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Puede parecer increíble, pero diariamente tus pensamientos y sentimientos conforman lo que te ocurre. El mundo que experimentas refleja lo que sucede dentro de tu cabeza y corazón.
La gente que anda siempre quejándose atrae más cosas sobre las que poder quejarse. Quiénes andan siempre estresados atraen situaciones estresantes. Los que andan siempre enfadados atraen experiencias de enfado.
Si empiezas tu día con una mala actitud, acabarás teniendo un mal día. Pero si lo empiezas con una buena actitud, lo más probable es que tengas un buen día . La gente que tiene un estado mental positivo, quizá porque ven la parte positiva de los demás, aprecian la belleza que les rodea, tienen esperanza en el futuro e intentan hacer lo mejor en cada situación, atraerán mas experiencias para sentirse bien con todo.
Puedes preguntarte por qué los pensamientos y sentimientos que están dentro de ti influyen en lo que ocurre fuera de ti. La respuesta corta, es que la realidad es un gran sueño que todos compartimos, un sueño creado por todas nuestras mentes juntas. En tus sueños nocturnos, es tu mente la que crea todo lo que experimentas, y lo que afecta a tu mente afecta a tu sueño. De manera parecida, los pensamientos y sentimientos que tienes mientras estás despierto influyen la parte de realidad que tu mente está continuamente creando.
El mundo gira a tu alrededor, pero gira también alrededor de cualquier otro ser vivo. Piensa en ti mismo como en una radio, y en tus pensamientos y sentimientos como en el mecanismo sintonizador. La frecuencia es cuan rápido algo está vibrando, y la energía procedente de una torre emisora de radio está vibrando a un cierto rango. Cada estación de radio emite según su propia frecuencia. Cuando giras el dial, la radio es sensible a diferentes frecuencias, y por eso sintoniza diferentes estaciones. Tu mente, y tus cuerpos elenco y astral te sintonizan con diferentes “estaciones” de experiencia.
Cuando te revuelcas en pensamientos y sentimientos negativos, eres sensible a las bajas frecuencias, y sintonizas con una estación que está “emitiendo” este tipo de experiencia. Pero cuando cambias tu frecuencia con algo más positivo y consciente, la estación cambia a experiencias que son también más positivas.
Cuando estás consciente de alguna posibilidad, diriges por encima de ella el foco de tu conocimiento.
Esto la selecciona, la congela en su camino y la coloca en tus manos para que trates con ella. Observa que el problema se presenta cuando menos lo esperas, y que cuando aprendes a esperarlo para una próxima vez, no vuelve a ocurrir. Esto demuestra que anticiparse a las posibilidades negativas impide que se manifiesten, y que permanecer inconsciente de ellas permite que sucedan fácilmente.
Lo mismo ocurre con las posibilidades positivas, quizás estás seguro que sacaste un as en una prueba y en realidad encuentras que apenas la superaste por los pelos; o quizás ganaste un premio en un concurso sólo cuando habías olvidado todo sobre ello o nunca pensaste que podrías ganar. Anticiparte a algo disminuye sus oportunidades de manifestación. Así pues, aprende a ser consciente de los posibles problemas a fin de que puedas congelarlos, y evita anticiparte a las cosas positivas.
Por delante de ti en el tiempo hay un abanico cambiante de futuros probables. Todo son experiencias todavía posibles de ocurrir. Los futuros más probables no están grabados en piedra porque tus pensamientos, sentimientos y elecciones afectan continuamente su probabilidad; cualquier cambio que hagas ahora puede cambiar cuál de estos futuros es más probable que sea el siguiente.
Mientras los futuros permanezcan así de abiertos, puedes utilizar tus pensamientos y sentimientos para darles forma. Pero tan pronto como un futuro se convierte en absolutamente cierto, debes tratar con él a través de la preparación y de la acción. Así pues existen dos maneras de manejar las experiencias: modelándolas antes de que sean seguras, y tratando con ellas directamente una vez que son inevitables.
Por ejemplo, quizás planeas una salida en bicicleta mientras estás de mal humor y hayas olvidado completamente la posibilidad de que pinches una rueda… la emoción negativa no sólo atrae el futuro probable en el que tengas un pinchazo, sino que tu falta de estar alerta tampoco lo congela para que no suceda. Inflar tus neumáticos es muy apropiado. Pero si cambias tu actitud a una de más positiva, y a la vez llevas contigo una caja de parches y una bomba de aire, de antemano se cortan las posibilidades de tener un pinchazo.
En este caso, el futuro queda abierto, y a través de tus pensamientos y sentimientos desvías un probable futuro negativo a uno de positivo.
Considera ahora qué ocurre cuando el neumático de tu bicicleta tiene ya un pequeño pinchazo antes siquiera de que te subas en ella. Lo cierto es que para cuando decidas regresar se habrá deshinchado. Ni toda la previsión ni la actitud de superación previa que puedas tener evitarán que el aire salga. El futuro de tener que usar la caja de parches y la bomba de aire queda fijado, y en tanto te los lleves contigo, tendrás que tratar con un futuro cierto a través de la prevención y de la acción. Por otro lado, mantener una actitud positiva podría no evitar un cierto futuro como éste, pero puede atraer ayuda inesperada. Quizá olvidaste coger la caja de parches, pero puesto que atraes experiencias positivas alguien acertará a estar por allí cerca y te ayudará.
Es posible que por estar alerta del peligro te vuelvas tan obsesivamente miedoso con ello que tu actitud negativa realmente lo desencadene. Hay dos soluciones a este problema. La primera es no pensar adrede en los peligros: ojos que no ven, corazón que no siente, la ignorancia es una bendición, y cosas de este estilo.
Y sí, esto evita atraer el peligro, sin embargo no lo bloquea, así que tarde o temprano aparecerá y tu falta de conciencia y preparación te dejará herido. La segunda solución es parar de estar asustado, deprimido, obsesionado o paranoico acerca de lo que sabes o sospechas. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero es algo hacia lo que apuntar. Si puedes estar alerta sobre el peligro, saber cómo manejarlo y no lo temes de forma incontrolada, tienes toda la protección que necesitas sin atraer hacia ti la negatividad.
La conciencia, los pensamientos y la anticipación no sólo seleccionan o filtran futuros probables sino que te ayudan a tratar con ellos si acabaran ocurriendo. Así pues de nuevo, se consciente de los posibles problemas y sabe cómo contrarrestarlos sin perder tu actitud positiva. Estar consciente es como una espada, mostrarla al atacante puede asustarle y hacer que ganes la lucha sin tener que pelear; pero si de todas maneras ocurriera el ataque, entonces la espada te ayuda a sobrevivir.
La conciencia es la mayor protección que puedes tener; busca siempre expandir tu comprensión y realización. Los dos riesgos a evitar son permitir algo negativo porque lo ignores, y atraerlo porque estés consciente pero emocionalmente obsesionado con ello.
Tener la intención y pedir
He aquí un nuevo truco para atraer lo que tu corazón desea. Primero ponte de buen humor pensando en recuerdos felices, en personas o condiciones por las que te sientes agradecido, en algo hermoso que te rodea, o reflexiona en que eres un espíritu eterno jugando este apasionante juego llamado vida.
Luego, una vez que estás radiante, imagina intensamente en tu mente lo que te gustaría tener o experimentar, y decreta,
“Yo sinceramente tengo la intención de que esto o algo mejor se manifieste, para el mayor bien de todos”.
Por último, siéntete confiado y agradecido de que tu petición ha sido escuchada, y arrójala de tu mente. Tan pronto como las condiciones lo permitan, recibirás inesperadamente aquello que pediste. Puede tardar algunos días o semanas el que tus futuros probables cambien alrededor lo suficiente como para permitir que esto se manifieste.
Esto funciona porque la energía que incrementas a través de sentimientos positivos atrae el futuro particular que seleccionaste a través del pensamiento vivido. Y entonces empieza a moverse hacia ti. Colocándolo luego fuera de tu mente permites que siga moviéndose sin congelarse en un lugar, tal como podría suceder si continuaras impacientemente esperando o dudando de cuándo y cómo podría manifestarse. No te preocupes sobre cómo puede suceder, sabe sólo que puede suceder de una u otra manera.
Pero atención, porque cuanto más ridícula, egoísta, controladora o perjudicial sea tu petición, menos probabilidades tienes de que llegue a manifestarse. O si se manifiesta, podría traerte más sufrimiento y pena de lo que imaginas. Así pues evita pretender que un millón de dólares caigan del cielo, que cierta persona se enamore de ti contra sus actuales deseos, o que le pase algo malo a gente que te cae mal.
Lo que puedes proyectar es que nunca te quedes sin dinero, que encuentres a alguien que sea perfectamente compatible contigo y te ame, que una persona que te desagrada no vuelva a molestarte. Hay una importante diferencia entre éstos, principalmente porque la manera correcta es querer algo que respete el libre albedrío de la gente.
Pretende algo desde el corazón y nunca te equivocarás.
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