muchos, esto era una advertencia innecesaria ya que según ellos el Cronovisor nunca existió. Entonces, ¿por qué emitir una advertencia si era sólo otro engaño?
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Espacio en blanco – El cronovisor
«¿Qué es la Visión Remota?» Ferran Prat, J. L., Artur Homs y Jaime Verdu.
Conocida desde la década de 1930, la visión remota es la capacidad psíquica humana de poder ver a distancia lugares remotos, objetos o cualquier tipo de paisaje independientemente de la distancia a la que se encuentren, incluso si están fuera de este planeta. Agencias de inteligencia como la CIA, el KGB o recientemente, los servicios de inteligencia británicos, han destinado importantes recursos económicos y humanos para crear agentes capaces de operar con esta peculiar capacidad humana. En el siguiente audio, hablamos sobre este curioso asunto, el audio corresponde al programa Sabiens de Cadena Pirenaica (Radio Valira) dirigido por Ferran Prat y en el que intervienen Jose Luis Camacho de Mundo Desconocido, Artur Homs y Jaime Verdu. Esperamos que os guste.
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Mundo Desconocido.es
sabiens2.blogspot.cl
«Álter vú: la solución de John Titor y los pliegues entre memoria y mundos paralelos».
¿ES POSIBLE QUE LOS VIAJES EN EL TIEMPO DE OTRA PERSONA
MODIFIQUEN TAMBIÉN NUESTROS RECUERDOS SOBRE NUESTRA PROPIA VIDA?
fuente del texto/ Pijamasurf
sabiens2.blogspot.cl
Aida. Andrew Basiago Congreso Internacional de OVNILOGIA CIO URITORCO 20141
http://www.ciouritorco.org/ El CIO – Centro de Informes Ovni
Andrew Basiago, Abogado Norteamericano y ponente estrella del XVII Congreso Internacional de Ovnilogía que realizó el CIO (centro de Informes OVNI), en Capilla del Monte, relató los viajes que realizó al planeta rojo entre 1981 y 1984, en los que asegura haber coincidido con el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. «Nos subían de a diez a un ascensor, que durante unos quince minutos cambiaba de forma y cuando se abría la puerta, estábamos en una base espacial en Marte», aseguró y describió a este planeta como un «desierto con olor a waffles quemados». «Sin embargo, es habitable por humanos, sólo un poco difícil respirar al principio, como si se estuviera en el pico de una montaña muy alta», describió Basiago.
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“Los resultados supondrían que es posible viajar en el tiempo”
Los neutrinos alcanzan una velocidad superior a la de la luz, según los primeros resultados avanzados este viernes en París de la experiencia internacional OPERA después de unas pruebas realizadas en el laboratorio de física CERN.
Así lo adelantó el Centro Francés de Investigaciones Científicas (CNRS), que da cuenta de la prueba llevada acabo desde las instalaciones del CERN en Ginebra, con el lanzamiento de neutrinos, partículas subatómicas, disparadas hacia un laboratorio italiano a 730 kilómetros de distancia.
Según el profesor de física de partículas en la Universidad británica de Manchester, Jeff Forshaw, en declaraciones a Reuters, de confirmarse, los resultados supondrían que en teoría es posible “enviar información al pasado”.
“En otras palabras, viajar en el tiempo sería posible (…) (aunque) eso no significa que vayamos a construir máquinas del tiempo a corto plazo”, indicó.
El centro galo califica el resultado con los neutrinos de “sorprendente” aunque titula su comunicado, a la espera de la presentación oficial de los resultados en la ciudad suiza, entre interrogantes: “¿más rápido que la luz?”. Los neutrinos llegaron a su destino, en Gran Sasso, 60 nanosegundos más rápidos que la luz, que cubre esa distancia en 2,4 milisegundos, explicó Dario Autiero, director del equipo e investigador en el CNRS.
“Hemos puesto en marcha un dispositivo entre el CERN (Centro Europeo de Investigación Nuclear) y el Gran Sasso que nos permitió una sincronización a nivel de nanosegundos y hemos medido la distancia entre los dos sitios con (una precisión de) veinte centímetros”, explicó Autiero en un comunicado del CNRS.
“Hasta ahora, la velocidad de la luz ha sido considerada como un límite infranqueable” “Estas mediciones presentan escasas dudas y una estadística tal que concedemos una gran confianza a nuestros resultados”, estimó. Más de un siglo después de que Albert Einstein enunciara la teoría de la relatividad, en 1905, “la experiencia OPERA da testimonio de un resultados totalmente inesperado: los neutrinos llegan a Gran Sasso con una ventaja pequeña, pero significativa, con relación al tiempo que la luz hubiera necesitado para cubrir el mismo recorrido en el vacío”. Los resultados se basan sobre la observación de más de 15.000 neutrinos, precisó la institución francesa.
Hasta ahora, la velocidad de la luz ha sido considerada como un límite infranqueable y si no fuera así, “podría abrir perspectivas teóricas completamente nuevas”, agregó el CNRS. Aunque, a pesar de estas afirmaciones estima que harán falta “mediciones independientes para que el efecto observado pueda ser refutado o formalmente confirmado”.
Esa es la razón por la cual los investigadores del programa OPERA han decidido abrir el resultado de las pruebas “a un examen más amplio por parte de la comunidad de físicos”. El CERN tiene previsto presentar los resultados de las pruebas en un seminario especializado que comenzará a las 14.00 horas GMT en medio de una gran expectación, después de que desde ayer circularan varias versiones acerca de los resultados del estudio.
Conseguir superar la velocidad luz
El CERN insistió el jueves en que nada era oficial ni concluyente. En el laboratorio de física más grande del mundo se trabaja desde hace años para tratar de averiguar si es posible registrar velocidades superiores a la de la luz -299.792 kilómetros por segundo-, lo que va en contra de un pilar teórico de la física. Los resultados de los exámenes que se realizan son presentados al resto de la comunidad científica, principalmente a laboratorios similares en EEUU y Japón, para confirmar los resultados.
Confirman las mediciones de partículas elementales que superan la velocidad de la luz
Los físicos logran ocultar sucesos durante billonésimas de segundo en el laboratorio
Siempre se ha dicho que el cuento de Alicia en el país de las maravillas era más que un relato para dormir.
Todo en él era una descripción de los principios, cuantos de la física moderna.
Ahora tenemos más.
Ahora tenemos el espejo para cruzarlo. Puede que después de esta noticia, algunos lectores no se asusten tanto o se muestren tan perplejos cuando hablamos del cronovisor.
En su batalla final contra el mal en sus películas, Harry Potter podría haber usado un tipo de capa recientemente descubierto: no una que oculta objetos en el espacio, sino sucesos en el tiempo.
Como directores de cine cortando partes de una película, los físicos han encontrado una manera de abrir por un tiempo un hueco en un haz de luz. Los sucesos que se producen durante ese breve periodo de tiempo no se pueden ver, así como el propio hueco.
Moti Fridman y sus colegas de la Universidad de Cornell reportaron la primera prueba experimental de este “ocultamiento temporal” el 11 de julio en arXiv.org (on-line).
Aunque el truco por ahora no ocultaría a los ladrones de bancos de las cámaras de seguridad, podría ser utilizado en dispositivos electrónicos u ópticos.
Las anteriores “capas de invisibilidad” ocultaban objetos de nuestra vista curvando la luz. De la misma forma que el agua fluye alrededor de una roca en medio de un río, las ondas de luz se curvan alrededor de una capa y se reunen a la perfección del otro lado, sin que queden señales de ese desvío.
Una capa temporal oculta un suceso cambiando la velocidad de la luz, no su dirección. Con la velocidad de la luz limitada a 299.792.458 metros por segundo, el truco sólo funciona cuando la luz viaja con más lentitud que en el vacío, como sucede en los cables de fibra óptica.
El equipo de Cornell, que no dio una entrevista sobre el artículo, que está pendiente de publicación, manipuló la luz en un cable de fibra óptica utilizando una lente temporal, un dispositivo de silicio desarrollado para aumentar la velocidad en la transferencia de datos. Una parte de la luz que pasa a través de esta lente se acelera, y una parte se frena. Las ondas se dividen, al estilo de Moisés dividiendo las aguas, y crea un hueco de oscuridad. Una segunda lente ubicada más alejada en el cable vuelve a unir la luz de manera que llegue a destino intacta, sin registro del hueco, o cualquier cosa que haya sucedido durante este breve momento.
El hueco duró unas 15 billonésimas de segundo, tiempo suficiente para ocultar pulsos de luz que fueron creados dentro de la capa de invisibilidad, describen los investigadores. En teoría, este hueco temporal se podría acrecentar a más de un microsegundo en un cable más largo. Para tiempos mayores, las imperfecciones de la técnica serían suficientemente importantes como para revelar la presencia del hueco.
“Es un hueco temporal mucho mayor de lo que pensábamos posible”, dice Paul Kinsler, físico del Imperial College de Londres. Kinsler y sus colegas describieron por primera vez la idea de una capa temporal en un artículo publicado en febrero en la revista Journal of Optics. Su perfecta e indetectable capa temporal necesitaba de metamaterial exóticos, estructuras artificiales que se usan en las capas de invisibilidad tradicionales.
“Serían necesarios metamateriales que cambiaran sus propiedades en el tiempo así como en el espacio”, dice el miembro del equipo Martin McCall, también en el Imperial College de Londres. “En la actualidad, producir esa situación ideal está más allá de la tecnología de metamateriales”.
La imperfecta capa de Cornell, que no está hecha con metamateriales, puede ser útil para el procesamiento de señales. En teoría podría interrumpir un flujo de datos, permiendo que se procesara otro, y luego reconstruir la señal original. Un detector no notaría la interrupción.
Es improbable que se logren huecos temporales mayores, a una escala de tiempo cotidiano, sin embargo. Incluso con una capa de metamaterial teóricamente perfecta, un hueco de unos ocho minutos requeriría un dispositivo del tamaño del Sistema Solar, estima McCall.
http://axxon.com.ar/noticias/2011/07/una-capa-de-invisibilidad-pero-en-el-tiempo/
Viajes en el tiempo : La Historia de Rudolf Fenz
Rudolf Fenz fue un supuesto vijero temporal cuya historia fue mundialmente conocida y documentada. Durante un día del mes de Junio del año 1950, cerac del mediodía, en la 5ª Avenida de Nueva York, la gente que pasaba vio a una persona vagando por el lugar muy desconcertada, al punto de ser atropellada por un coche.
Cuando la policía acudió al lugar de los hechos, determinó que se trataba de un hombre de al rededor de 30 años de edad, y que su vestimenta, en un excelente estado de limpieza, era de por lo menos un siglo atrás. En sus bolsillos encontraron billetes que ya no se encontraban en circulacion, pero en muy buen estado, sumado a tarjetas a nombre de Rudolf Fenz y una carta en la que figuraba el año 1876, dirigida a Rudolf y unos recibos de compra por unos caballos.
El agente de la oficina de desaparecidos del Estado de New York, Hubert Rihn, fue el encargado de iniciar la investigación para encontrar a los familiares de la víctima, sin obtener resultados positivos en su búsqueda. Hasta que encontraron un numero telefónico del año 1939 en el que figuraba un tal Rudolf Fenz Junior, dato que les fue útil para encontrar a la viuda de Rudolf Fenz.
La sorpresa fue que Rudolf Fenz Junior era en realidad el hijo de la víctima. La viuda, comentó que su suegro desapareció en el año 1876 cuando salió a dar una larga caminata por el campo tal y como solía hacer habitualmente, pero desde ese día no han sabido más de él.
Este dato se terminó corroborando cuando encontraron a Rudolf Fenz en la lista del archivo de personas desaparecidas del Estado de Nueva York en el año 1876. Según el informe dio un salto en el futuro de 74 años, desde 1876 hasta 1950.
¿Ha Sido Ya Inventada La Máquina Del Tiempo?
A mediados del siglo XX el papa Pío XII prohibió a un equipo internacional de investigadores, coordinados por el padre benedictino Pellegrino Ernetti, que continuaran con el diseño de una máquina capaz de obtener voces e imágenes del pasado. Más de cuatro décadas después fue localizado al jefe de aquel equipo. Sus declaraciones apoyan de alguna forma la evidencia que suponen los diferentes vestigios existentes en todo el mundo -como un cuadro del siglo XVII en el que el artista inmortalizó un moderno satélite de comunicaciones, una computadora astronómica del siglo I o huellas humanas impresas en estratos geológicos de cientos de miles de años- y nos permiten intuir que el Tiempo es una dimensión por la que podemos desplazarnos.
Una pequeña iglesia italiana enclavada en la próspera ciudad, vinícola de Montalcino, a escasos cuarenta kilómetros de Siena, la iglesia de San Pedro alberga aún hoy una de las más desconcertante pinturas que existen en el mundo. Ningún objeto, pintura o legado documental de los que se han podido examinar en la búsqueda de fenómenos que demuestren la existencia de alteraciones -a veces de siglos- en el continuum espacio-temporal. es tan claro como el lienzo que se conserva en Montalcino. Diseñado originalmente en el año 1600 por el artista sienes Ventura Salimbeni (1567-1613), la tela recoge una escena singular: nueve personales, la mayoría ataviados con trajes eclesiásticos de la época, aparecen en torno a un relicario que contiene una hostia consagrada de la que parten varios deslumbrantes rayos de luz. Sobre estos prelados, y por encima de unas nubes grisáceas que separan en dos mitades el cuadro, se encuentran las imágenes de la Trinidad, flanqueadas por dos querubines. El lienzo no pasaría de ser una de tantas representaciones manieristas de los mundos celeste y terrestre, si no fuera por el insólito objeto que aparece en medio de los tres personales divinos y que acapara el protagonismo de toda la obra.
A primera vista parece un simple objeto azulado que bien podría representar el globo terráqueo. Pero examinado con más detenimiento se aprecia que semejante interpretación es errónea. La existencia de al menos tres líneas longitudinales a lo largo de la curvatura de esta extraña esfera y una banda central a modo de «cinturón», presentan todo el aspecto de junturas de varias piezas de apariencia metálica. No menos sorprendentes son las dos extremidades en forma de antenas asida por las divinas figuras de Dios y Jesús, respectivamente, y que no dejan lugar a dudas -a los ojos, claro está, de un hombre habituado a tecnología contemporánea- de que nos estamos enfrentando a la primera representación artística de un moderno satélite de comunicaciones. Quizá a uno de los primeros modelos puestos en órbita, como el Sputnik soviético o el Vanguard norteamericano.
Roberto Cappelli, profesor de Montalcino que lleva estudiando y terciando polémicas sobre esta tela desde hace muchos años, recuerda con detalle cómo comenzó a interesarse por esta obra:
«Hace ahora más de tres décadas durante la celebración de una ceremonia religiosa en la iglesia de San Pedro, me fijé en el cuadro de Salimbeni y, particularmente, en su parte superior. Me llamó tanto la atención que decidimos subir hasta el objeto que aparece en el centro del cuadro, utilizando una escalera. Se trata de una esfera aparentemente similar a las que se encuentran en otros cuadros de todas las épocas, pero éste presentaba, además, un par de antenas que impiden que se interprete como una imagen del mundo o una figuración de la hostia. Además -acaba precisando- las ‘antenas’, vistas de cerca, parece que estén enroscadas a la esfera.»
Cappelli habla observado bien. Durante estos largos años ha dedicado muchas horas a la observación de los más ínfimos detalles de la obra. Su convencimiento de que lo que está allí representado no puede ser sino uno de los primeros satélites contemporáneos, deja sin aliento a sus más acérrimos críticos. Uno de ellos, el también profesor Alberto Piazzi sostiene que la esfera de Montalcino es una representación artística de la Tierra y que las dos antenas no son sino cetros divinos estilizados, que dan al observador la impresión de dominio de la Trinidad sobre los designios del planeta.
Algo Más Que Una Apariencia
En el único punto donde convergen ambos profesores en sus discusiones es en lo extraño de la protuberancia circular que aparece en la parte inferior izquierda de la esfera. La lógica más elemental vuelve a dar la razón a Cappelli, a pesar de que pueda escandalizar a los que defienden la existencia de un Tiempo que discurre sólo en un sentido: hacia delante. Efectivamente, en el caso del satélite Vanguard norteamericano (especialmente el Vanguard II, lanzado por la NASA en Febrero de 1959) se aprecia una protuberancia idéntica a la dibujada en Montalcino, y que correspondía técnicamente al objetivo de una cámara que debía de recoger y emitir imágenes a la Tierra. La precisión en cuanto a la situación de este elemento en la obra de Salimbeni, y en cuanto a la ubicación de las dos «antenas» -que tanto en el Sputnik I como en el Vanguard II son cuatro-, no puede obedecer a una simple casualidad.
Pero lo intrigante de este objeto no termina aquí, ya que el «satélite» no sólo parece tal, sino que pictóricamente se comporta como un emisor de imágenes. El detalle es perceptible en la parte inferior izquierda del lienzo. Allí, sobre la cabeza de un prelado (presumiblemente el papa Clemente VIII, contemporáneo a la realización de esta obra, aparece por segunda vez el Espíritu Santo. El primer lugar donde se observa la paloma sagrada es entre las dos antenas del «satélite». Pues bien, una nueva paloma aparece sobre Clemente VIII justo en línea recta con el «objetivo» de la cámara emisora de la esfera. Y lo que es más intrigante: esta segunda paloma, observada detenidamente, es semitransparente, viéndose a través de ella los contornos de los objetos del fondo, remarcando la impresión de que se trata de una imagen transmitida, y no la paloma «original». De nuevo la casualidad no es la interpretación más oportuna.
Poca -o más bien ninguna- luz sobre la naturaleza de la esfera que nos ocupa encontramos en los títulos que se atribuyen a esta obra. No existe un criterio firme a la hora de clasificar este cuadro de Salimbeni, siendo dos los títulos -en cierta forma semejantes- que se barajan. Para Marilena Bigi, del grupo cultural Los Argonautas, de Montalcino, la obra recibe el titulo de «Disputa del Santísimo Sacramento», aunque no faltan los defensores de la segunda propuesta: «Glorificación de la Eucaristía». Para aquellos que tengan la tentación de ver en la esfera la representación de la hostia, nunca estará de más advertir que la sagrada toma cristiana se encuentra dibujada justo bajo la capa de nubes que separa la escena divina de la terrena, en medio de los impasibles prelados. Por lo tanto, nuestro ‘satélite’ no es el responsable del título.
Oscuras Relaciónes
El caballero Bevilacqua, como también se conoció a Salimbeni en su época, presenta una biografía que a duras penas nos ayuda a deducir su interés particular por dejar un legado tan sorprendente como el de Montalcino. Hijo del también pintor Arcangelo Salimbeni, Ventura marcha muy joven a Roma para perfeccionar su estilo artístico. Allí permanecerá hasta 1595, habiendo trabajado con anterioridad en la decoración del tercer piso del palacio Vaticano. A regreso a Siena -su ciudad natal- comenzará una frenética actividad pictórica, que le llevará a Montalcino en varias ocasiones para cumplir con encargos bien concretos. Sólo un documento fechado en el año 1600 (fecha en que diseñó el «satélite’), y que hoy se conserva en la iglesia de la patrona de Montalcino, la Virgen del Socorro, da fe de esta clase de encargos. Al parecer, simultáneamente a la realización de la obra que hoy reposa en San Pedro de Montalcino, Salimbeni realizó otra por la que recibió sesenta escudos de oro y que hoy se halla en paradero desconocido. Ignoramos, pues, si en aquel lienzo inscribió alguna otra singularidad que nos ayudara a interpretar el enigmático objeto al que nos referimos.
Mucho se ha especulado sobre qué pudo haber inspirado al autor para llevar a cabo semejante representación. Desde la posibilidad de que tuviera acceso a una «falla temporal» que le permitiera ver un objeto del futuro (y, en cualquier caso, cabría preguntarse por qué vio un satélite y no cualquier otro objeto contemporáneo más común), o que hubiese tenido una premonición concreta sobre este aparato en particular. No obstante, hay un detalle que añadir a estas especulaciones, y que coloca el acento de esta polémica sobre los conocimientos que poseerían de determinados aspectos concretos, incluso de carácter futurista, los papas de Roma. Es decir en 1592 llega Clemente VIII al sillón de Pedro. Este papa, uno de los más cultos del periodo y que, entre otras cosas, puso en marcha la Biblia Clementina (que aún hoy es el texto bíblico oficialmente reconocido), destacó de la mediocridad de sus predecesores al lograr que el futuro rey de Francia Enrique IV renegase de la fe protestante, regresando a las filas del catolicismo. Se presume que debió de tener algún encuentro con Salimbeni, si bien éste pudo haberse limitado a seguir su trayectoria desde lejos. Y es que el artista, probablemente, no representó gratuitamente a Clemente VIII en su misterioso cuadro.
En Noviembre de 1595 este papa, tras su triunfo diplomático con el «affaire» Enrique IV, ordenó rematar -en conmemoración de este hecho histórico- la cúpula de la basílica de San Pedro del Vaticano con un singular objeto. Hipólito Aldobrandini -éste era el verdadero nombre del papa Clemente- ordenó a Sebastián Torrigiani que fundiese una colosal bola de metal, en cuyo interior había cabida para dieciséis personas. Sobre ella colocó una gigantesca cruz metálica, y ordenó que aquel objeto coronase el centro de la cristiandad desde la cúpula diseñada por Miguel Ángel. ¿Se inspiró Salimbeni en este desproporcionado objeto mandado construir por Clemente VIII? Y si fuera así, ¿por qué dotó a su inspiración de detalles que hoy sólo se encuentran en los primeros satélites artificiales?… El misterio permanece.
Objetos Fuera De Su Tiempo
Igual de irresoluble que el misterio del cuadro de Montalcino son otros objetos y pinturas diseminados alrededor del mundo que parecen demostrar que, o bien somos unos perfectos desconocedores de nuestro pasado, o bien que ha habido «interferencias temporales» en uno u otro momento. Y nos estamos refiriendo a hechos, no a especulaciones. Por lo prolijo de esta clase de objetos (muchos de ellos menos demostrativos que el legado de Salimbeni) apenas nos detendremos en algunos de los más significativos ooparts (out of place artifacts) u objetos fuera de su tiempo.
De todos ellos el más sorprendente es -sin duda- la máquina de Antikythera, descubierta en 1900 por unos pescadores de esponjas griegos que faenaban en las inmediaciones de una isla del mismo nombre. El objeto en cuestión, descubierto entre los restos de un naufragio de un barco griego de casi dos mil años de antigüedad, presenta un insólito cuadro de ruedas dentadas -una veintena, a decir de Valerios Stais, del Museo Nacional de Atenas, quien examinó por primera vez la máquina en 1902-.
Después del análisis minucioso del resto de los materiales recuperados de aquel naufragio, se dató en tomo al año 65 d.C. la fecha del desgraciado incidente marino. Lo que, de por sí, convierte a aquel mecanismo dotado de una compleja red de ruedas dentadas en algo anacrónico. No obstante, las inscripciones halladas en los metales del extraño mecanismo no contradicen esa fecha, sino que corroboran que la máquina pertenece a los primeros momentos del siglo I. La inscripción más larga que se conserva sobre los restos de metal hallados es extraordinariamente similar a un calendario astronómico elaborado en el año 77 d.C.
Hasta Abril de 1974, en que la revista Scienttfic American publicó un articulo del profesor Derek J. de Solla Price, de la Universidad de Yale, el objeto sólo fue un tema más de discusión entre los amantes de las anomalías históricas. Price, gracias a este trabajo y a otros que vinieron después, redimensionó el problema de Antlkythera. Reconoció haber comenzado a restaurar la máquina a primeros de los años cincuenta y haber sometido a rayos X, en 1972, el todavía amasijo de metal rescatado en Antikythera; resolviendo, tras sus observaciones, que se trataba de una especie de computadora astronómica bien precisa. Construida con ruedas de cobre, la máquina debía de haber contenido alrededor de treinta ruedas dentadas, con sus correspondientes diferenciales, y pudo haber estado dentro de una cala cubierta de inscripciones. Su descubrimiento puso de manifiesto algo que puede extenderse a posteriores hallazgos: fuera, probablemente, del uso común de los contemporáneos de la época helénica, hubo una casta de hombres que manejaron una tecnología que -en el caso del objeto de Antikythera- no volveremos a encontrar hasta bien entrado el siglo XVI. ¿De nuevo el Tiempo nos vuelve a jugar malas pasadas?
Tan polémica como la máquina de Antikythera es el extraño cráneo de cristal hallado en 1927 por Anna Mitchell-Hedges, hija adoptiva del polémico explorador británico Frederik Mitchell-Hedges, en las ruinas mayas de Lubaantun, situadas en los bosques tropicales de Belice, en la Guayana británica. El cráneo, perfectamente tallado en cristal de roca, presentaba un alto grado de dureza (siete sobre diez, en la escala de Mohs, para ser precisos), de lo que se deducía que sólo mediante fundición del mineral y utilizando un molde, o mediante el uso de un diamante por un hábil orfebre, podría obtenerse algo parecido. Pero los mayas no poseían la suficiente capacidad técnica -desde la óptica arqueológica tradicionalmente admitida- como para enfrentarse a semejante empresa artística. Treinta y ocho años antes, un soldado mexicano descubrió en su país una calavera similar, que -a diferencia de la de Lubaantun- no podía mover su mandíbula. Posteriores análisis del hallazgo de Mitchell-Hedges, conducidos en 1970 por la compañía norteamericana Hewlett-Packard, contribuyeron a avivar la polémica sobre su fabricación, ya que demostraron que se confecciono en una sola pieza, y que sobre su superficie no existe ni una sola muesca de las herramientas presumiblemente empleadas. Hewlett-Packard concluyó sus apreciaciones sobre el objeto asegurando que se necesitarían al menos tres siglos de trabajos manuales ininterrumpidos, en época maya, para obtener un resultado así
Penden sobre estos dos cráneos acusaciones de fraude. Es decir, la presunción de que no fueron elaborados -tal y como se pretende- por las culturas en cuyas ruinas se hallaron. Pero ninguna de las acusaciones, hasta el momento, ha podido ser demostrada como cierta. Ooparts de singulares características pueden hallarse en todos los rincones del mundo, casi como si quisieran demostrar, en silencio, que algunos planteamientos modernos de la Física teórica sobre la posibilidad de viajar en el tiempo, son validos. Huellas de zapatos encontradas en estratos geológicos de hace dos o tres millones de años, como las que se rescataron en la prisión estatal de Carson City (Nevada, EE.UU.) en 1882, o la huella de zapato descubierta a mediados del siglo pasado en el desierto del Gobi por un equipo de paleontólogos, en un estrato fechado en unos doscientos millones de años de antigüedad, nos obligan a replanteamos los conceptos de linealidad del tiempo. El propio Stephen Hawking. ante las especulaciones que la Física ha formulado en estos últimos años sobre la variabilidad de la continuidad del Tiempo, aseguró en Octubre de 1987 en Madrid que: «algún día será posible viajar por el Tiempo. Si hace un año me lo hubieran preguntado, hubiera contestado que era imposible».
El Extraño Proyecto Del «Cronovisor»
¿Y si alguien hubiera dado ya ese salto? Trasladémonos a Venecia. Allí, frente a la Plaza San Marcos, y al otro lado del gran canal. se encuentra encerrado uno de los misterios mas desconcertantes -a la vez que ignorados- de nuestros días. En la isla de San Giorgio, copada en su totalidad por instalaciones de los monjes benedictinos y de la Fundación Giorgio Cini, dedicada a la acogida y educación de los hijos huérfanos de pescadores, se esconde de su pasado el padre Pellegrino Ernetti. Profesor de «Prelolofonía» (es decir, de música anterior al año mil) en el Conservatorio Benedetto Marcello de Venecia, Ernetti oculta sus investigaciones sobre el tema del Tiempo, ocupándose en la actualidad de recibir y tratar entre cuatrocientas y quinientas personas semanales aquejadas de estar poseídas por el diablo. Es ¡exorcista!.
El padre Ernetti no ha querido dar muchas explicaciones sobre este tema, de cómo él, ayudado de un nutrido equipo de científicos europeos, había estado diseñando -en plenos años cuarenta- una máquina capaz de fotografiar el pasado. «El principio es muy sencillo: las ondas visibles y sonoras del pasado no se destruyen. Y no lo hacen porque son energía. La grandeza de nuestro invento, que llamamos Cronovisor, está en poder recuperar esa energía y recomponer las escenas».
Ernetti hizo varias declaraciones apresuradas a la prensa italiana de finales de los años cuarenta. Aseguró haber recompuesto, en su versión original, la oficialmente desaparecida obra Thyestes, elaborada por Quinto Ennio y representada en Roma hacia el año 169 d.C. También aseguró haber obtenido el texto original de las Tablas de la Ley entregadas por Yahvéh a Moisés en el Monte Sinai, aparte de otras singulares «fotografías» obtenidas de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y de otros trascendentales episodios bíblicos.
El eje de su planteamiento se centra en la poco científica admisión de la existencia del éter, en donde se recogerían todas y cada una de las acciones externas emprendidas por los seres humanos. Según Emetti, cada uno de nosotros emite millones de ondas a lo largo de la vida, que quedan atrapadas en alguna parte. Después, gracias a la utilización del instrumental adecuado para acceder a ese estadio de información y decodificar las ondas que se están buscando (en lo que, a decir del investigador francés Robert Charroux, se emplearía un oscilógrafo catódico que lograría reconstruir las emisiones originales) se puede acceder a las imágenes y sonidos que se deseen. La siguiente entrevista fue realizada por el investigador, y ahora director de la revista Más Allá,Javier Sierra:
-«Pero todo ha terminado -dice el padre Ernetti-. Yo ya hablé. El papa Pío XII nos prohibió que divulgáramos cualquier detalle sobre esta investigación, porque la máquina del pasado es muy peligrosa. Puede cortar la conciencia de libertad del hombre, ya que con este aparato se podrá conocer qué has estado haciendo esta mañana, dónde, cuándo, cómo…»
-¿Sigue usted manteniendo, a pesar de los años, que todavía posee el texto original de las Tablas de la Ley?
-«Sí, lo tenemos. Pero no podemos desvelar nada. Lo siento.»
-¿Y cuándo cree que podrá hablar, padre?
-«No lo sé. Ya sabe que hay muchas cosas que reciben el nombre de Secretos de Estado…»
-¿Del Vaticano?
-«No. De todos los Estados. Por eso no es posible hablar.»
-¿Todas las investigaciones que se hicieron con la máquina se realizaron en Venecia?
–«No. En todo el mundo.»
-No sabe cuándo dejará de ser secreto, ¿verdad?
-«Espero que pronto, pero es muy difícil. Se revelarán demasiados secretos.»
-¿Cambiaría mucho nuestra concepción de la Historia del Hombre?
-«Mucho. Incluso las lenguas serían irreconocibles…».
Encuentro en las pléyades
La consulta de documentación es una parte importante de este blog. Además de la documentación clasificada temporalmente, en las páginas por periodos. Hay otro apartado documentación donde se muestran algunos trabajos especialmente relevantes. Además de todo esto la clasificación por categorías facilita una búsqueda por temas.
Creo que faltaba una guía por autores. A lo largo de los post hemos visto como determinadas personas son especialmente relevantes a la hora de aportar una información trascendente sobre nuestra historia.
Vamos a crear esta guía de autores en la parte de etiquetas, mostrada en el menú de la derecha del blog.
Empezaremos por una persona que tiene mucho que contar. Su formación científica y sobre todo sus experiencias y sus libros nos aportan, una información muy valiosa que ha sido muy poco difundida y por lo tanto resulta muy poco conocida. Se trata de Preston B. Nichols
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En el post de hoy nos cuenta su vida y además la VIDA DE LOS PLEYADIANOS.
Libro: Encuentro en las Pléyades
Por Preston B. Nichols
En 1968, Preston Nichols conmocionó y dejó consternados a los servicios de inteligencia estadounidenses cuando anunció públicamente en Chicago, ante un grupo de unas trescientas personas, su intervención en un ‘proyecto negro’ secreto que tuvo lugar en Long Island. Conocido con el nombre oficial de Proyecto Fénix por el servicio de inteligencia y los círculos militares, coloquialmente se le llamó proyecto Montauk (recibió el nombre por el lugar donde se llevó a cabo: Montauk, en el estado de Nueva York) y constituye el tema de un popular libro titulado The Montauk Project: Experiments in Time (El proyecto Montauk: experimentos con el tiempo) escrito por Preston Nichols en colaboración con Peter Moon. Este libro, por el que el señor Nichols se hizo famoso, relataba importantes acontecimientos que comprendían ciencias secretas como el control del tiempo meteorológico y el control mental. Supuestamente, estas actividades llevaron a una teleportación a gran escala y a la materialización de objetos, que a su vez condujeron a un control del tiempo cronológico.
Aunque su investigación ha sido celebrada por muchos y condenada por otros, nadie puede negar que Preston posea una gran maestría sobre la tecnología electromagnética y que haya estado involucrado en investigaciones secretas gubernamentales. En esos círculos siguen requiriendo sus opiniones y consejos profesionales.
Encuentros con los ovnis
Mi primera experiencia paranormal tuvo lugar cuando tenia cinco o seis años. En una ocasión me desperté y vi lo que yo creí que era el rostro de Dios mirándome desde la puerta. Estaba claro que no era la cara de mi padre ni de mi madre. Tenía la piel de un color muy claro y estaba rodeado por un largo cabello blanco. Aunque me encontré con ese rostro muchas veces, no recuerdo ninguna otra experiencia inusual hasta la adolescencia. Todavía no sé si la cara que veía estaba directamente relacionada con mi ulterior relación con los ovni.
Fue en 1961 o en 1962, a la edad de quince o dieciséis años, cuando vi mi primer ovni. Justo antes de esa Época, mis padres me habían construido un pequeño cobertizo rojo en el extremo de nuestro patio posterior. Yo estaba loco por la electrónica y ellos querían que tanto yo como mis juguetes saliéramos del interior de la casa. Decían que mientras llevaba a cabo mis experimentos hacía los ruidos más espeluznantes que jamás habían oído. Naturalmente, en esa Época todavía no había aprendido a instalar correctamente el retroalimentador negativo de un amplificador de sonido.
Si esto se hace mal, salen gritos y lamentos que parecen los de un alma en pena. Tardé cierto tiempo en saber por qué. Resultó que todo lo que hacía falta para anular los alaridos era invertir los conductores de las terminales de salida de los transformadores, pero hasta que lo descubrí puede que el amplificador estuviera emitiendo chillidos durante una semana. Mediante la construcción del cobertizo, mis padres me permitían continuar con mi afición y al mismo tiempo se aseguraban de que estuviera lo más lejos posible de la casa.
En poco tiempo tuve la cabaña llena de receptores de radio y un par de viejos televisores. Incluso conseguí cierto equipo de pruebas que parecía sacado del laboratorio de Marconi. Como yo tenía más material de pruebas que todos mis compañeros de clase juntos, supongo que, como estudiante de instituto, lo estaba pasando todo lo bien que podía.
Una noche en que estaba haciendo chapuzas en mi laboratorio, no lograba que los transmisores de radio conectaran con otra cosa que no fuera un extraño zumbido. Seguía apareciendo por los transmisores. De repente, se fue la electricidad y las luces se apagaron. Salí fuera y observé un objeto refulgente en forma de disco que flotaba en el patio a unos 60 metros del suelo. Calculé que el ancho sería de unos 15 metros y la altura quizá de seis. El color era un blanco brillante. De forma repentina, el disco pasó encima de mi cabeza y se marchó. Subió en vertical y después realizó algunas maniobras imposibles antes de ascender de nuevo en línea recta. También me di cuenta de que mi casa y las de toda la vecindad se habían quedado a oscuras. Al cabo de un rato volvió la electricidad.
Lo siguiente que observé fue a mi madre saliendo a toda prisa de la casa. Estaba muy excitada y dijo: ¿Viste eso? ¿Viste eso?
-Sí, mamá, claro que lo vi -respondí-.
-¿Sabes lo que era? -dijo.
-No lo sé. Me pareció un platillo volante.
Ella me dijo que, fuera lo que fuera, había hecho que el televisor dejara de funcionar. Entonces le comenté que las radios de mi taller también lo habían hecho.
Esta experiencia en particular fue mi primer “encuentro en la primera fase”. Éste es un término popular dentro del mundo de la ufología que se refiere al avistamiento de un ovni. Un “encuentro en la segunda fase” es cuando se ve al ovni aterrizar en una vecindad inmediata. El “encuentro en la tercera fase” es cuando o bien la persona es llevada a bordo o entra en comunicación con los alienígenas. A veces las experiencias de abducción se denominan “encuentros en la cuarta fase”.
Ese avistamiento de un ovni en el patio de mi casa resultó ser el primero de muchos. Aproximadamente por esa época (primeros años de la década de los sesenta) se dieron muchos avistamientos por la zona de Islip, la ciudad de Long Island donde crecí y todavía sigo viviendo. Un día, recuerdo que fue en 1964, me encontraba con un grupo de chicos del instituto. De repente, la escuela empezó a vaciarse y todos los estudiantes corrieron hacia fuera. Sobre el campo de béisbol maniobras aéreas. Era muy extraño y parecía medir solamente unos 120 centímetros de diámetro. Todavía no estoy seguro de lo que era, pero de súbito desapareció. Ése fue mi segundo encuentro con un ovni.
A bordo de un ovni
Durante la mayor parte de la década de los setenta estuve trabajando para un importante contratista de defensa de Long Island. Fue en 1974 ó 1975 cuando mi jefe me dijo que había sido seleccionado para formar parte de un grupo especial que analizaría cierta tecnología extranjera localizada en una base no especificada de las Fuerzas Aéreas estadounidenses. Supuse que lo que íbamos a examinar era algún tipo de tecnología rusa o china y comenté que me encantaría unirme al grupo. Entonces simplemente me dijo que la tarea no era voluntaria tenía que ir.
Fuimos seis los que subimos al avión que despegó del aeropuerto Republic Field de Long Island. Finalmente, después de ser informados sobre varios factores de seguridad, nos llevaron a otro hangar, donde vimos un ovni con forma de disco.
Yo miré a uno de los empleados de las Fuerzas Aéreas y le dije: ¡Eh!, eso es un ovni. El piloto dijo: “A callar. Se supone que no debemos decir cosas como ésta. Es un aparato extranjero.”
Desde fuera, el aparato era plateado y tenía el aspecto del típico platillo volante en forma de disco. Parecía tener unos 15 metros de diámetro y 6 metros de alto. También tenía una cúpula de quizá unos 4,5 metros de ancho. Toda la nave descansaba sobre tres patas que salían de la parte inferior. Había una rampa que ascendía desde el suelo hasta una puerta situada en el borde del artefacto.
El aspecto más sorprendente de este platillo volante se hizo patente cuando subí a bordo. Por dentro era absolutamente enorme. La nave sólo medía unos 15 metros de diámetro, y sin embargo caminamos en una dirección durante lo que me parecieron unos diez minutos. El espacio era de literalmente cientos o miles de pies. En aquel momento no lo supe explicar. Con los conocimientos que ahora poseo, está claro que penetramos en una realidad artificial cuando entramos en la nave.
Este es un aspecto clave para la construcción de un ovni y su capacidad de viajar de un lugar a otro. Aunque he dicho que caminábamos por una realidad artificial, era algo tan real como la habitación en la que usted está sentado ahora mismo. El siguiente punto de interés que observé es que no se podía ver ningún tipo de control. Ni botones, ni palancas, ni mandos. Mientras caminábamos por el pasillo de compartimento en compartimento, las luces se encendían justo antes de que entráramos.
Miré hacia atrás y vi que las luces se apagaban cuando nosotros salíamos de una zona. La iluminación estaba muy bien controlada. Mientras seguíamos inspeccionando el aparato, uno de los empleados de las Fuerzas Aéreas nos informó de que el platillo originalmente había tenido una atmósfera extraña, pero que había sido ‘retroequipado’ para que ésta fuera compatible con los seres humanos.
Por la tecnología que pude observar, quedaba claro que la propulsión del aparato estaba basada en principios electromagnéticos. Las cuatro cápsulas contenían antenas que generaban un campo eléctrico. El campo magnético lo aportaba la bobina eléctrica antes citada. Tras regresar a mi trabajo en Long Island, mis compañeros no hicieron mención alguna a la visita al platillo volante. Se trataba de un asunto confidencial y no debíamos hablar sobre el mismo.
Para mi está claro, por lo que he podido experimentar personalmente, que el ovni de Wright Patterson era la forma más avanzada disponible y podríamos considerarlo como el Cadillac de los platillos volantes. La única cosa más avanzada sería un vehículo puramente espiritual.
Contacto
Crecí siendo algo enfermizo. Tenía alguna irregularidad física en la lengua que me impidió hablar hasta que tuve cinco años. Tan pronto como la descubrieron, mi médico me operó y empecé a hablar inmediatamente. De hecho, mi madre decía que era todo un charlatán.
Sabía hablar, pero no había tenido la posibilidad de hacerlo antes. A pesar de esta mejora, tenia frecuentes enfermedades y problemas. Estos culminaron a la edad de doce años cuando me desmayé dos veces debido a un soplo en el corazón.
Al entrar en la pubertad, las cosas no mejoraron. Tenía mucha menos coordinación a esa edad que un adolescente normal. Finalmente descubrimos que tenía un cierto tipo de dolencia neurológica, más popularmente conocida como parálisis cerebral. Esto significa que aunque era capaz de pensar y mantener la mente activa, las señales no llegaban correctamente a la estructura muscular y por esa razón parecía ser muy desmañado.
Para cuando llegué a los diecisiete años, estos problemas habían desaparecido de forma súbita y sin explicación alguna. Aunque ahora podía hacer físicamente todo lo que quería, mi anterior historial médico hizo que el facultativo de la familia me declarara inútil para el servicio militar. Es posible que ya se me estuviera eligiendo como futuro empleado del proyecto Montauk.
Aunque sigue sin existir una explicación oficial para la recuperación de mi salud, posiblemente podría estar relacionada con algunos sueños muy extraños que empecé a tener a la edad de dieciséis o diecisiete años. El más común era el de un perro grande con ojos azules, pelo rubio y un aspecto muy humano. Me llevaba con Él y visitábamos distintos lugares.
Más o menos por la misma Época en que empecé a tener estos sueños, apareció de repente una voz en mi cabeza. No era demoníaca ni negativa, sino muy inteligente. Podía mantener conversaciones con ella.
Aunque mi salud había mejorado considerablemente, los sueños y la extraña voz hacían que me preguntara qué estaba ocurriendo. Tenía que considerar la posibilidad de que estuviera loco, ya que obviamente no se trataba de experiencias ‘normales’ que la sociedad pudiera comprender.
Como resultado, entré en la universidad y decidí hacerme psiquiatra. Después supe que la mayoría de estudiantes de psicología estudian la carrera para poderse entender a sí mismos. Yo encajaba plenamente dentro de esa categoría.
Al principio me preocupaba que pudiera estar sufriendo el síndrome de personalidad múltiple, pero pronto lo descarté. El conocimiento que había obtenido de mis experiencias era demasiado amplio para atribuirlo a otra identidad que acechaba desde el interior de mis circuitos mentales. Había alguna otra cosa, de un orden superior.
No pasó mucho tiempo antes de que me convirtiera en el centro de mi clase de hipnosis. Me hacían regresiones y me llevaban al momento de mis sueños. Mi profesor de hipnosis estaba convencido de que yo era sincero y que creía totalmente que gozaba de la confianza de ‘alienígenas’ altos y rubios, de buena planta y de entre 2,10 y 2,25 metros de altura.
Otras regresiones revelaron que yo creía que estas criaturas eran muy amables y benévolos. Les había preguntado si me iban a hacer daño y me habían dicho que no. Respondieron que yo debía de haber estado pensando en los Zetas (Grises) que llevan a cabo exámenes médicos que representan una intrusión para el cuerpo. Yo no recuerdo el nombre de este ‘dios’, pero Él me dijo que su raza no tenía necesidad alguna de inmiscuirse en lo físico. Me hizo poner de pie al lado de un poste mediante el cual podía realizar una lectura completa de mis condiciones médicas. En total pasé por ocho regresiones delante de toda la clase de hipnosis. Esto no deja de ser notable porque si en la actualidad alguien intenta hipnotizarme, no lo consigue.
Según estas regresiones, los pleyadianos depositaron en mi su confianza aproximadamente a la edad de quince años y me transportaron a su planeta para una rehabilitación médica y una educación más avanzada. Si estos encuentros se dieron en un estado onírico o en otra constelación, no lo sabría decir. Todo lo que sé es que después de tener estas experiencias, de repente pareció que dominaba por completo el arte de la electrónica. Mis padres inmediatamente se dieron cuenta y para ellos resulto muy enigmático. También tenía una voz en la mente que me guiaba y me hablaba, y me decía dónde encontrar respuesta a las preguntas que surgían. Fuera lo que fuera lo que hubiera ocurrido en el universo objetivo, mi vida había cambiado drásticamente para bien. Había obtenido un conocimiento increíble y un cuerpo más sano de lo que jamás tuve. Es importante recordar estos hechos al evaluar la verdad relativa de lo que lo pleyadianos me enseñaron sobre ellos y su planeta.
Las Pléyades
A la edad de quince años fui transportado en una nave espacial a una pequeña base situada en una de las lunas de Júpiter. Creo que fue Europa. Allí fui examinado y me hicieron muchas pruebas. No tengo malos recuerdos de la experiencia. De hecho, fueron bastante buenos. Incluso recuerdo haber comido como un rey. También me mostraron sus formas de diversión, que eran muy similares a las nuestras. Tenían cine, videojuegos, etc. Estaba claro que estos seres eran básicamente humanos y que disfrutaban de las mismas cosas que nosotros.
Después me pusieron de nuevo en la nave para un viaje que duró lo que yo pensé que era un día terrestre. Pronto desembarqué en un mundo muy hermoso, verde y exuberante, que ellos llamaban Alderón. Entonces me llevaron por ciudades que tenían altas torres y edificios hechos de lo que parecía cristal. El cielo era azul y las vistas eran increíblemente hermosas. El aire era tonificante, sin contaminación. Me dijeron que el agua era muy pura. Tiempo atrás habían tenido problemas con la contaminación, que se había filtrado hasta la cadena alimenticia. Los corrigieron y hacía tiempo que habían quedado subsanados.
La fauna y la flora de Alderón son muy parecidas a la de la Tierra. La atmósfera es más rica en oxígeno que la de la Tierra, con un contenido de un 28 a un 30 por ciento. La luz solar parece similar y la distancia de su Sol es más o menos de 148.800.000 kilómetros. Diferencia principal entre la Tierra y Alderón está en las construcciones y los paisajes. Allí donde nosotros tenemos ciudades llenas de carreteras, asfalto y casas, su planeta está dominado por la fauna y los jardines. Existen amplias llanuras herbosas y bosques así como grandes zonas de selva primigenia.
Lo que yo vi fue un entorno ajardinado de belleza absoluta, donde los edificios estaban colocados de tal manera que acentuaban el jardín. La idea de este entorno era que el ecosistema tenía prioridad. El reabastecimiento de oxígeno estaba en el primer puesto de la lista y la civilización humana se colocaba como un adjunto al jardín. Se suponía que no debía destacar, sino más bien mezclarse con el entorno ajardinado.
Me acompañaron a hacer una visita guiada de la ciudad. Las personas tenían un aspecto humano y parecían gozar de muy buena salud. No parecían estar controlados ni drogados. Por lo que me dijeron, los distintos individuos del planeta hacían aquello para lo que estaban mejor dotados, según lo que ellos querían hacer. No tenían sistema monetario tal como lo conocemos nosotros. Seguir leyendo Encuentro en las pléyades
El cronovisor -Maquina para ver el pasado
A raíz del último post publicado, Revelaciones de un ex agente de los servicios secretos españoles Me sorprendieron algunos de los temas que se reflejaban. Uno de ellos se refería al cronovisor, una máquina que era capaz de ver el pasado.
En este post vamos a ver la historia del cronovisor. Con Un maestro de excepción Javier Sierra.
-El padre Ernetti nunca entró en detalles técnicos de la máquina, pero sí en los logros.
-Afirmó haber fotografiado las tablas de la ley, la destrucción de Sodoma y Gomorra, un discurso de Mussolini o la crucifixión de Cristo.
-Pío XII pudo haber controlado este proyecto desde el principio, aunque lo calificò de secreto de estado.
-El proyecto fue cancelado y requisado por el Vaticano, pero no destruido, el Cronovisor se encontraría a buen recaudo. Antes de morir Ernetti, envió una carta a Japón, país con el que tenía buena relación y contactos y otra carta a Suiza. En esas cartas pueden estar los planos del Cronovisor, ya que él prometió al Papa Pío XII que nunca haría públicos los detalles, a pesar de que varios años después seguía siendo entrevistado.
Unos videos del programa cuarto milenio de Iker Jimenez hablando sobre el tema.