En la última década, científicos chilenos e internacionales encontraron pruebas de que al final de la era cretácea – 145 a 65 millones de años atrás – la Antártica y la Patagonia formaban parte de una única masa continental.
“El clima era mucho más cálido que el actual, lo que permitía el crecimiento de extensos bosques, como los que hoy vemos en la zona central y sur del país”, informó el Instituto Antártico de Chile, cuando divulgó las declaraciones del científico japonés Harufumi Nishida, invitado al UTokyo Forum, realizado el 7 y 8 de noviembre en Santiago de Chile, y el 11 y 12 de noviembre en Sao Paulo, Brasil.
Investigaciones documentadas por el Dr. Marcelo Leppedel Instituto Antártico de Chile en 2011 también arrojaron pruebas del colorido suelo de la región más austral de Sudamérica y del continente blanco. A su vez en junio pasado la profesora de Ciencia de la Tierra, Sara J. Feakins de la Universidad del Sur de California señaló que bajo la capa de hielo antártico se encontró la historia de una Antártica verde y caliente. Confirmando un clima verde con frondosos bosques.
En 2003 el paleobotánico japonés Harufumi Nishidaencontró en el sector de Isla Riesco, en la Región de Magallanes, restos de hojas, polen, semillas y musgos calcificados de más de 50 millones de años, informó INACH.
“Fue la primera vez que se encontró algo así en Chile, y también en Sudamérica”, destacó Nishida en declaraciones al Diario El Mercurio.
El profesor japonés investiga a los Nothofagus, género de árboles que incluye a los actuales alerces, robles y lengas, presentes, en Chile, Argentina, Australia, Nueva Zelandia, Nueva Guinea y Nueva Caledonia. Lo que habla de una antigua conexión continental entre Sudamérica y Australia a través de la Antártica, informó INACH.
En la Isla Riesco encontró evidencias de plantas de 70 millones de años atrás, que corresponden al Cretáceo superior, última etapa del cretáceo.
“Su origen podría ser la Antártica, aunque no está claro todavía, pero el hallar esta evidencia significa que ya a fines del cretácico había una importante población de estos árboles en lo que hoy es la Patagonia Chilena”, señaló el paleobióogo en declaraciones a Mercurio.
Los hallazgos de fósiles de esta era también los realizó en Cocholgue, una caleta al norte de Tomé, provincia de Concepción, en la zona central de Chile.
Con investigadores chilenos, como Luis Felipe Hinojosa, de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, y Marcelo Leppe, del INACH, en 2011 Nishida hizo su primera búsqueda en la Antártica donde encontró restos de troncos petrificados de araucarias.
Nishida visita Chile desde 1974 y explica que su padre, Makoto Nishida, también paleobotánico. “Llegó a Chile junto a una expedición de la Universidad de Tokio enfocada a conocer la flora chilena”, recuerda el profesor.
“Mi papa falleció en 1998, y yo personalmente empecé una nueva serie de trabajos paleobotánicos en 2002. Ahí fue que me encontré con las muestras calcificadas de Isla Riesco”, agrega el investigador.
Durante la participación en el UTokyo Forum, Nishida habló de las plantas permineralizadas en petrificación, tal como se ha identificado también en Japón, Australia y Canadá, y cómo además pueden contener restos de insectos.
En el evento, auspiciado por la Universidad de Tokio, participaron unos 150 investigadores que intercambiaron experiencias con científicos locales. Entre los expositores estaban la Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Chile, y la Universidad de Sao Paulo.
Flora antártica y de Sudamérica estaban unidas
El científico chileno, Jefe del Departamento Científico, Instituto Nacional Antártico de Chile, Marcelo Leppe, también expuso entre el 30 de marzo y el 1 de abril 2011, en Heidelberg, Alemania los resultados de la investigación de la flora que confirma que la Península Antártica y Sudamérica estaban unidas, informó INACH.
El investigador analizó ocho localidades de las Islas Shetland del Sur, de la Antártida y la Patagonia para establecer el vínculo que fue mayor en el Cretáceo Superior que en el Cretáceo Inferior, época más temprana.
Una antártica verde puede ser el futuro
Otro estudio, publicado en junio 2013, dirigido por la profesora de Ciencia de la Tierra, Sara J. Feakins de la Universidad del Sur de California, encontró que la Antártica era mucho más cálida y húmeda de lo que se pensaba, en la época del Mioceno hace 15 millones de años cuando los niveles de Co2 eran altos.
La Dra. Feakins sostiene que la Tierra podría llegar a una historia similar al final del siglo, una Antártica verde y caliente.
Debajo de la plataforma de hielos Ross en la Antártica y encontró que la temperatura de verano, hace 15 a 20 millones de años, era de 7 grados Celsius y los niveles de precipitaciones eran mucho más altos.