Este capítulo bien pudiera ser el colofón y cierre acerca de la procedencia de lo que se ha dado en llamar Judaismo Semita y Sionismodesembocando todo ello en la procedencia de los mismos desde Mesopotamia y Judea hasta Khazaria (Jázaros) y el Este de Europa,en donde realizan su conversión todos ellos al Judaismo por razones políticas finalizando temporalmente en Alemania y Polonia en una amalgama de emigrantes procedentes de muy variados orígenes, incluida la mezcla con gentiles o Goyims, mal que les pese a algunos. Las fechas van cuadrando y es a partir de la implantación en Alemania que el imperio Jázaro queda aparentemente atomizado y desaparecido. Es a partir de ahí que los Ashkenazis (Jázaros alemanes, ashkenaz = alemán, del hebreo) empiezan a diseminarse hacia el Sur de Europa y las Américas a través de las figuras de los Rothschild (a la cabeza), Warburg, Schiff, Morgan, Lazard, Goldman Sachs, Lemann Brotters y otras cuantas casas perjeñando la toma de Occidente a través del control de la extracción de la energía, del electrón, la máquina, la informática, los medios, la creación de bancos centrales realmente privados y su deuda soberana, creación del dinero-deuda cual impuesto medieval hacia la plebe, el control de las Casas Reales Europeas y por supuesto de los ejércitos.
Con todo ello y habiendo sometido y debilitado a la población de Occidente en extremo mediante ismos, consumos, deudas y las guerras del siglo XX; colonizada Sudamérica, destruida Rusia y devolviéndole la vida bajo sus condiciones; convirtiendo a China y su esclavismo obrero en gendarme económico y militar mundial parece ser que llegamos al punto de no retorno del Imperio Jázaro que nunca dejó de existir y que domina la Tierra salvo en raras excepciones.
Queda pues llevar a cabo el último teatro que tenían en proyecto desde 1870 y que empiezan a ejecutarlo ya en nuestros días (WWIII), y no me refiero “solamente” al polvorín en que se ha convertido África y Oriente Medio a día de hoy, cuando se escriben estas líneas, sino a la creación en 2007 del Comando Africano de EE.UU. (AFRICOM) y la ejecución de un plan de contingencia (plenamente estructurado) de destrucción masiva a través de la Operación SANSÓN. De ello hablaremos en próximos trabajos.
El trabajo que se presenta a continuación es el de un Genetista de la Universidad Johns Hopkins (EEUU) que establece mediante el estudio genético de diferentes grupos y étnias conclusiones que interesarán, insisto, a más de uno que desprecia a sus congéneres al identificarse con una “raza superior” genómica y que en lo único en que és superior es en maldad, astucia y ambición como así ha sido en cualquier establecimiento de un Imperio en la historia.
Los judíos vienen del Cáucaso y no del antiguo Israel
- Miguel Ángel Criado
Su material genético muestra que proceden del viejo imperio jázaro. La oleada que les trajo a Europa estaba formada por una mezcla de judíos y jázaros conversos, según un estudio
El 90% de los judíos del mundo no proceden del Israel bíblico sino de las tierras del Cáucaso. Es más, ni siquiera son del todo judíos. Su material genético es un mosaico de genes donde predominan los antiguos pueblos caucásicos, de Mesopotamia, ancestros europeos y hasta chipriotas, además de los semíticos. Según una investigación publicada en Genome Biology and Evolution, grupos de israelíes fueron llegando a aquellas tierras entre el mar Negro y el mar Caspio hasta que el imperio que los acogió se convirtió al judaísmo. Fueron estos conversos los que protagonizaron una nueva diáspora hacia Europa.
La historia, trufada de muchos gramos de mito, venía sosteniendo que los actuales judíos europeos (aquel 90% y que en realidad, tras el Holocausto, no viven en este continente sino en América y el moderno Israel) son descendientes de tribus israelitas y cananeas. Tras la conquista musulmana de Palestina en el siglo VII, la abandonaron para asentarse en Alemania (Ashkenaz, en hebreo). Posteriormente, en el siglo XV, un pequeño grupo de unos 50.000 individuos emigrarían hacia el este (Polonia, Ucrania Rusia…) y en un sorprendente baby boom se multiplicarían hasta suponer el grueso de la población judía. Estos son los elementos básicos de la hipótesis Rhineland (o tierras del Rin, un río alemán) sobre el origen de los judíos europeos, que no incluye a los sefardíes o españoles (ver apoyo).
Sin embargo, el genetista de la Universidad Johns Hopkins (EEUU) y de origen judío Eran Elhaik ha realizado una investigación cuyos provocadores resultados desmontan varios mitos. La genética, según sugiere su estudio, sostendría que no hubo esa emigración seminal a Alemania o, al menos, el factor alemán no explicaría el origen de la mayoría de los judíos europeos. En realidad, estos procederían del Cáucaso. Allí, desde finales de la Edad del Hierro, emergió el imperio jázaro. Formado por una amalgama de tribus eslavas, escitas, iranias, turcas y hasta hunos y alanos, asistió durante siglos a sucesivas llegadas de judíos tanto de Palestina como de Mesopotamia, donde vivían los descendientes del pueblo hebreo que el babilonio Nabucodonosor II se llevó consigo tras destruir Jerusalén, en el 587 antes de nuestra era. Siglos después, los jázaros se convirtieron al judaísmo.
«Nuestros resultados dibujan el genoma de los judíos europeos como un mosaico»
Eran Elhaik
Genetista de la Universidad Johns Hopkins (EEUU)
“La conversión en sí no está en duda”, dice Elhaik. “Documentos encontrados en Egipto lo confirman”, añade. Aunque la extensión de la conversión aún es discutida, se cree que todo el Imperio jázaro, incluyendo sus tribus subordinadas y esclavos, mantuvo el judaísmo en los siguientes 440 años hasta la invasión de los mongoles, en el siglo XIII”, añade. En un proceso que recuerda a la expansión de los cristianos en el Imperio romano, los gobernantes y la aristocracia jázarose pasaron en bloque al judaísmo cuando ya una buena parte de su población se había convertido a la fe hebrea. La invasión mongola y la gran epidemia de peste de 1347 empujaron a los ahora judeo-jázaros hacia el oeste. Esta versión alternativa del origen de los judíos europeos se conoce como la hipótesis de los jázaros y no había podido ser confirmada hasta ahora, que empieza a haber suficiente material genético de los pueblos del Cáucaso disponible para su estudio.
Con los datos genéticos de 1.287 individuos de ocho poblaciones judías y otras 74 de gentiles, Elhaik realizó cinco diferentes análisis y todos le llevaron al origen judeo-jázaro de la mayor parte de los alrededor de 13 millones de judíos del mundo. Usó la frecuencia de alelos (alternativas de un mismo gen) diferentes entre distintos grupos poblacionales y, tomando a judíos palestinos y caucásicos (armenios, georgianos o azeríes) actuales como base para determinar el linaje, comprobó que el 70% de los judíos procedentes de Europa central y occidental y todos los orientales compartían más con los segundos que con los primeros.
También, en una especie de triangulación geográfica, donde los vértices eran los vascos, los pigmeos y la etnia china Han, la investigación sitúa los ancestros de los judíos europeos en el sur del Cáucaso. En otro análisis, basado en el grado de mezcla genética de segmentos de cromosomas volvieron a comprobar que el linaje caucásico domina, con un 38%, por delante de los genes europeos occidentales (30%) y de los mesopotámicos. “En conjunto, nuestros resultados dibujan el genoma de los judíos europeos como un mosaico de ancestros caucásicos y de Oriente Próximo, europeos occidentales, Oriente Medio y europeos orientales en proporción decreciente”, dicen en las conclusiones del estudio.
En suma, además de no haber llegado a Europa directamente de Palestina, los judíos se mezclaron con los gentiles mucho más de lo que cuenta la historia. Incluso, buena parte de ellos lo son por religión, no por origen.
El camino diferente de Sefarad
Aunque los llamados judíos sefardíes (españoles) no son objeto de este estudio, Eran Elhaik tiene algo que decir sobre ellos. En primer lugar, destaca que su expulsión de España en 1492 impide descubrir su origen debido a su dispersión por todo el Mediterráneos y mezcla tanto con las poblaciones autóctonas como con los judíos que ya vivían allí.
También recuerda que la distinción entre sefardíes y askenazíes es mas religiosa que genética. Según sus investigaciones solo hay un análisis que incluya esta distinción con judíos sefardíes de Bulgaria y Turquía. “El trabajó mostró un alto grado de heterogeneidad como podría esperarse de un escenario como el que he descrito”, dice.
Aun así, Elhaik se atreve a responder a la pregunta sobre el origen de los sefardíes antes de su expulsión de España: “La respuesta más probable es que los llamados judíos sefardíes fueran descendientes de grecorromanos convertidos y población local en los dos primeros siglos de esta era”.
FUENTE: ES MATERIA