El primer ministro de Kuwait anunció ante el Parlamento que el sistema social existente, que muchos consideran un paraíso, no es racional y requiere reformas. Para los ciudadanos de Kuwait la era de la prosperidad petrolera se acaba.
Según el primer ministro, Sheikh Jaber Mubarak al Sabah, durante los últimos siete años el gasto público se ha triplicado, y si el sistema actual se mantiene sin cambios, Kuwait se enfrentará al déficit presupuestario en 2021, y en 2035 la deuda nacional será de 1,46 billones de dólares.
Este país del golfo Pérsico, uno de los más ricos exportadores de petróleo, se ha convertido en un ‘paraíso social’ gracias a una política pública que ofrece grandes ventajas a sus 1,2 millones de ciudadanos. El 94% de los ingresos de Kuwait procede de la venta de petróleo.
Durante los últimos siete años los ingresos por las ventas de crudo aumentaron en 45.900 millones de dólares hasta 106.000 millones. Gracias a ello, en Kuwait se puede acceder a muchos servicios de forma gratuita o a precios muy bajos. Así, los ciudadanos, e incluso los extranjeros que viven en el país, pagan por el agua y la electricidad menos del 5% de su precio real. Además, hasta ahora los impuestos en Kuwait simplemente no existían.
Sin embargo, el nuevo programa social revisará los subsidios aplicados a las tarifas y precios de los servicios del sector público, y empezará a introducir el sistema de impuestos. El Gobierno también tiene la intención de recortar los gastos públicos, es decir, las ayudas y los sueldos de los empleados del Estado, así como el presupuesto militar.
Según escribe en el periódico ruso ‘Vzgliad’ el experto sobre Oriente Medio y bloguero Anatoli el Murid, Kuwait “evalúa sus perspectivas sensatamente y se prepara para el fin de una era de prosperidad debida al petróleo, que llegará dentro de 15 o 20 años”.
“En Kuwait no hay impuestos, no existe ningún incentivo para trabajar. La generación que ha vivido los años de la bienaventuranza petrolera ha crecido acostumbrada a la pereza y a la ociosidad”, afirma el experto. “Lo más probable es que precisamente este sea el motivo de la intranquilidad de los gobernantes de Kuwait: la gente que está demasiado bien alimentada no es mejor que la hambrienta. Si los hambrientos se rebelan por necesidad, los otros alimentan su rabia con grasa. La diferencia es insignificante”.
El bloguero cree que la salida lógica de esta situación pasa por “desarrollar nuevos sectores de la economía, orientarse hacia la alta tecnología y tratar de encajar en la tercera revolución industrial. Y para esto se necesita crear y diseñar a un hombre del futuro, un hombre equilibrado que se alimente bien y sea muy trabajador y creativo. Construir la propia felicidad mediante trabajadores inmigrantes es muy tentador, pero no es realista, por esta razón el primer ministro va a reformar el sistema de incentivos a sus ciudadanos”, concluye.
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