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Vicenç Navarro – Consejo Científico de ATTAC.

Están ocurriendo movilizaciones populares en demanda de democracia en los países árabes, en los Estados Unidos y en Europa, incluyendo España. A pesar de la diversidad de tales movimientos hay un elemento común que les une, la exigencia democrática.

Comencemos con las movilizaciones en los países árabes. Este año han ocurrido una serie de hechos en aquellos países que han mostrado el declive de Al Qaeda, y entre ellos no incluyo el asesinato de Bin Laden. En realidad este hecho tendrá poco impacto en la extensión de Al Qaeda. Puede que, temporalmente, aumente su apoyo entre la población musulmana, como respuesta al comportamiento de EE.UU., cuyas Fuerzas Armadas están en operación en la mayoría de países musulmanes. Con su presencia y con su comportamiento, tales fuerzas armadas en Afganistán, Pakistán, Iraq, Libia, Bahrein y Arabia Saudita son la mayor causa en la radicalización de las poblaciones musulmanas. La evidencia de ello es contundente. A mayor estancia del ejército estadounidense en un país musulmán, mayor es la extensión de Al Qaeda. Es decir la presencia del ejército estadounidense y sus aliados precede y causa la expansión de Al Qaeda.

Los eventos que han debilitado más a Al Qaeda son las movilizaciones prodemocráticas de Egipto, Túnez, Bahrein y Siria. En tales movilizaciones, las clases trabajadoras que constituyen la mayoría de las clases populares, han jugado un papel determinante. Es necesario aclarar y subrayar este punto, ya que los medios de información de mayor difusión presentan estas manifestaciones como si estuviesen lideradas por jóvenes profesionales y estudiantes que realizaron la revolución con Internet, facebook y twitter. Una especie de determinismo tecnológico sustituye a la lucha de clases en este escenario interpretativo.

En todos estos movimientos, Al Qaeda, no participó y se mantuvo al margen. Se vio su enorme distancia y su falta de influencia en las clases populares de aquellos países. No fue la muerte de Bin Laden sino el nacimiento de tales movimientos prodemocracia los que debilitaron enormemente a Al Qaeda. Ahora bien, es importante que se defina democracia pues la mayoría de analistas que escriben en los medios de mayor difusión asumen erróneamente que la democracia deseada es la democracia como se practica en EE.UU. y en la Unión Europea. Se asume erróneamente, que cuando la población pide democracia es la democracia vigente en tales países.

Las democracias extraordinariamente limitadas de Estados Unidos y Europa

La democracia existente en los Estados Unidos y Europa no es la democracia a la que aquellos movimientos prodemocracia aspiran, tal como erróneamente se presenta en los mayores medios de difusión. En realidad, lo que está ocurriendo en estos países es una nota de aviso de que la democracia en tales países -EE.UU. y países de la UE- está profundamente limitada y no es la que desean, ni aquellos movimientos prodemocráticos ni las propias clases populares de aquellos países denominados democráticos.

En EE.UU., las últimas encuestas señalan que el 72% de la población no considera que el Congreso de los EE.UU. represente sus intereses. Y cuando se le pregunta a quien representa tal institución, el 68% responde la “Corporate Class”, que es el término utilizado en EE.UU. para definir la clase de las grandes empresas o corporaciones financieras y empresariales de EE.UU. Son primordialmente estos intereses los que financian las campañas electorales de las candidaturas al Congreso de EE.UU. (tanto su Cámara Baja como el Senado). La imagen oficial que subraya que la financiación de tales campañas electorales se realiza a base de aportaciones de 25 a 50 dólares al candidato por parte de los ciudadanos normales y corrientes no se sostiene en base a los datos existentes. La mayoría de los fondos electorales se gastan principalmente en televisión (que está totalmente desregulada, vendiendo el espacio mediático al mayor pagador) y proceden de las grandes corporaciones que determinan las políticas a seguir (tanto las políticas exteriores como las domésticas). Y la población es consciente de ello. La mayoría de las clases populares ni se molesta en votar. Y su protesta se está haciendo más activa en las manifestaciones que, iniciadas en Wisconsin, se están extendiendo a otros estados del país.

La situación en la Unión Europea y en España

Una situación semejante está ocurriendo en la Unión Europea, donde la enorme influencia del capital financiero sobre las instituciones europeas, está causando una enorme agitación social y laboral en contra de las políticas de austeridad social impuestas a las clases populares por los establishment financieros, mediáticos y políticos de la UE. Hemos visto así manifestaciones en Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, Gran Bretaña, Francia, Dinamarca y ahora en España, protestando las políticas de austeridad impuestas por establishments políticos que son percibidos como meros instrumentos de los intereses financieros y económicos.

Aquí en España hemos visto este pasado domingo un movimiento pacífico de protesta bajo el lema Democracia Real Ya, que ha movilizado a miles de ciudadanos de 50 ciudades españolas exigiendo mayor democratización de las instituciones representativas y mediáticas del país que se perciben cautivas por el excesivo poder del capital financiero y de la gran patronal. El día antes Barcelona había visto una protesta generalizada en contra de las medidas de recortes llevadas a cabo por el gobierno Mas en Catalunya.

Estamos pues viendo protestas masivas en los países árabes, en EE.UU., y en Europa (incluyendo España), que –a pesar de su enorme diversidad- están pidiendo y exigiendo el establecimiento de la democracia en aquellos países que permitan la participación de las clases populares en el proceso de decisión en sus países. Este es el signo del siglo XXI: la rebelión frente a unas estructuras políticas, económicas y mediáticas que responden a intereses de los grandes grupos empresariales y financieros a costa de los intereses de todos los demás.

Y el gran temor de los establishments en los países árabes, estadounidenses y europeos, cuya persistencia en el poder se debe a la alianza de las clases dominantes en estos países (el gobierno federal en EE.UU., -percibido como escasamente democrático por las clases populares-, los de UE –percibidos también como escasamente democráticos por las clases populares- han apoyado a los gobiernos dictatoriales de aquellos países árabes, utilizando el miedo a Al Qaeda como excusa para perpetuarse en el poder imponiendo dictaduras enormemente represivas) es la alianza de las clases populares dominadas. En realidad la exigencia democrática en todos estos países, es amenazante a las estructuras de poder de todos estos países. El mensaje radical revolucionario en el siglo XX no es la nacionalización de los medios de producción sino la exigencia de la democratización de las instituciones políticas, mediáticas, financieras y económicas, democratización que conllevará un conflicto en aquellos países con las estructuras de poder que se opondrán por todos los medios a tal democratización. Esta será la historia de la primera mitad del siglo XXI.

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