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¿Cómo prevenir el bullying en la escuela de tus hijos?

Sin tu apoyo la escuela no podrá atender o prevenir el acoso escolar.

¿Cómo prevenir el bullying en la escuela de tus hijos?

Debemos comprender que el problema del acoso escolar es una situación que puede tener muchas causas, por lo que es importante que el hogar y la escuela formen una sólida alianza para evitarlo y atenderlo, pues no hay escuela “vacunada” al respecto y tampoco hay hogar que pueda asumir que no le pasará nunca a sus hijos, ya sea como acosadores, acosados o testigos de estos actos de crueldad social.

Sin tu apoyo la escuela no podrá atender o prevenir el acoso escolar.

Sin el apoyo de la escuela no podrás evitar que tu hijo participe de alguna manera en algún momento en episodios de acoso escolar.

Así que más vale unirnos en una causa común: convertir la escuela de nuestros hijos y alumnos en un lugar seguro y agradable donde los niños y jóvenes convivan en paz, adquiriendo competencias para la vida.

Por lo que te sugerimos colaborar de la siguiente manera:

  • Participación en actividades preventivas desarrolladas por la escuela (conferencias, reuniones, círculos de lectura, convivencias y actividades recreativas y deportivas).
  • Relación cercana y periódica con la maestra titular para intercambiar información sobre la conducta del niño.
  • Comunicación cotidiana con los hijos, prestando atención a menciones extrañas o inusuales.
  • Conocer a compañeros e identificar a sus amigos. Invitarlos a casa seguido.
  • Si trae golpes o la ropa rasgada, investigar la situación de origen.
  • Revisar sus pertenencias (con su autorización), verificando si falta algo, o si sobra algo.
  • Si nos enteramos de alguna situación anómala, reportarla a los maestros, a través de canales formales, no iniciar rumores no confirmados entre los demás padres de familia.
  • Monitorear su estado de ánimo, deseos y resistencias para asistir a la escuela.

https://www.fundaciontelevisa.org/mejorenfamilia/bullying/como-prevenir-bullying-escuela/

Los niños pequeños que ríen aprenden más rápido

Podría deberse a que los risueños se relacionan mejor con el entorno o a que enseñar con humor potencia la enseñanza

 

Científicos franceses han descubierto que los niños de un año que ríen al observar una tarea realizada por un adulto, que provoca las risas a propósito, aprenden más rápido. Eso podría deberse, explican, a que los niños risueños se relacionan mejor con el entorno, o a que enseñar a hacer algo con humor facilita el aprendizaje.

La risa parece estar relacionada con un mejor aprendizaje. Imagen: Donnie Ray Jones. Fuente: Flickr.

Un equipo de científicos franceses ha descubierto que el humor, además de ser una gran medicina, también parece ayudar a los niños a aprender nuevas tareas, según publican en la revista Cognition and Emotion, del grupo Taylor & Francis.

Basándose en el conocimiento de que hacer reír a niños mayores puede mejorar muchos aspectos de la cognición, Rana Esseily, de la Université Paris Ouest Nanterre La Défense, y sus colegas diseñaron un experimento para ver si el uso del humor también podría tener un efecto en la capacidad de los niños para aprender.

Cada uno de los niños de 18 meses de edad seleccionados para participar en la parte final del estudio observaron a un adulto usando una herramienta para agarrar un juguete fuera de su alcance, explica la nota de prensa de Taylor & Francis. En un grupo el adulto simplemente jugó con el juguete después de recuperarlo; pero en el otro grupo, el adulto arrojó el juguete inmediatamente al suelo, lo que hizo que la mitad de los niños de ese grupo se rieran.

Cuando Esseily y sus colegas estudiaron los datos encontraron que los niños que se reían de las travesuras de los adultos eran capaces de repetir la acción por sí mismos con más éxito que aquellos que no se rieron, y también que aquellos que fueron incluidos en el grupo de control sin humor.

 

Explicación

Por qué la risa parece estar relacionada con la capacidad de los niños para aprender no está del todo claro, pero Esseily y su equipo proponen dos posibles explicaciones. La primera se refiere al temperamento.

«En este caso, no es el humor de por sí lo que puede haber facilitado el aprendizaje», sugieren los autores, «sino que temperamentalmente los bebés más risueños eran más propensos a relacionarse con el entorno y, por tanto, a intentar y tener éxito en la tarea.

«También podría darse el caso de que los bebés risueños tengan mayores habilidades sociales o capacidades cognitivas, lo que les permite interactuar más fácilmente con otros y les hace más susceptibles a imitar las acciones de otros».

La segunda explicación que los autores proponen se refiere a la química del cerebro. Es bien sabido que las emociones positivas, como la risa, pueden aumentar los niveles de dopamina en el cerebro, lo que a su vez tiene un efecto positivo en el aprendizaje. «Por lo tanto, el efecto observado aquí podría ser un efecto general debido a la emoción positiva y no al humor o la risa en sí misma», señalan.

Relación entre atención y emociones

Un estudio reciente, realizado por alemanes y estadounidenses, demostró que los niños pequeños que poseen una buena comprensión de sus propias emociones y las de los demás seres humanos sufren menos problemas de atención que aquellos con una comprensión emocional más baja.

Los niños con conocimientos limitados de las emociones a menudo parecen distraídos, señalaban los investigadores, porque su atención está ocupada en explicarse sus propios estados emocionales confusos, las emociones negativas de los demás seres humanos y la regulación de sus propias emociones resultantes.

http://www.tendencias21.net/Los-ninos-pequenos-que-rien-aprenden-mas-rapido_a41035.html

Drogas, violencia y pederastia; los niños de los que nadie habla en México

Hace apenas unos instantes, el popular dicho de “ojos que no ven, corazón que no siente” tomó un completo sentido en mi mente.
Una de las ciudades turísticas más famosas de nuestro país, en la que muchos nos divertimos en periodos vacacionales o incluso en fines de semanas, donde pudimos visitar el Ci-Ci, el Papagayo, navegar por el mar sobre un yate y disfrutar de los bares y en general, de la vida nocturna, me apareció como un lugar repugnante en menos de una hora.
 Así es. Acapulco, Guerrero encierra secretos tan oscuros que podrían alterar a cualquiera con un poco de criterio y moral, quien seguramente permaneció ciego, como yo, durante toda su vida. pederastía.
Después de leer una nota periodística acerca de uno de los principales negocios de la ciudad de Acapulco, no pude evitar sentirme tremendamente agitado con la situación extrema que algunas personas viven, pero lo que más me alteró fue la edad de los afectados; niños que desde los seis años se encuentran inmersos en el mundo de la pederastia, las drogas y la violencia.
Son niñas de apenas 14 años, quienes a tan corta edad ya son víctimas del SIDA y han probado las drogas más fuertes, las que mantienen este enfermo negocio de la pederastia, que se encuentra solamente después del turismo y la venta de drogas como principales motores económicos de la ciudad.
En lugares popularmente conocidos se encuentran los centros de operaciones de “padrotes” y “madrotas”, quienes se encargan de cuidar y pagar a los niños, tratados como vil mercancía.
No sé si reír o llorar con las remuneraciones que reciben los niños por sus “servicios”; a algunos les pagan 20 dólares, otros les dan ropa, pero el pago más común son las drogas.
Detrás de la terrible y desgarradora realidad se encuentra una que puede llegar a ser incluso peor. Muchos de los niños se encuentran donde están debido al deseo de mejorar, ¿cómo es posible que haya un mundo peor que aquel del abuso, las drogas, el SIDA y la violencia?
Sólo nos queda pensar en el mismísimo infierno.
Niños que encuentran refugio en la piedra y el PVC, niños que huyeron de sus casas porque ahí era mucho peor, niñas que recibieron una docena de puñaladas por su incapacidad de pago al dealer.
Esta es la realidad de una de las ciudades más visitadas por el turismo nacional e internacional.
Resulta irónico pensar en que el niño de 10 años que sueña con ser cantante tenga una lata de PVC guardada en su mochila y la considere como su fiel amiga que lo ayuda a aguantar los martirios que tiene que vivir si quiere seguir existiendo; amiga que lo vuelve insensible a las agresiones que sus clientes (hombres y mujeres) lo someten, amiga que lo ayuda a olvidar el dolor de vivir con SIDA y otras enfermedades mortales.
La clientela, en su mayoría extranjeros que oscilan entre los 40 y 60 años, acude a lugares conocidos de la ciudad para obtener la compañía de un niño por una noche, o incluso una semana.
Todo lo que tienen que hacer es sentarse sobre una banca o comportarse de cierta manera (códigos que ya conocen) para que llegue alguien a ofrecer sus servicios; nos gustaría pensar que es la única manera de hacerlo, sin embargo, taxistas, hoteleros, lancheros e incluso policías pueden brindar información precisa acerca de un negocio tan común para la sociedad que perdió todo merecimiento de un castigo.
¿Cómo se defienden muchos niños?
“Nos va mejor haciendo ésto que si consiguiéramos un trabajo”.
El gobierno vuelve la cabeza ante una realidad atroz que cada día se hace más grande. Sólo así pueden conseguir dónde vivir, algo de vestimenta y en general, una condición deplorable que ellos ven con ojos de extremo agradecimiento.
Al final, la que antes me aparecía como una ciudad de relajación y entretenimiento, ahora se volvió un pequeño infierno sobre el planeta. Acapulco es el hogar del negocio de trata de niños más grande del país y los pederastas lo saben.
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http://culturacolectiva.com/drogas-violencia-y-pederastia-los-ninos-de-los-que-nadie-habla-en-mexico/#sthash.5mUcjCtS.dpuf

Psicología Infantil e Historia Vs Cristianismo.

¿Cómo el Trauma Infantil Creó el Mito Cristiano, y Por qué Importa a los Ateos? Por.- Dr. Benjamín Abelow.
En medio de fuertes debates sobre religión. Un simple hecho con profundas implicaciones ha ido casi completamente desapercibido: que los mitos que funcionan de fundamento de algunas de las religiones más extendidas retratan temas relacionados a castigo corporal infantil, abandono, y negligencia.
Quizás la presencia de tales temas no deba de ser sorprendente, dado que las mayores religiones de el mundo nacieron de contextos históricos donde la crianza de los niños, abusiva y traumatizante, eran normas culturales.
De las religiones ampliamente practicadas hoy en día, los temas traumáticos son casi transparentes, penetrantes, y cercanos a la superficie, en los mitos de la Cristiandad —por lo tanto el punto de este artículo—.
Para comenzar, daremos una revisión rápida a la evidencia correspondiente a el abuso corporal infantil en el Oeste [ Nota: civilización que se desarrolla en la parte este de Europa, la cual, más tarde, adoptaría el cristianismo, ] con un énfasis en el antiguo mundo donde el Cristianismo surgió. Entonces, luego exploraremos cómo los temas de los traumas infantiles están reflejados en el mito cristiano. Al final, ofreceré mis opiniones sobre cómo esas ideas pueden ser de particular valor para aquéllos que adoptan el ateísmo, el racionalismo, y el humanismo
* * *
A pesar de que el patriarcado ha sido la forma dominante de organización social en muchas culturas, el patriarcado, en la Roma antigua, que proveyó el más inmediato escenario para la escritura de el Antiguo Testamento[1], fue excepcionalmente explícito y bien definido, formando un elemento central de la ley romana, las éticas, y la percepción propia. Podemos obtener una visión de cómo este contexto patriarcal afectó a los niños al considerar dos fuentes contemporáneas sobre las leyes de patria potestas [latín para ”Patria potestad”, inmediatamente se hará una citación que dará luz a lo que esto significa], que fueron centrales para ambas, la jurisprudencia y la identidad propia en el Imperio Romano.
Dionisio de Halicarnaso, un profesor griego de retórica que vivía en Roma desde el año 30 AC. a el 8 AC., escribió:
El fundador de la constitución romana le dio al padre el poder irrestricto sobre sus hijos. Ese poder duraba hasta la muerte de el padre, él podría encarcelarlo o golpearlo, encadenarlo y mandarlo a trabajar en el campo, e inclusive ejecutarlo[2].
Gaius, en su influyente libro de texto sobre la ley romana del segundo siglo de la Era Común, describe cómo las mismas leyes aplicaban para ambos, esclavos y niños:
Algunas personas son legalmente independientes, algunas están sujetas a otras. De esos que están sujetos a otros, algunos están en potestas [poder]… Los esclavos están en potestas de sus amos. Estas potestas descansan en ley universal, pues es observable que entre todas las personas por igual, los amos tienen el poder sobre la vida o muerte de sus esclavos… Además en nuestras potestas están cualquiera de nuestros hijos que sean descendientes de un matrimonio legal. Este derecho es peculiar de los ciudadanos de el Imperio Romano, pues virtualmente no hay otra gente que tenga tal poder sobre sus hijos como nosotros lo tenemos… [3]
Esas dos citaciones son de significado especial para nosotros, porque agrupa cronológicamente el escaso período de 100 años (50 AC. al 150 DC.) cuando prácticamente todos los libros de el Nuevo Testamento fueron escritos.
Mientras que la ejecución de niños por parte de los padres podría haber sido extremadamente rara, un fuerte disciplinado corporal en los niños, especialmente hijos, era común y era atestiguado por varias fuentes.
Aquí unos ejemplos, ordenados toscamente por orden cronológico, comenzando en el siglo antes de el nacimiento de el cristianismo. La Rhetorica ad Herennium (siglo 1 AC. o Antes de la Era Común), apoya que padres y profesores «castiguen [maltrato corporal] a los jóvenes, con particular severidad (4.17. 25)», para formarlos para una vida virtuosa. Cicero (106-43 AC.) indica que los muchachos deben de ser golpeados por sus padres, madres, abuelos, y profesores [4].
Seneca (3 AC. – 65 DC.) explica que los niños son golpeados por la misma razón por la cual se golpea a los animales, «para que el dolor supere su obstinación»(De ConstantiaSapientis 12.3) Seneca también describe cómo el rol de el padre es primariamente disciplinario, en contraste con la crianza maternal (Essay On Providence 2.5)
Quintilian (35-95 DC.) indica que, durante las palizas, los niños del Imperio Romano frecuentemente quedaban tan aterrorizados que perdían el control de los intestinos y la vejiga [defecaban o se orinaban durante las palizas*]. «Cuando los niños son golpeados», el escribe, «el dolor y el miedo frecuentemente dan como resultados que no son agradables de hablar, y que más tarde serán fuente de vergüenza» (Institutio Oratoria, 1.3.16).
Galen (130-200 DC.) [Galeno de Pérgamo*] , una autoridad médica, indica que el castigo físico podía comenzar en la infancia: una vez que los niños lleguen a un año de edad, a ellos «se les puede hacer que obedezcan mediante el uso de golpes, amenazas, reprimendas, y amonestaciones» (Oribasius, Libriincerti, 17).
El Nuevo Testamento mismo asegura que el castigo corporal por parte de los padres era realmente universal, al menos entre los hijos varones legítimos. Epístola a los hebreos [también conocido como Carta a los Hebreos, es un traducción valida para The Book of Hebrews*], escrita cerca de el año 65 DC. y reflexionando sobre las normas culturales romanas, dice llanamente que todos los hijos son castigados, y luego pregunta «¿a qué hijo no lo corrige su padre?», y luego responde: «si no conocieran la corrección, que ha sido la suerte de todos, serían bastardos y no hijos» [Epístola a los Hebreos 12: 7-8], normas similares probablemente existían entre los judíos, como también lo hacían en muchas otras culturas.
Por ejemplo, las dos fuentes judías más importantes del primer siglo de la Era Común, Filón de Alejandría y Flavio Josefo, ambos escriben aprobando leyes mosaicas [Leyes de Moises] que hacen de la ofensa a nuestro padre un crimen capital.
En relación a el castigo por la desobediencia ordinaria de la infancia, el bien conocido tipo de amonestaciones de «el que escatima la vara odia a sus hijos»[Proverbios 13:24*], de la sabiduría de las escritura hebrea, especialmente en Proverbios y Eclesiástico, estaban ciertamente operativos [5]
A pesar de que la mayor parte de nuestro enfoque histórico en este artículo se centra en los años tempranos del período formativo del cristianismo, cuando los libros del Nuevo Testamento estaban siendo escritos, es importante notar que patrones similares de castigo corporal han persistido a través de la historia de Occidente, y que, muy a menudo, han continuado hasta el presente.
* Teniendo en mente esos patrones endémicos de abuso corporal infantil en el mundo antiguo, especialmente esos infligidos por padres a hijos para forzar la obediencia —el patrón estereotípico—, consideremos las escrituras de el Nuevo Testamento, viendo a ambos núcleos de narrativa teológica de el Nuevo Testamento y sus principales enseñanzas de salvación.
Un tema central de la narrativa del Nuevo Testamento es que el Hijo, Jesús, sufre abuso corporal correspondiendo a la voluntad de su —celestial— Padre. Algunos ejemplos adelante. De acuerdo a Pablo de Tarso, el Padre «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros» [Romans 8:32].
En el evangelio de Juan, Jesús reprende a Pedro cuando el intenta prevenir su arresto por parte de los romanos: “la copa que mi Padre me ha dado, ¿no deberé beber de ella”? (18:11) La copa, por supuesto, representa el sufrimiento que Jesús sabe, le aguarda. En el evangelio de Juan, el Padre, hablando “como una voz desde el cielo”, le indica su rol directo en la crucifixión (12: 27-28).
En los Hechos de los Apóstoles se sostiene que Jesús fue “entregado por un determinado plan y por el conocimiento previo de Dios” (Hechos 2: 23). De hecho, en Hechos se dice explícitamente que todos los humanos participantes de la crucifixión eran meramente intermediarios quienes “fueron reunidos” por el Padre para llevar a cabo su plan (Hechos 4: 27-28). Al describir al Padre celestial como la fuente del sufrimiento de su Hijo, el Nuevo Testamento se acerca a la situación histórica real de los niños ordinarios, en especial, los hijos, en el mundo antiguo.
Es Mateo 27: 46 Jesús en la misma cruz reclamándole a su Padre. (Absurdos del plan divino bíblico de salvación. )
Las narrativas del Nuevo Testamento también reflejan la realidad psicológica interior del niño. En Getsemaní, Jesús lucha con sus pensamientos de su inminente pasión. En el evangelio de Mateo[26:38] y Marco[14:34] «Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte». En el Evangelio de Lucas[22:44] Jesús está en «agonía» emocional. En la Epístola a los Hebreos[5:7] Jesús emite «grandes clamores y lágrimas». Respondiendo a esos estados internos intensos de devastación y desolación, Jesús le pide a su padre que no proceda: «Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; » [Marcos 14:35-36; Mateo 26:39; Lucas 22:42]. Estas representaciones del hijo son paralelas a la agonía emocional y a la suplica desesperada de los niños ordinarios cuando se enfrentan a castigos corporales. Al final Jesús se rinde a su padre, diciendo: «Padre… pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» [Marcos 14:36; Mateo 26:39; Lucas 22:42] —una postura de sumisión tal como aquélla forzada a los niños que había sido castigados corporalmente desde tiempos inmemorables—. Entonces, en la imagen de Jesús, encontramos una representación mítica casi perfectamente formada de circunstancias externas, estados de sentimientos, reacciones de conducta y, por último, un colapso de la voluntad de el niño castigado corporalmente.
Reflejos de el miedo de la infancia a un padre que maltrate están, también, presentes en el Nuevo Testamento. En el Evangelio de Lucas [12:4-5], Jesús dice del Padre: «te avisaré a quién temer: témele a él que, luego de haber matado, tiene poder de enviarte a el infiero; sí, te lo digo, ¡témele!».
En Epístola a los Efesios [2:2-3] se deja claro que la ira de el padre se genera en respuesta a la desobediencia de sus hijos humanos. En las primeras lineas de los textos más tempranos conocidos de el cristianismo, Primera Epístola a los Tesalonicenses, año 50 Después de Cristo, leemos de el rol central de el miedo en las primeras conversiones a el cristianismo: los tesalonicenses se convirtieron de sus Ídolos a Dios y esperaron por «Jesus, quien nos libra de la ira venidera» [Tesalonicenses 1:9-10].
San Agustín de Hipona.
Casi tres siglos y medio más tarde, Agustino segura: «muy rara vez, no nunca, ocurre que alguien viene a nosotros con el deseo de ser cristianos que no se le haya sido infundido algún miedo a Dios» (On Catechizing the Uninstructed, 5.9).
Esas declaraciones extraordinarias proveen una mirada profunda en el mundo psicológico dentro en el cual el Cristianismo se expandió primero —un mundo que parece haber estado lleno de miedo a el Padre, un miedo que se desplazó de inmediato a el reino teológico.
Paralelos notables con la infancia común también están presentes en las enseñanzas de salvación más importantes y explícitas de el Nuevo Testamento.
 Cuando los niños son castigados, la causa próxima puede ser un tanto variada, dependiendo en la circunstancia particular y en la naturaleza de la exigencia parental que ha sido violada; pero la causa final es homogénea y general: el niño es castigado por desobediencia.
La desobediencia es el «crimen» por excelencia de la niñez. Por el contrario, la vía esencial y requerida para evitar el castigo, y para eludir la intensificación de el castigo una vez que ha comenzado, es la obediencia. Nótese que si un niño es castigado por desobediencia, y el castigo es eludido por causa de la obediencia, el niño es salvado efectivamente del castigo por la obediencia.
Los paralelos teológicos son obvios: la desobediencia —el pecado de Adán en el jardín bíblico— conduce a el castigo paternal para los humanos; mientras que la obediencia a el Padre —la estancia conductual y actitudinal de Jesús— lleva a la salvación. Este concepto está expresado más claramente en la carta de Pablo a los romanos, que se convirtió en algo fundamental para el cristianismo:
«Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos [Romanos 5:18-19]».
Observen que para ambos, los niños dentro de la familia y el creyente dentro del marco paulino [se refiere a el marco establecido por Pablo en Carta a los Romanos*], la salvación se obtiene a través de obediencia filial, eso es, obediencia de el hijo a el padre.
El paralelo se hace más preciso por el hecho de que, los seres humanos, son considerados, dentro de el marco cristiano, hijos de el padre celestial. Entonces, en ambos, la infancia común y en enseñanzas cristianas sobre la condena, son los niños quienes están sujetos a el castigo por el Padre.
El paralelismo se encuentra aún más profundo cuando se nota que el mismo Adán, quien es entendido como la fuente de desobediencia, es considerado como «el hijo de Dios» [Lucas 3:38] y, como muchos comentadores han observado, su pecado tiene una cualidad claramente infantil [que posee una cualidad que se asocia a la de un niño*] [6]. Entonces, la connotación obvia de el texto bíblico es que el pecado de Adán es específicamente la desobediencia filial.
Entendido en sus propios términos, la función de el cristianismo como una religión de salvación es la de proveer proceso metafísicamente interpretado como niño, reemplaza la desobediencia filial con obediencia filial. Este objetivo es personificado en la frase: “morir a uno mismo y ser reencarnado en Cristo [«morir a uno mismo y renacer con Cristo» puede ser otra traducción deseable y posible]» —lo que significa: morir al innatamente desobediente uno, que es identificado con Adán, y renacer en el prodigiosamente obediente hijo, Jesús—.
( El vídeo es de The Thinking Atheist y esta relacionado al tema de este artículo. Fue traducido y sub por nosotros. )
Cuando uno reconoce que Adán y Jesús representan y personifican, respectivamente, la desobediencia filial y la obediencia, el significado subyacente y la importancia psicológica de la estructura de salvación cristiana se hace clara: es un sistema que recapitula míticamente un tema traumático central de la niñez, proveyendo al creyente de una manera de escapar de el castigo al realinearse metafísicamente a él o ella misma de un estado de desobediencia a uno de obediencia.
Al renunciar míticamente a el infantil y desobediente uno, y convertirse en totalmente obediente y a través de Cristo, el creyente, conceptualizado como un niño, busca evadir el castigo —un castigo que por la mayor parte de la historia, y aún muy frecuentemente, era inevitable en la infancia real.
Los mismos conceptos son evidentes en la estructura de el rito cristiano (o más específicamente, sacramento), que encarna y da la expresión de conducta a el mito de salvación subyacente.
Esto es más obvio dentro de el contexto de la teología bautismal de Pablo, que conceptualiza la inmersióncomo una muerte ritualmente construida de el viejo e intencionalmente desobediente uno, que es identificado con Adán, y laemersión como una elevación, en una nueva vida, con o en el totalmente obediente hijo de Cristo.
Infancia destruida, descripción gráfica religiosa-sectaria.
De hecho, esta secuencia de muerte ritualmente construida (de la testaruda versión infantil de el uno) y el nacimiento (de el nuevo y obediente uno que se parece a Cristo) es frecuentemente entendida como estando míticamente atada directamente a la crucifixión y resurrección de Jesús: se dice que el uno desobediente es crucificado con o a través de Jesús [Romanos 6:3-4].
Aquí deberían de señalarse que al tratar de causar sacramentalmente un cambio de identificación de el desobediente Adán a el obediente Jesús, el individuo está, sin conciencia plena, asumiendo voluntariamente, al nivel de mito simbólico, el mismísimo proceso de transformación interna que el niño, bajo la amenaza de castigo, fue forzado a tomar durante su niñez.
Para aquellos familiares con los mecanismos y manifestaciones de los traumas psicológicos, añadiré que para el individuo que fue sometido a la supresión coercitiva de la voluntad durante la infancia, este proceso sacramental, en su propiamente dirigido y propiamente empoderado regreso a una victimización anterior, demuestra paralelos asombrosos con el fenómeno de repetición de conducta postraumático.
En términos generales, hemos estado considerando un proceso por el cual los mitos religiosos, incluyendo ambos, los mitos narrativos y de salvación, atraen mentes individuales y la cultura a lo grande, al evocar fuertes emociones de la infancia y un sentido compartido de verdad máxima en respuesta a traumas infantiles estereotípicos endémicos. Rasgos increíbles y fundamentales de este proceso fueron reconocidos casi 3 siglos atrás por Susanna Wesley —una devota religiosa y madre de John y Charles Wesley, los fundadores del Metodismo Cristiano. En una carta, en 1732, Susanna explicó sus opiniones en el castigo corporal:
Insisto en conquistar la voluntad de los niños con anticipación, pues esta es la única fuerte y racional fundación de una educación religiosa, sin la cual ambos, el precepto y el ejemplo serán inútiles… Esto es aún más evidente si vamos más lejos y consideramos que la religión no es nada más que hacer la voluntad de Dios, y no la nuestra…[7]
En este extraordinario pasaje, Wesley plantea que la forzada sumisión a la voluntad de el padre deja una fundación psicológica y cognitiva necesaria para el desarrollo tardío de un sistema de creencias centrado en la sumisión de Dios.
Wesley vivió en un mundo muy diferente a el nuestro, y sus ideas reflejan un acérrimo apoyo a el castigo físico, sin embargo, sus comprensiones fundamentales son profundas, y son casi completamente concordantes con las ideas que estamos considerando aquí.
En la historia de la Cultura Occidental, el abuso corporal infantil ha sido visto constantemente como ambos, necesario y benéfico. Además, el potencial de daño psicológico, incluso en el contexto de castigos físicos graves y con potencialmente riesgo de muerte, ha sido, como mucho, débil y contradictoriamente percibido.
En este contexto cultural, no era posible rozar conscientemente o comunicar literalmente sobre la experiencias subjetivas sobre traumas, porque la fundación necesaria del entendimiento estaba ausente.
No obstante, un «lenguaje simbólico», tal como ese provisto por el cristianismo, podría llenar esa diferencia —siendo posible expresar, sin importar cuán indirecto a inadecuado, la experiencia de el sufrimiento infantil endémico y su persistente efecto en los adultos.
Las mismas ideas pertenecen a la larga historia de el abandono y negligencia infantil. Aunque mucho menos conocido para la mayoría de las personas que la historia de el castigo corporal, el abandono y la negligencia de los niños ha sido endémico, incluso normativo, en el Occidente desde tiempos antiguos hasta el presente. Sobre el Imperio Romano, que como hemos notado proveyó el contexto inmediato para las escrituras de los libros de el Nuevo Testamento, el tardío historiador de la Universidad de Yale, John Boswell, estimó que de todos los niños nacidos en Roma durante los primeros tres siglos la de Era Común, entre un 20 y un 40% fueron abandonados[8].
Científica Sarah Blaffer Hrdy.
Altos niveles de abandono continuaron durante el período medieval y mucho de el período moderno también. Escribiendo principalmente del siglo 18 y 19, la antropóloga Sarah Blaffer Hrdy (Miembro de The National Academy of Sciences.) [9] nota que el abandono europeo afectó no a decenas o cientos de miles de bebés, sino millones; y el historiador y antropólogo David Kertzer ( Galardonado en 2015 con el Premio Pulitzer. ) [10] ha mostrado que en la Europa de los mediados de el siglo 19 cerca de 100.000 bebés eran abandonados anualmente.
Varias formas de «abandono temporal» (e.g., enviar a los bebés con las amas de crianza, o enviar a los niños a ser aprendices o trabajar de sirvientes) [las amas de crianza, resumido, eran mujeres que amamantaban a los hijos de otras mujeres en caso de éstas no poder o no querer*], como también una negligencia física y emocional [entiéndase esto como una negligencia descarada, de la cual los padres no tendrían algún sentimiento de culpa*], también han sido bastante extendidas.
En este contexto, consideren la representación evangélica de el tan llamado llanto de abandono de Jesús en la cruz —«¡Dios mío, por qué me has abandonado!»[Mateo 27:46, Marcos 15:34]—. Este llanto fue tomado literalmente de salmo 22, en las escrituras hebreas y, en el evangelio, colocado dentro de el contexto de una relación Padre-hijo. Ya no es más un lamento hebreo genérico a Dios; es un hijo llorándole a su padre —tal como podríamos esperar de los incontables niños abandonados o desatendidos por sus padres—. Entonces, con respecto a ambos, el castigo corporal y el abandono —dos traumas por excelencia de la niñez— encontramos en la pasión de Jesús unos paralelos temáticos estrechos con la «pasión» de los niños comunes.
Esta imagen de un niño abandonado por su padre ofrece una fuerte resonancia con cualquier persona que fue descuidada durante su niñez —algo que permanece demasiado común incluso en nuestro tiempo y circunstancias culturales—. En siglos anteriores, cuando el abandono real era bastante extendido, estas resonancias fueron, muy probablemente, mucho más poderosas.
Finalmente, podemos ver en el mito cristiano algo que añade otra capa más de poder emocional, profundidad, y resonancia: una inversión de la realidad de la niñez, una que “deshace” el trauma de el mundo real que esta representa. Estoy hablando de el mito de la fiesta de Resurrección, que representa la necesidad desesperada de el niño de creer que los horrores que él o ella experimentaron no fueron reales, permanentes, o irreversibles en última instancia.
A través de la intensa identificación de el creyente con Jesús (entendido dentro de el cristianismo como el compartir la vida de Cristo, o inclusive una unión metafísica con Cristo) la reversión de el dolor corporal y el abandono de Jesús se convierten también en las de el creyente. Entonces, la potente visión de la resurrección de un amoroso, no-punitivo, y infinitamente tolerante reunión Padre-Hijo puede funcionar inmediatamente como un poderosamente atractivo bálsamo para los muy frecuentemente terrores absolutos, añoranzas, y tragedias permanentes de esta niñez mundana.Sospecho que esta substitución psicológica de una añoranza por un final feliz, por una realidad irremediable de la niñez, que explica la exaltación experimentada por tantos cristianos en conexión con la visión de la resurrección de pascua.
De esta manera, la estructura ideacional cristiana, englobando la crucifixión, resurrección, y la muy estrechamente ligada enseñanza de salvación de Pablo, ofrecen al creyente, en el nivel del mito, ambas, una poderosa repetición de el trauma original y los medios para «deshacerlo» o prevenirlo. Esta explicación es sorprendentemente simple en sus rasgos esenciales. Sin embargo, va tan lejos como para no sólo explicar el desarrollo original del mito cristiano en su contexto antiguo, pero también la motivación subyacente del esfuerzo religioso cristiano en los dos últimos milenios. Trata los aspectos cognitivos, afectivos, y de conducta del cristianismo, y los ata con precisión a realidades históricas documentadas a la niñez de este mundo.
Antes de concluir esto, necesitamos considerar rápidamente cómo esta «traducción» del reino de lo infantil al reino de lo mítico ha ocurrido. Podemos analizar sintácticamente en dos grupos de procesos, los cuales, por simplicidad, podemos describir como aquellos que crean contenido mental muy profundos, y aquellos que traen a este contenido mental recientemente formado a el mundo exterior de interacción humana y de creación de textos (en este caso religiosos. )
En el primer grupo, una variedad de mecanismos psicológicos son relevantes, incluyendo.
A) La tendencia natural de la mente humana a crear narrativas simbólicas que reflejen las realidades de la vida (evidente en ambas figuras de charlas y sueños);
B) Los procesos de la memoria de la infancia temprana, que guarda recuerdos mnemotécnicos que son bastante duraderos pero son «no-autobiográficos» en su forma (i.e. son guardados en nuestra memoria sin una conexión clara con el sentido del uno) y pueden, así, ser experimentados en otros contextos;
 C) La fragmentación de la memoria que ocurre con el trauma psicológicos, seguido por la reconstitución de los fragmentos de el trauma psicológico en escenarios relacionados temáticamente;
y D) La«transferencia» de un sentimiento poderoso de la niñez en contextos completamente diferentes, inclusive más tarde en la vida. Todos esos mecanismos y más seguramente jugaron un rol, y continúan a jugar un rol. Juntos o individualmente, proveen los cimientos psicológicos requeridos para la mistificación de los temas infantiles.
Un segundo grupo de mecanismos —esos que traen contenidos mentales recientemente formados a el mundo exterior de interacción humana y creación de texto— al menos dos procesos bien conocidos juegan un rol: la experiencia de «revelación», tal como aquéllas a las cuales Pablo atribuyó su conocimiento de Cristo y el evangelio, y la transmisión de narrativas, como esas a través de las cuales historias más tempranas sobre Jesús fueron pasadas de boca a boca antes de que fuesen escritas finalmente en el evangelio, al rededor de el año 70. Una experiencia percibida como una revelación es un ejemplo por excelencia sobre cómo una fuente interna de información puede ser malinterpretada como una fuente externa, incluyendo una imaginaria, y las tradiciones orales son bien reconocidas como bastante susceptibles a la modificación continua en respuesta a las necesidades y esperanzas de la comunidad e individuales que hacen tal transmisión.
Cuando ocurren junto con los mecanismos psicológicos fundacionales que describimos hace un momento, las experiencias de revelación y la transmisión oral de narrativas pueden proveer de un vehículo para incorporar temas infantiles a tradiciones religiosas y textos escritos, incluyendo esos que luego se convierten en canónicos.
Finalmente, es importante notar que, al describir cómo los procesos simbólico y otros procesos psicológicos que pertenecen a la infancia a la larga dieron forma a el mito cristiano, no estoy afirmando que el mito cristiano surgió a través de una creación psicológica ex nihilo [ex nihilo significando «de la nada», de el latín a el español*].
Adán y el mito judeo-cristiano Vs Origen Evolutivo.
En vez de eso, la estructura mítica de el cristianismo parece haber surgido mayormente a través de la modificación, combinación, y recontextualuzación de elementos culturales y religiosos preexistentes.
Ya hemos observado que el llanto de abandono de Jesús en la historia evangélica —que tiene raíces en una modificación direccional específica de un verso de el salmo 22 de la Biblia hebrea.
Como otro ejemplo, considere la imagen de Isaías de un sirviente sufriendo [e.g. Isaías 53], la cual muchos estudiosos creyeron proveyó un modelo literario para la imagen de Jesús de el Nuevo Testamento. En Isaías, el sirviente es un inocente recto mal definido que sufre acorde a la voluntad de Dios. Pero en el Nuevo Testamento, el sirviente se convierte en un hijo que sufre de acuerdo a la voluntad de el Padre, reflejando de ese modo con mayor precisión las experiencias de los niños en el contexto formativo de el Nuevo Testamento.
Muchos ejemplos similares podrían ser ofrecidos.
De esta manera podemos decir que un patrón de trauma-infantil estereotípico dentro de una cultura puede actuar como un «principio de organización» en la formación de un mito religioso, construyendo narrativas emocionalmente resonantes y temáticamente precisas a parir de los materiales culturales a la mano.
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* * *
Notas del autor del artículo: 
Espero que para este momento esté claro cuán fuerte es la base lógica, probatoria, y teórica del argumento que estoy haciendo. Desde una perspectiva cultural y académica, es difícil exagerar la importancia de esas ideas, dado que el cristianismo esencialmente ha dado forma a la literatura de Occidente, filosofía, arte, arquitectura, las estructuras y patrones de nuestra vida diaria, y mucho de la historia política y militar de Occidente también.
Las implicaciones más bastas de el argumento aquí presentado son que nuestro mundo y cultura a sido formada, inclusive en algunos casos ha surgido en respuesta a, por el abuso de los niños.
Más allá de su importancia general, las ideas presentadas en este artículo pueden proveer de una mejor comprensión de los valores particulares de aquéllos que aceptan el ateísmo, racionalismo, y humanismo. Para concluir este artículo, sugiero que estas ideas puedan proveer:
1. Una explicación más poderosa y natural para la religión. Muchos intentos naturalistas y científicos para entender a la religión tienen sus raíces en un entendimiento abstracto o idealizado de lo que es la religión, y tienen relativamente poco para decir sobre las particularidades que forman la substancia real de las religiones.
Las ideas aquí presentadas pueden ayudar a explicar los temas específicos de los mitos religiosos, y la naturaleza de sus rituales y sacramentos asociados, al mostrar punto a punto a correspondencia con patrones bien documentados de interacción social humana —en particular, patrones de el período formativo emocional y cognitiva de la niñez—.
 Estas ideas puedes ser ampliamente aplicadas y pueden enriquecer una variedad de perspectivas sobre los orígenes cristianos. Por ejemplo, estos no presuponen una posición particular sobre si un «Jesús histórico»puede ser excavado de (o si inclusive estuvo alguna vez presente) bajo las capas de mitificación evidentes en el Nuevo Testamento.
En términos de el entendimiento cultural-evolucionario de la religión, incluyendo esos que hacen uso de el concepto meme[concepto introducido por Richard Dawkins sobre difusión social, ver el Libro «El Gen Egoísta» para mayor información*], las ideas en este artículo apuntan a una presión selectiva bastante importante y en buena parte no muy reconocida que influencian el desarrollo, la supervivencia, y el esparcimiento de las ideas religiosas entre culturas.
2. Un entendimiento de las motivaciones psicológicas de las creencias religiosas. Los debates entre teístas y ateos a menudo toman la forma de argumentos sobre cuestiones de verdades históricas. Es, por ende, entendible que, desde una perspectiva racionalista, la visión de el mundo religiosa es a menudo vista como siendo surgida, en última instancia, de percepciones cognitivas erróneas.
El acercamiento que presento aquí centra su atención en los factores emocionales y personales poderosos que pueden dar cuenta y haber debajo de las creencias religiosas, y que pueden hacer que las percepciones erróneas de los religiosos sean resistentes a el cambio.
Para los ateos que tratan de comunicar persuasivamente una visión humanista y secular de el cosmos a los creyentes religiosos, las ideas en este artículo puede ayudar a que esté claro que las dimensiones cognitivas de la creencia religiosas puedan ser sólo la punta visible de el iceberg.
3. Mejor comprensión sobre las las raíces de el trauma religioso. Como el Dr.Richard Dawkinsha enfatizado elocuente, poderosa, y reiteradamente, enseñanzas religiosas específicas, tal como las ideas cristianas sobre el infierno, pueden tener un profundo efecto traumatizante en niños. Las ideas presentadas en este artículo pueden ayudarnos a contextualizar y comprender la fuente de esos aspectos traumáticos de el mito cristiano. Hacen claro que el trauma esconde trauma —que patrones históricos endémicos de abuso corporal promulgados en un contexto patriarcal, al final explican el énfasis cristiano en el castigo por parte de el Padre celestial. Aquí debería notar que otros estudiosos, especialmente el historiador social Philip Greven (ver, por ejemplo, su libro: Spare the Child) ha explorado el enlace entre el castigo corporal infantil y el miedo por el fuego eterno; explorar a este estudioso puede beneficiar a aquéllos que deseen entender mejor estos conceptos.
4. Incrementar el reconocimiento sobre nuestra humanidad compartida. Dado el amplio clima cultural, al menos en los Estados Unidos y otros lugares donde el cristianismo aún está en alza, el gran daño hecho por ciertas enseñanzas religiosas a niños y algunos otros, es fácil entender cómo los ateos podría verse como una minoría asediada confrontando una fuerza cultural peligrosa y extraordinariamente poderosa. En un nivel individual, el creyente podría incluso ser visto como una especie de enemigo, un «otro» que representa y encarna un «ellos» bastos y poderosos. Las ideas presentadas en este artículo pueden ayudar a reconocer que los creyentes a través de su aceptación de la estructura mítica cristiana, podría estar expresando en realidad, sin conciencia plena, un sentido profundo de vulnerabilidad, victimización, y necesidad. Una vez que esta posibilidad es reconocida, se hace más fácil ver a el creyente como alguien que, como uno mismo, está tratando —muy frecuentemente al frente de unas horrorosas experiencias infantiles y largas variables psicológicas— de crecer emocionalmente, el sentido de juicio eviscerante [juicio por el cual se descompone y se desentraña las ideas*] puede ser desechado y ser reemplazado por un sentimiento de conexión interpersonal. Al atraer atención a la experiencia compartida de la niñez, una conciencia de nuestra humanidad compartida puede venir a la primera página.
Autor del Artículo: Benjamin Abelow.
Tiene una Licenciatura en historia. Miembro de Phi Beta Kappa, de la Universidad de Pennsylvania y un Doctorado en medicina de la Yale School of Medicine, donde además sirvió en la clínica de su facultad. Él ha presentado su investigación sobre la relación trauma-religión en conferencias académicas en Estados Unidos y Europa, y ha publicado sus conclusiones en artículos revisados por expertos y en capítulos de libros. Su investigación esta conformada por un riguroso interés intelectual por la religión, psicología, e historia, y es motivado por una profunda preocupación empática por la situación de los niños, en el pasado y el presente.
Editor de Metrópolis Escéptica – Krisangel23 – Divulgador en ratos libres junto con el grupo Traducciones Herejes sobre temas como: Ateísmo, ciencia, escepticismo, racionalismo, diversidad afectiva sexual, humanismo secular etc. Por medio de vídeos y artículos traducidos del inglés al español además de material originalmente escrito por el editor y de otros autores de habla hispana.
Traductor del artículo: UnInternauta. Colaborador de traducción: Matías1428.
Fuentes:
1) Artículo en inglés How Childhood Trauma Created Christian Myth— And Why It Matters to Atheists.https://richarddawkins.net/2016/03/how-childhood-trauma-created-christian-myth-and-why-it-matters-to-atheists/
2) Página oficial de Benjamín Abelow .–http://www.benjaminabelow.com/About_Me.html
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+ Notas Extra del editor Krisangel23: Quema manos de sus hijos por tomar 80 pesos.-
Recientemente en este año 2016 en México hubo una noticia donde una mamá que le quemó sus manos en una estufa a sus 2 hijos uno de solo 6 años de edad y otro de 10 años como castigo por agarrar dinero, en la sección de comentarios de la noticia gran parte de la sociedad mexicana que comentó, apoyó y defendió esa desproporcionada acción por parte de la madre a sus 2 hijos, mientras las autoridades por su parte afortunadamente detuvieron a esa potencial psicópata y le quitaron a sus hijos, los defensores de la “moralidad” y “buenas virtudes” la siguieron apoyando, pueden verlo en el enlace de arriba ( hay que remarcar el hecho de que gran parte de la sociedad en México es muy religiosa y conservadora. ) Este es un ejemplo reciente de como la influencia religiosa judeo-cristiana-católica en la sociedad actual fomenta comportamientos medievales y realmente criminales incluso contra los propios hijos y de como una sociedad puede estar gravemente enferma por el virus de la fe.
Las creencias religiosas sectarias no dudan en poner los actos cometidos por un infante al mismo nivel que los de un adulto.
Hay que ver como en países musulmanes incluso a niños se fomenta castigos como amputación de miembros, hace poco hubo un caso en Pakistán donde un menor de 15 años por si mismo se amputó su mano derecha por haber “blasfemado” accidentalmente con ella sobre el profeta Mahoma ( La gente religiosa de su comunidad lo felicitó al punto de convertirlo en un héroe. ).-

Un pueblo entero contra un profesor ateo

Un profesor ateo en Colombia de filosofía se ha ganado el acoso de decenas de padres de familia y las prédicas del sacerdote local por pedirle a sus estudiantes que examinen sus creencias.
El docente en un colegio oficial es víctima de amenazas e insultos, solicitudes de los padres para que sea trasladado y del cura local para que nunca cuestione a la Iglesia Católica.
Diferentes ONG ateas de Colombia anunciaron que llevaran este caso a las autoridades para evitar la discriminación de este docente, así como para garantizar la libertad de cátedra.
Texto de Francisco Argüello
Miguel Lorenzo Trujillo Navia es huilense, nació en Guadalupe, pero se profesionalizó en la Universidad San Buenaventura de Bogotá como licenciado en filosofía y regresó a su departamento.
En el Colegio Simón Bolívar de Garzón- la Capital Diocesana- lo albergaron como maestro de filosofía desde junio de 2015 y desde su llegada ha sido epicentro de críticas y ataques verbales por parte de padres de familia, docentes y hasta de la Iglesia Católica en el pueblo que se alertó por sus cátedras y desde el púlpito- según contó Trujillo a LA NACIÓN- le lanzan dardos y lo ponen colocan en la guillotina de los garzoneños.
“Trabajé con los estudiantes de once, filosofía de la religión, ética, epistemología y lógica, pero empezó a presentarse recelo entre los padres de familia”, dice el maestro.
Los estudiantes llegaban a casa con libros, documentos y empezaban a tener cuestionamientos sobre su vida.
El primero: ¿qué es Dios? ¿Es real? “Los padres no tuvieron las respuestas suficientes para solucionar las incógnitas de sus hijos y empezó el problema”, resume el filósofo.
Garzón queda en el municipio del Huila, en el sur de los Andes colombianos.
Foto: Wikipedia.
Trujillo le confesó a LA NACIÓN que es ateo, pero que respeta la religión de sus estudiantes, de los padres de familia y no pretende entrometerse en esos escenarios. “Más que ateo soy un filósofo”, aclara, pero en el Simón Bolívar no lo ven así. Sus clases están ligadas a debates, a cuestionamientos, a llevar a la filosofía a la vida real y a preguntarse el porqué de lo existente.
No obstante, lo llamaron de la Coordinación Académica del Bolívar. Le pidieron que explicara porqué padres de familia de noveno, décimo y once estaban inquietos porque sus hijos no querían ir a misa y cada vez más preguntaban por la Iglesia Católica y dudaban de la fe cristiana. “Yo les respondía que el padre debía estar preparado para un niño que estaba empezando a hacer cuestionamientos y abrir su mente…”.
 
Lo que vino después…
En una entrega de calificaciones- el lunes pasado- se quebró el florero de Llorente. Un padre de familia se le acercó a Miguel Lorenzo. Él le pasó la mano, pero el acudiente se la dejó extendida.“Personas como usted no merece que uno la salude”, le dijo el padre al maestro.
“Uno trata de educar a sus hijos en la fe cristiana, formarlos, pero usted los pone a pensar maricadas. Yo no sé por qué a un hijo de puta como usted lo dejan trabajar en un colegio, yo no sé por qué llega una persona hijo de puta como usted al colegio”, le gritaba. Y no lo golpeó porque el docente de filosofía estaba convaleciente y se sostenía con un bastón.
El enfurecido acudiente se marchó a la rectoría y siguió atacando verbalmente al profesor. E incluso amenazó con golpearlo, pero en el colegio le pedían que se calmara.
Qué hizo…
Miguel Lorenzo Trujillo no tuvo otra opción que abandonar su pizarra e ir hasta la Estación de Policía de Garzón a colocar la denuncia. En el colegio no encontró apoyo.
Desde la rectoría le reclamaron por lo ocurrido, le insistieron en que no podía hacer proselitismo en las clases y hacer defensa o arremeter en contra de la religión.
“No puedo faltar a mi ética profesional y negar ciertos contenidos porque el ambiente católico en Garzón no lo permite. No puedo- como filósofo- acallar la razón, el discurso en pro de creencias personales”, explicó el profesor, quien cree que el Simón Bolívar es un escenario académico y no puede ser viciado por creencias personales.
En las calles de Garzón se rumoraba sobre las clases de Trujillo como un secreto a voces, en la emisora Dinámica Estéreo, el periodista Amín Trujillo llenó su parrilla informativa con la polémica historia, citando a padres de familia, a la iglesia, pero sin darle voz al maestro, como lo dijo él a LA NACIÓN.
El Colegio Simón Bólivar
Foto de http://colbolivargarzon.es.tl/
Era el filósofo que había llegado al pueblo a derrumbar a la religión católica, a convertir a cuanto niño católico se le atravesara, como alcanzaron a especular algunos.
Y por esto, desde el púlpito de la Iglesia de Nazareth, el sacerdote católico Jorge Quintero, decía en varias de sus homilías dominicales: “Los padres de familia tienen que ser pastores y las ovejitas que Dios les ha encomendado son sus hijos y deben darse cuenta de qué se están alimentando estas ovejitas, cuál es el alimento, y si van a recibir un alimento que los contamina, que los daña, que los hiere, los lastima, hay que tener cuidado…”.
El problema se agrandó. En el pueblo, los padres de familia recogieron firmas pidiendo que al maestro lo retiraran del colegio y exigían que se reformulara los contenidos de las clases de filosofía.
“Eso me parece grave, es pretender que un discurso cristiano intervenga en una catedra académica y eso sí sería apología de una religión, eso sería violar el derecho de los demás estudiantes.
O qué tal si permitimos que un pastor evangélico, o de las Casas sobre las Rocas venga a hacer una semana vocacional al colegio”, añadió el profesor, quien hoy teme por su vida. “Si desde el púlpito se incita a las poblaciones a la violencia, no hay nada más que hacer. Cerremos la página y volvamos a la edad media”, concluye.
El Obispo de la Diócesis de Garzón lo atendió en su despacho. Hablaron durante horas y llegaron a varias conclusiones.
“El Obispo me presentó muy amablemente al sacerdote Jorge Quintero, quien era el que hablaba de mí desde el púlpito. Le dije ‘mucho gusto, soy el profesor de quien se está hablando y denigrando. Quisiera saber bajo qué argumentos usted dice que yo soy un ateongo, según sus palabras, que viene a atacar los valores cristianos”.
A la Iglesia- según conoció LA NACIÓN- iban algunos garzoneños y con chismes envenenaban a los sacerdotes católicos. “Les decían que yo, cuando llegaba al salón les pedía a mis estudiantes que sacaran los cristos o yo no daba clases, que les decía a los estudiantes que quemaran las biblias. Eso no es cierto, jamás pasó”.
Contraparte
«Ateongo» es el mote que el sacerdote Jorge Quintero ha usado contra el profesor desde su púlpito.
LA NACIÓN contactó al sacerdote Jorge Quintero de la Iglesia Nazareth en Garzón. “Ayer nos reunimos con el profesor. Y se ha jugado al teléfono roto porque una cosa es lo que dice él en sus clases, otra la que interpretan los alumnos y otra los padres de familia. Ha habido un dialogo sano, bueno, equilibrado. De pronto sí se ha hecho una apología ética, pero lo importante es el presente y yo lo veo a él ubicado en su materia, en su sitio. Le insistíamos que aplicáramos el adagio latino: cada uno en lo suyo, que él se dedique a su materia sin tener que influir, insistir o trasmitir un pensamiento contrario sobre la región católica con los estudiantes”.
El profesor- dice el sacerdote- le reconoció que es ateo, “sin embargo, la conclusión es que en vista de todo lo que se ha presentado, él se dedicará con más cuidado su materia. Lo importante es que después del diálogo de ayer, la situación quedó bien”.
El padre Quintero dice que preguntarle a los alumnos si el maestro hizo apología del ateísmo es difícil “porque lo van a negar por la figura del profesor, pero sí se tuvo conocimiento por información de los padres de familia que dijeron que los muchachos manifiestan que él les decía que Dios no existía, que Dios era una falacia, que había que abrirle los ojos.
Ellos lo dicen, pero a la hora de confrontar a los jóvenes, se quedarán callados…”.
La Iglesia Católica seguirá atenta a las cátedras del maestro, mientras Miguel Lorenzo Trujillo sigue con miedo. Teme que Garzón termine convertido en un Salem, donde terminaron quemando a quienes pensaron distinto a un pueblo que, como la Capital Diocesana del Huila, es godo, católico apasionado y en algunos, casos con gente chismosa, como lo dice en su canción el maestro Ramiro Chávarro.

¿Has llorado alguna vez delante de tu hijo?

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Recuerdo, cuando era pequeña, encontrar sorpresivamente llorando a mi madre; rápidamente ella se secaba las lágrimas para que no la descubriera. Recuerdo que no le preguntaba nada, y simulaba con ella no haberla visto. Sin embargo, deseaba profundamente saber lo que le ocurría.

El misterio crecía… La observaba a veces sin que ella lo notara, y trataba de descifrar los sentimientos que se guardaba. Anhelaba conocerlos, me dolía no saberlos…
La preocupación crecía, me habitaba, y me dedicaba a pensar cómo podía hacerla más feliz, o si yo, tal vez, podía tener que ver con ello.

¿Cuántas veces te has escondido a llorar para que tu hijo no te viera?

¿Cuántas veces has escondido tus emociones, pero tu rostro fielmente ha hablado de ellas?
¿Cuántas veces creíste que era mejor no hablar?
¿Cuántas veces te hubiese encantado que tu hijo te hable de sus sentimientos?
¿Cuántas veces te hubiese gustado que confíe más en ti?

Ellos son fiel reflejo de nuestra forma de elaborar las crisis, de abrir nuestros sentimientos, de mostrarnos. Ellos aprenden a confiar, a conocerse, a comunicarse a través de nuestra propia postura ante los mismos procesos que ellos también atraviesan.

A menudo se hace gran esfuerzo por no decir “hoy estoy cansado, enojado, triste, confundido, agobiado”, pero los niños ¡ya lo han notado!, solo que no saben cómo ponerle palabras.

Nunca podrás esconder lo que te pasa ante un niño. Ellos te observan en todo, y más aún, si sospechan que estas escondiendo algo.
Quieren la verdad, la necesitan. No saber los confunde más, les genera mayor dolor o  preocupación…

Además, cuando no decimos o no nombramos nuestros sentimientos para protegerlos, en realidad esto les genera mayor confusión. No saben cómo darle un lugar y nombre a lo que les pasa u observan.

Si te sucede algo, deja que las lágrimas caigan aunque un niño esté cerca. Ellos no solo valorarán tu sinceridad, sino que también les estarás enseñando a ordenar sus sentimientos; y sobre todo, cuando les suceda algo, sabrán qué hacer. No tendrán vergüenza, ni miedo, ni desconfianza… Les será natural compartirlo porque así se lo has enseñado.

Claro, no te desbordarás…no se trata de convertirte en un niño, dándole la responsabilidad al pequeño de contenerte y calmarte. No… sigues siendo el adulto, y el niño, un pequeño. Te abres al permiso de una lagrima que quiere salir, pero sabes que eres tu quien está cuidando.

Claro, no explicarás la complejidad de tus sentimientos ni de la situación. Tampoco culparás a otros de lo ocurrido. Lo harás con delicadeza, sabiendo que delante de ti hay un ser sensible, empático; que necesita saber pero de forma sencilla, y sin peso ni un dolor avasallante.

Claro, esta situación no puede hacerse un hábito ni durar largas horas. Es un momento de profundidad e intensidad que debe ir difuminándose en la medida que lo dejas ir, para conectarte con el presente.

Y claro, luego de agradecerle al niño su manito, sus ojitos mirándote, y las palabras que te dijo, que seguramente te sorprenderán enormemente, saldrás a pasear, a jugar, a pintar, a descubrir la fuerza de la felicidad.

El niño estará esperando tu sinceridad, como asi también que sepas, luego, transformar tu estado. Necesita que le muestres que dentro de la vulnerabilidad está la fortaleza.
Ahí, en la esperanza de la sonrisa que viene después, está la fuerza de la vida. No te olvides de sonreír luego, y mirar con coraje hacia adelante. Eso también estas enseñando.

Autora: Nancy Erica Ortiz

http://www.caminosalser.com/i1838-has-llorado-alguna-vez-delante-de-tu-hijo/

«Entrevista sobre Educación a José María Toro»


Temas de la entrevista, cronológicamente: El paso de Infantil a Primaria, la educación emocional, el derecho al tiempo del niño, el tiempo en la escuela, la presión social, los padres ¿cómo lo hacen? ¿en qué podemos mejorar?, los deberes, las escuelas de padres, la educación del niño y el papel de la escuela, los nuevos tiempos, los cambios en la educación, la organización de la familia, los pequeños emperadores, el secuestro del descanso y el tiempo, nuestra escuela: situación actual, el papel de los maestros, el éxito de Finlandia.

Proyecto El Rincón de Hablar.
Documental producido y dirigido por ANTONIO LOBO DAZA.

vkm.is/elrincondehablar
jmtoroa.blogspot.cl

«Educar Para Ser Auténtico: Educar Empoderando» Carlos González.


Ponencia de Carlos González en las «Primeras Jornadas sobre Innovación Educativa en el Noroeste Murciano», celebradas los días 24 y 25 de octubre del 2015 en Cehegín. Las presentaciones de los ponentes corrió a cargo de Ana Peinado, que las hizo empleando el cuento de «El Principito» como hilo conductor de todas las ponencias.
No hemos sido educados para ser nosotros mismos, para brillar con nuestra propia luz, sino para ser súbditos de nuestras culturas, valores familiares y creencias de todo tipo. La mirada pedagógica «Educar empoderando» plantea trascender nuestra educación reeducándonos en los Nuevos Paradigmas del Conocimiento, que hacen inseparable conocer el mundo y conocernos a nosotros mismos. El autoconocimiento está ausente en todos los sitemas educativos actuales, a pesar de que en muchos de ellos se incluye en sus temarios el Principio Socrático de «Conócete a ti mismo»; este simple ejemplo da cuenta de la incoherencia en la que hemos sido educados, incoherencia que se plasma claramente no sólo en nuestra historia, sino en nuestro presente. Es necesario que la mirada de los educadores vaya cambiando en la dirección del autoconocimiento y que en sus clases y hogares lo hagan efectivo, no meramente teórico, como se ha planteado en la mayoría de las clases de filosofía, sin necesidad de esperar a que los sistemas educativos cambien.


Información sobre la formación de «Educar empoderando»: educarempoderando.blogspot.com.es/
de arcoirisdan

Educación y disciplina.

El niño es el resultado del pasado y del presente y está ya condicionado por estas circunstancias. Si le transmitimos nuestro pasado, perpetuaremos su condicionamiento y el nuestro. Hay una transformación radical sólo cuando comprendemos nuestro condicionamiento y nos libertamos de él. Discutir lo que debe ser la verdadera educación, mientras nosotros mismos estamos condicionados, es completamente fútil.

Mientras los niños son tiernos, debemos, por supuesto, protegerlos de todo daño físico, e impedir que se sientan físicamente inseguros. Pero desgraciadamente no nos detenemos ahí; queremos dar forma a su manera de pensar y sentir; queremos amoldarlos a nuestros anhelos e intenciones. Procuramos plasmarlo en nuestros hijos para perpetuar en ellos nuestro ser. Construimos muros a su alrededor, los condicionamos con nuestras creencias ideológicas, con nuestros temores y esperanzas, y entonces nos lamentamos y oramos cuando los matan o los mutilan en las guerras, o cuando sufren de alguna otra manera con las experiencias de la vida.

Tales experiencias no proporcionan libertad; por el contrario, fortifican la voluntad del “yo”. El “yo” está compuesto de una serie de reacciones defensivas y expansivas, y su realización se manifiesta siempre en sus propias proyecciones y en las identificaciones que lo satisfacen. Mientras traduzcamos la vivencia en términos del “yo” del “mi”, y de “lo mío”; mientras el “yo”, el “ego”, se mantenga por medio de sus reacciones, la experiencia no podrá liberarse del conflicto de la confusión y del dolor. La libertad sólo existe cuando comprendemos las actuaciones del “yo”, del que vive la experiencia. Solo cuando el “yo” con sus acumuladas reacciones, no es el que vive la experiencia, esa vivencia adquiere una significación completamente diferente y se convierte en creación.

Si ayudáramos al niño a liberarse de las actuaciones del ego, que causan tanto sufrimiento, entonces cada uno de nosotros se dispondría a alterar profundamente su actitud y su relación con el niño. Los padres y los educadores, mediante su propio pensamiento y conducta, pueden ayudar al niño a liberarse y a florecer en amor y bondad.

La educación actual no estimula en modo alguno la comprensión de las tendencias heredadas y de las influencias ambientales, que condicionan la mente y el corazón y mantienen el temor; y por lo tanto no nos ayuda a romper con los condicionamientos y a crear seres humanos íntegros. Cualquier forma de educación que se ocupe sólo de una parte, y no de la totalidad del ser humano, inevitablemente ha de aumentar los conflictos y los sufrimientos.

Es sólo en la libertad individual que el amor y la bondad pueden florecer; y sólo la verdadera clase de educación puede ofrecer esa libertad. Ni la conformidad con la sociedad del presente, ni la promesa de una utopía futura, podrán dar jamás al individuo la intuición, sin la cual está creando problemas constantemente.

El verdadero educador, viendo la naturaleza interna de la libertad, ayuda a cada alumno individualmente a observar y a comprender los valores e imposiciones que son proyección de sí mismo; lo ayuda a estar alerta a las influencias condicionadas que lo rodean, y a sus propios deseos, factores ambos que limitan su mente y engendran temor; lo ayuda según va haciéndose adulto, a observarse y comprenderse en relación con todas las cosas, porque es el ansia de la realización del yo, lo que trae conflictos y tristezas interminables.

Indudablemente que es posible ayudar al individuo a percibir los valores perdurables de la vida, sin condicionamiento. Algunos dirán que este desarrollo total del individuo ha de conducir al caos; pero, ¿será así? Ya existe la confusión en el mundo, y esta confusión ha surgido por no haber educado al individuo a comprenderse a sí mismo. Al mismo tiempo que se le ha dado un poco de libertad superficial, también se le ha enseñado a amoldarse, a aceptar los valores existentes.

Contra esta regimentación muchos se rebelan; pero desgraciadamente su rebelión es una simple reacción egoísta, que obscurece aún más nuestra experiencia. El verdadero educador, alerta a la tendencia de la mente hacia la reacción, ayuda al alumno a alterar los valores del presente, no como reacción contra ellos, sino a través de su comprensión del proceso total de la vida. La plena cooperación entre los seres humanos no es posible sin la integración que la verdadera educación puede ayudar a despertar en el individuo.

¿Por qué estamos tan seguros de que ni ésta, ni la próxima generación, aún mediante la verdadera clase de educación, podrán lograr ninguna alteración fundamental en las relaciones humanas? Nunca lo hemos intentado, y como la mayor parte de nosotros aparentemente le tenemos miedo a la verdadera educación, no nos sentimos inclinados a hacer la prueba. Sin investigar realmente esta cuestión en su totalidad, afirmamos que la naturaleza humana no puede cambiarse, aceptamos las cosas como están y estimulamos al niño a que se ajuste a la sociedad actual; lo condicionamos a nuestros modos actuales de vida y esperamos que suceda lo mejor. ¿Pero puede considerarse educación esa conformidad con los valores del presente, que nos conducen a la guerra y al hambre?

No nos engañemos creyendo que este condicionamiento ha de lograr la inteligencia y la felicidad. Si permanecemos temerosos, faltos de afecto, apáticos, sin esperanza, ello significa que realmente no sentimos interés en estimular al individuo a florecer abundantemente en amor y bondad, y, por el contrario, preferimos que siga cargando con la miseria, con las cuales nos hemos agobiado y de las cuales él también forma parte.

Condicionar al alumno para que acepte el ambiente actual es evidentemente una estupidez. A menos que voluntariamente efectuemos un cambio radical en la educación, somos directamente responsables de la perpetuación del caos y de la miseria; y cuando finalmente sobrevenga alguna revolución monstruosa y brutal, esto sólo ofrecerá a otro grupo de personas la oportunidad de cometer crueldades y explotaciones. Cada grupo que sube al poder desarrolla sus propios métodos de opresión; ya sea la persuasión psicológica o la fuerza bruta.

Por razones políticas e industriales, la disciplina se ha convertido en un factor importante en la presente estructura social, y es por nuestro deseo de tener seguridad psicológica que aceptamos y practicamos varias formas de disciplina. La disciplina garantiza un resultado, y para nosotros el fin es más importante que loe medios; mas esos medios determinan el fin.

Uno de los peligros de la disciplina es que el sistema adquiere más importancia que los seres humanos que están dentro del sistema. La disciplina se convierte entonces en un sustituto del amor; y es a causa de la vaciedad de nuestros corazones que nos adherimos a la disciplina. La libertad no puede surgir jamás a través de la disciplina ni de la resistencia; la libertad no es una meta ni un fin que ha de lograrse. La libertad se encuentra en el principio, no en el fin; ni tampoco ha de encontrase en un ideal remoto.

La libertad no significa la oportunidad de lograr la satisfacción propia o el ignorar la consideración a los demás. El maestro que es sincero protegerá a los discípulos y les ayudará por todos los medios posibles a crecer hacia la verdadera clase de libertad; pero le será imposible hacer esto si él mismo está aferrado a una ideología, si es en alguna forma dogmático o egoísta.

La sensibilidad no puede jamás despertarse por la fuerza. Podemos obligar a un niño a estarse quieto exteriormente, pero no nos enfrentamos cara a cara con aquello que lo hace ser obstinado, cínico, etc. La fuerza provoca el antagonismo y el temor. El premio o el castigo en cualquier forma sólo embotan la mente y la someten; y si esto es lo que deseamos, entonces la educación por la fuerza es un medio excelente de proceder.

Pero tal educación no puede ayudarnos a comprender al niño, ni puede crear un adecuado ambiente social en el que dejen de existir el separatismo y el odio. En el amor al niño se encuentra implícita la verdadera educación. Pero la mayor parte de nosotros no amamos a nuestros hijos; sentimos ambición por ellos, lo que significa que sentimos ambición por nosotros mismos. Desgraciadamente estamos tan atareados con las ocupaciones de la mente, que tenemos poco tiempo para sentir los impulsos del corazón. Después de todo, la disciplina implica resistencia; y ¿se conseguirá alguna vez el amor mediante la resistencia? La disciplina sólo puede edificar muros a nuestro alrededor; es siempre exclusiva, y siempre provocadora de conflictos. La disciplina no conduce a la comprensión, porque a la comprensión se llega mediante la observación, mediante el estudio, sin perjuicios de ninguna especie.

La disciplina es una manera muy fácil de dominar a un niño, pero no le ayuda a comprender los problemas que envuelve la vida. Alguna forma de compulsión, como la disciplina de premios y castigos, puede ser necesaria para mantener el orden y la aparente quietud de un gran número de alumnos hacinados en un salón de clases; pero con un buen educador y un número reducido de alumnos, ¿sería acaso necesaria alguna represión que eufemísticamente llamáramos disciplina?. Si las clases son pequeñas y el maestro puede dar toda su atención a cada alumno, observándolo y ayudándolo, entonces la compulsión o la fuerza en cualquier forma es evidentemente innecesaria.

Si en un grupo de esta clase algún alumno persiste en desordenar, o en ser injustificadamente molesto, el educador debe inquirir o investigar la causa de su conducta incorrecta, que puede ser una mala dieta, falta de descanso, disgustos familiares o algún temor oculto.

En la verdadera educación esta implícito el cultivo de la libertad y la inteligencia, lo cual no es posible cuando hay alguna forma de compulsión, con sus temores consiguientes. Al fin y al cabo la misión del maestro es ayudar al alumno entender las complejidades de la totalidad de su ser. Exigirle que reprima una parte de su naturaleza en beneficio de otra parte, es crear en él conflictos interminables que dan por resultado antagonismos sociales. Es la inteligencia y no la disciplina la que produce el orden.

La conformidad y la obediencia no caben en la verdadera educación. La cooperación entre el maestro y el alumno es imposible si no hay afecto y respeto mutuos. Cuando se les exige a los niños que respeten a los mayores, tal acción generalmente se convierte en hábito, en mera actuación externa y el temor asume la apariencia de veneración. Sin respeto y consideración no es posible que haya relación vital, especialmente cuando el maestro es un simple instrumento de sus conocimientos.
http://www.proyectopv.org/1-verdad/educacionydisciplina.htm

«Superando la confusión entre ego y egoísmo» Carlos González.

El ego es la parte de nuestra conciencia que dedicamos a vivir la experiencia terrestre. El egoísmo es el resultado de haber educado al ego en el Paradigma de la Dualidad, es decir, haciéndole creer que está separado del resto de nuestra conciencia. Esta creencia desempodera al ego y le obliga a vivir desde los estados de necesidad, a competir con los demás para sobrevivir, en definitiva, a ser egoísta.

Durante milenios las tradiciones espirituales han confundido al ego con el egoísmo, de ahí su mala prensa. La llamada Nueva Era ha seguido con la confusión, diseminándola a través de miles de libros y vídeos que inundan la red. Es necesario deshacer esta confusión si queremos quitar el gran freno que hoy en día existe al crecimiento personal, nuestro crecimiento se para en el punto en el que marginamos nada menos que a nuestra conciencia terrestre.

Marginar a una parte de nuestra conciencia, el ego, no es un movimiento de nuestro auténtico corazón, sino una estrategia más del Paradigma de la Dualidad para desempoderar a nuestra conciencia terrestre. El ego ha sido educado para no amarse a sí mismo, sellando así su necesidad de ser egoísta. Enseñemos a nuestro ego a amarse sin condiciones y su egoísmo será innecesario.

Hacer del ego un impedimento para conectar con nuestro ser es tan absurdo como hacerlo con nuestro cuerpo físico, sin ambos no habría experiencia terrestre ni sabiduría que trasmitir al resto de nuestra conciencia. Enfrentar ego y espíritu es una maniobra más de la Dualidad para precisamente desempoderar a nuestro ego y limitar así nuestro crecimiento, que sin duda nos llevaría a trascender la misma Dualidad.

La mala prensa del ego no es más que un sistema de defensa de la Dualidad para perpetuarse en nosotros, para dividirnos por dentro, para jerarquizar nuestra espiritualidad, de la que sin duda nuestro ego forma parte por derecho propio.

Combatir nuestro egoísmo lo único que hace es dividirnos más por dentro y por consiguiente aumentar la necesidad de ser egoístas. Para trascender nuestro egoísmo es necesario reeducar al ego en los Nuevos Paradigmas del Conocimiento, que garantizan la conexión entre el ego y lo que llamamos nuestra parte trascendente, esto elimina el problema del desempoderamiento del ego y con ello la necesidad de ser egoístas.


realidadcuantica12.blogspot.cl

«Educando desde el Corazón: De las superficies al centro» Carlos González, José María Toro (cap.1).

DIÁLOGOS PARA SUMAR 1

Ágora PRIMER PROGRAMA:
“DE LAS SUPERFICIES AL CENTRO: SUMANDO MIRADAS DESDE LA BRÚJULA DEL CORAZÓN”
Multitud de miradas alternativas pretenden mejorar la educación, cada una por su lado, generando confusión e incluso enfrentamientos. En este primer diálogo los invitados mostrarán un modelo, una mirada, que pretende sumar y aclarar. Si queremos una educación que ayude a crear una humanidad feliz, es necesario establecer diálogos, puentes, que permitan la co-creación de futuros sistemas educativos y que, en el hoy, nos aclare las numerosas dudas que todos los educadores tenemos. Todos sabemos que hay que cambiar la educación, ahora toca empezar a ponerse de acuerdo, necesitaremos para ello una brújula común, que vaya más allá de las ideas de cada uno: la de nuestro corazón.

José María Toro es profesor de enseñanza primaria y actualmente centra su labor investigadora y divulgadora en aspectos tales como el desarrollo de actitudes creativas en el quehacer de la vida cotidiana, la formación personal de padres, maestros y otros colectivos profesionales, la educación desde los valores, la pedagogía emocional y la meditación. Ha participado como ponente en numerosos cursos, jornadas y seminarios de formación. Especialista en distintos ámbitos de la Expresión (Escuela de Expresión de Barcelona), es también profesor del Sistema Consciente para la Técnica del Movimiento. Es el creador y dinamizador de los cursos-retiro “Descanser: descansar para ser”, en los que en un régimen grupal de silencio se aborda la dinámica del descanso siguiendo el ciclo de las estaciones. Es autor de numerosos libros, entre los que podemos destacar: “Educar con Co-razón” (Editorial Desclée), que lleva ya dieciséis ediciones y su obra más reciente: “Mi alegría sobre el puente” (Desclée).
Blog: “La sabiduría del co-razón”: http://jmtoroa.blogspot.com.es/

Carlos González es licenciado en Ciencias Físicas. Tiene una experiencia de 24 años como maestro de matemáticas y de física para adolescentes. Lleva 20 años dando conferencias y talleres sobre crecimiento personal. Ha publicado en periódicos y revistas, artículos de divulgación y cuentos e interviene frecuentemente en medios de comunicación. Es autor del libro “Veintitrés maestros, de corazón –un salto cuántico en la enseñanza-“ (Editorial Desclée) . Basada en esta obra ha surgido una película-documental “Entre maestros”, en la que se muestra, con alumnos auténticos y con el propio autor como profesor, cómo llevar a la práctica su mirada pedagógica “Educar empoderando”; este film ha sido subvencionado por el Ministerio de Cultura y coproducida por TVE. Actualmente es investigador y divulgador de los Nuevos Paradigmas Científicos y formador de educadores en su mirada pedagógica.
Blog “De la escuela del conocimiento a la de la sabiduría”: http://realidadcuantica12.blogspot.cl/

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LA CAJA DE PANDORA

Recupera tu autoridad. Las batallas que pierdes enfrentado a los niños

Recupera tu autoridad. Las batallas que pierdes enfrentado a los niños

Los Niños de Hoy
Fuente imagen: http://www.desiringgod.org/

Hijos que “no hacen caso”; grupos de niños indomables, conflictos que superan, que agobian, que quisieras evitar pero que debes enfrentar… Te cansas de perder, de ceder, de sentir que haces todo mal…
La tarea de ser un educador se hace difícil, compleja, insostenible. Sientes que entras en guerras interminables, que dejan debilitada tu figura de autoridad, y la autoestima de cualquier persona que se enfrente a estos pequeños guerreros.

Si propones una batalla, asegúrate de tener la fortaleza para enfrentarla

“Termina de hacer tal cosa, antes de salir.”, “¡no vuelvas después de las x hs.!”, “¡no te pongas esta ropa!”, “si no traen esto terminado, no podrán…”, “¡qué sea la última vez que hacen esto!”.

Lanzamos hacia adelante órdenes, frecuentemente sin tener la convicción, el coraje, ni menos, la fuerza, para sostenerlas hasta que se lleven a cabo.
Ordenamos para decir “aquí estoy” o porque sentimos que “debemos hacerlo”, pero no estamos decididos a mantenernos firmes ante la posible o eminente oposición del niño.
Entramos en una batalla débiles, dubitativos e inseguros; y… hay que decirlo, aunque ya lo sabes… la victoria no será tuya.

Te describo el desenlace: El niño se niega a obedecer; tú insistes, agotado, pero intentado mantenerte firme. El niño, al notar esa pequeñísima debilidad, y por ende, posibilidad de no hacer lo que se le pide, vuelve a oponerse.
El cansancio crece, se hace insostenible… Vuelves a reforzar tu decisión, esta vez con menos coraje, y ya casi seguro de que debes retirarte, frustrado ante otra batalla perdida.
Obviamente, el niño percibiendo su victoria, vuelve a enfrentarte, negándose por completo a hacer lo que dices.
Fin! Perdimos…Nos retiramos frustrados, agotados emocionalmente; sintiéndonos pésimos padres o figuras de autoridad. Una vez más, perdimos las riendas…

¿Qué hicimos mal?

Lo fundamental: antes de presentarte con una decisión tomada, no te has preguntado si tenías la fortaleza para sostenerla hasta que se lleve a cabo.
Si vas a hacer o decir, será necesario que antes lleves a tu consciencia que necesitarás mantenerte firme, así el niño se niegue de la forma que sea.

En vez de decir impulsivamente, lo haces premeditadamente. Busca tu eje, calma tus emociones, empoderate en tu rol, percibe el amor que sientes por este pequeño, todo esto será la base que te sostendrá y mantendrá estable ante cualquier posibilidad de reacción.

Varias cosas pueden suceder como respuesta:
Una, que es la más probable, es que el niño note tu firme convicción, y ni se le ocurra la posibilidad de negarse. Simplemente accederá, de buena o mala gana, pero hará lo que se le pide.
Dos, es que se niegue, pero, si se encuentra con personas emocionalmente preparadas para sostener la indicación, sin dar lugar a la duda, simplemente lo terminará haciendo.

Si te mantienes como figura de autoridad pacífica, pero decidida y firme, no habrá guerra, menos aún, batallas. Puede haber una cierta tensión, a modo de prueba, para ver hasta dónde se puede; pero si el límite está bien marcado, no habrá espacio para que las batallas se desencadenen.

Ahora, ¿qué sucede si sientes que no vas a poder sostener una discusión, un límite o una orden? Entonces no lo digas, no lo pidas, no lo dictamines. Simplemente, terminarás cediendo, y esto a fin de cuentas es peor para ti y para el niño.
Es preferible retirarse antes y descansar, que terminar más agotado sin haber logrado nada nuevo.
Eso que quieres que se haga, puede ser hecho otro día, cuando puedas presentarte como verdadero referente de la situación.

Pero cuidado, no caigas en la tentación de dejar pasarlo todo, por no enfrentar las situaciones. Si haces esto, las dificultades crecerán y llegarán a ti cada vez más.
Solo tomate unas horas, un día o dos para reafirmarte, para hacerte consciente de la dinámica, para pensar la mejor manera, para recuperar estabilidad emocional o lo que se necesite, pero luego hazte responsable de tu rol.

Nadie quiere exponerse a batallas, menos aun con los seres que más amamos, pero a menudo los niños necesitan dicho enfrentamiento para conocer su propio límite… y el tuyo. Es por eso que eres tu quien debe presentarse pacífica pero firmemente, e indicarle: “es hasta aquí”.
Y si… puede no ser fácil, nadie dijo que lo sería, pero es un lindo reto el conocerse, el encontrar la manera, y finalmente disfrutar de los logros y de la armonía generada gracias a ellos.

Autora: Nancy Erica Ortiz
Pedagoga Integral

http://www.caminosalser.com/i1815-recupera-tu-autoridad-las-batallas-que-pierdes-enfrentado-a-los-ninos/