En La Florida un niño de siete años de edad y en contra de todas las probabilidades astronómicas  fue golpeado por restos de un meteorito.

Steven Lippard estaba jugando en su casa en Loxahatchee, FL, cuando fue golpeado en la cabeza por un objeto. Su padre, Wayne Lippard, encontró a su hijo de espaldas y sangrado de la parte posterior de su cabeza.

Como primera impresión Lippard pensó que su hijo había sido alcanzado por una pelota de golf o que algún ave lo había atacado. Entonces se dio cuenta de algunos extraños fragmentos de rocas, las que recogió.

Tomó las muestras en bolsas y las llevó a la Florida Atlantic University donde pidió a los investigadores que lo ayudaran a identificar de qué se trataba. Los investigadores determinaron que los fragmentos de roca, de hecho, cumplen con los criterios de un meteorito, incluyendo una fuerte carga magnética.

La historia de Steven termina con tres puntos de sutura en su cabeza y un lugar en los libros de historia.