“En una ocasión, cuando un europeo le dijo a un caníbal que el comer carne humana era uno de los hábitos más degradantes, el nativo contestó:
– ¿Por qué degradante? Vosotros coméis ovejas, vacas, pollos, todos ellos animales inferiores; nosotros comemos hombres, animales superiores. ¿Sois vosotros los que estáis degradados!” Klaus-Friedrich Koch, etnólogo.
“Nos educan para hundir una bayoneta en una persona viva, pero no un tenedor en una persona muerta” Thor Heyerdahl, explorador.
Extractos de “El banquete humano” de Luis Pancorbo.
Cuando la última reina de Hawai, Liliuokalani, visitó Londres, dejó muy sorprendidos a todos al decir que ella tenía sangre inglesa. Era, como ella mismo aclaró, porque sus antepasados se comieron al capitán Cook.
La reina de Hawai, lejos de ser una mujer salvaje o torpe, tenía una alta educación y componía canciones y piezas pianísticas como Aloha Oe, que acabó siendo el himno de la monarquía agonizante en su propia persona.
Cook fue quien había bautizado las Islas Sandwich en honor a su noble patrocinador John Montagu (e
inventor de un bocadillo de roast beef muy útil para no levantarse de la mesa de juego, el sandwich)
La ironía del destino fue que Cook acabó siendo canibalizado en las islas Sandwich. ¿Cómo fue posible ésto si los indígenas le consideraban una encarnación del dios Lono?
Se debió, entre otras razones, a que el primer viaje de Cook a estas islas, en enero de 1778, coincidiese con las fiestas del año nuevo hawaiano (Makahiki), y por tanto, con la celebración de Lono, el dios de la fertilidad. Pero al final de ese primer viaje, al dios Cook se le rompió el mastíl de su navío y tuvo que volver a puerto. Por consiguiente, según el antropólogo Marshall Sahlins, quedó relegado a la categoría de ser ni divino ni humano. En su segundo viaje, le hicieron un recibimiento apoteósico, con regalos de cerdos, frutas, mujeres… Ya al final de la estancia, se disparan los nervios, las incomprensiones, empieza la pelea entre ambos mundos, y el dios acaba descuartizado. Pronto se dieron cuenta de que no difería mucho de otros seres canibalizables. En eso, tenían la misma mentalidad que los fiyianos, que cuando se encontraban con alguien de rango superior, exclamaban ”¡cómeme!” Los propios jefes hawaianos, nada más conquistar el poder ”comen el distrito” “Un jefe es un tiburón que viaja por tierra” dice un proverbio hawaiano.
Después, los pocos blancos que se dejaban caer en esas islas practicaban el blackbirding: peinaban las playas para reclutar mano de obra para cortar caña de azúcar o recoger algodón en Hawai, en Fiyi o en Australia. John Williams, misionero precursor en las Cook, acabó comido por los isleños de Erromango, que desde entonces fueron considerados poco menos que demonios.
Quizás por eso, en el delta del Níger, para evitar confusiones con el canibalismo, la iglesia prohibió la eucaristía del cuerpo y la sangre de Cristo sustituyéndola, según Nigel Barley, en “un pastel esponjoso y húmedo conocido con el nombre de maná”
“Los muertos no eran ya seres humanos, sus almas estaban con Dios y lo que habían dejado atrás era lo mismo que cualquier carne” pensó Roberto Calessa, uno de los supervivientes uruguayos en los Andes, contado por el libro Viven. ”Dios quiere que sobrevivamos” dijo Javier. Zerbino ha roto por fin con la idea un poco ñoña y religiosa de su supervivencia: ”A Dios lo tuvimos de nuestro lado y lo mandamos a la mierda (…) El Dios que conocimos en losAndes fue la paciencia, la tolerancia, el amor, el estar en paz con uno mismo”
En la narración de Cabeza de Vaca “Cómo se partieron cuatro cristianos” se cuenta otra tragedia: ”dende a pocos dias suscedio tal tiempo de frios y tempestades que los indios no podian arrancar las rayzes : y de los cañales en que pescavan ya no avia provecho ninguno : y como las casas eran tan desabrigadas començose a morir la gente, y cinco christianos que estavan en rancho en la costa llegaron a tal estremo que se comieron los unos a los otros hasta que quedó uno solo, que por ser solo no huvo quien lo comiesse. Los nombres dellos son estos, Sierra, Diego Lopez, Corral, Palacios, Gonçalo Ruyz. Deste caso se alteraron tanto los indios, y ovo entre ellos tan gran escandalo, que sin dubda si al principio ellos lo vieran los mataran, y todos nos vieramos en grande trabajo : finalmente en muy poco tiempo, de ochenta hombres que de ambas partes alli llegamos, quedaron vivos solos quinze : y despues de muertos estos, dio a los indios de la tierra una enfermedad de estomago, de que murio la mitad de la gente dellos. (…)
De la enfermedad de la risa, o kuru, morían 200 personas fore cada año. No se
sabe a ciencia cierta cuando empezó la práctica del canibalismo entre los fore. Los hombres comían preferentemente los músculos y las mujeres y los niños cerebros humanos, por eso éstos últimos sufrieron más las consecuencias de la enfermedad. El kuru se contraía por manipular con las manos cerebros humanos en las ceremonias caníbales. Fue el doctor Carleton Gadjusek quien fue a estudiar personalmente este tema a Papúa, y por ello obtuvo el premio Nobel de Medicina. Veinte años después, fue detenido por abusar sexualmente de un niño de quince años que se había traído de la Micronesia para que viviera en su casa.
“La palabra caribe -me dijo el jefe de Dominica, Charles Williams- viene de los europeos y se relaciona con el canibalismo. Nos llamaron caníbales salvajes. Y eso fue porque la autoridad estaba en manos de la Monarquía y de la Iglesia y creían que podían hacer todo lo que se les antojase, por ejemplo llamar caníbales a nuestros antepasados. No los consideraban humanos, de modo que se podía hacer de todo con esos caníbales o salvajes. Si los mataban, no pasaba nada.”
Nuestro documental se había cruzado con el polémico rodaje de “Piratas del Caribe: el cofre del muerto” en la propia isla. El tema de los caníbales había enfurecido con toda razón a Williams. Los caribes eran caracterizados como una tribu africana aunque llevando maquillaje y adornos más propios de Papuasia. Quizás Charles Williams no estaba muy dotado para captar las ironías del cine contemporáneo, pero tenía muy asumido y digerido el discurso anticolombino:
“Las tierras de los caribes fueron invadidas, y mucha gente fue masacrada y raptada”
El humor desengrasa a veces, como lo que me contó un misionero que vivió largos años entre los bobofing de Alto Volta: había una vez un blanco dentro de una olla caníbal cuando uno de los negros del pueblo empezó a darle de palos. A lo que otro paisano le dijo al que golpeaba al blanco:
-Pero ¿por qué le pegas? ¿No crees que tiene suficiente con estar en la olla?
-Pero ¿por qué le pegas? ¿No crees que tiene suficiente con estar en la olla?
-¡Es que se está comiendo las patatas!