El jefe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, informó al Congreso que la deuda soberana del país alcanzó su ‘techo’ establecido en un nivel de 14.294 billones de dólares. El funcionario halló en la suspensión de inversiones presupuestarias en dos de los mayores programas de financiación de jubilaciones un remedio seguro, aunque temporal, para evitar que el endeudamiento siga creciendo.
La medida drástica facilitará que la administración de Barack Obama acuda a unas nuevas prestaciones en el extranjero y refinancie de este modo los pagos previstos para el próximo período. De no haberla adoptado, los poderes ejecutivo y legislativo tendrían que acordar la elevación del límite para la deuda en un plazo fijo dentro de los próximos dos meses y medio, es decir antes del 2 de agosto, según afirmaron en varias ocasiones tanto el presidente Obama, como su secretario del Tesoro. Por su parte, los congresistas republicanos estipularon su visto bueno a la medida, durante los recientes debates, con unas importantes reducciones de gastos que exigieron de la Casa Blanca.
Geithner, por cierto, no considera la morosidad de los fondos de pensiones como una reducción definitiva, sino como una medida provisional para aplazar el peligro del incumplimiento de pagos obligatorios y, como consecuencia, de la bancarrota de EE. UU. Mientras tanto, uno de los congresistas independientes, Joe Boner de Alabama, el único que represente del Partido de la Unión en la Cámara de Representantes denunció que “no observaba avances reales” en la resolución del problema.
El volumen neto de los activos adquiridos por los inversores extranjeros, de acuerdo con el comunicado de Geithner, desminuyó en marzo en unos 3.200 millones de dólares en comparación con febrero (de 27.200 millones a 24.000 millones). Se destaca que por quinto mes consecutivo fue China el estado que más redujo sus subvenciones en el sector financiero estatal estadounidense.
Por otra parte, el secretario del Departamento descartó la probabilidad de impagos, en un futuro próximo, de las jubilaciones y las pensiones a causa de la suspensión de transferencias estatales a las cajas de compensación. Solo se pronostica el agotamiento de los mismos fondos para el 2036, un año antes de lo previsto, dijo.
La tensa situación que se está desarrollando entre los poderes no es un caso único en la historia presupuestaria del país norteamericano. De manera similar los legisladores pospusieron ampliar el techo de la deuda durante varios meses en 1985 y otra vez en 2002. Y en ambas ocasiones el proceso de negociación llevó a unas concesiones remarcables en materia de gasto.
La práctica de acordar periódicamente el aumento del límite legal de la deuda ha sido parte del sistema de contenciones y contrapesos en la política estadounidense. La primera vez que el Congreso tenía que adoptar el límite al endeudamiento federal data de finales de la I Guerra Mundial, en aquel entonces la administración de Thomas Woodrow Wilson (1913-1921) emitió una serie de bonos de largo plazo con motivo del ingreso de EE. UU. a la guerra, para financiar sus actividades bélicas.
Sin embargo, Barack Obama admitió el pasado miércoles que el país corre el riesgo de padecer una recesión aún peor que la sufrida en 2008 en caso de que el Congreso no eleve el techo de la deuda permitida. En una reunión con votantes el mandatario advirtió: “Si los inversores mundiales piensan que el crédito y la buena fe de EE. UU. no está respaldada, si piensan que podemos renegar de nuestros compromisos crediticios, todo el sistema financiero podría colapsarse”.
Ya queda menos para el gran batacazo económico van a caer todas las estructuras que conocemos y nosotros los que las hemos sufrido vamos a tener que ser los que comencemos de nuevo una nueva etapa basada en el corazón y en los sentimientos.