En el siglo XVI cuando los españoles colonizaron América latina, insertaron a la iglesia católica consigo, acabando con las costumbres religiosas que conservaban los aborígenes desde tiempo inmemoriales.

Los pueblos colonizados fueron obligados a adoptar la religión católica como propia. Históricamente la iglesia católica ha sido una institución poderosa, conservadora y privilegiada. Ligada directamente al Estado desde la época colonial hasta el siglo XIX, era la institución más grande durante el periodo colonial.

Por ejemplo la iglesia católica prefiere no hablar de sexualidad con sus estudiantes, pues tiene como doctrina la conservación de la castidad hasta el matrimonio.

Y la experiencia muestra que sería mucho más útil darles a los jóvenes una educación sexual completa, que permita evitar así los embarazos no deseados y las enfermedades venéreas.

En iguales proporciones como los países europeos, la religión católica tuvo una relación directa y muy influyente con el Estado.

Desde la colonia y hasta el siglo XIX, los jerarcas de la iglesia eran consultados para tomar las decisiones fundamentales del estado.

Las instituciones debían formarse con base a los fundamentos cristianos, como el caso de la policía colombiana, cuyo eslogan es “Dios y patria”. Esto puede ser fácilmente interpretado como la obligación que tiene la policía con “Dios”, es decir, con la iglesia, en lugar de basarse en ideologías que hagan de la esta una institución eficiente que realmente ayude a la ciudadanía.

Las religiones en general tienden a ser machistas y la iglesia católica no es la excepción. Podemos ver cómo desde su origen ha recriminado a la mujer como un ser débil e inferior.

La muestra perfecta es que para una mujer es imposible llegar a ser sacerdotisa y tiene que limitarse a ser monja, cuya función no es otra de la de servirle al párroco.

 De igual manera, impuso un modelo de organización familiar en el cual la mujer debe dedicarse únicamente a atender los quehaceres del hogar y servirle sin importar las circunstancias a su marido. Además, las obliga a soportar todos los maltratos a los que el hombre decida someterla, porque está condenada por el resto de su vida con un “Hasta que la muerte los separe”.

Todo esto ha sido la base de una cultura que por naturaleza degrada a la mujer y solo fue hasta hace unas décadas que pudo ocupar cargos directivos en las compañías, tuvo derecho al voto y se creó un marco jurídico para defenderla del maltrato.

En comparación con otras religiones, la iglesia católica prepara a las personas para “la vida después de la muerte”.

Las otras religiones buscan convertir a las personas en seres integrales, con valores útiles que construyen sociedad y algo aún más importante con disciplina, son muchas las religiones que tienen esta importante cualidad como doctrina, si bien es cierto que la religión busca formar buenos cristianos y honestos ciudadanos ¿de qué sirve esto a la hora de construir un país desarrollado?

Si bien es cierto que hay muchos países exitosos, que tienen como religión mayoritaria el catolicismo, ninguno de ellos ha sido víctima del colonialismo. Se podría decir que la iglesia católica se impone a culturas que no son propias a esa creencia, es una combinación que termina en todos los problemas que ya hemos visto.

Veamos el ejemplo de otro país colonizado que hoy en día es una potencia: Australia, un país colonizado por el Reino Unido en 1829 hasta 1942, que tiene menos de 100 años de historia como república independiente. A diferencia de los pueblos latinos, y al igual que todas las colonias inglesas, se introdujo el protestantismo.

Pero claramente los países latinos son ampliamente ricos en recursos naturales, minerales, hídricos.

Si el problema no es de recursos como si lo es en África, todo nos lleva a indicar que el causante de los problemas es el propio pueblo latino que no se ha dado cuenta de lo que tiene y de lo que puede llegar a tener si aprende a valorar a su tierra y su cultura.