La canciller alemana sabe que tiene que formar un gobierno de coalición con uno de los partidos que ha tenido enfrente durante los últimos cuatro años, ahora que sus aliados del FDP han quedado fuera del Bundestagpor culpa de sus pobres resultados. Sin embargo, Angela Merkel no quiere pagar un elevado precio político por el pacto que la consolide en el poder. Alguien que podría facilitar ese trámite es Winfried Kretschmann, el actual gobernador de la región de Baden-Württember –uno de los estados más ricos del país- y al mismo tiempo también una de las cabezas visibles del ala más conservadora de un partido que tradicionalmente se ubica a la izquierda del SPD: Los Verdes. Según ha informado el semanario Der Spiegel, Merkel se reunirá con Kretschmann y otros emisarios de su grupo parlamentario el próximo jueves para comenzar las conversaciones sobre un posible pacto de gobierno. Kretschmann, que ha apoyado públicamente estudiar la posibilidad de pactar con los democristianos, es la baza que Merkel necesita. Su poder en Los Verdes ha crecido desde las elecciones generales que tuvieron lugar el mes pasado, cuando este partido obtuvo peores resultados de los que se esperaban (apenas un 8,4% de los votos; por detrás del 8,6% que consiguieron los marxistas de La Izquierda), y eso aporta credibilidad a los intentos de la canciller a la hora de plantear una coalición con ellos. Porque, independientemente de que una coalición de Los Verdes y la CDU tenga finalmente lugar, estas conversaciones van a poner en guardia al SPD. Los socialistas sí parecen dispuestos a pactar con Merkel, pero a cambio exigen un elevado precio político que impida a la canciller utilizarles única y exclusivamente como la llave para mantener su liderazgo. Tanteando a Los Verdes, la que según Forbes es la mujer más poderosa del mundo estaría lanzando un mensaje: nadie es imprescindible. El temor y la tensión que existen actualmente en las filas del SPD, según informan todos los análisis postelectorales consultados por este periódico, se explican por el hecho de que aceptar entrar en el Gobierno con tanta diferencia respecto a la CDU (los socialistas han conseguido un 25% de los votos mientras que los democristianos han superado el 40%) implica asumir sin lugar a dudas un rol como socio menor parecido al que durante esta legislatura han ocupado los liberales del FDP, que han sido, en consecuencia, duramente castigados por los votantes hasta el punto de que no han logrado el 5% mínimo para estar presentes en el Bundestag. Aunque no es raro que el SPD pacte una coalición con la CDU, desde que en el 2005 una parte del partido decidiese abandonar la formación –estos ‘exiliados’ formarían La Izquierda- por culpa de las políticas neoliberales de Gerhard Schröder, los líderes socialdemócratas miran con lupa el terreno que pisan. Y no es para menos, ya que por aquella época, y en tan sólo dos años, el SPD vio cómo el número de sus militantes se reducía cerca de la mitad; desde el millón de personas hasta las 600.000. |
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