Este articulo continua al anterior, en el se siguen exponiendo todos los símbolos e ideologías copiadas y adaptadas al cristianismo y que pertenecían a otras contemporáneas y/o anteriores a él.
La barba y la solemnidad de una deidad
A finales del siglo IV, una vez expandida dicha religión por el imperio, la imagen del Jesús imberbe empieza a occidentalizarse siendo esta más acorde con la imagen propia de un dios. Al Jesús judeocristiano se le añaden los rasgos propios de un dios griego. El dios de más alto cargo para los griegos es Zeus, otra deidad con orígenes en la mitología solar.
La primera imagen es una de las primeras representaciones que existen de Jesús con barba. Se trata de la pintura mural de la catacumba de Commodilla, siglo IV d.e.c.
La segunda imagen, que muestra un parecido más que razonable, no es de Jesús sino del dios griego Zeus (Zeus de Otricoli, siglo IV a.e.c, busto expuesto en el museo Pio-Clementino), al que también se le puede ver representado con una corona de laurel en la tercera imagen: una moneda de oro (Lampsaco, Misia, ca. 360-340 a.e.c.) que se encuentra en el Gabinete de Medallas(Bibliothèque nationale de France, París).
Este tipo de representación, más acorde con la imagen que se esperaba de un judío, tuvo mejor acogida y fue la que con el paso del tiempo se fue imponiendo.
El adivino grecorromano de los judeocristianos
Para odiar tanto a los adivinos, brujos y falsos profetas, la deidad judía hace un uso demasiado constante de ellos… Eso si se toma a Jesús como esa misma deidad judía.
Siendo realistas: el cristianismo, como cualquier otra religión, se sirvió de todo tipo de simbolismos “paganos”. Una muestra más de ello que se suma a todo el apropiamiento cultural que hizo florecer al cristianismo, es también la representación de Jesús como típico mago y augur (sacerdote de la antigua roma).
Parte de un sarcófago de mediados del siglo IV, (Museo Vaticano) en el que se representa a Jesús en dos escenas (convirtiendo el agua en vino – todo un milagro para un héroe salvador de civilizaciones – y la resurrección de Lázaro) en las que usa la vara de augur. La segunda representa a Jesús, esta vez imberbe y es (adivínenlo…) del siglo III. En ambas aparece con la varita de augur y el pergamino o rollo de legislador romano.
El pretor o legislador romano era siempre representado con un rollo con las leyes en la mano izquierda. Algo que se puede observar en la tercera imagen, donde se ve la estatua de “Augusto como pretor” (Museo de Louvre, Paris).
El relevo como “el buen pastor”
A mediados del siglo III a Jesús se le representa imberbe ejerciendo como “el buen pastor”. (catacumba de San Calisto). Lo que pocos creyentes conocen es que esta imagen es un plagio de mitos griegos anteriores, como el culto a los dioses portando ofrendas, que también fueron representados de la misma forma.
Moscóforo del siglo V a.e.c., perteneciente al periodo de la Grecia Antigua, con una imagen del «buen pastor».
Este moscóforo del siglo VI a.e.c es la estatua de un hombre joven con barba. Lleva un himation corto y a un ternero sobre sus hombros para el sacrificio a la diosa Atenea. (Museo de la acrópolis, Atenas)
Es indudable que el influjo helenístico en la cultura hebrea produjo las bases del judeocristianismo. Desde la época en la que la conquista griega se hizo presente (siglo IV a.e.c) hasta la propia traducción del Tanaj en la LXX (siglo II a.e.c), hecho que afecto a la composición de diversas partes del Antiguo testamento y que sin duda introdujeron conceptos y cambios propios de la religión griega: ángeles, demonios, narraciones, etc.
Estos cambios fueron aceptados y asumidos por los religiosos que compusieron al “mesías” judeocristiano, Jesús, dotándole de toda una serie de características que, más que propias del salvador que anunciaban los textos veterotestamentarios, lo eran de las tradiciones y creencias grecorromanas.
Nota:
Debido al tamaño que ocupan las imágenes, he tenido que cortar el articulo en varias partes que iré publicando poco a poco. También he tenido que reducir el numero de imágenes en cada parte, aunque se pueden buscar fácilmente en internet y comprobar la abrumadora cantidad de esculturas y pinturas de las que goza esta religión gracias a que fueron obtenidas mediante el espolio cultural que realizó dicha religión desde su fundación.
Que no se preocupe el creyente judeocristiano, su religión no ha sido la única que se ha servido de este método. Religiones contemporáneas y anteriores a la suya ya hicieron exactamente lo mismo.