Sarkozy, Bernier y la Comisión Europea: jaque a tres bandas para el control de Internet

Garantizar el grado de protección correcto de los derechos de propiedad intelectual en el mercado único es esencial para la economía europea. El progreso depende de nuevos conocimientos e ideas. No se invertirá en innovación si no se protegen los derechos. Por otra parte, los consumidores y los usuarios necesitan acceder a los contenidos culturales, por ejemplo, a la música en línea, para que puedan florecer tanto unos nuevos modelos de empresa como la diversidad cultural. Nuestro propósito hoy es lograr el equilibrio correcto entre esos dos objetivos para los DPI en su conjunto y que la normativa europea en materia de propiedad intelectual capacite a las empresas y los ciudadanos, adaptándose al mundo en línea y a la competencia global por las ideas.

Son las palabras de El Comisario, Michel Barnier, referentes al nuevo plan (otro más) de la Comisión Europea, que tiene como objetivo que “los derechos de propiedad intelectual impulsen la creatividad y la innovación“.

Sea por casualidad o serendípia, las declaraciones las hacía Barnier el mismo día que su amigo el Presidente de la República entraba a dar su discurso en el encuentro del eG8, acompañado del maletín nuclear.

Sarkozy, con la sonrisa del que entiende perfectamente lo que está haciendo, habló de la imposibilidad del control ‘local’ de la red, y de la necesidad de controlarla ‘globalmente’.

Y aquí entra su amigo Bernier con su propuesta, que podría plasmarse en la revisión de las Directivas de Comercio electrónico y/o la de de respeto de los derechos de propiedad intelectual.

En la nota de prensa de la Comisión Europea, se explica por encima cómo se va a llevar a cabo una parte de dicho control, hablando de ‘aduanas’. Teniendo en cuenta la polémica surgida hace pocos días con el espacio Schengen, y que en algunos sitios ya pueden requisarte el ordenador o el reproductor de música en la frontera, mejor empezar a hacerse a la idea de un nuevo tipo de contrabandista: el que pasa ficheros MP3 escondidos en un coche desvencijado y con doble fondo.

La nota habla de “falsificaciones” de productos físicos, pero no deja de hablar de propiedad intelectual, cuando si fuera coherente debería hacerlo de la ‘industrial’. Y si, se comenta la creación de bibliotecas digitales y algunas reuniones entre bibliotecas, editores, autores y entidades de gestión colectiva para “facilitar soluciones en términos de licencias para digitalizar y hacer disponibles libros fuera de comercio.”

El discurso está estudiadísimo y el timing es perfecto. Sarko en la cumbre electrónica del G8, previa a la cumbre de siempre, hablando de pornografía infantil, el terrorismo y los monopolios, y añadiendo que ‘no sabe’ cómo se puede controlar.

Bernier, por ahora, asegurando la frontera física, preparando el camino para una más que posible legión de agentes destinados a buscar música de contrabando.

Y finalmente, y como ya sabíamos, se va confirmando que se convierte a las operadoras y proveedores de acceso a Internet en la policía digital, dedicada a filtrar el contenido para que no se escape ningún bit que no corresponda.

Carambola a tres bandas, coordinado a más no poder. ¿Que no se enteran? Vaya que si se enteran…

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