“Los intentos de desmotivar la contracepción, el aborto, y otros modernos controles reproductivos preparto, pueden aumentar involuntariamente la dependencia de prácticas homicidas postpartum.” Marvin Harris, antropólogo.
“Siempre que las mujeres tienen control sobre su propio cuerpo, empíricamente los niveles de natalidad bajan. Se han realizado esterilizaciones forzosas, pero el control siempre ha sido sobre el cuerpo de la mujer, nunca han habido vasectomías forzosas…” Yayo Herrero, antropóloga.
Parece que el manuscrito más antiguo, que se remonta a más de 4.000 años y recoge métodos y formas de abortar, es un manuscrito chino. Desde entonces, numerosos códigos o normas conductuales etnográficamente recogidas han visto la luz.
En Fiji, el aborto se consentía y era practicado por las mujeres que ocupaban el estrato social más elevado; en especial cuando los padres pertenecían a los estratos inferiores. Paradójicamente el número de abortos aumentó cuando los misioneros decidieron expulsar de la Iglesia a todas las mujeres cristianizadas que tuviesen relaciones antes o fuera del matrimonio. Las nativas, para no caer en desgracia y evitar la expulsión, optaban por destruir la evidencia de su relación.
Para los sedang moi, sólo se es humano después de haber sido amamantado por primera vez. Antes de nacer, e incluso antes de la primera toma, se es “como una pieza de madera”. El contexto cultural permite abortar cuando el padre está relacionado con la potencial madre por estrechos lazos de parentesco, produciéndose de hecho una relación incestuosa.
Los nukuoro, habitantes de Samoa, siguieron una política de aborto masivo cuando murió, nada más nacer, el hijo de la reina Kauna, quien primeramente había ordenado la matanza de todos los niños, para que la población nukuoro compartiera su aflicción.
Los matacos del Chaco boliviano-argentino abortaban el primer feto para facilitar los partos siguientes. Entre los pima de Arizona, cuando la mujer resulta embarazada por un hombre blanco se la induce a abortar. En esta sociedad, cuando muere el marido se destruye toda su propiedad: por esta razón, las mujeres, temiendo quedarse viudas con muchos hijos, recurren al aborto. Las mujeres cunas abortaban cuando eran embarazadas por extranjeros, salvo que se tratase de franceses, en cuyo caso mataban al padre y conservaban al hijo.
Los pueblos de la zona de los grandes lagos africanos practican el aborto cuando se casa a la mujer a la fuerza. La desposada evita tener hijos en previsión de un posible divorcio. Laachewa de Nyasalandia (Malawi) aborta lo concebido adúlteramente, ya que su nacimiento sería causa de desgracia para la comunidad.
John Early y John Peters describen como una mujer yanomamo embarazada solicita de alguien que golpée su estómago hasta que el feto sea abortado. Un método similar se ha descrito en otras sociedades tribales de África y Asia meridional. Entre los Suraya del siglo XVII, Taiwán, se requería de una mujer menor de treinta años para poner fin a todos los embarazos por aborto por el masaje uterino contundente (Shepherd 1995).
Para el judaísmo el aborto no se cuestiona hasta el tercer mes, porque la medicina que viene practicando con tenacidad desde los tiempos antiguos demostraba que desde entonces, era mucho más arriesgado para la madre, cuya vida debía preservarse en primer lugar.
Estos ejemplos son claramente ilustrativos de las distintas motivaciones que
llevan a la práctica del aborto: económicas, sociales, políticas, terapéuticas, etcétera. No muy distintas, como se puede comprobar, a las motivaciones de la sociedad industrial occidental.
Silvia Federici, historiadora, cuenta que ”si en la Edad Media las mujeres habían podido usar métodos anticonceptivos y abortivos y ejercer un control indiscutible sobre el proceso del parto, a partir de entonces sus úteros se transformaron en territorio político“.
“Ha crecido toda una campaña ideológica que pretende controlar la vida de las mujeres, su sexualidad, su cuerpo, un esfuerzo mayor por controlar la capacidad reproductiva de las mujeres. En varios Estados se criminaliza a las mujeres si pueden “probar” que estando embarazadas han puesto en riesgo la vida del feto que están gestando. Y desde luego la cuestión del aborto es muy importante.”
“No es un problema de número, de cuánta gente nace, pues mientras en unos países se acota la natalidad, a la vez, en otros se fomenta. El sistema lo que busca es controlar y decidir dónde, cuándo y con qué perfil nacerá su nueva mano de obra”
“Siempre que las mujeres tienen control sobre su propio cuerpo, empíricamente los niveles de natalidad bajan” afirma asimismo la antropóloga Yayo Herrero. “Se han realizado esterilizaciones forzosas, por ejemplo en el Perú de Fujimori, o el control de natalidad en China, aumentando el feminicidio. Pero el control siempre ha sido sobre el cuerpo de la mujer, nunca ha habido vasectomías forzosas…”
Fuentes:
P. Newman and D. Boyd, “The Making of Men: Ritual and Meaning in Awa Male Initiations“
Cambiar las gafas para mirar el mundo. Una nueva cultura de la sostenibilidad. – Yayo Herrero, Fernando Cembranos y Marta Pascual (coords.)
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