EL NO HACER

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Alguien me ha preguntado… ¿cómo se hace para “no hacer”?

Aunque la pregunta parece paradójica, la comprendo perfectamente.

El concepto oriental de Wu-Wei o no hacer, en occidente es a menudo mal interpretado.

Cuando se habla de no hacer o de inacción, espiritualmente se refiere a hacer algo sin esfuerzo, no a estar completamente inactivos. Y aún así, la palabra “esfuerzo” puede resultar confusa.

En el no hacer, no hay esfuerzo, aún el movimiento es algo natural. Al contrario, si pretendemos estar sin hacer nada, posiblemente emplearemos el esfuerzo, entonces, no sería un no hacer. Cuando nos sentamos a meditar, simplemente soltamos todo…si nos cuesta estar meditando, si tenemos que forzarnos, ya no es ni meditación, ni “no esfuerzo”.

El no hacer viene tras un doble proceso de relajación por un lado, y de entrega, por el otro. No es imponernos desde fuera la entrega y la relajación, sino algo que proviene desde dentro, desde una aspiración a entregarnos al flujo de la vida. No es fácil…y seguramente nos llevará tiempo…no esfuerzo…tiempo y aspiración, entrega y aprender a soltar la vida. El no hacer no implica inmovilidad externa, sino una actitud interna que nos lleva a veces al aquietamiento externo, mas no si necesitamos actuar. Si necesitamos actuar, como cotidianamente sucede, hacerlo todo internamente entregados y fluyendo, equivale al wu wei o no hacer.

Esto es lo que tenemos que tener claro: si se requiere una actividad, la realizamos, respetando la relajación y la entrega interna. Observen la naturaleza…

La flor, al abriese, está en Wu Wei, no hace nada, simplemente florece. Pero florece, no se niega a florecer.

Si la flor tuviera una mente similar a la humana comenzaría a preocuparse y a preguntarse : ¿Cambiará el color de mis pétalos al abrirse? ¿Me marchitaré pronto? …etc. Quizás aprendería un método para favorecer su proceso de floración. Allí, ya se apartaría del no hacer, o sea de ese hacer natural que es florecer.

El humano, del mismo modo, quiere dirigir todo el proceso mentalmente y el esfuerzo entra en su vida, sin permitirle el arte de fluir, de no hacer, de florecer sin esfuerzo. Si tuviera la fe del tamaño de un grano de mostaza, que es uno de los más pequeños del mundo, dejaría a su Divinidad el proceso y fluiría sin mayores dificultades.

Si uno trata de permanecer inmóvil durante 40 minutos meditando cuando la Vida le requiere trabajar, servir o danzar de alegría, eso no es “no hacer” sino apartarse de lo que el flujo pide en el momento presente. Por el contrario, cada vez que actuamos según el fluir de la Vida, ese acto de entrega es wu wei o no hacer.

No hacer, muchas veces sí significa eso literalmente, mas siempre referido a no hacer nada que no sea esencial, a no gastar energía y dones en cosas intrascendentes, mas si la vida te hace sentir algo como necesario, lo haces, y no te sales de la Ley, que es el amor, que es el gozo, que es la no tensión…o sea, el flujo.

Hay que dejarse vivir por la Vida. No somos nosotros los que vivimos la Vida…la Vida es eterna, por lo tanto, ella nos vive, ella nos acepta como canales de su flujo….y cuando nos entregamos a él, se nos susurrará cuando movernos cuando no, sin discordar con el no hacer, con el no esfuerzo.

Tampoco tenemos que pensar que el “no esfuerzo” significa no hacer nada que requiera perseverancia y tenacidad, ser negligentes, haraganes o abandonados. No. Significa no hacer nada forzados, pero sí hacemos lo que creamos conveniente, con perseverancia y disciplina que provenga de nuestro interior.

El no hacer también incluye, salirnos un poco de la carrera materialista y darnos el tiempo necesario para la interiorización, de la cual florecerá claramente qué cosa brota de una necesidad genuina de acción, y cual no…y así podemos en paz, disfrutar tanto de una acción como de una absoluta inactividad, dosificándolas, siendo conducidos graciosamente en el flujo sin esfuerzo de una Vida orientada por el Espíritu…aún en la dualidad.

Si permanecemos conectados a nuestro Centro, siempre sabremos cuando actuar y cuando no hacerlo. Y en esa Gracia reconectiva, todo será un no hacer, o sea, un no forzarnos a lo que no sentimos como esencial y genuino para el momento.

Servir…puede ser  un hermoso wu wei.

Irradiar Luz…puede ser un hermoso wu wei.

Forzarnos al servicio o a irradiar lo que no somos ni sentimos, es una distorsión al igual que la inmovilidad autoimpuesta de quien cree que con ella será más santo o más acepto.

Cuando nos soltamos y nos entregamos a la Vida… todo se convierte en wu wei.

MI CORAZÓN LES ABRAZA!

Tahíta

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